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miércoles, 22 de mayo de 2019

Utopía reciclada





Un corazón de lana y acero comenzó a latir rítmicamente. Plástico, vidrio y cartón, como componentes principales.

Se había convertido, en la primera joven inventora revelación del panorama científico del momento. Había sido capaz de crear vida inteligente a partir de materiales reciclados.

Recibiría el premio nobel, daría conferencias en las universidades de mayor prestigio, y escribiría varios libros sobre su increíble descubrimiento.

Las horas que había robado al descanso a causa de los estudios y la experimentación habían dado sus frutos. Ahora, la felicitaban insistentemente unos desconocidos, dándole palmadas en la espalda que la despertaron, preocupados por su estado catatónico; apoyada como estaba en el contenedor de basura, con una bolsa amarilla fuertemente agarrada en la mano.

Derechos de autor: Francisco Moroz



jueves, 16 de mayo de 2019

A ciencia cierta




Esas alas de plástico servían para volar; ya lo demostró el personaje de la película “Toy Story”, al igual que los globos de colores de esa otra titulada “Up”. Y la alfombra de “Aladin” ni que decir tiene que cumplía el mismo propósito con excelentes resultados. 
Pero él no es tonto, y sabe que estas historias son para niños que se lo creen todo. 
No es tan ingenuo, sus creencias se basan en la ciencia y en los clásicos. 
Se reafirma en su convicción mientras se lanza desde la azotea con un armazón confeccionado con plumas pegadas con cera, como el tal Ícaro, pero siguiendo las indicaciones de los planos de Leonardo Da Vinci.

Derechos de autor:Francisco Moroz



jueves, 9 de mayo de 2019

Una nueva oportunidad




Los padres de Tomás insistían en recuperar al estúpido de su hijo después de reconocerlo en uno de los vídeos que había aparecido en el noticiario de las tres.

Declararon a los medios lo mucho que le echaban de menos y las ganas de reunirse con él después de treinta y dos años sin saber nada de su vida. Era la oportunidad para retomar una relación rota por el abandono de Tomás.

De pronto descubrían por los medios, que su primogénito había hecho fortuna con la informática y los juegos de ordenador, años después de que lo echaran de casa por considerarlo un holgazán oportunista sin oficio ni beneficio que se aprovechaba de ellos.

Derechos de autor: Francisco Moroz



martes, 23 de abril de 2019

Fortuna




Cuando se ausentaba de casa, el hombre solía dejar la puerta abierta, pues tenía entendido que la fortuna llegaba de la manera más inesperada y no quería ser él quien le pusiera obstáculos para hacerlo…

Un buen día, después de un tiempo sin visitarle, regresó, pero se encontró la puerta cerrada y como no tenía llaves tuvo que entrar por la ventana.
Se encontró con el hombre, que la esperaba con un abrazo que la arropó de ternura.

–Pensé que ya nunca regresarías amor, y cerré la puerta; aunque tú siempre encontraste la manera de llegar a mí. 
Me considero un hombre afortunado con solo tenerte cerca. Pero: ¿Por qué me abandonaste la última vez?


Derechos de autor: Francisco Moroz





martes, 16 de abril de 2019

Profesionalidad



Habría cogido alguna vez un hilván, metido un dobladillo, dado puntadas al bies cuando se diera el caso. Pero la vida la había llevado por otros derroteros, que su abuela, que la enseñó todo lo que sabía cómo costurera, no llegaría a imaginarse nunca en sus preclaras predicciones de futuro para ella.

Ahora, como enfermera profesional y voluntaria en una organización humanitaria en zona de conflicto, ponía a prueba todos los conocimientos adquiridos. 

Cosía heridas abiertas por machete con gran destreza, mientras pensaba que hacerlo con punto de cadeneta daría cierto realce a algo tan desagradable.


Derechos de autor: Francisco Moroz

martes, 9 de abril de 2019

Strange in the night





Me quedé dormido hilvanando constelaciones y no le vi llegar.
Desperté cuando estaba a mi lado soltando una tras otra palabras ininteligibles en un idioma desconocido, mientras me mostraba un dedo inflamado.

Intuía una urgencia en su voz, una demanda perentoria, parecía tener prisa por obtener una respuesta adecuada a su necesidad para salir corriendo en busca de lo que necesitaba. Aunque siendo tan paticorto no creí que llegara a tiempo a ninguna parte.



Debí de volver a quedarme dormido, pues cuando me despabilé, solo recordaba su extraña apariencia y esa voz como distorsionada diciéndome de manera obsesiva: “Teléfono, mi casa”.



Derechos de autor: Francisco Moroz


lunes, 1 de abril de 2019

Pretensiones




Ordenó sin pestañear la zona de experimentación. Hizo la cama, barrió y fregó toda la casa. Limpió a conciencia el cuarto de baño y el polvo de los muebles del salón.

Llegada la hora encargó comida a un restaurante italiano, puso la mesa para dos, encendió unas velas y colocó un CD de música romántica de fondo.

