Ya
se las apañarían para pagar las facturas de la luz, el agua y el teléfono, cuando tuvieran ocasión de hacerlo; nunca les gustó tener deudas a pesar de no
sobrarles el dinero.
Pero
lo primero es lo primero, pensaron, siendo como eran, personas con principios.
Y su
preocupación más perentoria, en esos momentos consistía en salir corriendo del edificio
antes que este se derrumbase encima de ellos.
Derechos de autor: Francisco Moroz