miércoles, 30 de diciembre de 2020

¡Feliz año nuevo!





Queridos amigos y compañeros de letras. Se nos va un año poco favorable en cuestiones de salud e incluso de trabajo. Un periodo temporal con mucha amargura y frustración a nuestras espaldas; pero para ser justos y pensando en positivo, también esta pandemia, nos está haciendo cambiar nuestro concepto de ocio como aprovechamiento del tiempo libre extra disponible por obligación. Incluso me atrevería a decir que algunos nos hemos reencontrado con aficiones abandonadas y espacios personales, donde plantearse horizontes con preferencias diferentes a las que ya teníamos preestablecidas de antemano al comenzar el 2020.

Queda poco para que se efectúe el cambio de dígito que nos traerá otros trescientos sesenta y cinco días; que suponen unas ocho mil setecientas sesenta horas ¿En qué las invertiremos? allá cada cuál. Yo sigo apostando por la cultura con sus variadas facetas y la lectura y la escritura como reinas absolutas. Aunque espero que no falte el cine, el teatro, las series y las visitas a museos; todo ello aderezado a ser posible con buena compañía. Y en este blog, por supuesto, me gustaría contar de nuevo con la vuestra.

De momento me despido hasta el año que viene, con mis mejores deseos de salida y de entrada aunque sea por puerta de servicio o de emergencia, incluso por butrón de última hora.

Que sepáis que en esta casa se os aprecia y valora como cada uno merecéis aunque no siempre os lo pueda demostrar.

Mi abrazo, como siempre, para todos y cada uno.

Y como digo a mis amigos: ¡Nos vemos por los blogs!





 



jueves, 24 de diciembre de 2020

Felices fiestas





 Me gustaría aprovechar este espacio para desear a todos los que os pasáis por aquí, todo aquello que necesitéis en estos momentos: Descanso, compañía, salud, una interesante conversación o un buen libro. Ánimo o cariño. Una cálida sonrisa desenmascarada y un abrazo virtual o no, según el riesgo que queráis asumir. 

Una pequeña reunión con lo más selecto de la familia, una vídeo conferencia que signifique encuentro, con ese ser que añoráis tanto a causa de la distancia física.

¡En fin! que todo en estos días brille a pesar de las dificultades.

Que todo se abra paso con generosidad a pesar de las restricciones.

Que el amor sea el que dirija vuestros deseos de felicidad.

Desde este espacio vaya mi abrazo para todos.






miércoles, 16 de diciembre de 2020

Te doy mi palabra 6




Coturno:

En la antigua Grecia y Roma, calzado de suela de madera o corcho que llegaba hasta la pantorrilla y podía llevarse indistintamente en uno u otro pie; fue un calzado usado principalmente por actores de teatro trágico, en neta oposición al socco (o soccus), reservado para la representación de la comedia. Con la suela más o menos gruesa según la categoría y el papel del actor.

También utilizado por las princesas de la Edad Media al salir a la calle, ya que antiguamente no existía sistema de alcantarillado ni de recogida de desechos en las vías públicas y, de este modo, no se ensuciaban los pies.

Los coturnos tenían la función de proporcionar altura al actor que representaba personajes nobles elevándolo por encima del coro y equiparándolo a las grandes dimensiones de la máscara, convirtiéndolo así en un personaje enorme. De este modo, se acrecentaba también la impresión sobre el público.

Se representaba calzada con coturnos a Melpómene, una de las dos musas del teatro.


Bruno:


Del lat. prunum 'ciruela' o prunus 'ciruelo'.

1. m. Ciruela negra que se coge en el norte de España.

2. m. Árbol que da el bruno.

Del fr. brun 'moreno', y este del franco *brûn; cf. ingl. brown y al. braun.

3. adj. cult. De color negro o muy oscuro.

El significado del nombre Bruno es "el protector" o bien "el que lleva una coraza". Sin embargo, este nombre es uno de los más interesantes que existen, pues en él coinciden varias etimologías.

Técnicamente, Bruno se considera un nombre de origen germánico y su significado más directo proviene de dicha lengua ("el de piel oscura, rojiza o quemada.

 

Noctívagos:


1adj. Poet: que anda vagando.

   Palabras similares: Nocharniego, noctámbulo. Ave nocturna.

[persona] Que tiene tendencia a realizar actividades durante la noche, en especial si son diversiones o si son actividades que normalmente se realizan durante el día.