Esperó impaciente a que llamara a la puerta, no tardaría mucho en llegar. Cuando hablaron por teléfono, le confirmó que regresaría en breve.

Confiaba en haber superado todas las pruebas impuestas por el científico, como para poder aspirar a una relación con él, diferente a la mantenida hasta ahora como mascota y amo.


Derechos de autor: Francisco Moroz

jueves, 14 de marzo de 2019

La purga






Mientras contemplaba como llevaban al cadalso al último candidato, recordaba como hacía solamente cinco años todos aquellos que se dedicaban a tan lucrativo oficio, medraban, ganaban dinero, y eran reconocidos como personas honorables que estaban por encima de todo juicio y castigo.

Hasta que llegaron las hordas inconformistas y vociferantes, hartas de abusos y despropósitos. Estas tomaron el control del gobierno y la judicatura; castigando con mano de hierro a todo aquel que aceptaba sobornos y comisiones. Cualquier tipo de corrupción se pagaba con la muerte.

Ahora, todo aquel que se dedica a la política es presunto culpable, mientras no se demuestre lo contrario.
La purga es constante, no parece tener un final.

Derechos de autor: Francisco Moroz



viernes, 1 de marzo de 2019

Mosquita muerta






La fastidiosa mosquita con su lengua veloz por fin ha sucumbido.

Tras cuatro largos años de soportarla, hemos decidido terminar con los problemas que ocasionaba a la comunidad de propietarios.

Yo me ofrecí voluntario para ejecutarla, por ser uno de los inquilinos más afectados a causa de sus molestos hábitos.

Ha muerto como por accidente. De un manotazo, por impacto, tras caer escaleras abajo.

Esta vecina injuriosa y cotilla ha dejado de ser un problema para todos.
Un mal bicho del que ya no tendremos que preocuparnos.

Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 20 de febrero de 2019

Buen intento






–Lo sé, soy un nostálgico, no tengo cura, me has de disculpar. Reconozco que vuelvo una y otra vez a caer en la tentación que se ceba con mi débil voluntad.
Si yo pudiera enderezar mi proceder mi amor, te complacería con sumo agrado. Pero mi corazón me somete a sus caprichos y la razón se anula ante los recuerdos de tiempos pasados en los que ciertos hábitos no estaban tan mal vistos.

– Mira Pepe, te pongas como te pongas no te lo voy a consentir ni pienso discutir contigo.

–Pero mujer...

-¡Ni pero ni ná! ¡Que no te vas al bar con los amigos! ¡Y punto!

Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 10 de febrero de 2019

Oráculo






Intuyo que los científicos irán desapareciendo junto a los biólogos, los médicos, maestros, ingenieros y filósofos.
En su momento ocurrió lo mismo con los curtidores, los ebanistas, los forjadores y tintoreros.

La humanidad progresa siguiendo ciegamente los dictados de sus preclaros líderes, amparándose en la seguridad que les brindan jueces y abogados. Fiando su porvenir a los índices del mercado y la lotería.

Al final sobrevivirán solamente las cucarachas y las ratas, que no tienen ninguna visión de futuro ni tantos pájaros en la cabeza.

Derechos de autor: Francisco Moroz

jueves, 31 de enero de 2019

Micro apariencias


Os pido perdón por mi falta de tiempo a la hora de contestar vuestros comentarios o visitar vuestros blogs. Prometo ir haciéndolo de poco en poco. La vida me tiene actualmente muy entretenido haciendo cosas insospechadas pero nada notorias. Una salida de la rutina habitual que me tiene hecho cisco los ordenados horarios a los que estaba habituado.
Espero que seáis comprensivos.
Un abrazo para todas-os




Nos comimos a unos cuantos vecinos. Para no defraudar a aquellos que nos tachaban de cafres y bestias inmundas. Aunque los restos los tiramos a la basura para no adquirir también la fama de incivilizados y guarros.

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Cuando me abrió la puerta y la abracé inesperadamente, me soltó un bofetón y llamó a la policía. Los agentes pusieron en el informe “Acoso sexual”
Nadie se dio cuenta hasta mucho más tarde, que cuando la vecina abrió, yo tenía un cuchillo clavado en la espalda.

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Nadie supo la causa de la repentina muerte del individuo, hasta que un especialista forense dedujo que el óbito se había producido porque le había llegado la hora.

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Una anciana desvalida subió al autobús, y todos miraron para otro lado  para no tener que cederle su asiento.
Salvo un muchacho con rastas y piercings que le preguntó con suma educación y delicadeza si deseaba sentarse.
La vieja le contestó mal encarada: ¡Ahí me voy a sentar yo, con tus chinches! ¡Pedazo de zoquete mal hadado!

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Cuando me pidió la luna la llevé a Hollywood para que viera a las estrellas.
Cuando se le antojó el arcoíris, la llevé a Islandia para que contemplase la aurora boreal.
Cuando me dijo de hacer una fantasía realidad, nos fuimos al Resort de Disneyland en Orlando.
Cuando me solicitó que la llevara al altar, simplemente salí corriendo al fin del mundo... Allá por la Patagonia

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El pobre perro tenía fama de peligroso, el cartel de la cancela avisaba de ello. Pero en realidad las que eran malas, pero que muy malas, eran sus pulgas.

