Quiero enamorarte de nuevo y demostrar
que en el amor, la rutina es un mito.
Abrazarte con tal cariño que comprendas
que el deseo no se acaba con la
juventud, que es pasajera.
Que prefiero compartir nuestros
abismos,
en lugar de la silenciosa soledad del
egoísmo.
Caminar con nuestras manos agarradas,
tener como horizonte tu persona enmarcada
en nuestro cielo.
Saberte siempre cerca aún en la
distancia,
añorar el encuentro mutuo y celebrarlo.
Siempre amándote como en noviazgo
interminable,
nuestros destinos los mismos en la
misma nave navegados.
Siendo capaces de resolver con palabras
los problemas,
Terminando con la sonrisa un desacuerdo,
No acabar ninguna noche sin un beso,
y anhelar ser siempre uno y nunca el primero.
Seremos capaces sin inquietud, de
seguir el ritmo que nos pidan,
sabiendo que andamos de paso y de
prestado.
que al igual que recibimos se nos
quita,
y solo el uno al otro nos tenemos.
Solamente con eso es suficiente
para llenar toda una vida de motivos.
Tan solo en tu presencia estoy saciado
Y plenamente desbordado en mil sentidos.
Te agradezco compañera:
Los años invertidos en mi alma, el
tiempo en escucharme,
por perdonar mis errores y tenderme la
mano en la caída.
Por la sonrisa amiga de tu boca, el
deseo, el beso y la caricia.
Te quiero por ese “más que tanto” que
regalas a mis días
Con pasión, con calma y con desvelo
Con revuelo de miradas envueltas en
ternura,
Por tu
sencillez te amo sin necesitar la luna.
Derechos de autor: Francisco Moroz