viernes, 30 de enero de 2015

Viajo sola

Viajo sola





De: Samuel Bjork

Esta lectura concurre dentro de las hechas en este mes dedicado a la novela negra y policial, propuesta por Laky en su blog:

- Libros que hay que leer - 
Y con ella concluyo.


"El 28 de Agosto de 2006 nació una niña en la maternidad de Honefoss. La madre de la niña, una profesora de guardería de 25 años falleció durante el parto... Cuando la abuela reclama a su nieta, esta ha desaparecido."

Es curioso comprobar como la literatura nórdica está adquiriendo relevancia en estos últimos años, haciéndose un hueco en un mercado muy competitivo y encuadrado en un género, que siempre se les ha adjudicado a americanos e ingleses sobre todo.


Desde que tuve el sumo placer de encontrarme con la trilogía del autor "Stieg Larsson" me he dado cuenta que los escritores daneses y noruegos escalan posiciones, si no de entre los libros más vendidos, si de entre los más leídos.


A nivel personal siempre me ha sorprendido la imagen que nos han vendido de estos países del norte de Europa tan civilizados, desarrollados y punteros y a la vez tan seguros. ¡Claro! es cuando te hablan, de crímenes atroces y asesinos en serie existentes por esos países tan fríos en los que la sangre se cuaja enseguida; cuando te planteas la pregunta: ¿Novela negra Danesa, Noruega, Sueca? Y mira tu por donde, cae en tus manos una de dicho género como -Viajo sola- y te das cuenta que el ser humano es el mismo en cualquier latitud y meridiano y los más horrendos crímenes pueden ser cometidos allá donde la imaginación del autor quiera llevarnos.


"Samuel Bjork" ha conseguido convencerme de que todo es posible en el mundo de la literatura.

Esta obra suya, con unos personajes adecuados, eso si, con nombres enrevesados y difíciles de pronunciar y un argumento con trama inquietante como es el caso. Trazada de forma correcta y elegante y con todos los ingredientes para hacer la lectura muy adictiva, tiene el patrón adecuados para convencer y rendir a cualquier lector que se precie.



Todo empieza en la ciudad de Oslo, cuando se nos describe un acto rutinario de un ciudadano normal que saca a pasear a su perro y este, en uno de sus escarceos de inspección olfativa descubre un cuadro dantesco a su dueño: una niña de no más de seis años cuelga de un árbol con una mochila a sus espaldas llena de libros de texto. Vestida con ropas de muñeca. Bien peinada y pulcra en su presentación a un espectador demudado por el horror, que puede leer en una cartela que pende del cadáver una frase corta y lapidaria: Viajo sola.


Se trata de "Pauline Olsen" la primera de las víctimas de algún depravado, empeñado en representar un ritual cuyo fin, tendrán que dilucidar los protagonistas en una carrera contra reloj para impedir que otros frutos macabros pendan de otros árboles.


Cambiamos de escenario y se nos presenta a una mujer policía llamada "Mia Krugüer"


"Dura, inteligente "Rayo de luna" la india de ojos centelleantes, una de las mejores investigadoras de homicidios del país."


que no se encuentra en los mejores momentos de su existencia, es más, se encuentra en los últimos días de su vida, pues ella misma automedicada en exceso, deprimida y casi alcoholizada, se haya al borde de un precipicio emocional; se aisló hace unos meses en una cabaña en Hitra, una de las islas de Trondelag. Alejada de toda civilización y todos sus contactos, contando los días que le quedan para reunirse con su hermana " Sigrid", muerta de sobredosis con la ayuda de su también drogadicto novio que... morirá de forma violenta por la mano de "Mia" en una de sus actuaciones policiales.


El dúo lo completará "Holger Munch" un inspector de homicidios, gordo y aficionado a la comida, al tabaco y a las matemáticas. Ostenta el gusto por los crucigramas, la música clásica y el ajedrez. Todo un friqui policial según parece.


"Sin fumar no podía pensar y, si había algo que le gustaba era precisamente pensar. Usar el cerebro."


Divorciado, y con una hija de nombre "Miriam" y una nieta a la que intenta maleducar con todas sus fuerzas, dándole cualquier capricho a su alcance, a la que ama con locura de abuelo.


Según vayamos pasando páginas nos iremos adentrando en un mundo hostil, como el bosque que parece atrapar en su misterio los agónicos pasos que siguen el equipo de "Holger" formado por: "Kim", "Curry", "Anette" y un hacker contratado para el caso, y que es uno de los mejores en su especie: "Gabriel Mork".


Conoceremos a "Tobias" un chaval maltratado junto con su hermanillo, descuidados por sus padres y abandonados de la mano de Dios y sin embargo adornado con un gran corazón, sensatez y sensibilidad. 

A "Raquel", una de las chicas cristianas perteneciente a una comunidad donde la fe, la esperanza y la caridad son las virtudes menos practicadas.

Por nuestro lado y como viene siendo habitual en estos casos, pretenderemos hacer de investigadores aficionados e intentar resolver el caso y sospechar de todo bicho viviente, pero el autor, nos irá poniendo trampas y laberintos con espejos en lo que todo lo real parece imaginario, como en el país de "Alicia" de "Lewis Caroll"


"Tenemos Internet en el móvil y mandamos naves a Marte pero mental y emocionalmente vivimos todavía en la edad media."


"Samuel Bjork" irá desenredando los nudos de la trama creada por el mismo de forma, podríamos definir como magistral; no dejando piezas desencajadas en el puzzle. La historia se cuenta desde varios puntos de vista, y por distintos personajes a lo largo de diferentes escenarios, confluyendo en el mismo río en el que terminan todas las buenas novelas: un suspiro final de plena satisfacción por lo leído y un lamento por haberlo terminado.


