martes, 31 de mayo de 2016

Tanto amor



Cuando ella le dejó, él huyó de la sombra que le hacía el vacío de su ausencia.
Se sintió abandonado y solo;  puso distancia, marchó del pueblo donde ellos vivieron y la casa que habitaron; de ella y los recuerdos que le quedaban de su presencia.

Pero jamás se recuperó de la soledad que le embargaba desde su partida, y la añoraba como ningún otro hombre enamorado podría añorar a su amada. Ahora ha vuelto a leer las cartas escritas de cuando eran novios, y llora en el silencio de la habitación de una pensión gris, como su pesar. Mira su foto una vez más y decide poner fin a tanto dolor.

Este será el primer día de su renacer, de su volver a la plenitud de su vida perdida. Ha decidido ir a su encuentro, volverla a ver no solo una, sino todos los días mientras las fuerzas le acompañen.

Sale afuera y agarra el chubasquero, monta en su vieja bicicleta y recorre los 43 kilómetros que le separan de su amor, de aquella mujer que le fue arrebatada a traición y cuando más felices eran.

Llegó empapado por la lluvia y por las lágrimas que corrían libres desde sus ojos; compró un bonito ramo de flores para no llegar con las manos vacías y se presentó donde ella moraba.

Abrió la puerta del campo santo y allá frente a su tumba le prometió que todos los días vendría a verla, costase lo que costase. Pues su amor había echado tales raíces en su corazón que hasta que no llegara su propia muerte sería imposible el olvidarla.




Derechos de autor: Francisco Moroz.


domingo, 29 de mayo de 2016

Primer aniversario



Se acercaba la fecha en la que ambos se conocieron por primera vez.

Él no la había olvidado; se preguntaba si ella se acordaría de este aniversario tan especial. Si al menos le llamaría para felicitarle por aquel encuentro en el pasado que tantos recuerdos le traían a la cabeza... 

Por ejemplo, el de aquella primera vez en la que se encontraron que fue la última.



Derechos de autor: Francisco Moroz 


viernes, 27 de mayo de 2016

Unos disparos

                                    Desde Zenda nos hacen una propuesta: Un relato donde se incluya la palabra "Amanecer"
                                                                                       esta es mi aportación          


                                                

Unos disparos acabaron con tu vida…

Era una mañana como otra cualquiera, de esas en las que te hubieras quedado muy a gusto en la cama  evadiéndote del instituto. No, no eres perezosa, te gusta aprender, pero un no sé qué indefinido te hace un nudo en el estómago cada vez que suena ese despertador que te recuerda que sigue el ritmo de tu vida; y tu vida es la que es, un bucle que se repite diariamente quieras tú, o no quieras.

Pocas cosas puedes hacer para animarte, a parte de sonreír ante el espejo mientras peinas tu fosco cabello y miras tu cuerpo cargado con esos kilos de más que desdibujan tu inexistente cintura y te hacen parecer tan torpe de movimientos. Esa cara que te devuelve la mirada desde la superficie pulida es agradable. No es, desde luego, la de ninguna belleza como las que ves en la televisión o en los carteles de publicidad, donde aparecen despampanantes perfilando su silueta y destacando sus rostros agraciados que anuncian cosméticos y lencería, pero tampoco eres fea, eres incluso más simpática que otras que van de divas.

Se te hace difícil la jornada diaria, pero la soportas, aceptas tu sino, te aceptas a ti misma con tus limitaciones físicas, que no consideras defectos. Eres así, y aunque te gustaría cambiar algunas cosas ¿Por qué ibas a ser de otra manera?

Antes de llegar a clase ya te das cuenta de que algo pasa, sorprendes a algunos compañeros mirándote de reojo y a otros tapándose la boca como para ahogar una risa. Entras en el aula y te sientas. Casi te echas a llorar cuando levantas la vista, y en la pizarra ves tu nombre con una flecha señalando a un monigote mal  pintado que parece representarte; nada nuevo de todo lo visto hasta ahora, pero esta vez, ese muñeco sostiene en una de sus manos mal trazadas eso que parece una pistola, con dos palabras que lo dejan todo muy claro: Gorda, ¡muérete!.
Humillante y cruel.

