sábado, 12 de noviembre de 2016

Sin palabras


Mariola es un amor casual, ella llegó y se quedó junto a mí; supo interpretar lo escrito y agradecer el encuentro común con un relato. Se convirtió desde entonces en "Mi relatora" y yo en " Su hechicero" en un lugar que solo ella y yo conocemos.
Me convertí en deudor desde entonces, y aquí me persono para dar cumplida cuenta de lo que la debía.

Aclaro, que nada de lo escrito es real, todo es imaginado, tampoco hay figuras metafóricas. Simplemente se trata de un relato de los que escribo, para dedicárselo a ella, que se lo merece.






Se conocieron por primera vez, en lo que podría haberse denominado: un encuentro circunstancial.

Ella caminaba distraída, pensando en la jornada laboral que tenía por delante: soportar a su encargado y aguantar estoicamente a muchos clientes impertinentes y disconformes que la utilizaban como diana de su frustración; y que por no tener, no tenían ni modales ni educación. Era duro bregar diariamente viendo caras largas y escuchando verborrea irrelevante y agresiva. 

Con esos pensamientos andaba cuando alguien interpuso una flor roja a su paso, y cuando levantó los ojos encontró una sonrisa maravillosa que la lleno de paz. Era él, que con una respetuosa reverencia le ofrecía una pequeña rosa.

Sus miradas se encontraron en lo que fue un contacto mágico. Desde ese momento se creó un vínculo entre los dos que les hacía converger en el mismo tramo de aquella misma calle.

Él la esperaba ansioso todas las mañanas, las soleadas y las lluviosas, siempre estaba cerca de la boca del metro, o debajo de la marquesina del cine, esperando y gesticulando su impaciencia a todo aquel que quisiera prestarle atención.

Cuando ella llegaba nunca le faltaba la flor y de vez en cuando, rompiendo ciertos formalismos, se atrevía a besarle la mano cortésmente, como un caballero a la antigua usanza, pero sin hipócrita galantería, sino poniendo en el beso toda su alma y poquito a poco, todo su amor.

Pasó lo que tuvo que pasar: que sus almas se enredaron en una sintonía común,  y un buen día quedaron al finalizar sus respectivas jornadas laborales. Marcharon a una cafetería cercana, y mientras les servían las bebidas se presentaron.
Ella habló durante dos horas seguidas, mientras él la miraba absorto en esa belleza que solo los amantes saben apreciar, deleitándose en su presencia y escuchando con embeleso todo lo que ella le decía. Embebido en su presencia y enamorado.

El tiempo pasó en un suspiro, se encontraban tan a gusto el uno en la compañía del otro, que acordaron en su fuero interno y cada uno por su lado, no necesitar a nadie ni nada más para ser felices.

Su relación era tan fluida, que al final como en los cuentos, decidieron vivir su aventura en común y para ello, se mudaron a un apartamento asequible y sin pretensiones de grandeza al que llamaron hogar. 
Ella siguió trabajando en los grandes almacenes, en la sección de atención al cliente, y cada vez que las circunstancias eran adversas o algún impertinente se le cruzaba en el camino. Pensaba en su amado, en ese hombre que sin palabras la conquistó en una avenida principal de una ciudad luminosa pero fría.

Nunca le faltaban sonrisas por la mañana ni besos de buenas noches. No le faltaron rosas en el jarrón ni caricias en la mejilla, ni miradas cargadas de ternura ni alguna de aquellas corteses reverencias que la hacían sentirse princesa.

Lo que si le faltaron siempre fueron las palabras, pero nunca las echó de menos, pues sabía con certeza que  en ciertas ocasiones estas dejan heridas incurables y otras se malinterpretan, dejando incertidumbre. Otras no expresan aquello que se quiere trasmitir en el momento, y de la forma adecuada al que las espera como bálsamo.