Moloso:


1. adj. HISTORIA De Molosia, antigua región del reino de Epiro.

2. s. HISTORIA Personas natural de esta antigua región.

3. adj./ s. ZOOLOGÍA Se aplica a una raza canina de gran tamaño y pelo corto, que procede de Molosia. dogo

4. s. m. POESÍA Pie de la poesía clásica compuesto de tres sílabas largas.

Los molosos son un grupo de perros caracterizados por tener una constitución musculosa, fuertes mandíbulas, gran cabeza y hocico corto, lo que les hace ser excelentes guardianes y defensores. ... Es frecuente el uso de los términos mastín y dogo como sinónimos de moloso porque son las dos subdivisiones de esta categoría.


Perendengues:

1. s. m. Adorno que se ponen las mujeres en las orejas llevaba unos perendengues de esmeraldas. pendiente

2. Adorno femenino de poco valor suele ir llena de perendengues y quincallas. baratija

3. s. m. pl. Cosa usada para adornar o ataviar tiene la casa llena de cuadros, jarrones y otros perendengues.

4. Trabas o dificultades que se ponen para la ejecución de una cosa a pesar de los perendengues conseguimos salir

Similar: Sin tonterías.



 Texto


Eran como el Yin y el Jang, de lo más antagónico en el aspecto, pero terminaron juntos. Componían la pareja perfecta.

Ella de piel blanca. Rubia, con ojos verdes malaquita. De altura destacable, y más con esos zapatos de plataforma, que como los antiguos coturnos griegos, la elevaba por encima de la mayoría de féminas que pululaban por la ciudad. Sus curvas bien proporcionadas eran de las que hacían derrapar las miradas de ambos sexos sobre su cuerpo.

Él, con un cuerpo bien trabajado en el gimnasio, era la envidia de unos y el objeto de deseo de otras.

Compacto y musculoso, de ojos y piel brunos. No muy alto pero de aspecto recio. Era conocido en el ámbito de los noctívagos como “el moloso aunque a ella le gustaba llamarle “mi negro."

Su historia de amor fue de lo más convencional: Se vieron, se gustaron, se enamoraron y se fueron a vivir juntos. Sin perendengues ni prejuicios. Inseparables y fieles. Por encima de los tópicos que los hubieran podido clasificar tan solo por la superflua apariencia.

Y es que a pesar de su aspecto físico impecable también ejercitaban el cerebro. Ponían en práctica lo de “Mens sana in corpore sano que proclamó Décimo Junio Juvenal. Uno de los autores favoritos para ambos. No fue casualidad que se conocieran en la biblioteca de la universidad, mientras estudiaban filología clásica en horario nocturno. Pues ambos trabajaban por las mañanas. Ella de cuidadora de ancianos y él, de jardinero.

Lo que ya os dije: la pareja perfecta.










martes, 8 de diciembre de 2020

Futuro imperfecto

 



Su preferido era el blanco, con botones nacarados en la espalda y remates color de perla con unas filigranas en los bordes de las mangas.

Al final no se casaron, no porque no quisieran, por la juventud quizá, que era muy loca y atrevida. Que parece que va a durar siempre y sin embargo pasa pronto. Y esos detalles parecen no tener importancia. Y él le quitó esa idea de la cabeza, un gasto innecesario le dijo. Y ella se dejó convencer, pues lo más importante lo tenían; el uno al otro más el amor que se profesaban.

 Se comían el mundo, se atrevían con cualquier cosa que se les pusiese delante. Todo reto era poco para ellos y juntos irían a donde hiciera falta; pero ir hacía un futuro imperfecto era perder esperanza de continuo. La poca que tenían se empeñaban en tumbarla las sucesivas crisis que no les dejaron levantar cabeza. Les hacía perder sus trabajos precarios cuando conseguían alguno, y sucesivamente se comían los pocos dineros que conseguían ahorrar.

Ambos estudiaron mientras les tocó hacerlo, tenían una formación muy decente para lo que se estilaba;  y a pesar de tanta reforma educativa que se cambiaba antes casi de ponerse en marcha. Por supuesto cada una peor que la otra. En esos tiempos en los que se premiaba la ley del mínimo esfuerzo y se veía mal todo lo que iba en contra de lo políticamente correcto. Mucho buenismo y poca meritocracia.