Cuando llega la profesora de matemáticas borra el dibujo y lo sustituye por cifras y ecuaciones que no distingues bien a causa de tus lágrimas y el sofoco. Nadie parece ver la angustia que te destroza por dentro y pides permiso para ir al servicio para lavarte la cara.
Cuando te levantas, risitas sofocadas se perciben a tus espaldas y hasta que no cierras la puerta no respiras hondo para salir por el pasillo lo más rápido que te permiten las piernas.

El resto de la mañana pasa sin pena ni gloria, pero siempre tienes la sensación que con más de lo primero que de lo segundo.
Llegas a casa y te encuentras con lo de siempre: un plato frío de comida y una nota en la que se te indica que recojas un poco y estudies.
Tu madre trabaja en turnos de tarde-noche y a penas la ves durante la semana. Te quiere y lo sabes, y comprendes su limitación a la hora de demostrar su cariño, pero echas de menos sus abrazos, esos que te daba cuando tenías pocos años, cuando formabais una familia feliz y tu padre no se había marchado todavía de casa abandonándoos a vuestra suerte.

Comes rápido para que te dé tiempo a conectarte un rato a Internet, para ver tus correos antes de ponerte a hacer las tareas. No es que recibas muchos, no eres una chica guay de esas que parecen tan solicitadas en cuanto cuelgan su foto provocadora poniendo morritos a la cámara.
Esperas alguno de tu prima preguntando qué tal te va, y que si tienes alguna relación interesante en el insti. Sonríes cada vez que te pregunta eso; si supiera la popularidad que tienes entre los frikis, se sorprendería.

Enciendes y esperas, y cuando entras  en tu correo te llevas la sorpresa de tu vida: más de 65 mensajes te esperan en la bandeja de entrada, te extraña solo a medias el que sean direcciones desconocidas, pero aún así, entras motivada por la curiosidad ante la novedad de recibir tantos e-mails.
Cuando abres el primero y lo lees descorazonada, te das cuenta que los otros serán más de lo mismo. Burlas, emoticones de los que echan lágrimas de la risa, palabras soeces y groseras y unas que te invitan a entrar en tu perfil de la red social donde lo tienes habilitado.

El miedo te invade. Sabes que algo nuevo e inesperado te espera agazapado una vez que teclees tu nombre; pero nada es lo que esperabas, es aún peor. Una serie de fotos tuyas en ropa interior, casi desnuda con cara de no enterarte de nada y desde diversos ángulos y diferentes niveles de zoom.

Recuerdas entonces la hora de gimnasia, los vestuarios, las demoras de algunas, y los móviles en manos de otras. Sin querer has sido protagonista de una sesión fotográfica involuntaria y causante de que el chat eche humo por la cantidad de mensajes obscenos de los chicos, el desmesurado número de visitas y los deditos alzados en un “me gusta”.
 Los comentarios sangrantes te hacen bajar la cabeza, y avergonzada te  diriges al cuarto de baño derrotada una vez más.
Un buen baño de agua caliente para relajarte te vendrá bien, y mientras te vas calmando piensas en tu pobre madre, y en toda la sangre que tendrá que limpiar mañana cuando te encuentre, y lo triste que se pondrá, pero ya no puedes luchar más, es hora de descansar para siempre.
Tu despertador sonará en vano, tú ya no verás un nuevo amanecer.



...Unos disparos, acabaron con tu vida, y no fueron producidos por arma de fuego.



Derechos e autor: Francisco Moroz


jueves, 26 de mayo de 2016

Gaviota




Cada vez que alzaba el vuelo a la caída del sol, no veía ocasos sino horizontes que alcanzar. Cuando planeaba por encima de los acantilados de la costa, no veía escollos ni dificultades, sino barreras que sobrepasar por medio de la inteligencia  y la pericia.
El despegue y el aterrizaje eran pruebas constantes en su continuo aprendizaje y su mirada siempre abarcaba la plenitud, llegando a ver más allá de la realidad que le mostraban sus ojos.

Se sentía libre de ataduras cada vez que subía allá arriba. El firmamento constituía su paraíso personal, las nubes le arropaban como en blanco y mullido edredón; y si la tormenta le sorprendía con violencia extrema, él buscaba su sosiego interno para sobrellevarla y llegar íntegro a buen puerto.

Su querido hogar se hallaba allá donde le llevaba su vuelo, se había convertido en todo un maestro y referente para los más jóvenes, esos aprendices que intentaban imitarle.
No era soberbio, le gustaba enseñar a los que demostraban entusiasmo y verdadero interés por aprender.