Su compañero nunca se las pudo ofrendar, nació mudo, pero tenía una habilidad portentosa para comunicarse con las manos, los gestos y las miradas No era un simple artista callejero, era un gran mimo y un excelente hombre que desde el primer día, en aquel encuentro casual, literalmente supo dejarla sin palabras.




Derechos de autor: Francisco Moroz

jueves, 10 de noviembre de 2016

Lugares de descanso





Sigo observando mi trocito de cielo, allá están los dos, justo donde me dijeron que irían cuando murieran.

Hace dos años que lo hicieron por causa de un accidente en el que ambos perdieron la vida por culpa de un conductor ebrio que los sacó de la carretera.

Ahora yo los añoro y los echo de menos. Por las noches, no puedo evitar salir de casa y alzar la mirada al firmamento; no sin antes echar un vistazo al rincón más escondido del jardín, donde espero que se pudran eternamente los restos de aquél que me arrebató a mis padres.


Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Virgen de la muralla.




Es bien sabido que “Las paredes oyen” desde que la reina Catalina de Médici mandó instalar en palacio una red de conductos que comunicaban todos los aposentos del edificio, para poder de este modo enterarse de lo que hablaba la servidumbre y los invitados, y de esta manera evitar las temidas conjuras dirigidas hacia su real persona.
En el año 1572 y en París, se perpetró la famosa matanza de San Bartolomé. Final sangriento donde perecieron miles de hugonotes por orden de Carlos IX aconsejado por su madre que no era otra que la tal Catalina.
Por ello con esta frase nos aconsejan no comunicar los secretos a voces pues siempre habrá alguien que los escuche detrás de una puerta o una cortina, y eso acarrea funestas consecuencias.
Lo que si es un secreto a voces y encima festejado, es el 9 de noviembre en el que celebra a la patrona de Madrid: la virgen de la muralla.
–¿¿De qué??
– ¡Ah perdón! ¿Y si digo: la virgen de la Vega? 
¿Tampoco?
– Pues os explico y terminamos antes.

Los gatos son muy devotos…
– ¡Ah! ¿ Que tampoco sabéis quienes son los llamados gatos?
–Empiezo de nuevo…

... Como“Gatos” son conocidos los madrileños cuando Madrid era Magerit o Mayrit que vendría a significar: Lugar abundante en agua. Nombre puesto por el pueblo invasor de la península a los que los visigodos empezaron a llamar “Moros” palabra que no era utilizada como insulto para los de la raza como piensan algunos, sino porque principalmente las fuerzas invasoras estaban compuestas por marroquíes, argelinos y mauritanos, estos últimos conocidos como: Mauros-Morenos.
Por otro lado los árabes eran los que mandaban en esos ejércitos conquistadores que causaban pavor a los eclesiásticos que veían como las imágenes de santos, Cristos y vírgenes, junto con las reliquias, eran profanados.
Para prevenirlo los obispos instaron a los fieles de sus diócesis a esconder las imágenes para evitar en la mayor medida posible su destrucción.
En la antigua villa de Magerit vivía un herrero que como buen cristiano tenía mucha devoción a Santa María de la Vega y por tanto, escondió su imagen entre los sillares de una antigua construcción romana. Una imagen que según la leyenda la trajo el apóstol Santiago y que fue pintada por San Lucas y tallada por Nicodemo. Una leyenda que todavía no se podía llamar urbana, pero que actualmente tiene todas las papeletas para serlo.
El caso es, que la emparedó junto con dos cirios encendidos tapándola a continuación con los propios sillares sillares de la pared.
Trascurridos tres siglos y tras la conquista de Toledo en 1083 por parte de las tropas del Cid Campeador, este se acercó a los alrededores de Magerit. Una mujer llamada Miriam le contó a este lo que le habían trasmitido sus mayores: Que en las murallas se hallaba escondida la talla de una virgen, y aunque se la buscó, en esta ocasión fue infructuosamente.
Habría que esperar dos años más, para que el rey Alfonso VI se presentara frente a las murallas, sitiando el alcázar, pero siéndole imposible escalarlas; proeza que sin embargo realizó un habitante de la población con tan solo la ayuda de una daga. Desde entonces se le conoció como “El gato”. Toda su familia heredó el apellido y por ello a los madrileños se les conoce como gatos. Todavía en una de las calles de Madrid llamada: Callejón del gato, se hace referencia a un tal: Juan Alvarez Gato, poeta de la corte y descendiente de aquel ágil y trepador soldado.
Solucionado otro enigma.
El rey junto con su esposa Constanza oyeron la historia de la Virgen escondida; y como la búsqueda se alargaba en el tiempo, mandó pintar mientras tanto sobre los muros de la iglesia donde se había venerado, una imagen según las descripciones dadas por la paisana que reveló la noticia.
El artista desconocido dicen que se inspiró en los rasgos de la reina Constanza de Borgoña, poniendo en su mano una pequeña flor de lis como recuerdo de su pertenencia a la casa francesa. Se supone que fue una “sugerencia” impuesta por la reina.
Esta imagen se encuentra actualmente en la cripta de la catedral y es conocida como la virgen de lis.
Cuando se estaba perdiendo toda esperanza de encontrar a la virgen de la Vega, y durante una procesión multitudinaria alrededor de las murallas en la que participaba el pueblo, la corte, el ejército y la realeza; y al paso por la Cuesta de la Vega (No en vano era el sitio donde estuvo emplazada la iglesia donde había sido venerada) se derrumba un paño de dicha muralla. Era de noche y se vieron relumbrar dos luces en lo alto, y se descubre la talla de Santa María de la Vega con los dos cirios encendidos.
El color moreno de la virgen negra, decían, era precisamente por haber estado expuesta al humo durante tanto tiempo.
Me pregunto:
¿Y el oxigeno necesario para la combustión? ¿Cirios con tres siglos de duración?
Lo único que puedo responder es:
--¡Oh milagro!
Era un 9 de noviembre del año del Señor de 1085.

