Agarra fuerte el timón de tu existencia
y pon rumbo al horizonte de tus días;
siendo capitán de tu destino
y marinero de tus horas.
Lucha con las tempestades de la vida
con tesón, con fuerza y honra.
Que llegado el final del largo viaje
y en puerto seguro,
valorarás el haber salvado del naufragio
tu persona, tu alma y lo aprendido.
Y lo más importante:
A los que contigo embarcaron
queriéndote acompañar.
La experiencia nos enseña
que el camino en solitario
es más rápido y fugaz.
Más si acompañado vas,
es más grata la jornada compartida
y el límite de tu historia más lejano.
Poemario ciego
Derechos de autor: Francisco Moroz.
Sin duda el buen navegante es el que sabe conducir ese timón. Precioso poema y una imagen perfecta. Un saludo!!
ResponderEliminarGracias por tus palabras Sonia.
EliminarUn abrazo.
Versos muy bellos que representan una analogía muy acertada, el viaje de la vida, llena de vicisitudes y experiencias, tomando decisiones desde el timón del barco para llegar a buen puerto, que es nuestro destino. Precioso, Francisco!!! Lo comparto, como suelo hacer ;))
ResponderEliminarUn abrazo
Y yo como siempre te quedo agradecido por tus palabras y sobre todo por enriquecer este lugar con tu presencia.
EliminarUn beso Marisa
Hablando del tiempo, que gran poema para reflejar como fluye... Abrazos.
ResponderEliminarEl gran viaje, nuestro viaje vital. ¡Menudo periplo!
EliminarGracias por pasarte Marisa C.
Un beso
Produce cierto consuelo pensar que algo sí tenemos que ver en el rumbo que toma nuestra vida, aunque no podamos decidir en qué momento acaba el viaje definitvamente. Es una bonita forma de considerar nuestro paso por este mundo :)
ResponderEliminarPreciosos versos, Francisco.
Un beso a toda vela!!
Cierto el final no es algo conocido, pero el rumbo lo elegimos a golpe de timón
EliminarUn beso naveganta