Hoy mientras vuela, recuerda aquellos años en los que el aprendiz era él, recuerda a su primer maestro, aquél que le mostró que las dificultades se sobrellevan cuando se pone empeño y suficiente alma y ganas de hacerlo.
Recuerda cuando era un muchacho con inquietudes, y cogió por primera vez ese libro titulado: Juan salvador Gaviota.

Sonríe y piensa: ¡qué tiempos aquellos!
Quién le iba a decir que gracias a una gaviota, iba a convertirse en instructor de vuelo.
Levantó el mando de dirección y movió suavemente los estabilizadores de la avioneta, poniendo rumbo a la costa, donde le esperaba la pura rutina de lo cotidiano.




Derechos de autor: Francisco Moroz



miércoles, 25 de mayo de 2016

Gracias por tu amor




Una explosión en la carretera al paso de un convoy. Salieron, asustados de la pequeña casa, y vieron desde donde se encontraban los hierros retorcidos y los restos humeantes de lo que había sido hasta hace unos momentos un vehículo semiblindado. 

Soldados armados, salían de otros situados más atrás y miraban desconfiados hacia ellos. Les gritaban en un idioma que no entendían y se acercaban gesticulantes mientras les apuntaban con sus fusiles.

¡No! No era un sueño, era la pesadilla que se representaba allí en medio de la nada, donde ellos habitaban e intentaban sobrevivir al caos de la intolerancia de los dos bandos.

Los soldados se acercaban amenazantes requiriéndoles a que no se moviesen. ¿No veían acaso que eran dos ancianos que no hubieran podido huir aunque quisieran?
Cuando comprobaron que no representaban ningún peligro, trajeron a los heridos que habían sobrevivido al ataque, uno de ellos conmocionado por las terribles heridas deliraba.
La mujer no comprendía lo que decía pero, pidió permiso a los soldados para poder acercarse a él.

Le agarró las manos y empezó a cantar una dulce canción, el joven la miró, llegando a pronunciar solo unas palabras antes de expirar:

¡Gracias por tu amor!


derechos de autor: Francisco Moroz

Relato presentado a:






martes, 24 de mayo de 2016

Tú y yo






La anterior relación le había roto el corazón y la cara en más de una ocasión. Ella recordaba aquellos amargos años en los que el sufrimiento, el sometimiento y el miedo, hacían mella en su espíritu, en su autoestima y en su cuerpo.
Noches de insomnio a su lado, temiendo despertar su violencia y su deseo perturbador de posesión instintiva.
Días de encierro, horas grises deambulando por la casa como prisionera aterrorizada por el regreso de su carcelero.

Todo ello son recuerdos del pasado, piensa aliviada, y mira a su nuevo compañero, sentado a su lado. Con él se siente segura. La protege y la cuida con sumo amor; la entrada en su vida fue el bálsamo que curó progresivamente todas sus heridas. Fue disuasorio para que su agresor se alejara.

Ella aprendió a amar y confiar de nuevo en alguien. Era el compañero, el amigo, el confidente de los momentos pausados mientras tomaba el café.
Le encantaba mirarle a los ojos, esos tan llenos de expectación, de adoración y de fidelidad por ella, solo por ella.

Lástima que no pudiera hablar, y que sus besos fueran húmedos lametones; pero le bastaban para demostrar todos sus sentimientos.



derechos de autor: francisco Moroz


Relato que participa en:




lunes, 23 de mayo de 2016

Viento divino


En esta casa no vive Mizuki Tanaka desde que el viento divino se lo arrebató a su
familia. Ellos saben que habita con los dioses, y cuando celebran su aniversario pronuncian las palabras: patriota, y guerrero glorioso.

Todos saben que en 1944 muchos jóvenes como él se alistaron en la armada imperial para luchar contra el invasor.

Mizuki fue uno de los primeros en anudarse a la cabeza el pañuelo con el símbolo del sol naciente, de los primeros en subirse a un  avión cargado con explosivos y estrellarse contra un destructor perteneciente a los aliados.
Estos les llamaron kamikazes suicidas, los suyos,héroes.



Derechos de autor: Francisco Moroz

Con licencia


viernes, 20 de mayo de 2016

Puro deseo





La planta del individuo que me la presentó era chulesca: Gafas oscuras, chaqueta de cuero y pantalón del mismo material bien ajustado, y para rematar unas botas de montar de tipo militar.