Magerit pasó a llamarse Madrid y la virgen de la Vega pasó a conocérsela como Santa María la real de la Almudena pues se la encontró en la muralla que en árabe suena como: Al-mudayna, denominándose con este nombre la ciudadela que se encerraba tras el recinto amurallado; Donde está situado actualmente el palacio real o de oriente. Estas fueron construidas por el Emir Muhammad I de Córdoba.

En 1707 en el paño de la pared donde apareció dicha imagen, se colocó una hornacina con una escultura que representaba a la virgen. Esta, fue destruida durante la guerra civil española. La actual data de 1941. .


La representación que se encuentra dentro de la catedral que se fecha entre los siglos XV- XVI. Es una talla en madera de pino, dorada y policromada con el niño entre sus brazos, asentada en un altar barroco; realizada en los talleres de Toledo por el maestro Diego Copín o por alguno de sus discípulos.

En la capilla dedicada a San Isidro labrador, situada en la misma catedral, aparece una imagen de la imagen original de esta virgen, cuya talla original se destruyo pasto de las llamas durante el reinado de Enrique IV.( 1425- 1474)

La venerada hoy en día fue coronada en 1948 y declarada patrona de la diócesis de Madrid en 1977 por el Papa Pablo VI.
Como curiosidad os cuento que a la talla de la virgen se la vestía desde 1626 con ricos ropajes donados por las reinas y damas principales de la corte, así como se la exhibía con joyas igualmente regaladas por las mismas y nobles damas.
Ante el deterioro de la talla a causa de las vestimentas, un obispo llamado Ciriaco Sancha lo prohibió, saliendo desposeída de vestiduras regias por primera vez en la procesión del corpus de 1890.
Como historia verídica tiene muchas lagunas y fallas pero como leyenda que crea una tradición arraigada en la villa y corte ¿No me podréis negar que es la mar de interesante?
Y de paso resolvimos tres o cuatro datos la mar de curiosos.
¡Feliz celebración a todos los madrileños!


¡Yo trabajo!


Derechos de autor: Francisco Moroz.

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