No puede tratarse solo de la casualidad, en principio, sí se le achaca todo a ella...¿Pero que es la casualidad? depende la mayor de las veces del punto de vista con el que busques la respuesta y el interés que tengas por conocerla; yo he llegado a la conclusión, después de experiencias repetidas que me lo confirman, que la casualidad no existe y sí, la causalidad.
Desde que venimos al mundo nos encontramos supeditados al habitat y el entorno en el que nacemos, a la gente que nos protege y a los depredadores y peligros que nos acechan. Recibimos unas pautas de comportamiento, un código de conducta ética, educación y valores humanos. Más tarde vendrán las leyes, la cultura y las creencias religiosas o intuitivas que nos llenarán de contradicciones y confusión.
Desde pequeños nos enseñan a razonar y exprimir al máximo las células grises para conducirnos por la vida como robots con patas, "liberándonos" de paso, de sentimientos engorrosos que en muchas ocasiones incluso son ridiculizados:"Los hombres no lloran","fiarse lo justo, amar lo necesario."
Todo ello sin dejar mucho espacio a la imaginación y a la creatividad ilusionante que tuvimos de niños.
Lo que si es una constante desde que empezamos a existir es la inexplicable concatenación de misterio que nos rodea y la incertidumbre que nos provoca.
Los racionalistas ya estarán pensando en que todo es explicable con métodos científicos, matemáticos y lógicos que demuestran hasta porqué soñamos lo que soñamos, y hasta porqué sentimos escalofríos en la nuca.
Los excesivamente soñadores, los que creen en todo a pies juntillas, argumentarán que todo es posible y cierto aplicando un poquito de magia, credulidad a espuertas y mucha fe ciega.
Ni lo uno ni lo otro, se trata de buscar el equilibrio exacto entre los dos parámetros.
Igual que a nivel personal no creo en la casualidad como ya os comenté, tampoco creo a ojos cerrados en la predestinación de los seres ni el ¡Abracadabra! del sexto sentido.
¿Y toda esta introducción para deciros qué?
A ello voy.
Los hombres y mujeres tenemos un gen atávico desconocido que hace nos sintamos atraídos por los enigmas, lo oculto lo desconocido lo inconmensurable y lo incomprensible y lo inabarcable.
A ver si no. Que levante la mano el que no haya leído con interés un libro sobre misterios sin resolver, quien no haya visto al menos una película sobre poltergeist, exorcismos o fenómenos paranormales, quien no haya oído al menos, hablar de apariciones Marianas, de posesión diabólica, sobre aducción, de la telequinesis o la telepatía incluso los que se plantean la existencia alienígena.
Todavía no sabemos nada con seguridad, sobre la función verdadera de las pirámides de Egipto. ¿Para que servían realmente? ¿Sólo tumbas? ¿Qué secretos encierran muchas catedrales?¿Porqué el camino de Santiago tiene algo de especial y trascendental? Y si nos ponemos a hablar de Orcos, duendes, brujas y hadas, elfos y trasgos...¿Para qué seguir?-El Señor de los anillos- es una joya literaria de lo que representa la imaginación para un sector importante de la población mundial. La mitología es otro altar edificado por los antiguos a lo desconocido.
Y en pleno siglo XXI no nos libramos. Todavía se leen y se visionan revistas y películas sobre super-héroes Marvel, con capa, mallas y antifaz que son lo que en la edad media podían verse representados por caballeros andantes, villanos y dragones voladores.
¿De qué sino seguimos consultamos los horóscopos, el tarot y damos de comer a los videntes televisivos?
¡En fin! todo ello empezó en las cuevas, alrededor de un fuego, como rito sagrado y ancestral de brujos y contadores de historias, y gracias a esto somos seres completos, con nuestra parte asentada en la tierra y la otra mitad en lo etéreo, por lo cual que no se escandalice ninguna persona de nada o habrá que tacharla de hipócrita.
Y de lo etéreo va todo esto, que no de lo mortal y corrupto que es lo que tenemos presente a diario y es de sobra conocido.
Para centrarme en esas presencias que desde niños presentíamos: los amigos invisibles con los que jugábamos y hablábamos, esas presencias que aunque dudéis todavía, aletean entre nosotros.
Llamadlos ángeles o espíritus o como queráis, de nada sirve que neguemos su existencia, ellos se empeñarán en hacerse notar con las "casualidades" con los "Deja vu" o los sucesos milagrosos inexplicados por la ciencia y la razón, aunque sí hay una que los trata e investiga: La Angeología, y no parece ser ninguna broma.