Esa primera impresión y dada mi mojigatez en estos temas, me causó ciertos reparos iniciales el tener que tratar asuntos tan personales e íntimos con un personaje cuyo estereotipo no coincidía en absoluto con el mío que soy, una persona de lo más corriente y para nada extravagante.

Me chequeó de arriba abajo como para valorar si era digno interlocutor y posible cliente, el caso es que me ruboricé de forma pueril al calibrar las supuestas razones que me habían precipitado a acordar la cita con ambos.

¡Pues sí!, también ella estaba presente, junto a él, rotunda en sus formas, brillante en su aspecto, con esa manera de posar cual modelo de pasarela. Su sola presencia me excitaba y ponía la carne de gallina. Sólo quería poseerla, hacerla mía a toda costa, costara lo que costara.
Sus curvas femeninas me seducían y desataban mi pasión animal y primaria de deseo.

El hombre detectó mi manera lúbrica de mirarla, y eso le hizo suponer que pidiera lo que pidiera, se lo iba a conceder a ciegas y sin meditar, y no le faltaban razones. Mis ojos enfervorecidos y delirantes por tenerla y disfrutarla me delataban.

Naturalmente el precio inicial me pareció exagerado, pero a partir de ahí empezamos a regatear y a negociar, algo más acorde a las necesidades de cada uno.

¡Por fin! Llegó el acuerdo, nada barato, pero tampoco desorbitado para tratarse de esa belleza a la que iba a hacer mía en cuanto su anterior compañero se esfumara.

La iba a poseer hasta dolerme, pero ante todo iba a lucirla, a presentársela a mis amigos a los que sabía que les iba a corroer la envidia. La pasearía por toda la ciudad, sabiendo que arrastraría miradas a su paso; miradas cuajadas de deseo, el mismo que despertó en mí en cuanto la conocí viendo su foto por Internet.

Me enamoró, aun sabiendo que  dominarla me iba a costar muchos esfuerzos y mantenerla muchos sacrificios; pero en mi fuero interno estaba orgulloso de haberme decidido a adquirir esa maravillosa moto. Nada menos que una chopper Harley FLS que levantaba pasiones.


                                                                                 Derechos de autor: Francisco Moroz



martes, 17 de mayo de 2016

Flores exóticas



Desde el otro lado del planeta procedían aquellas flores que pretendía regalar a su amada; le habían resultado tan costosas como difíciles de conseguir. Pero tenía contactos al igual que dinero.

Él, estaba perdidamente enamorado de esa mujer desde que la vio en la embajada, y estaba dispuesto a conquistarla y a hacerla suya a costa de lo que fuera.

Lo que nunca pudo imaginar el “Casanova”, es que iba a ser rechazado por esa funcionaria de la embajada de Vietnam del Norte; pues ella era oriunda de ese país, en que las flores que le fueron entregadas, eran de lo más común. 



Derechos de autor: Francisco Moroz
con licencia


lunes, 16 de mayo de 2016

Del ser



Cada latido del corazón nos separa de la eternidad
y de la muerte.
Trama fina es la que nos mantiene en este mundo;
hilo delgado del que pende la vida y nos tiene unidos a ella.

Sólo basta mirar unos ojos para recorrer sin pausa una existencia,
para vibrar enteramente
e incendiarnos de puro amor,
y vernos envueltos en llamas apasionadas.

O morir de celos o penar de envidia,
poderosa razón la que nos guía.
Una débil intuición de lo que espera
escondido en el doblez de cada esquina.

¡Cuánta luz  puede nacer de una mirada!
¡Cuánta sal de una pequeña lágrima!
¡Y de un beso, cuanta  ternura!
Y desconsuelo de un rechazo inmerecido.

Muchas mareas se desatan allá adentro,
por la atracción de la luna de cada uno.
¡Qué universo tan infinito poseemos!
Tan misterioso, tan absoluto y tan incierto.

No podemos abarcar la plenitud de la existencia
ni acariciar la suavidad de los suspiros.
Todo es tan breve, todo un adiós;
lo que se goza, lo que se sufre. Solo un instante que ya pasó.

Es la pregunta, la reflexión, la interrogante
Es el, "ser o no ser", el estar o no estar,
el nacer o morir,  el reír o llorar.
Nuestra sempiterna duda de almas errantes.
sin respuesta absoluta.


