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Siente que la ama con la misma intensidad de la primera vez.
Se percata de ello cuando al fin vuelve a respirar pausado, inhalando y expulsando el aire lentamente y se tranquiliza. Es cuando se vuelve a mirarla y ve sus ojos que derraman expectación de la misma forma que antes vertieron las lágrimas que le corrieron el rímel.
Como si ella estuviera esperando algo que no acaba de llegar pero a la vez temiera.
Una mirada, la de él, parece paralizarla y anclarla a ese rincón en la que se encoge como un animal herido. Parece estar enfrentándose a un montón de interrogantes que le produjeran mucha inseguridad.
Ahora que todo pasó la ama de nuevo, casi con devoción. Y se lo dice con una sonrisa, tendiéndole la mano para que se incorpore. Pero ella, tan desagradecida como siempre, a pesar de ser perdonada, no parece querer aceptarla. Y eso, le enfurece y hace que se replantee de nuevo si volver o no a golpearla.
Magnífico relato, amigo. Escrito desde el punto de vista del agresor, dando cuenta de esos sentimientos contradictorios y perversos. La primera lectura sorprende, la segunda, sobrecoge.
ResponderEliminarUn beso.
Sí, amiga. No me gustaría estar en la piel de ninguna mujer, hombre o niño maltratado. Debe de ser una situación inasumible y con difíciles salidas.
EliminarMi beso.
Los maltratadores siempre aseguran que aman a la persona a la que agreden, pasando del odio al cariño desmesurado. No son más que enfermos que no saben controlar su ira y la vierten sobre quien menos se lo merece y que soporta como puede esos malos tratos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre aman después de golpear. Es entonces cuando se dan cuenta de todo lo que pierden y lo cobardes y débiles que son sin el compañero al que agraden. Tan cobardes y débiles que cuando terminan matando ellos mismos se quitan de en medio para no afrontar las consecuencias de sus actos.
EliminarUn abrazo.
Esperemos que ella también empiece a replantearse...
ResponderEliminar¡Ojala! El replantearse esa relación e intentar de salir de ella es bien difícil. Cuantas denuncian y son asesinadas a pesar de ello. Esta sociedad y sus dirigentes, protegen poco. Lo mejor es la prevención, a los primeros síntomas, salir corriendo de esa relación tóxica y peligrosa.
EliminarUn abrazo.
Qué duro, pero al tiempo qué bien penetras en la enferma psicología del maltratador. Me ha gustado tu relato, aunque como te digo el contenido es duro, muy duro.
ResponderEliminarFuerte abrazo, Javier
Duro es, Juan Carlos, como tantas otras cosas de una sociedad enferma y un mundo sin valores ni principios.
EliminarEs algo que creamos nosotros mismos cada vez que no somos amables, educados y sociables con los que nos rodean.
El individualismos es lo peor que se está implantando entre nosotros.
Un abrazo, amigo.
El famoso o, mejor dicho, infame "te pego porque te quiero". Y ojo, que algunos, por no decir la mayoría de padres como que caen en esa misma lógica con sus hijos. Va un abrazo, Francisco.
ResponderEliminarO "La maté por que era mía" Que nefasta y desacertada frase hecha.
EliminarLa violencia contra los niños es peor si cabe, pues ellos están incapacitados para defenderse del agresor.
Mi abrazo también para ti. Julio.