Todas las noches la presentía, etérea, volátil y ligera.
Sus movimientos eran tan pausados y silenciosos que yo la notaba suave como pluma cosquilleando alguna parte de mi cuerpo.
Su presencia no era inhóspita, pero cierto escalofrío recorría mi espina dorsal cada vez que la notaba cerca. Como una fantasmal aparición que te eriza con su leve brisa.
Evitaba mi encuentro, lo se feacientemente, pues nunca se hizo la encontradiza ni coincidían nuestros cuerpos salvo por la noche, cuya oscuridad la ocultaba y la disfrazaba de sombra esquiva. Y desnuda me acariciaba.
Fue un Sábado, llegado el atardecer, cuando la luz tamiza esos corpúsculos diminutos de polvo que entran a través de las persianas creando una sensación mágica; cuando la descubrí.
Un hada envuelta en mágica luz.
Creo que los dos nos sorprendimos por la presencia inesperada del otro. ¡Bueno! realmente ella no creo que me viese llegar
Estaba colgada y bamboleante, suspendido su menudo cuerpo de la lámpara del cuarto, a penas la hubiera visto, a no ser por ese haz de luz que incidía sobre ella.
Se la veía indefensa, perdida y quieta, envuelta en seda y deshecha en ella. No conseguía ver sus ojos.
El impacto no obstante duró un segundo. Asimilar el descubrimiento y la sorpresa inicial y reaccionar instintivamente para descolgarla. Sin dolor, sin asco, solo con un poquito de
"repelús".
Noté que entre mis manos aún vivía, por lo tanto sin pensarlo mucho la arrojé por la ventana deseando por otro lado que sobreviviera a la caída de cuatro pisos. Antagónico deseo de amor y odio.
Después de pasados unos minutos reaccionaron mis nervios y mi cerebro.
Las arañas nunca han sido uno de mis bichos favoritos por lo tanto "Aquí paz y después gloria" y cada uno en su hábitat natural.
Derechos reservados de autor. Francisco Moroz
Jajaja Francisco, me ha sorprendido el final de tu relato.
ResponderEliminarEstaba leyendo fascinada, intrigada sobre ese ser, imaginando qué podría ser y al final...la sorpresa al descubrir que era un bicho por el que tampoco siento ninguna estima. Entendiendo ese antagónico deseo de amor y odio.
Muy original.
Saludos
Me alegro de tu sorpresa, pues en realidad es un relato trampa, para que el posible lector se devane los sesos hasta el final pensando sobre ese ser intruso.
EliminarGracias amiga por pasarte.
Un beso
Yo pensaba en alguna dulce criatura místico-fantástica, no en una prosaica araña!! jajajaja. Muy bueno, a ciencia cierta sé que querías sorprendernos y lo has conseguido. Me encantó :)
ResponderEliminarA mí tampoco me gustan las arañas, así que no voy a cuestionar tu decisión. Mejor ella fuera y tú dentro :P
Un beso y feliz domingo!!
Gracias Julia a veces hay que tomar decisiones drásticas. En este caso se trata de pura ficción y el caso es que las arañas a mí personalmente no es que me desagraden, las prefiero antes que a las avispas.
ResponderEliminarUn beso grande
Yo también hubiese hecho lo mismo que tú, las arañas no son plato de mi gusto precísamente. Por eso me ha encantado el final, con ese toque de sorpresa y fino humor que te deja con una amplia sonrisa un buen rato, tras la carcajada, jajaja. Un relato muy original, has jugado al despiste con inteligente maestría.
ResponderEliminarUn beso
Gracias,gracias. Da gusto comentarios tan positivos. Soy muy de sorpresa para manteneros expectantes y no os vayáis enseguida.
Eliminarun beso grande Marisa