A pesar de su preparación no se les ofrecieron muchas posibilidades en un mercado laboral tan precario y saturado de becarios; que trabajaban prácticamente gratis para las grandes empresas. Víctimas de mentiras edulcoradas, que se presentaban como promesas tentadoras de formación y que quedaban rubricados en contratos basura. Y la vida mientras, se les escurría como agua, viviéndola como si no fuera la que les correspondiese por ley y por lógica aplastante.

Mientras, veían como personajes mediáticos desvergonzados se libraban de penas de cárcel merecidas y políticos sin vocación se subían los sueldos simplemente porque se les ocurría que así debía ser, por eso estaban al servicio de los contribuyentes y estos, se conoce, les daban mucho que hacer y naturalmente se consideraban merecedores de una compensación por tan tremendo esfuerzo.

Ellos dos sin embargo, como muchos, levantaban el país, madrugando todos los días y no precisamente para ver el amanecer, y mientras les duraba el empleo claro; y se deslomaban doce o catorce horas diarias en jornadas que no parecían llegar a su fin y que a sus jefes les parecían cortas e improductivas. Más solo tenían derecho al salario mínimo que se les quedaba en nada después de hacer frente a los pagos exigidos por una voraz hacienda.

Y se reían de todo aquello por lo que no merecía la pena sufrir, pues el humor no les faltaba, y aquello como todo era pasajero y soportable.  

No, al final no se casaron, porque no pudieron; pero vivían juntos en un pisito alquilado de un barrio periférico y se alimentaban de su amor cotidiano, de ese del que se nutren los que realmente saben amarse con todas las consecuencias y a pesar de todas las contrariedades. En ellos, casi se hacían literal los dichos de “contigo pan y cebolla” y “En la riqueza y la pobreza.” siempre con más de lo segundo por descontado.

No les hizo falta firmar ningún contrato para saber que se tendrían y se apoyarían en la salud y en la enfermedad y en todo lo demás hasta que la parca hiciera su trabajo. Lo suyo no era un amor de usar y tirar cuando finalizara la pasión o se perdieran por el camino la frescura de la piel y la juventud. Eran de la opinión de que con el uso y el roce todo se desgasta pero el verdadero amor se pule, abrillanta y suaviza.

Sus tesoros fueron pocos; pues no tuvieron hijos, y los objetos son solo eso, cosas inanimadas  que  satisfacen lo que dura el momento de conseguirlos, acumularlos y olvidarlos para que se llenen de polvo.

Su mayor fortuna fueron por tanto, los momentos compartidos en espacios abiertos y cerrados. Los instantes tristes y alegres, lo amargo y lo celebrado. Caricias, besos, abrazos y sonrisas incrementaban su caudal diario de fortuna personal; muchas lágrimas de impotencia también, porqué negarlo.

Como aquellas que  caían de sus ojos en este instante pensando en ella, que se fue hace unos meses. Siempre hay uno que se marcha antes, dejando al otro sumido en un vacío inexplicable que le van erosionando las ganas de vivir.

Al final no hubo boda, no se casaron. Primero porque eran muy  jóvenes, después, por todas las circunstancias que se les fueron acumulando. Y piensa en ella con desconsuelo y la recuerda con nostalgia. Se entristece, pues sabe que le hubiera gustado lucir ese vestido blanco con botones nacarados en la espalda y remates color de perla; estando él a su lado, orgulloso de su compañera.  Y aunque lo más importante lo tuvieron. Ese capricho como otros muchos, no se lo pudo dar.



Derechos de autor: Francisco Moroz



martes, 1 de diciembre de 2020

Conducta heredada

 


–Este no es nuestro estilo de familia, – refunfuñaba la abuela Pura cada vez que regresaba a nuestra casa; como a modo de reproche por nuestra forma de proceder y no ser como ella quisiera que fuésemos.

Tanta educación y cortesía no se dieron nunca entre nuestros antepasados; nos repetía machacona. Se ve que no ha cundido el ejemplo que os dieron vuestros padres. 

No tengo ánimo para soportar tanta corrección y honradez. Parecéis sacados de otro molde, con un guión diferente al mío. Creo que me moriré pronto de tristeza de ver como las enseñanzas que os dimos, cayeron en saco roto. Todo esfuerzo por inculcaros ciertos valores, desperdiciados.

Y murió, no sé si de tristeza o por que le tocaba dada su avanzada edad.