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Después de la catástrofe se salvaron muchas vidas.
Cuando los creyentes lo calificaron de auténtico milagro, los agnósticos se rieron de ellos y hablaron de la buena labor de los profesionales y la solidaridad ciudadana.
Los unos y los otros se estaban refiriendo a los ángeles de la guarda. y unos y otros los habían visto en acción.

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Derechos de autor: Francisco Moroz


lunes, 7 de enero de 2019

Calumnia






Para que luego digan que los monstruos somos nosotros. Siempre fueron ellos y lo saben., pero se ocultan tras la sombra con nombres inciertos.

Estamos de acuerdo que somos asesinos y verdugos.
Los que exanguinamos, destripamos, decapitamos, empalamos, mutilamos, estrangulamos, descuartizamos y otras muchas lindezas similares. 
Pero os aseguro que no las hacemos por gusto. Otras manos son las que escriben el guión, y otras voluntades las que dictan estos actos impropios de personas civilizadas como nosotros. Involucrándonos, en un ciclo continuo de despropósitos.

Por ello, estamos creando un sindicato para defender nuestra honorabilidad frente a todos esos escritores abyectos de novelas de terror, que nos someten a sus caprichos y manipulaciones.

Derechos de autor: Francisco Moroz



miércoles, 12 de diciembre de 2018

De justicia




Era lo único que podíamos hacer por él, dadas las circunstancias. No en vano éramos personas agradecidas por los dones recibidos de su generosa mano. Con su dinero nos rescató de nuestro cautiverio junto a nuestras familias. Se aseguró de que no nos faltara cobijo, alimento, protección y sobre todo trabajo. Vigilaba noche y día nuestra seguridad.

Él educó a nuestros hijos en la obediencia y la aceptación. Acompañó a nuestras mujeres en nuestra ausencia, consiguiendo unirnos a todos en vínculo fraterno.

Por todo ello, le dimos una sepultura digna tras el ritual vudú, instantes después de cortarle la cabeza con un machete.
Lo enterramos entre algodones. Somos gente honesta y el amo, no se merecía menos atenciones.


Derechos de autor: Francisco Moroz



sábado, 8 de diciembre de 2018

El motivo







Como un enjambre después de recibir la pedrada de un niño, fue la manera en como se dispersaron los fragmentos de metralla tras la explosión del artefacto colocado dentro de un extintor situado en la pared de un conocido centro comercial.

El balance ha sido de cinco muertos y trece heridos. De momento ningún grupo terrorista ha reivindicado el atentado. La policía baraja diversas hipótesis siguiendo las posibles pistas que pudieran haber dejado los autores en el lugar del suceso…

El individuo apaga la televisión y suspira satisfecho por lo que oye.

Quizá ahora la dirección tenga en cuenta su demanda con respecto a la seguridad y los riesgos laborales de su puesto de trabajo, y le conceda ese plus en la nómina que solicitó hace unos meses. 

De momento disfrutará de unas semanas de vacaciones por reformas en el hipermercado donde desempeña sus labores de cajero.

Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 18 de noviembre de 2018

Alto riesgo





Acercándome un poquito más al borde del barranco donde se esconde el desafío; me asomo con prudencia, no sea que se espante y se me escape, y eso es lo último que me conviene. Y es que sin ella no soy nada.

Siempre ha sido la mar de huidiza, me cuesta mucho retenerla a mi lado. Tanto, que en alguna ocasión la he mantenido por los pelos.

Por ello tengo que estar pendiente del equipo, cuidar los detalles de lo aprendido. Concentrarme, adoptar la postura adecuada y saltar con precisión.

Y es que cuando uno practica deportes de riesgo, el miedo le estorba y la vida es lo único que no le gustaría perder.

Derechos de autor: Francisco Moroz

jueves, 8 de noviembre de 2018

Cuarto oscuro





¿Me oyes? ¿Me oyes?

Era la quinta vez que el hombre preguntaba, y gradualmente el volumen había ido subiendo en intensidad a causa del miedo que le producía el hecho de no obtener una respuesta.

Se encontraba aislado en una habitación, en la más absoluta oscuridad envuelto en un silencio que lo gobernaba todo.
Su mujer, que hasta hace unos momentos estaba a su lado antes de quedarse dormido, había desaparecido sin dejar rastro y parecía no escuchar sus gritos.

A punto de perder los nervios, notó que le agarraban el brazo de manera tranquilizadora y de pronto vio la luz que entraba por la ventana cuando su esposa abrió la persiana. Después ella se acercó con una sonrisa burlona y le tocó las orejas. En ese justo instante empezó a escuchar su voz y a comprender que de nuevo había dejado los audífonos apagados.


Derechos de autor: Francisco Moroz



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