Me llamo “Pepa Ventolini” y nací mientras mi madre escribía muy concentrada en el asunto de dar a luz algo interesante como yo misma.
Se hallaba junto a una ventana abierta, durante una primavera
ventosa. Las hojas donde escribía se le volaron cayendo al suelo, y fue justo en ese instante cuando mi nombre y apellido aparecieron en su mente; inscrito como si de una partida de nacimiento se tratase.
Fui
consciente automáticamente, aún sin saber el cómo ni el por qué de que yo estuviera allí,
haciendo historia, formando parte de un todo muy bien estructurado, con un
ritmo creciente que ponía el foco en mi persona, presentándome con una narrativa muy fluida.
En
nada de tiempo me había convertido en una afamada y reconocida inspectora de policía, cuyo
cometido era investigar casos cerrados de crímenes consumados en el pasado. Llegué
a culminar con éxito algunos de trama muy complicada y escabrosa, implicándome a fondo en
cada uno de ellos.
Sin embargo todo se torció desde el instante en que apareció él. Fue, como si yo hubiera
dejado de existir.
Todo
lo que vino a continuación ya no me pertenecía a mí sino al rival de género
masculino que me arrebataba el sitio que me correspondía por derecho propio y
que sin mediar diálogo alguno, había interferido inesperadamente en algo que solo a mi me concernía. Mi propia existencia estaba a punto de desaparecer.
Menos
mal que mi mentora, fémina de armas tomar, intervino oportunamente en cuanto detectó detalles textualmente extraños
que no se correspondían. Dándose cuenta del error cometido, de la gran injusticia
que atentaba contra mi persona y que se había cometido, a Dios gracias de manera inconsciente.
Puso remedio
de manera drástica. El intruso fue eliminado sin contemplaciones. Desapareció desde el momento en
que con un elegante movimiento de muñeca, borró con tipex esa “e” que figuraba tan descaradamente plasmada en lugar de la “a” que correspondía.
Respiro tranquila, vuelvo
a ser yo, “Pepa Ventolini” y no el “Pepe” ese, al que los lectores no llegarán a
conocer ni por asomo, como si nunca hubiera existido. Es lo bueno que tiene lo de releer lo
escrito y enmendar las erratas gramaticales
antes de editar.
En eso se fundamenta el ser o no ser de un personaje.
¿Capite la questione?
¿Capite la questione?
Derechos de autor: Francisco Moroz
Buena corrección. Lo bueno de crear son esas licencias que se permiten al creador: correcciones, eliminaciones, inserciones y toda clase de ...ones. No sé por qué el creador de la humanidad no se dedica a corregir los creado.
ResponderEliminarUn relato muy original.
Un beso.
Lo que no corrijamos nosotros con nuestro buen proceder no lo va a hacer nadie a base de milagros. Bastante milagro que todavía no nos hayamos extinguido Rosa.
EliminarComo pseudo creador puedo decirte que es una tarea la mar de ardua y dificultosa cuando los personajes se te rebelan.
Un besazo y feliz domingo.
Ese es el poder que tenemos quienes escribimos historias. Una a o una e puede cambiar el mundo.
ResponderEliminarSaludos.
El mundo y la historia completa ¡Ya lo creo Isan!
EliminarUn abrazo y buen domingo compañero.
Pues sí, Francisco. Una sola letra puede redimensionar un personaje y con ello una trama, argumento, etc... En ocasiones, esa delgada línea es lo que define una buena historia de otra más vulgar. Un relato delicatessen especialmente apreciable para quienes escribimos. Un abrazo!!
ResponderEliminarEsos pequeños detalles que se han de cuidar y que son muchas veces los que diferencian todo lo que has enumerado.
EliminarGracias compañero por tu comentario.
Recibe mi abrazo.
Esto si que es meterse dentro de la cabeza del escritor. Así de fácil y de difícil es crear la identidad de un ser. En este caso es de ficción, pero en el fondo en la vida misma el proceso de identidad de la persona a veces es cuestión -creo que tú ya trataste este asunto en uno de tus relatos- de cambiar una sola letra en el DNI; pero ¡es tan costoso a veces y da lugar a tantos sinsabores!
ResponderEliminarEn tu relato la cuestión es más sencilla, la dificultad se ha producido en la mente del propio creador quien es soberano de cambio tan importante.
Un abrazo, Javier
El relato en cuestión que tenía en mi cabeza mientras escribía el comentario anterior acabo de recordar que no era tuyo sino uno de los contenidos en el libro "Heroínas" que leí y reseñé en MoonMagazine con motivo del pasado Día Internacional de la Mujer (8 de marzo)
EliminarLo ves qué fácil que lo tenemos los escribanos para cometer dislates y errar distraídamente y poner cientos de garambainas en nuestros escritos. Tú mismo me has citado en algo cuyo mérito es de otro creador, ¡Así! como el que no quiere la cosa, con filigrana y pespunte de tecla floja. Ja,ja,ja.
EliminarUn abrazo, querido amigo.
