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jueves, 11 de enero de 2018

Deporte de riesgo





Bucear en el lago que había al lado de la casa se convirtió en una prioridad desde el fatídico accidente. 
Estaba asustado y el tiempo jugaba en su contra. Se sumergía cada mañana sin regatear esfuerzos.

Para ello, y después de salir del hospital, tuvo que aprender técnicas de submarinismo sometiéndose a un agotador entrenamiento diario.

Más costoso fue convencer a la policía sobre las circunstancias del suceso: Una distracción, una mala maniobra mientras aterrizaba la avioneta…

Ahora tenía que recuperar la droga que reposaba en el fondo, antes de que los que le contrataron la reclamasen. Si no, sería él, el que yacería en las profundidades calzando unos zapatos de cemento.


Derechos de autor: Francisco Moroz

martes, 2 de enero de 2018

Orgullo paterno




Su padre también le dejaba conducir la furgoneta desde que cumplió los dieciséis años. Confiaba plenamente en su pericia como chófer, de tal manera, que después de cada trabajo le decía lo orgulloso que se sentía de él.
Cada vez le daba más responsabilidades, y eso le hacía sentirse útil e importante.

Le había prometido que cuando cumpliese los dieciocho y si seguía por el buen camino, podría involucrarse más y participar de los atracos con un arma en la mano.

Derechos de autor: Francisco Moroz

jueves, 14 de diciembre de 2017

Lo imposible






Tardaría en encontrar la llave que necesitaba, pero no lo consideraba tarea imposible. 
No sería tan difícil como buscar una aguja en un pajar, una lágrima en la inmensidad del océano, el santo grial o la pluma de un ángel.

Era solo cuestión de empeño, tesón, ganas, esfuerzo, insistencia, paciencia, comprensión, sacrificio, detalle, dialogo, cariño, ternura, delicadeza, dedicación, afán, vigor, valentía, ímpetu, provocación, interés, vehemencia. Mucha voluntad, desvelos, ahínco, tenacidad y laboriosidad.


En cuanto la hallara, podría acceder al corazón de aquella mujer caprichosa, hacerla suya y vivir toda la vida junto a ella… Aunque bien pensado, casi que le resultaría menos penoso buscar un blanco unicornio.


Derechos de autor: Francisco Moroz



martes, 5 de diciembre de 2017

Ni contigo ni sin ti






No pudo seguir adelante sin ella, resultó del todo imposible a pesar de sus esfuerzos por abandonarla y mandarla a paseo. Ya le hubiera gustado no estar sometido.

Su sola presencia le ponía enfermo, pues le recordaba sus limitaciones y por ello, la aborrecía.

Era una relación forzada de amor y odio.

Hoy por cuarta vez intentó alejarse rompiendo sus ataduras; pero la muy tirana siguió imperturbable, como esperando a que fuera consciente de lo inútil de su rebeldía.

No en vano le soportaba, le llevaba y le traía… Al final tuvo que rendirse a la evidencia de que con su silla todo iría sobre ruedas.


derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 25 de noviembre de 2017

Duda existencial





Ahora o nunca – se dijo.

Era justo el momento de lanzarse al vacío sin dudar. Si fracasaba su plan se estamparía de lleno con la cruda realidad y si lo conseguía, sería el hombre más feliz sobre la tierra. De una vez por todas dejaría de estar en la cuerda floja, aterrorizado por el abismo de la incertidumbre.

Una mujer era la responsable de su situación desde que la viera por primera vez mientras limpiaba las cristaleras de unas oficinas del decimotercer piso.
Hoy estaba de nuevo allí, plantado frente a su ventanal haciendo gestos con las manos para que la abriera y poder hablar con ella y declararle todo su amor.


¡Ojalá le aceptase! sino sería su final.


Derechos de autor: Francisco Moroz


lunes, 13 de noviembre de 2017

Suspicacias





¿Qué será lo que le ponía su madre?

Me gustaría saberlo, pues cada vez que recibía un mensaje de ella en el móvil se azoraba y miraba para todos los lados. Después, con una sonrisa tonta, tecleaba frenéticamente la respuesta.

Un día vino con un ojo morado al trabajo, nos dijo que se trataba de un accidente domestico en la cocina. Ya no volvió a recibir más mensajes maternos.

Yo opino que su mujer tiene un poco de mal genio, los compañeros piensan que la tal “mami” no era realmente quien decía ser.

Los mal pensados abundan, pero, ahora me he empezado a poner celosa. 

