No soy muy
dado a hacer entradas de este tipo de eventos, entre otras cosas porque no
asisto a muchos; pero queridos lectores este fue especial y merece una, aunque
corta, merecida.
Ya hace unos
cuantos meses desde que el autor Pablo Palazuelo me ofreciera su libro para leerlo,
y si era de mi gusto, poder reseñarlo.
Soy un poco
reacio a hacerlo no porque sea poco generoso con ellos, sino porque no me gusta
condicionar ciertas opiniones personales con las obras de escritores que no
siempre tienen que complacer mis gustos literarios. Ellos como creadores tienen
en alta estima su obra y es un condicionante grande pretender hacer lecturas y
sinopsis positivas sobre todas ellas sin dejar de lado la objetividad.
El caso es
que la reseña de este título fue fácil, pues me vi gratamente sorprendido por
su calidad (Primer libro escrito por dicho autor) y el argumento adictivo e
interesante, al menos para un servidor, que no gana nada promocionando obras
ajenas. El autor así mismo y una vez hecha su reseña, me invitó a la presentación, y a partir de ese momento la reacción fue en cadena, trasmitiendo la noticia y tentándonos unos a otros para asistir al mismo, y así conocernos de paso.
Por lo tanto, la presentación de este libro fuera motivo y escusa
para juntarnos cuatro personas a las que ya unían lazos literarios-cinematográficos
virtuales.
Cuatro
personas detrás de sus respectivos blogs: Paloma de: Leer el remedio del alma,
Chelo y su blog “de cine y buenas vibraciones” y naturalmente Juan Carlos y el
suyo. Para un servidor, un profesor que no se hubiera tenido que jubilar nunca
por lo mucho que todavía tiene que enseñar.
El encuentro
tuvo lugar en la propia librería que acogía al autor y que se quedó pequeña
para el acto; el propio Juan Carlos hizo de maestro de ceremonias junto con
David. G . Panadero, un buen conocedor del género literario al que corresponde
–Nunca es tarde paras morir-.
–Nunca es tarde paras morir-.
El autor nos
explicó alguno de los entresijos de la obra y la gran aventura de ocho años que
supuso el escribirla. Su lucha con las editoriales que se la rechazaron y su
batalla personal para publicarla. Creo que el camino ha sido arduo pero ha
merecido la pena.
Ya adelanto
que nos amenazó con escribir la segunda dirigida y dedicada especialmente a las
mujeres… Ahí lo dejo.
El encuentro
con el autor fue interesante, pero el verdaderamente especial fue con las
compañeras-os de la red bloguer.
La ocasión y situación de conocer a magnificas y
entrañables personas se da una entre muchas, y nosotros supimos aprovechar
dicho evento para hacerlo.
Yo tenía
ganas de conocer a mi ahijada, esa que dice que me debe tanto en su
aprendizaje, esa que tanto me agradece y me halaga. Creo que se está
convirtiendo en toda una referencia, marcando pautas en su blog, que otros con
muchos más años de rodaje no tienen.
Ella me
decía que al conocerla no me esperara algo espectacular y mentía como bellaca.
Pues me encontré con una magnífica conversadora y estupenda mujer, con
criterios bien definidos y perfeccionista con lo que hace. Incluso nos invitó
al café. ¡Gracias Paloma, Kirke!
De Chelo no
os voy a contar nada nuevo que no sepáis: ¡Cuanta alegría desprende esta chica!
Antes de conocerla ya sabía que se trataba de ella por la carta de presentación
de su sonrisa franca. Tímida y discreta como la que más, cuidando el detalle y
mostrándose con la naturalidad de la inocencia. Una niña grande que tiene sus
secretos… Ella vino desde Valencia para dejarnos disfrutar de su compañía.
Esas dos
horas que pasé con ellas se me hicieron tan cortas que al final se nos fue el
santo al cielo y casi llegamos tarde a la presentación.
Juan Carlos
es otro fenómeno, no conocía su faceta como maestro de ceremonias; estuvo claro,
escueto y conciso en las explicaciones Creo que se tuvo que reprimir las ganas un poco, pues él, con todo su
bagaje cultural podría habernos dado toda una clase magistral sobre un libro que
ni siquiera ha escrito él.
Yo personalmente creo que no los lee. Los analiza meticulosamente.
Yo personalmente creo que no los lee. Los analiza meticulosamente.
La tarde se
nos fue, pero nos dejó esa bonita sensación de haber conocido a personas muy
interesantes, ese tipo de personas a las que desde esos momentos ya podemos calificar como amigos.