Francisco, me encantó tu relato, muy original el tema y muy bien narrado. Esas sutilezas que son tan importantes, tantas veces una letra lo cambia todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Miry.
EliminarEs siempre cuestión de detalle. De cara al público habremos de cuidar estos leves descuidos que pueden magnificar o menguar nuestras aportaciones.
Un beso.
Buen relato, no se sospecha de qué estamos leyendo hasta que llegamos al final, y el caso es que nos das pistas a lo largo de él. Muy bueno.
ResponderEliminarSAludos.
De eso se trata Manuela. De hacerme el despistado y colaros el gol por la escuadra mientras os mantengo distraídos, je,je.
EliminarMe alegro haberte podido sorprender.
Un abrazo.
La importancia de una letra y lo que significa, afortunadamente el autor (ella o él) son soberanos para corregir y cambiar todo lo que les interesa.
ResponderEliminarMuy bien llevado con este género sorpresa que tan bien llevas.
Besos y mucha salud
Y mira que estos día la inspiración junto con las ganas andan un tanto menguadas. Solo encierro y covi 19 como monotema y preocupación no dan como para mucha creatividad.
EliminarBesos mi querida amiga. Feliz domingo.
Tanto la gramática, ortografía, corrección de estilo, etc. tienen una gran importancia desde el punto de vista formal de cualquier libro, relato o escrito que se precie.
ResponderEliminarDe nada vale la originalidad, creatividad, imaginación y otras virtudes atribuídas a los escritores, si no tienen conocimientos lingüísticos suficientes como para evitar errores tan garrafales como este que ilustra tu estupenda historia, que viene a ser un claro ejemplo disciplinar para cualquier escritor.
Me encantó que nos hayas ilustrado con esta entrada, amigo Javier.
Un beso y cuídate mucho.
Totalmente de acuerdo contigo Estrella. ¿Pero a quién de nosotros no se le cuela en algún descuido una puntuación incorrecta, unas pequeña tilde (Que mira que son pequeñas las puñeteras) Una palabrica mal usada que no viene a cuento en el contexto del escrito. Un tiempo verbal que no corresponde? "Arrieritos semos" y por más cuidado que se ponga (Que hay que ponerlo) alguna errata leve nos da esquinazo y se nos planta en el escrito de marras.
EliminarSabes como aprecio tus comentarios amiga. Cuidate en estos extraños días que nos ocupan y pasa un feliz domingo.
Un beso.
No creo que sea tan fácil como cambiar el nombre. Los lectores creo que notamos si el protagonista es femenino o masculino, aunque no sepamos el nombre. Un abrazo.
ResponderEliminarEl contexto ayuda mucho, y un buen lector nota el error pero lo sobreentiende, no siendo obstaculo para comprender y proseguir la correcta lectura comprensiva.
EliminarAbrazo tambien para ti zarzamora.
Un error en una letra puede cambiar el protagonismo. Un abrazo.
ResponderEliminarY la historia de cualquier personaje. Ya te digo.
EliminarOtro abrazo Mamen.
Este es un buen micro relato , más que nada proyecta una gran creatividad , se apoya en la creación literaria de forma y de fondo , hay una acción sorpresiva y también te deja un mensaje , de alguna manera lo medito a través de La Orgía Perpetua de Vargas Llosa , su ensayo sobre la obra Madame Bobary de Flaubert, el escritor es dueño de ese mundo creado, lo domina , lo forma como un artesano , y con una palabra o letra puede hacer y deshacer de un personaje o una escena. Felicitaciones
ResponderEliminarMenudo análisis y en forma y fondo que me has regalado compañero. Te quedo muy agradecido, no sabía que escribía tan bien, je,je.
EliminarEs un placer Pablo tenerte por aquí, dejándome estas perlas tan entusiastas que realzan el blog.
Que tengas un buen domingo, compañero.
El protagonismo lo pueden (o deben) tener por igual hombres y mujeres y no solo en la literatura. En trabajos y cargos hasta hace poco inimaginables para el sexo femenino, vemos que la mujer ha ido ocupándolos, tras provocar, eso sí, un cierto desconcierto entre los machos. Incluso en algunso casos las mujeres han pasado por delante de los hombres. Solo hay que ver la imagen con la que ilustras esta entrada. ¿A que le sienta mejor el uniforme a una mujer que a un hombre?, ja,ja,ja.
ResponderEliminarUn abrazo.
La igualdad de género es algo a tener en cuenta, pero en ciertas cuestiones literarias y dentro de un contexto hay que tener cuidado para no restar identidad y cuerpo al personaje en cuestión. Si estamos escribiendo en femenino, el masculino no pinta nada. Una cosa es el género y otra las generalidades.
EliminarEn lo que no tenemos ninguna duda es sobre a quién sienta mejor el uniforme. Ahí no hay discusión que valga al menos para el género masculino.
Un fuerte abrazo Josep.
Un personaje femenino y reivindicativo que lucha por su identidad robada a base de errata. ¡Ojalá! todas las cosas importantes se pudieran corregir con Tipex.
ResponderEliminarUn abrazo compañero.