Yo creo en los Ángeles ¡Faltaría más! los que se cruzan permanentemente en mi camino como caídos del cielo cuando los necesito, los que me ponen la mano en el hombro y me consuelan en la tristeza, esos otros que me acompañan junto a la cama del hospital en mis horas más sombrías o celebrando mis logros conseguidos y mis alegrías, los que se hacen los encontradizos y aparecen cuando los convoco.
Esos ángeles que con palabra amable te quitan una losa de encima que aplasta tu autoestima, y los que te animan a seguir con el gran reto de la vida implacable, te dan el consejo oportuno y la lección pertinente, mostrándote posibles soluciones a tus pesares.
Creo sobre todo en los que me acompañan como ángeles de la guarda, los más cercanos, esos que a diario se muestran junto a mí sin sus alas emplumadas, ni coronitas doradas.( y no me refiero a la cerveza Mejicana)
Mi gratitud siempre será para esos Ángeles disfrazados de bomberos, policías o sanitarios que evitaron una tragedia mayor al incendiarse mi casa, acudir en situaciones comprometidas o al accidentarse mi coche. Al médico que propuso un diagnóstico acertado y la enfermera que se mostró solícita y amable, a ese otro sentado en una mesa gris con pinta de funcionario anodino, que supo asesorarme sobre mis derechos y solucionó con unos cuantos papeles lo que podría haber significado un embargo; a los que me llenan con su sabiduría, los más viejos y los más sabios, los que conocemos como maestros, a esos otros que son capaces de desprenderse de lo más humano e irradiar su presencia divina y luminosa mostrándose como lo que son: amigos incondicionales y auténticos sobre todo en la necesidad.
Mi eterna gratitud a esos ÁNGELES con mayúsculas que nos asignaron desde pequeños, a los que aprendimos a llamar padres, que serían capaces, de dar su vida a cambio de la nuestra sin pedir nada a cambio.
A tantos otros que pasan junto a nosotros por la calle, en el metro, en el autobús, que sonríen a nuestro paso debajo de la tormenta, los que trasmiten sosiego en momentos de crisis y nos tienden la mano cuando caemos, o sencillamente los que te ceden un asiento, o te recomiendan un libro que hable por ellos. Los que escuchan al anciano y juegan con el niño.
Os repito: yo no creo en la casualidad, no creo en la pura y fría razón. Creo en el alma que nos habita, seamos creyentes en algo trascendental o no.
Confirmo que los que son poseídos por esa fuerza desbocada llamada Amor se vuelven seres distintos, con poderes inasumibles por el resto de mortales que basan sus vidas en otras prebendas más soeces y primarias. Creo que ellos poseen esa luz necesaria en tiempos oscuros, por ello se les califica como seres luminosos, y en momentos críticos trasmiten calma, seguridad, esperanza.
Os deseo pues, de corazón, que encontréis a vuestro paso tantos Ángeles como los que yo hallo a diario junto a mí, que sepáis leer entre lineas sus mensajes encriptados en los renglones torcidos de los aconteceres diarios, que seáis capaces de descubrir su presencia en la necesidad y la meditación, que aceptéis su compañía amigable y su ayuda y escuchéis sus cantos melodiosos.
En algún momento también nosotros podremos convertirnos en uno de ellos, incluso si nos esforzamos aprenderemos a elevarnos sobre lo puramente banal. Y con el tiempo, y la suficiente dedicación a la labor, se nos conseguirá ver ese halo luminoso, ¡Que por cierto! por métodos científicos se puede llegar a ver, y naturalmente se siente, ya lo dice Beyoncé en su famosa canción:
"A cualquier parte que miro,
estoy rodeada por tu abrazo,
cariño, puedo ver tu halo,
sabes que eres mi gracia salvadora,
eres todo lo que necesito y más,
está escrito por toda tu cara,
cariño, puedo sentir tu halo"...
El resto de la letra tampoco tiene desperdicio, y se trata de una canción de Amor.
Y os dejo estas frases como punto y final.
"Los ángeles vuelan porque se toman a la ligera"
"Cuando los ángeles nos visitan, no escuchamos el susurro de sus alas, ni sentimos el roce de sus plumas, pero si percibimos el amor que dejan en nuestros corazones"
"Los niños son el vínculo entre los ángeles y los hombres"
"En el cielo un ángel no es nadie en particular, en la tierra lo puede llegar a ser todo"
"El único ángel que nos mira ahora, lo hace a través de los ojos de los demás"
"Los verdaderos amigos son preciosos y raros como ángeles"
"Los amigos son ángeles que nos ayudan a levantarnos cuando nuestras alas han olvidado como volar"
"No vemos a los ángeles; peo en los túneles oscuros de la angustia, se acercan y nos llaman, ¡ Se parecen a ellos las personas queridas y no son sino ángeles los seres que nos aman y ayudan!