Si pudieras leer mi mente sabrías del vacío que has
dejado con tu ausencia.
Mis horas estaban llenas de tu presencia y ahora, me
sobra tiempo para compartir. Excesivos silencios y lágrimas.
Si pudieras leer mi mente conocerías todo lo que
guardaba en mi interior para decirte y ofrecerte, como un regalo dedicado
exclusivamente a tu persona.
Ahora las emociones se han quedado encerradas sin
poder expresarlas de viva voz y eso, me erosiona el alma.
Si pudieras leer mi mente, comprenderías mi impotencia
al no haber sabido traspasar del todo la niebla de tu olvido, enfocar tu mirada
perdida, aclarar tu confusión y aliviar el dolor que te asediaba.
Hoy las palabras se marchitan en mi boca, los besos se
me mueren en los labios. Pues cuantos “Te quiero” quedaron por decir ¡Ojalá lo
supieras! Para que de esa forma no me sintiera tan indefenso ante la falta de
respuestas.
Si pudieras leer mi mente descubrirías mi dolor agazapado
arañando mis entrañas cada vez que soy consciente de tu pérdida irremediable.
El camino se hará más largo a partir de ahora sin tu
compañía, sin tus consejos y sin esa sonrisa inocente que me iluminaba los
desánimos.
Si pudieras leer mi mente, tendrías la certeza de que
nunca te olvidaré, que te llevaré como referencia allá a donde vaya hasta que mi
ocaso se perfile por el horizonte o mi memoria como la tuya, se borre
irreversiblemente.
Se lo orgulloso que te sentías de los tuyos, lo que
los amabas. Yo que estuve a tu lado lo comprobé, aunque solo lo pudieras
manifestar a través de una mirada absorta o alguna palabra balbuceante.
Si pudieras leer mi mente conocerías todo el amor que
reservaba para ti, pero no hubo ocasiones suficientes, nos tuvimos que despedir
inesperadamente entre ilusionados ¡Hasta pronto! ilusionados con volvernos a ver.
Pero tras la muerte, solo nos queda la esperanza del reencuentro
en esa otra tierra prometida.
Al menos me dejaste como herencia los recuerdos de los momentos compartidos, los disfrutados y los sufridos, y eso me alienta la confianza y ha de consolar la espera.
Al menos me dejaste como herencia los recuerdos de los momentos compartidos, los disfrutados y los sufridos, y eso me alienta la confianza y ha de consolar la espera.
Hoy por lo pronto, solo la tristeza y la angustia me acompañan junto con una melodía que me moja los ojos cada vez que la escucho.
Si pudieras leer mi mente, te darías cuenta que es mi
corazón el que de continuo, te echa de menos.