Derechos de Autor: Francisco Moroz



miércoles, 11 de mayo de 2016

Reflexiones desde la ventana



Me asomo a la ventana, hace una tarde de esas especiales llenas de melancolía y esplendorosos reflejos en los cristales. La luz se tamiza en el éter iluminando las escenas como si se tratasen de pinturas al pastel.

Observo detenidamente el paisaje urbanita saturado de edificios simétricos que aparentan ser grandes bloques ciclópeos, tallados a cincel por manos de gigantes arquitectos.

Todo está muy tranquilo, hasta el aire parece haberse detenido a descansar de la jornada, el calor ha apaciguado su fuerza agobiante y da una tregua para que la gente salga de sus casas. Y es que la calle bulle de actividad; los transeúntes ultiman sus compras o simplemente pasean sin rumbo definido aprovechando la buena temperatura, ajenos al paso del tiempo en los relojes.

Me siento como un halcón en su atalaya, dominando la escena en su conjunto, el trascurrir de los acontecimientos ante mis ávidos ojos de cazador; disfrutando de la perspectiva que me proporciona la altura y que me permite sentirme como un ser superior; una idea peregrina que no se por qué razón se me pasa por la cabeza.

El caso es, que este pensamiento me hace considerar mi situación actual de dominio con respecto a los que transitan allá abajo  ajenos a mi presencia evaluadora.

Veo un grupo de adolescentes por ejemplo, que como bandada de palomas están sentados en las escaleras de la biblioteca, tecleando frenéticos en sus móviles equipados con las últimas tecnologías, hablando a gritos e ignorando lo que el otro les tiene que decir. El diálogo no tiene cabida en su mundo, ignorantes del conocimiento y el silencio que se guarda tras las puertas del edificio que tienen a sus espaldas. Ellos, en su parco mundo intrascendental son felices, inconscientes de su futilidad y lo caduco y breve de la existencia.

Para ellos el mañana no existe, no parece importarles el futuro y beben el presente con ansia infinita. Y cierto es que son sabios a su entender, pues nuestro vivir es un presente continuo. 


¡Carpe Diem! (Aprovecha el momento) parecen clamar sus actitudes.

Más allá una muchacha bonita está plantada en medio de la acera, frente a un escaparate donde se muestran prendas de vestir y artículos de moda; otra cosa pasajera como las mismas apariencias hipócritas que priorizamos por encima de  una bien fundamentada personalidad, habilidades y valores personales. Cuan pueriles e irresponsables somos los humanos que preponderamos lo que llevamos puesto por encima, y despreciamos la riqueza que poseemos dentro.


"Vanitas vanitatum omnia vanitas" (Vanidad de vanidades todo es vanidad)

Un hombre de mediana edad sentado en la terraza de una cafetería, observa a la chica con fruición, como para empaparse de su esencia; se detiene en su sugerente anatomía no tanto para apreciar la pura belleza de las formas femeninas, sino poseído por el rijoso apetito y el deseo lascivo de poseerla. Parece desnudarla con la mirada. Otro ejemplo de lo casquivanos que podemos llegar a ser, de lo primitivos y básicos. Nos dejamos gobernar por el instinto antes que regirnos por la razón, no meditamos las consecuencias de nuestros actos ni reparamos en el precio que habrá que pagar por nuestras decisiones desacertadas. 


"Fatum fatis ego perea" (Hágase el destino aunque yo perezca)

En el pequeño jardín colindante encajado entre dos edificios antiguos, un anciano reposa sus huesos en un destartalado banco; aprovecha esos póstumos rayos de sol que acarician su piel arrugada por los años. Sedente, como una estatua erosionada por los vientos, el agua y los hielos; ejemplo de lo efímero y pasajero de la juventud que pasa rauda como primavera, y se marchita como hoja de otoño. 

Desde que nacemos corremos presurosos hacía nuestro final y nada ni nadie puede detener la carrera. ¿De qué sirve pues el haber padecido?¿De qué, nuestros trabajos y desvelos?¿ Para qué nuestro sacrificio y nuestras esperanzas vanas?