El caso es que ahora, pasados los años, recuerdo sus palabras tal cual, como si las estuviera escuchando en este mismo instante; las mismas que decía cuando estaba viva y venía a visitarnos cada vez que salía de la cárcel.


Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Te doy mi palabra 5





Cairel:


1- Adorno en forma de fleco formado por hilos o cordones que quedan colgando en el borde de algunas telas o vestidos.

2-Mechón de cabello rizado.

 

Coloquíntida:


1-Planta de tallos rastreros y pelosos, hojas divididas en cinco lóbulos dentados, ásperas, vellosas y blanquecinas por el envés, flores amarillas y fruto parecido a la naranja.

2-Fruto de esta planta, de corteza lisa, con la forma, tamaño y color de una naranja, y de sabor muy amargo.

 

 Cornuto:


Que posee cuernos. Aunque es un término en desuso.

Uso actual, cornudo.


 Nadir:


 significa básicamente "punto bajo", sin embargo, una explicación más detallada puede aclarar el uso de este término en relación con el tratamiento de quimioterapia. El nadir afecta los recuentos de leucocitos (glóbulos blancos) y hematíes (glóbulos rojos), así como de plaquetas.

En astronomía se denomina nadir (del árabe نظير nathir, "opuesto") a la intersección entre la vertical del observador y la esfera celeste. Es decir: si imaginamos una recta que pasa por el centro de la Tierra y por nuestra ubicación en su superficie, el nadir se encuentra sobre esa recta, por debajo de nuestros pies. En sentido contrario se encuentra el cenit.

También se utiliza en términos solares como "el nadir del Soleado", que es la órbita más baja respecto al horizonte que sigue el Sol a las 12:00 en invierno.

En el contexto de los sensores remotos, el término nadir se refiere a la disposición de los instrumentos de observación orientados de manera perpendicular a la superficie terrestre. Esto también puede aplicarse a un astronauta que dirige su mirada u orienta su cámara fotográfica hacia abajo, como si tratase de orientarla hacia el centro de masa de la Tierra.

Por extensión, nadir también se usa para referirse al punto más bajo o al momento de mayor adversidad de un proceso.

 

Polacras:


Se llama polacra a una embarcación de cruz. tiene el casco semejante al jabeque con dos palos tiples, sin cofas ni crucetas y con el mismo velamen que los bergantines aunque con la ventaja sobre estos de que arriando las velas superiores quedan al socaire de las inferiores y se aferran con facilidad.


Texto


La niña de los caireles me tiene harto receloso;

que ando con el alma en pena

de solo pensar que ella me pueda engañar con otro.

Prefiero beber veneno que sentirme traicionado.

Más amarga es la traición que la áspera coloquíntida.

Más pesada es la tristeza que el anexo del cornuto.

Y duelen los golpes dados en el nadir de lo propio,

más que en la espalda del reo los azotes del vergajo.

Son veloces las envidias, son tenaces, son abrojos.

No hay polacra marinera tan rápida como el enojo.

Consiento ser galeote, prisionero y desterrado.

Antes que sufrir deshonra de la doncella que guardo.



miércoles, 11 de noviembre de 2020

Tenemos chica nueva en la oficina





La nueva becaria que había contratado la empresa para reestructurar el sistema informático, le tenía perturbado los cinco sentidos con sus encantos.

No paró hasta conseguir una cita; que con suerte acabaría en una sesión de sexo descontrolado que era lo que él realmente perseguía. Ella era reticente al cortejo, pero terminó bajando la guardia ante tanta insistencia. Aún a pesar de manifestar la inconveniencia de tener novio, y recordarle de paso a él, su condición de casado. 

Sin embargo y una vez derribadas sus defensas, fue la propia muchacha la que le propuso algo inusual; le dedicaría un fin de semana completo en los que ambos estarían encerrados en una habitación de hotel que ella reservaría de antemano. Preparando el entorno apropiado para que no olvidase nunca del encuentro.

La semana previa, su objeto de deseo no apareció por el edificio, y cuando preguntó con aparente preocupación  al jefe de personal por las causas de dicha ausencia, este le contestó que la muchacha había pedido la cuenta sin razón aparente. Empezó a sentirse frustrado en sus pretensiones.

Su enfado remitió en cuanto recibió un mensaje por medio de whatsapp con la dirección de un hotel de cinco estrellas, el número de habitación, y unos emoticonos de corazones que le hicieron presentir el paraíso.

