Cuanto fuego y cuanta
guerra
cuanta
destrucción y plomo.
Cuanto
corazón partido
cuanto
fratricidio y morbo.
Los pueblos
no son culpables
son las
fronteras y el odio,
el odio que
es como un virus
que se
extiende entre unos pocos.
Aquellos que
lo contagian
con arengas
temerarias.
Los que se lanzan soflamas
que se
convierten en armas
intercambiadas
por oro.
Dejarán
rastros de crimen
y campos de
refugiados.
Ciudades
llenas de escombros,
desesperadas
mareas
y países
enfrentados.
La cizaña
ya se extiende
el trigo
muere entre abrojos.
Las victimas
van llegando ,
con dolorosos pasados.
Hay muertos
en nuestras costas
pero no nos
inmutamos.
No nos
importa la sangre
mientras la
derramen otros.
Descansamos relajados,
con la
conciencia tranquila
y cerrando bien los ojos.
No nos
concierne el problema
los enemigos
son pocos.
No
escuchamos las noticias
que trasmiten, que denuncian.
Tenemos nuestros problemas
y hacemos
oídos sordos.
No opinamos,
no sabemos,
callamos por
no implicarnos,
nos evadimos del todo.
Es sabido
que al que habla
lo tachan de
reaccionario.
Los pueblos
no son culpables
son las
fronteras y el odio,
también los
que estamos quietos
con las
conciencias dormidas.
Callados,
ciegos y sordos.
Y
no como sabios monos.
Sí como necios humanos.
Sí como necios humanos.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Hola Francisco, cuanta razón tienes en tu poesía, callamos, miramos para otro lado etc...como si nada fuera con nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nos hacemos los despistados cuando nos sentimos interrogados en lo más profundo y no nos apetece implicarnos a la hora de encontrar las respuestas adecuadas.
EliminarOtro abrazo para ti Conchi.
Qué razón tienes Francisco, y ahora me siento muy culpable con mi silencio, porque yo como otros, formo parte de toda esta destrucción.
ResponderEliminarCuándo será el amor el encargado de movilizar los intereses, y no el odio, que solo conoce de destrucción.
Besos, amigo.
Cuando somos capaces de vivir en conciencia con lo que tenemos a nuestro alrededor y somos coherentes con lo que hacemos, tenemos la mitad del camino andado. No todos estamos capacitados para implicarnos de forma activa en movimientos solidarios. Pero te doy la razón en que el AMOR es el motor del mundo.
EliminarMás besos para ti preciosa.
¡Aiiix! ¡Cuánto llegan tus Palabras al Alma, Francisco! #SeSabe
ResponderEliminarVivimos en un Mundo Muy Caca (O al menos es lo que pienso infinidad de veces, en infinidad de ocasiones)... Sin embargo, también hay Cosicas, Momentos y Personas que nos devuelven la Fe y la Esperanza en el Mundo... Y es por Ello, por lo que debemos luchar... Un Gesto de Amabilidad siempre puede cambiar un poquitín (aunque ese poquitín sea más poquito que un grano de arena) el Mundo.
¡Besitos!
Si te llegaron al alma me siento bien, pues te supe trasmitir.
EliminarLas personas sensibles se hacen notar, y presiento que tu lo eres. El mundo lo hacemos los seres humanos, y si estos no utilizan sus valores y virtudes para hacerlo mejor estamos perdidos.
Un "Buenos días" dicho con sinceridad puede ser el principio de un deseo de cambio.Ese poquito de amabilidad que todos poseemos dentro.
Besos enormes para ti, mi amiga.
Ciertas palabras que nos hacen ver nuestra cobardía, como no nos afecta...
ResponderEliminarMe has hecho pensar en ese poema Ellos vinieron de Martin Niemöller (falsamente atribuido a Bertolt Brecht), te dejo el enlace.
http://www.homohominisacrares.net/php/articulos.php?num_revista=16&cod_articulo=137
Lo siento pero sigo sin saber poner los enlaces directamente por más que lo he leído, no me funcionan los códigos.
Un beso
EliminarEs verdad que muchas veces son más dañinos los silencios de los justos que la violencia de los malvados.
Aquí te dejo ese poema que mencionas atribuido a un autor que no es. Se convirtió en todo un alegato contra el régimen de terror impuesto por los nazis.
Te agradezco tu aportación, amiga.
Besos.
Poeta Martin Niemoller
Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada
Pues sí, muchas veces callamos y solucionamos nuestras propias vidas, nuestros problemas. Sé que hay mucho dolor en el mundo, pero no puedo echarme tantos fardos ajenos a la espalda. Ayudo con donativos a ONG,s, pero no tengo implicación más personal. Actualmente mi dedicación es a mi familia. No voy a descuidar a los míos para dedicarme a otros. Merecen toda mi admiración los que se van lejos, se desviven por ayudar, luchan contra las injusticias. Yo, sencillamente, procuro no comerterlas. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas veces lo que hacemos no nos parece suficiente. y otras acallamos nuestras conciencias con donativos impersonales. Pero si en lo que haces pones el corazón, por ejemplo en educar tu entorno con tu ejemplo, estarás aportando valores positivos a una sociedad enferma de egoísmo. Vivir con coherencia y denunciar abiertamente la injusticia ejercida por otros ya son implicaciones valiosas.
EliminarTe doy la razón en que no todos estamos preparados para lanzarnos a la acción directa; pero sí podemos convertirnos en aliados de los que lo hacen.
Un abrazo.
Poco más se puede añadir a tu certera reflexión, Francisco, salvo ponernos en movimiento, como muy bien indicas en tus versos.
ResponderEliminarAbrazo!!!
Quizá ponerse manos a la obra sea lo más difícil.
EliminarTristemente todos vamos a lo nuestro cuando se trata de velar por los intereses. El prójimo queda relegado cuando no lo hacemos invisible.
Pero al menos nos queda la conciencia que nos hace ver los problemas de nuestro alrededor.
Un abrazo María Jesús.