Es de agradecer la elegancia del autor en sus descripciones que nos evitan desagradables visualizaciones innecesarias. Sus diálogos comedidos al igual que sus retrospecciones aclaratorias sobre hechos pasados en la vida de sus personajes.

Prosa fácil y asequible que convertirá la experiencia lectora en todo un placer.

Creo modestamente que este libro es paradigma a seguir en este tipo de novelas, poniendo alto el nivel de estos nuevos autores que entran en el panorama editorial pisando con fuerza, junto con los españoles de los que tenemos ya claros ejemplos. 


Naturalmente os recomiendo su lectura, deseando que este autor publique de nuevo algo de la misma calidad con la que ha resuelto este título de una novela tan negra como el fondo de su cubierta.




lunes, 26 de enero de 2015

Aquellas pequeñas cosas




Recuerdo a mi madre cosiendo un dobladillo de un pantalón, o haciendo un jersey de los muchos que hizo mientras sus dolores se lo permitieron y yo a su lado, recitándole la lección aprendida en la escuela. Las letras y los números, las horas y los meses. Aprendía a leer y a sumar junto a ella hasta que la propia vida me enseñó a restar, a prescindir de mis pocos años y de su querida presencia.

Recuerdo a mi padre y su mano cogiendo la mía en paseo dominical por el parque del Oeste, después yo en mis juegos con mis hermanos y él en un banco pelando unas naranjas para regalarnos sus dulces gajos mientras, vigilaba nuestras correrías entre los árboles y las hojas caídas. Después el Alzheimer le hizo olvidar todo aunque yo se lo recordara con mis abrazos. 


Recuerdo como si fuera ayer, aquella parada de autobús en una plaza conocida. Una tarde de Sábado que prometía una jornada gloriosa en un tiempo, donde la adolescencia todavía campaba a sus anchas por toda mi piel.

Un bus que no era el que yo estaba esperando se detuvo y a través de una de sus ventanillas que quedó a mi altura, vislumbre a una muchacha más o menos de mi edad que giró la cabeza justo cuando la miraba, dibujándose en su cara, una bonita sonrisa que quedó grabada para siempre en mi memoria hasta hoy. Por eso desde entonces y para mi: la curva más deliciosa de una mujer es la de sus labios. 

Recuerdo mi primer beso de amor con la chica que me quitaba el sueño, y me hacía soñar solo con ella, mi primer amor, ese que me quitaba el hambre, por la que bebía los vientos, la que me llenaba de ansiedad en los encuentros y me tenía en vilo toda la semana.

Un beso dado desde la inocencia de esa edad temprana donde todo parecía estar prohibido. Beso lleno de entrega generosa, con promesas hechas desde lo más hondo del corazón; hasta la irremediable llegada del desengaño, la tristeza y el llanto que lo rompió todo en mil pedazos que no volvieron a juntarse nunca más. 

Recuerdo una tarde fumando mi nerviosismo, cuando yo fumaba y se podía. Mi primer grupo de amigos, con proyectos comunes y metas afines entre las que se incluía cambiar el mundo y hacer justa la sociedad; ingenua juventud llena de irreflexivas hazañas utópicas y nobles.

Y allí estaba, cerca e inasequible. Ella, rompió el hielo de mi tímido desasosiego y se acercó, y desde entonces nada ha podido separarnos ni consolarnos en la ausencia del otro, su ternura lo inundó todo, creando lo que es mi hogar entre sus brazos.

Recuerdo aquél primer llanto inconsolable de mi hijo cuando llegó al mundo y se enfrentó por primera vez a la fría realidad de la existencia. Venía del calor y la seguridad del útero que lo acogía y que tocaba a su fin. No quería abrir sus ojitos apretados de miedo hasta que escuchó mi voz diciéndole que allí estaba yo para sostenerle y protegerlo. Sentí que me reconocía, abrió sus ojos y acalló el llanto, reposando después en el regazo de la madre con la seguridad adquirida de que había alguien que le recibía con amor e intentaría acompañarlo hasta que su necesidad no fuera tan perentoria.


Hace tiempo llegué a la conclusión de que la felicidad no existe, al menos en este mundo que conocemos; pero que la vida está cuajada de momentos felices que te hacen sentir pletórico de emociones y de sensaciones antagónicas como la risa y el llanto. Momentos que te van creando como persona, recreando como ser humano y trasformando el entorno que habitas. Ráfagas esenciales, repletas de energía positiva que dan sentido a tu paso por la tierra y que conformarán esos recuerdos, en los que de vez en cuando merece la pena perderse.


Por esa razón tengo la sana costumbre de coleccionar momentos. 


Un bloguero al que conozco personalmente me comentó que el motivo de su blog no era otro que el de volcar en él lecturas y vivencias, que de otro modo iría olvidando por el camino como vamos perdiendo memoria según sumamos en años.

Yo no quiero que me pase, aunque preveo que será irremediable que ocurra eso de: rememorar lo antiguo y olvidar lo inmediato, de eso trata el ser perecedero y mortal. 

Las páginas de nuestros libros van pasando. Unos son más gruesos que otros, pero en todos escribimos cual autobiografía, con mejor o peor letra, en prosa o en verso nuestra vida.

Intentar no dejar hojas en blanco debe ser nuestro cometido para que al leerlas conformen nuestra obra, la que todo el que nace esta obligado a escribir. La tejida a base de esas pequeñas cosas, que no son cosas; sino momentos, detalles, sacrificios, luchas, alegrías, satisfacciones, logros, triunfos y derrotas, tropezones, saltos y hasta vuelos gloriosos.

Aquellas pequeñas cosas a las que creo, se refería Joan Manuel Serrat en su canción.















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