Al abrir la puerta le sorprendieron tres cosas: el desorden de la habitación, las botellas de champán vacías, y los dos cuerpos desnudos que yacían en la cama de los cuales, solo conocía uno.

Continuará :)

Derechos de autor:  Francisco Moroz





jueves, 5 de noviembre de 2020

Un tipo con corazón


                                   



El individuo nunca fue una buena persona, ya de pequeño apuntaba malas maneras cuando pegaba patadas en las espinillas a los compañeros de colegio y puñetazos en la nariz o la tripa.  Tiraba de las trenzas a su sufrida hermana cuyos gritos no conseguían que menguara el maltrato y nunca sus mascotas duraban mucho; teniendo todas finales muy trágicos.

Su madre le reconvenía cada vez que sus actuaciones dejaban que desear; por ejemplo el día en que atizó un buen mamporro con el borrador en la cabeza a un profesor, que según explicó a sus progenitores, le tenía manía y le cateaba una y otra vez. Cero puntos en la asignatura y cinco puntos de sutura les costaron a ambos respectivamente.

Eso le valió su primera expulsión del primer colegio; más adelante hubo alguno más, y tanto desarrolló su mal carácter que consiguió lo expedientaran a nivel académico de por vida con el calificativo de “individuo matemáticamente conflictivo ” osea en grado sumo y sigo elevado a la enésima potencia.

Tanto alumnos como docentes coincidieron unánimemente en que su maldad era comparable a su falta de entrañas y corazón.

Su padre fue el que le dio el ultimátum: “Ya que no quieres estudiar tendrás que trabajar” breves minutos después, este, tuvo que ser ingresado en urgencias con algún traumatismo de huesos, complicado todo ello con hemorragia interna en el bazo. 

La criatura ya tenía por entonces dieciocho añitos cumplidos y acumulaba algún que otro delito menor en su currículo, esta actuación fue de tarjeta roja y expulsión de la casa donde había vivido en familia, la cual desde ese mismo instante lo repudió con todas las de la ley cambiando cerraduras y renegando de su consanguinidad.

Padres y hermana coincidieron en que sería mejor alejarlo del núcleo parental, ya que no sabía convivir en armonía, careciendo de sentimientos y de corazón.

Se tuvo que buscar la vida y a pesar de su insuficiente preparación académica, la suerte le sonrió con dentadura postiza; pero consiguió trabajo a pesar de todo. Una temporada como peón, en una obra que construía edificios de protección oficial, le duró poco a causa de un conflicto de intereses con el capataz, pues este se empeñaba en que desarrollase su trabajo cumplidamente y exigía además, puntualidad. Naturalmente no estaba dispuesto a someterse al régimen dictatorial de la casta empresarial y una mañana, abandonó el tajo dignamente; no sin antes moler a palos con una pala al encargado de obra en cuanto este le dio la espalda.

Ofreció sus servicios en otras pequeñas empresas, y en las que conseguía entrar, duraba lo que dura la alegría en casa de un pobre, o sea, casi nada. Por donde pasó dejaba heridas en vez de huella, utilizando más de una vez los pies más para patear costillas que para andar.

Lo denunciaron más de tres veces a la policía y pasó a formar parte de esos que tienen fichas abiertas, y no precisamente de las que se cambian por dinero en los casinos ni de esas otras de colores con las que te comes una y te cuentas veinte.

Todos los compañeros que tuvo en las diversas empresas por una vez, llegaron a un mutuo acuerdo con sus jefes; sin sindicatos por medio, en la opinión de que este energúmeno ni tenía vergüenza ni corazón.

Visto el resultado, el bravucón de tres al cuarto empezó a frecuentar las malas compañías nada recomendables que le introdujeron en un mundo de violencia y adicciones, que no resultaban nada baratas, pues se pagan caras a la larga. 
Se puso a las órdenes de un Matón de barrio bajo que era pura simpatía cuando los negocios iban con viento de cola, pero que sacaba la peor faceta facinerosa cuando sus deseos no eran cumplidos con total servilismo. 

Aquí nuestro personaje se aplicó en ciencias y arte. La ciencia infusa, la habilidad natural y la maestría que conformaron un conjunto de conocimientos en lo que al delinquir se refieren. Y las malas artes del engaño y la extorsión del prójimo. 
Que decir tiene que su tutor y maestro en la materia, amaneció un buen día con la fresca, tirado en una cuneta. Ajuste de cuentas dijeron los de atestados, los de la prensa que si guerra de bandas. Cuentas en todo caso de las que no cuadran. Nuestro villano se hizo con el puesto del capo eliminado y sembró el terror allá por donde ejercía su mandato.

