lunes, 31 de octubre de 2022

Una sola condición

 



Menuda decepción la mía. Debo aprender a no poner tantas expectativas en mis nuevas relaciones. Este último ha sido el no va más de los despropósitos.

En nuestra primera cita me juró amor eterno, me trataría como a una reina. Haría por mi todo lo que le pidiera. Conquistaría el mundo, se enfrentaría con cualquiera que pretendiese alejarme de su lado. Hasta me dijo esa frase tan manida: Te bajaré la luna si te complace.

Nos dimos otra oportunidad con un segundo encuentro.

Por teléfono le pregunté: ¿Vendrás a buscarme?

Y me contestó: Solo si no llueve.



Derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 22 de octubre de 2022

Más que siete vidas




Yo, que he vivido tantas vidas, no pienso desperdiciar ni un solo momento de las que me quedan contigo. No me eres grata, no te quiero, no aportas nada nuevo a mi rutinaria existencia. Además me creas desasosiego y malestar cada vez que te miro. Me intentas subyugar con tus propuestas infinitas, eres como una encantadora de serpientes. Pero conmigo ya no puedes, escarmenté hace tiempo a causa de tus mentiras. Ya no cuentas con mi atención. Hace tiempo encontré mi propio paraíso.

Ahora el mando lo tengo yo. Te apunto y te apago. En un instante tu imagen desaparece como por ensalmo. Que descanso.

Puedo proseguir mi viaje. Otras vidas me esperan tras las páginas del nuevo libro que comienzo.


Derechos de autor: Francisco Moroz

viernes, 14 de octubre de 2022

Sentimiento oculto

 



Al día siguiente, en cuanto llega el remplazo, disimulo lo mejor que puedo mis emociones. Como que nada ha pasado, cada uno en su papel. No hay que ir dando pistas a los prejuiciosos que pueden poner en peligro tan delicada misión. Hay vidas en juego y no conviene que nuestra relación salga a la luz a causa de alguna indiscreción puntual que levante sospechas.

 

Soy uno de los dos agentes encargados de la vigilancia de Azima. Ella es una mujer de hermosos rasgos árabes. Recatada y comedida; aunque un tanto tradicionalista, como buena musulmana. 

Posee una cualidad que me tiene prendado; y es la de ser una excelente conversadora; algo que se agradece sobre manera considerando las largas jornadas que permanecemos los dos encerrados en el piso franco. Estas misiones se caracterizan por la cantidad tediosa de horas muertas que pasamos con nuestros protegidos.

Hacía unos pocos meses que Azima, estaba incluida en un programa de protección a testigos. Había sido extraída durante el abandono de las tropas Estadounidenses. Cuando Afganistán era un polvorín a punto de estallar; casi en el último momento de ser tomado el aeropuerto por los fanáticos talibanes que buscaban hasta debajo de las piedras a nuestros colaboradores para eliminarlos.

La misericordia de Alá no se aplica en estos casos y menos con las mujeres.

Azima posee información valiosa y por ello ha de ser custodiada como la corona de la reina de Inglaterra. En este caso se trata de una joya humana; aunque igual de atractiva, delicada, y me atrevería a decir que excitante por su enigmático encanto femenino; por esa especie de aura casi mística que parece enmarcarla convirtiéndola  en un ser especial. Quizá la tenga algo idealizada por causa de esas antiguas leyendas españolas que cuentan del embrujo de las reinas moras que habitaban por esas tierras. 

Algo magnético tiene esta mujer que me tiene hechizado. Será por la sangre latina que corre por mis venas.

Soy una persona racional debido a mi entrenamiento y por tanto,no acabo de comprender la intolerancia. Nunca he concebido como el color de la piel, la religión, la cultura, la condición sexual o las ideas, son capaces de influir y promover el enfrentamiento de unos contra otros. Por ello, en mi afán de conocer otras culturas y aprovechando la oportunidad que me brinda esta mujer tan inteligente, y los puentes que hemos sabido tender a base de mutua confianza, se ha originado una interesante comunión en la que intercambiamos conocimientos y algunos detalles más íntimos de nuestra vida personal. Se podría afirmar que hay cierta complicidad entre ambos.

Lo malo es que esta conexión concluye, en el momento que aparece  mi compañero de guardia por la puerta. Durante el relevo aparentamos que todo marcha según los parámetros convencionales establecidos de antemano, durante exactamente las catorce horas que dura mi turno. Intercambiamos alguna mirada cómplice, una sonrisa y poco más. Nuestros gestos son comedidos y explícitos. No nos conviene a ninguno de los dos, que el tercero en discordia sospeche que estamos profundamente enamorados el uno del otro. Que tenemos un vínculo emocional que nos une en mutuo afecto.

Nuestro objetivo de protección es prioritario y no nos podemos permitir el menor desliz de cara a la agencia. Tanto él como yo hemos de ser prudentes y aguantar esas imperantes ganas que tenemos de besarnos delante de ella. De momento Azima no parece haberse percatado de la pasión que nos desborda.


Derechos de autor: Francisco Moroz





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