Derechos de autor: Francisco Moroz

martes, 7 de noviembre de 2017

Insistencia





Y se ríe a pesar de mi resolución para callarlo a base de manotazos. Su insistente risa me crispa los nervios de una manera insoportable.

Aprieto a rabiar su cuerpecito de bebé, lo golpeo una y otra vez, pero continúa como si nada le afectase.

Me desespero, y en un arranque de maldad resolutoria, lo agarro con rabia y lo estrello contra la pared. 
Es entonces cuando cambia su risa por un llanto cansino igual de agobiante.

Definitivamente, pienso, el mecanismo del muñeco se ha estropeado.


Derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 28 de octubre de 2017

Mi tirano favorito




De forma continuada pretendes que me someta a tus caprichos, que forme parte de un juego entre dos que nunca quieres que se acabe. Y yo me canso, pues miro por ti más que por mí. Y tú actúas como si nada te importasen mis necesidades ni mis gustos. Eres ladrón de mi tiempo y de mi sueño.

Nunca te sacias de mi presencia y a veces desespero y rabio queriendo liberarme de tu acaparadora atracción. Cuando te interesa, despliegas todas tus armas de seducción.
No soy capaz de negarte nada, me tienes atrapada en un bucle de encuentros y desencuentros, de llanto y sonrisa. 

Algo más fuerte que el orgullo me empuja a quererte tal y como eres: egoísta, exigente, tirano y algunas veces maltratador.

Porque a pesar de todo siento que las entrañas se me desgarran cuando no te tengo cerca, que eres la luz que me alumbra y el sentido de mi vida. Te amo de veras y me desvelo por darte gusto.

Aunque hoy, ante tus requerimientos, tendré que proponerte otra forma de abordar nuestra necesidad de mutua compañía. Vengo agotada de trabajar y tendrás que concederme el favor de no tener que arrodillarme en el suelo para jugar con los Play Mobil.




Derechos de autor: Francisco Moroz



miércoles, 25 de octubre de 2017

Una vez más





Vuelve a pedirme que la empuje, y yo hago oídos sordos a su petición mirando para otro lado como si el ruego no fuera dirigido a mí. No quiero complicarme la vida con pleitos, juicios y otras zarandajas legales.

Las madres me observan con suspicacia, como para pillarme en falta y poder denunciarme por acosador, por pervertido, o vete tú a saber por qué otras transgresiones más.

Pero la miro, y veo esa carita tan linda y esos ojos que en silencio, me ruegan que la impulse de nuevo, para subir hasta el cielo sentada en la silla del columpio.

¡Qué diantres, soy su padre!... La empujo.



Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 11 de octubre de 2017

Amor, amor, amor






La ciudad del amor no era la imaginada en mis sueños de adolescente.

Ahora que recorría sus calles, me daba cuenta que para poder vivir allí, se necesitaba un corazón enorme y un espíritu de entrega más grande todavía.

Quizá por eso no viera parejas embelesadas mirándose a los ojos, ni escenas de pasión carnal.

Lo que encontraba, eran personas que protegían a los niños, cuidaban ancianos, y se sacrificaban por los más desfavorecidos sin pedir nada a cambio.


Eran seres desbordantes del auténtico amor que daba nombre a una ciudad, que para muchos es desconocida y que confunden con otra llamada Paris.


Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 4 de octubre de 2017

Noche sin luna






Una pareja camina por una plaza solitaria iluminada tan solo por unas farolas. No hay testigos.

En un momento determinado uno de ellos avanza diez pasos y se detiene, presiente algo a su espalda. 
Cuando se da la vuelta, se da cuenta con sorpresa que el otro ha desenfundado y le apunta con premeditación, a traición, sin mediar aviso.

Únicamente le da tiempo a componer una cara de sorpresa justo antes de oír el clic y sentir el fogonazo en los ojos.
Cuando todo termina, se oye la voz del que disparó emitiendo una queja:


– ¡En el último momento te moviste! ¡La foto saldrá desenfocada, como siempre!



Derechos de autor: Francisco Moroz


jueves, 28 de septiembre de 2017

Presencia amada





Desde el día que murió me acerco casi a diario al cementerio para visitarle y sentirle más próximo. Le hablo de cómo me va sin él, de lo mucho que le extraño, del vacío que dejó en mi corazón.

Vierto innumerables lágrimas de desconsuelo al ser consciente de su ausencia, y le pido con insistencia, alguna señal de su presencia tan añorada.


