Os pido perdón por mi falta de tiempo a la hora de contestar vuestros comentarios o visitar vuestros blogs. Prometo ir haciéndolo de poco en poco. La vida me tiene actualmente muy entretenido haciendo cosas insospechadas pero nada notorias. Una salida de la rutina habitual que me tiene hecho cisco los ordenados horarios a los que estaba habituado.
Espero que seáis comprensivos.
Un abrazo para todas-os
Nos comimos a unos cuantos vecinos. Para no defraudar a aquellos que nos tachaban de cafres y bestias inmundas. Aunque los restos los
tiramos a la basura para no adquirir también la fama de incivilizados y guarros.
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Cuando me abrió la puerta y la abracé
inesperadamente, me soltó un bofetón y llamó a la policía. Los agentes pusieron
en el informe “Acoso sexual”
Nadie se dio cuenta hasta mucho más
tarde, que cuando la vecina abrió, yo tenía un cuchillo clavado en la espalda.
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Nadie supo la causa de la repentina
muerte del individuo, hasta que un especialista forense dedujo que el óbito se había
producido porque le había llegado la hora.
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Una anciana desvalida
subió al autobús, y todos miraron para otro lado para no tener que cederle su asiento.
Salvo un muchacho con
rastas y piercings que le preguntó con suma educación y delicadeza si deseaba sentarse.
La vieja le contestó mal
encarada: ¡Ahí me voy a sentar yo, con
tus chinches! ¡Pedazo de zoquete mal hadado!
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Cuando me pidió la luna
la llevé a Hollywood para que viera a las estrellas.
Cuando se le antojó el arcoíris,
la llevé a Islandia para que contemplase la aurora boreal.
Cuando me dijo de hacer
una fantasía realidad, nos fuimos al Resort de Disneyland en Orlando.
Cuando me solicitó que
la llevara al altar, simplemente salí corriendo al fin del mundo... Allá por la Patagonia
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El pobre perro tenía fama de peligroso, el cartel de la cancela avisaba de ello. Pero en realidad las que eran malas, pero que muy malas, eran sus pulgas.
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Después de la catástrofe se salvaron muchas vidas.
Cuando los creyentes lo calificaron de auténtico milagro, los agnósticos se rieron de ellos y hablaron de la buena labor de los profesionales y la solidaridad ciudadana.
Los unos y los otros se estaban refiriendo a los ángeles de la guarda. y unos y otros los habían visto en acción.
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Derechos de autor: Francisco Moroz