Visitó la cárcel una docena de veces, con escasa devoción y sin ánimo de redención. Cumplía la penitencia a duras penas por obligado consenso unilateral de la institución penitenciaria, dejando señales y marcas de su paso, no solo en las paredes de la trena; algún recluso fue objeto también de su saña incontenible. No aprovechó sus internamientos para adquirir más juicio. Solamente los que una y otra vez le condenaban a pasar temporadas a la sombra con más penas cumplidas que gloria.

Todas y cada una de sus víctimas al uno y al otro lado de los barrotes, coincidirían más tarde al afirmar, que este energúmeno ni tenía escrúpulos ni corazón.

Total, que la vida y el tiempo que van de la mano y a su aire, sin dar muchas explicaciones al personal, pasan más rápidos o más lentos según el nivel de los sufrimientos o placeres que cada cuál experimente en sus propias carnes. Llegan irrefutablemente tarde o temprano con el extracto del débito en sus manos.
Le tocó también ese momento a nuestro jaque baladrón de forma inesperada y en el momento justo en el que tenía que acaecer su final, caer su telón y escribir el epílogo. Ni un minuto antes ni un segundo después.

Murió de manera fulminante, sin tiro ni bala de por medio. Se dolió en el pecho, se encogió y se postró de rodillas como nunca hubiese imaginado ponerse delante de nadie. Temeroso de algo indefinido que llamamos muerte. Él, que nunca temió a ningún mortal, se sometió a la fuerza a la huesa.

Cayó como árbol talado al que mutilan desde su base y feneció como lo hace todo hijo de vecino, solo, pero en esta ocasión solo de verdad. Y para siempre, como es norma preceptiva que ocurra.

Los que encontraron su cuerpo tirado en la calle como basura; cada uno como lo que es, llamaron a urgencias, y los que llegaron se limitaron a dar fe de su óbito cierto y pasaron la patata caliente a los que lo enterraron en fosa común con posterioridad. Pues no se encontraron familiares, amigos, compañeros, jefes o enemigos que quisieran reconocerle o hacerse cargo de sus despojos. Pero todos sin omisión, lo olvidaron con prontitud; que estos operarios bastante tienen con desarrollar su ingrata tarea de manera profesional como para exigirles sobre esfuerzos sentimentales.

Los paramédicos dictaminaron que: despojado de su soberbia, orgullo, violencia y bravuconería era un don nadie que había muerto a causa de un infarto agudo de miocardio.

Al fin y al cabo los círculos existenciales se cierran como para dar la razón a mi abuelo, que siempre dijo que a cada cerdo le llega su San Martín. Pero al mismo tiempo aclarando equívocos y dejando las cosas en su sitio.

Pues este personajillo según la opinión de los que le conocieron a lo largo de su periplo, no tenía ni entrañas, ni sentimientos. Carecía de vergüenza y escrúpulos. Pero al fin y al cabo, sí que tenía corazón. 
El mismo que le dio el disgusto al dejarle de latir.
 
¡Y menos mal! pues gracias a ese detalle muchos ya pueden descansar en paz y reposar tranquilos, al igual que el fenecido. Pero los primeros, al contrario que el tipejo, por encima de la tierra depositada sobre sus restos.


Derechos de autor: Francisco Moroz





sábado, 31 de octubre de 2020

El reencuentro


 Me hacen entrar en mi nuevo hogar, es más grande y luminoso. No es el mismo caserón en el que nací; del que me rescataron la noche del incendio. Viene a mi memoria la sensación de calor, la imagen de las llamas que me rodeaban y el ahogo mientras el humo invadía mis pulmones. El olor a carne quemada y el insoportable dolor.

Se que perdí el conocimiento y cuando desperté solo sentía una sensación de abandono.

Solo ellos me vieron y se acercaron a mí. Me sonrieron, me cogieron de la mano para llevarme de nuevo a casa. Los reconocí de inmediato; como no hacerlo; eran mis padres que habían muerto hacía dos años en un accidente de tráfico. De nuevo volvíamos a estar juntos.


Derechos de autor: Francisco Moroz

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