Hoy de regreso a casa, me encontré un ramo de flores rojas sobre la mesa del salón. En la tarjeta, escrito con su letra, figuraba su nombre.


Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Despistes





¡Otra vez se dejó el grifo del lavabo abierto! Antes de ayer fue la luz del salón. La semana pasada el gas del quemador de la cocina, otras el horno. La televisión a todas horas la abandona encendida y a todo volumen.

Cualquier día tendremos un disgusto a causa de sus frecuentes despistes por no hablar de alguna queja por parte de los vecinos.


Me dirijo al dormitorio para recriminárselo y cuando llego, recuerdo con aprensión que hace cinco meses se marchó de casa, alegando no poder soportar por más tiempo mis broncas injustificadas.



Derechos de autor: Francisco Moroz

viernes, 8 de septiembre de 2017

Normas de convivencia




La casa ha comenzado a llenarse de hormigas desde que el inquilino desapareció.

Me alertó el que dejará de ingresar el alquiler en mi cuenta corriente.
Ha dejado atrás perchas con ropa usada, productos de limpieza e higiene personal, un par de zapatillas bajo la cama y una maleta vacía.

Le prohibí hacer reformas y aún así, veo restos de argamasa y ladrillo en una de las habitaciones. Justo donde va a parar, la interminable hilera de himenópteros que campan por sus respetos saliendo por el balcón con lo que parecen ser ¿Trocitos de carne?

¡Me va a oír este individuo cuando me lo eche a la cara!


Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 16 de julio de 2017

Enemigo oculto







Muchos ven lo que aparentamos ser, pero pocos advierten lo que realmente somos. De ahí nuestros continuos ataques sobre los humanos, que padecen sin remisión toda nuestra fuerza cuando emprendemos acciones determinantes contra ellos.

Pocos parecen comprender que prácticamente todas sus batallas están perdidas de antemano, somos más fuertes y estamos mejor preparados para adaptarnos, nuestro secreto es el ataque masivo. Con determinación, sin treguas, sin dejar testigos.

Dejamos detrás nuestro infinidad de cadáveres y miles de damnificados.

Somos legión invisible, y cuando atacamos lo hacemos con armas biológicas que os hacen sentir nausea, fiebre y escozor. Os producen sarpullidos e irritaciones en la piel. Envenenando vuestro cuerpo frágil y vulnerable.

Nuestras estrategias van variando según vais desplegando las escasas defensas de las que disponéis, y como seres vitales que somos nos reproducimos y nos hacemos huéspedes de las víctimas a las que sometemos, ejerciendo una férrea tiranía una vez que las conquistamos. Somos como minas submarinas ocultas, a la espera de explotar desde adentro.

Nos conocéis como Ébola, Dengue, Fiebre amarilla, Herpes y rubeola. Sarampión y varicela. VIH o gripe…

Somos simplemente seres tóxicos, venenosos, e infecciosos, a los que identificáis como virus. 

Todo un submundo organizado y microscópico de destrucción masiva al que no podréis someter fácilmente.



Derechos de autor: Francisco Moroz


lunes, 19 de junio de 2017

¿Fría venganza?





Sin beso de buenas noches, sin abrazo de bienvenida ni caricia de madrugada. Todo eso se acabó desde que me fuiste infiel.

Yo que ardía como brasa encendida de deseo por ti. Yo que me incendiaba cuando te presentía cerca de mi piel, tuve que aguantar que otra arrimara tu ascua a su sardina.

Pero aún te recuerdo cuando retiro con el badil las cenizas de la chimenea, como después de aquella última vez que te hice arder y no precisamente de pasión.

Echaste mucha leña al fuego con tu traición y esa fue la chispa que prendió mi paciencia, haciendo fraguar una tremenda venganza.


Derechos de autor: Francisco Moroz


martes, 13 de junio de 2017

Doscientos años no es nada






Lo que usted diga, doctor Frankenstein, estamos para servirle.
Pero no sé yo si los componentes estarán listos en el corto plazo que nos exige, dado el alto costo de los materiales disponibles en este siglo en el que la ciencia de la electricidad está tan poco desarrollada.

Con los circuitos de condensadores que nos solicita no creo que haya problema, aunque tampoco le aseguro nada.

– Puñetero siglo XIX que nada más pone palos en las ruedas a mi genialidad. Tendré que hablar con Mary Shelley para negociar el plazo de entrega de su personaje.

¡Total! ¿Qué significan doscientos años para una obra grandiosa?




Derechos de autor: francisco Moroz

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