 "Cotidie morimur, cotidie conmutamur et tamen aeternos esse nos credimus" (Cada día morimos, cada día cambiamos y sin embargo nos creemos eternos)

Por la acera de enfrente pasa "Don importante" el más fatuo de los personajes que pululan por las ciudades. Se le nota en la actitud altanera y el porte prepotente de desprecio hacía el resto de mortales que no han alcanzado el estatus que él ostenta.
No tiene escrúpulos para conseguir sus fines ni oyó hablar de la caridad.
Seguro que vive en las afueras, en alguna urbanización privada vigilada las 24 horas, o en unos de esos "Loft" de lujo donde poder organizar bacanales con sus conquistas esporádicas. 
Este individuo nunca tendrá un hogar, ni el amor verdadero de una mujer o unos hijos. Con dinero no se compra lo trascendente, no puedes trocar las riquezas acumuladas, a cambio de tu alma; si es que esta ya la has perdido. No puedes encontrar la paz si la trocaste por fama y poder.
El dinero te procurará placeres inusitados pero nunca la felicidad de las cosas sencillas.
Me vienen a la cabeza las palabras que el esclavo repetía a los cesares cuando alardeaban de sus triunfos delante de toda Roma:

"Memento mori" (Recuerda que eres mortal)

Me doy cuenta que he perdido yo también la noción del tiempo que ha trascurrido desde que me aposté en esta ventana, ¡Media hora! y tengo tanto que hacer...
Así que me pongo manos a la obra antes que la falta de luz no me permita realizar la tarea que me trajo hasta aquí.

"Aequam memento rebus in arduis servare mentem"
(Recuerda conservar la mente serena en los momentos difíciles)

Respiro pues profundamente, y me relajo para concentrarme en mi cometido.
Monto el soporte de mi fusíl Accuracy Warfare de precisión con mira telescópica y observo esta vez de forma desapasionada a los individuos que pululan por las venas de la urbe.
Hoy es un buen día para demostrar a estos pobres diablos que somos peregrinos por este mundo y que la muerte nos acecha de continuo.
Esta tarde, como si fuera un dios, decidiré a quien he de regalar toda una eternidad...


Noticiario de las 22:00 pm:
Ayer en Estados Unidos, un francotirador apostado en una ventana de un bloque de oficinas en construcción, asesinó a tiros a seis personas, se cree que de forma aleatoria.

Las autoridades de la localidad sospechan que se trata de un individuo...

Apago la televisión y me digo a mi mismo:

"Acta est fábula" (La historia ha terminado)


                                                                                          Derechos de autor: Francisco Moroz

                                                                                                      Registrado con licencia:



lunes, 9 de mayo de 2016

Hechos aislados




El agua espantaba a las avispas escondidas bajo las hojas mientras fabricaban su avispero. Era el comienzo del fin; y estos insectos todavía no se habían percatado, al igual que otros muchos seres que seguían pululando por la tierra, que no verían un nuevo amanecer.


Mientras tanto, este detalle también pasaba desapercibido para un grupo humano que observaban con estupor, como unos cuantos vecinos se introducían, en una enorme estructura de madera allá en el valle.



Derechos de autor: Francisco Moroz

Registrado con licencia: 

domingo, 8 de mayo de 2016

Carta para un hijo



Querido hijo:

Llega el momento del encuentro.
Hoy, después de tan larga espera podremos conocer tu rostro y oír tu llanto. 

Tendrás que abandonar este lugar tan cálido que te acogió hasta ahora en húmedo y rítmico arrullo de dos corazones unidos por el amor a lo engendrado.

Pero no sientas temor, estaremos muy cerca, al igual que ahora, para recibir tu primera mirada cuando abras esos ojos que imaginamos claros como el cielo.
Fantaseamos con tu sonrisa, con tus deditos agarrando un mechón de nuestros cabellos.


Seguro que no te faltarán caricias sobre tu piel indefensa, te garantizo que nuestros besos te cubrirán como ropaje de cariño; eres un bien muy preciado para ambos, y deseamos compartir tantas cosas contigo, que esperar las últimas horas se hace costoso.


Cuando vengas nos haremos todos como niños. Seremos partícipes de tus descubrimientos, volveremos a admirarnos de las cosas en las que un buen día dejamos de creer.


Gracias a ti, volveremos a ver el mundo con esperanza  y quien sabe si por tu causa, reiremos más a menudo de felicidad.
Lo que sabemos con seguridad es que todo cambiará, y que lo que fuéramos hasta ese momento carecerá de importancia, pues tú, vienes a dar nuevo sentido a nuestras existencias.

Por tu nacer y por lo que lleguemos a ser juntos te estamos muy agradecidos hijo y eres bienvenido a nuestros brazos, que serán tu primer hogar.




Derechos de autor: Francisco Moroz

Código de registro: 1605087457687



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