jueves, 18 de enero de 2018

Un tipo sensible







Pestañeó dos veces para decir que sí, luego me miró agradecida con lágrimas en los ojos.

Eran muchos los días compartidos repletos de intensas emociones. El caso es que me había encariñado de la muchacha y sospechaba que ella sentía igualmente un amor profundo por mí. 
Su sumisión hacia mi persona y sus gemidos nocturnos cuando me acercaba así lo demostraban.

Me dolía la separación, pero no tenía más remedio que abandonarla a su suerte.

Le quité la mordaza y la cuerda que la maniataba. La dejé marchar, después de todo ya tenía el dinero del rescate y no era cuestión de dejarme atrapar ni por los sentimentalismos ni por la policía.


Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 14 de enero de 2018

Qué bello es vivir




Don Pablo Meneses a sus 57 años, era uno de esos que no escatimaba en gastos cuando se trataba de darse caprichos Que se le antojaba una bicicleta de montaña de carbono ionizado y componentes ligeros de fibra de vidrio ¡Se la compraba! ¡Total! ¿Que eran nueve mil euros de menos en su cuenta corriente?
Que le gustaba ese televisor HD Full extra plano con pantalla de plasma de última generación, en el momento que lo veía, lo adquiría ¿Para qué esperar al Black Friday ese, o a los días sin IVA?

El podía permitirse realizar esos desembolsos puntuales. Hacer realidad aquellos sueños que siempre tuvo mientras era tan solo un simple trabajador en activo.

Para su cumpleaños, por ejemplo, se regalaba viajes a lugares lejanos y exóticos donde pocos podían permitirse el lujo de ir ni con la imaginación. Siempre, en compañía de alguna mujer joven y despampanante, a la que agasajaba con joyas y lencería fina mientras brindaban con algún vino de los caros.

Cada domingo por ser fiesta, degustaba exquisiteces de gourmet en alguno de esos restaurantes de comida de diseño que aparecen en la guía Michelín, nunca con menos de tres tenedores. Para eso se habían inventado las Visa oro y platino.

La verdad es que la diosa fortuna le había sonreído desde que comenzó la crisis. Muy al contrario que a muchas familias que quedaron arruinadas por culpa del cierre de numerosas empresas que se fueron al garete, con los añadidos efectos colaterales en forma de despidos de multitud de trabajadores.

Época nefasta para la mayoría, se tuvo que rescatar a los bancos con dinero público procedente de impuestos y gravámenes al sufrido contribuyente. Todo por causa de algunos directivos sin escrúpulos, que ofrecían productos preferentes envenenados, a inocentes jubilados que invirtieron en ellos todos sus ahorros. De la misma manera negociaron con insolventes, créditos con desmedidos intereses y propiedades embargadas.

A él, como director de uno de esos bancos, le tocó marcharse por la puerta falsa de la entidad, contratiempo que le permitió redescubrirse, y comprobar que con el dinero que le ofrecieron como compensación por sus años de dedicación a la empresa y al cliente, y con lo que le quedaba de jubilación anticipada, tenía para vivir holgadamente el resto de su existencia.

¡En fin! Tras el escándalo todo seguía su curso, y él estaba encantado de haberse conocido. Se sentía un privilegiado y un hombre con suerte. Por ello hoy, se iba a pasar por la inmobiliaria para apalabrar la compra de una parcela de dos mil quinientos metros cuadrados con piscina, y una casa de tres plantas con vistas a la montaña en la localidad de Mira Sierra. No sin antes recoger en la joyería, el Rolex Cosmograph Daytona que estrenaría para la ocasión.

Arrancó el BMW deportivo y se marchó silbando como si nada, la melodía de " If I were rich" mientras pensaba a qué dedicar los fondos de inversión que había levantado con tanto denuedo, por si llegaban tiempos difíciles.



Derechos de autor: Francisco Moroz



jueves, 11 de enero de 2018

Deporte de riesgo





Bucear en el lago que había al lado de la casa se convirtió en una prioridad desde el fatídico accidente. 
Estaba asustado y el tiempo jugaba en su contra. Se sumergía cada mañana sin regatear esfuerzos.

Para ello, y después de salir del hospital, tuvo que aprender técnicas de submarinismo sometiéndose a un agotador entrenamiento diario.

Más costoso fue convencer a la policía sobre las circunstancias del suceso: Una distracción, una mala maniobra mientras aterrizaba la avioneta…

Ahora tenía que recuperar la droga que reposaba en el fondo, antes de que los que le contrataron la reclamasen. Si no, sería él, el que yacería en las profundidades calzando unos zapatos de cemento.


Derechos de autor: Francisco Moroz

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