Tengo el rango de capitán dentro del equipo conocido como L.E.E siglas de Localización-Ejecución-Eliminación.
Básicamente somos un comando de élite
destinado en misiones delicadas, especializado en tráfico de estupefacientes y de armas.
Mi nombre es
Mario Rodríguez, aunque todos me conocen como Maro.
Nos
encontramos parapetados junto a unos contenedores que se hallan ubicados en un polígono
cerca del puerto. El francotirador está en posición, trasmitiendo la situación
del escenario donde intervendremos en unos minutos.
Se trata de
una gran nave industrial, supuestamente dedicada a la fabricación de vigas de
acero, pero sabemos que tras el negocio tapadera se esconde uno de los mayores
laboratorios de trasformación de cocaína.
-Gorrión llamando
a Maro ¿Me escuchas?
-Aquí Maro,
alto y claro.
-Hay dos
objetivos. Uno en la cubierta de la nave y otro cerca de la puerta. Espero órdenes
de activación de la operación.
El hombre
apostado en el tejado de un edificio próximo es un tirador altamente
cualificado, está a la espera de la orden, y la orden la daré yo.
En el momento en que se haya ejecutado, el resto del equipo saldrá corriendo hacia la puerta en el momento exacto en que les dé la señal con la mano.
El silencio será fundamental para no estropear el factor sorpresa.
En el momento en que se haya ejecutado, el resto del equipo saldrá corriendo hacia la puerta en el momento exacto en que les dé la señal con la mano.
El silencio será fundamental para no estropear el factor sorpresa.
Significará
que los dos elementos exteriores que vigilan las instalaciones, han sido abatidos por el fusil M110 de nuestro
compañero.
No sabemos
la cantidad de sicarios que están dentro y las bajas propias no son un componente con el que contamos habitualmente, dado nuestro alto nivel de efectividad en
las misiones.
Alma Mater es la supervisora. Férrea y disciplinaria, la que constata los tiempos en los
que han de desarrollarse las acciones de campo; el factor temporal siempre es escaso
y dependemos de nuestras pericia para dar resolución rápida y efectiva a las
ejecuciones de dichas intervenciones.
Una hora suele ser el máximo permitido. Si no lo conseguimos habremos
esperar hasta la siguiente ocasión.
Tiempo que emplearemos para el entrenamiento en otras
materias científicas ineludibles, y de esta forma poder obtener los permisos
necesarios para realizar estas otras tareas más arriesgadas.
Observo a
través de los prismáticos de visión nocturna que el individuo que se haya en la
cubierta se mueve como con lógica de computadora: unos cinco pasos a la izquierda,
parada, y otros cinco pasos hacia la derecha y de esta forma como bucle
infinito. El de la puerta sin embargo a penas realiza movimientos. Mueve la
cabeza como buscando algo, mientras da caladas nerviosas a un cigarro que
parece no consumirse nunca.
-Gorrión, en
cuanto los tengas en la mira de tu fusil, los neutralizas.
Por los
prismáticos veo caer consecutivos a los dos vigilantes, y levantando el brazo
levemente hago la señal convenida para salir de nuestro parapeto y avanzar
hacia la puerta.
Somos seis
en total, nunca me gustaron los impares.
Gorrión, el
francotirador, por eso de que siempre está en lo alto. El que da cobertura y
cubre las retiradas.
Temple es el
de más edad, serio y eficiente, como caballero medieval de la orden militar de los antiguos templarios, de ahí un apodo tan carismático.
Casamay es
el apellido, su nombre real es Martín. Se caracteriza por su humor irónico y carácter
extrovertido, muy de fiar, como de la familia, los compañeros se refieren a él como "El primo"
“Golem” es el tocho, el grandullón, el que con su sola presencia impone. En realidad se
llama “José”. Contundente y parco en palabras. No media muchas palabras mientras desarrolla sus cometidos.
“Haraél”
tiene nombre de ángel, aunque en ocasiones parezca desatada furia
del infierno. Sólo oírlo gruñir y protestar asusta. Noble y letal. Rápido en la acción como mil demonios.
Llegamos al
frontal de la nave, sin llevarnos sorpresas ingratas, abrimos la puerta sin
necesidad de forzar la cerradura. Me encanta la ingenuidad y previsibilidad del
enemigo.
Al igual que
afuera, la luz escasea, está claro que el negocio no está en la planta principal sino en
el subsuelo, escondido de eventuales intrusos.
El avance se
hace en silencio, enfundados en negro, con chalecos antibalas, cascos de
protección integral, botas militares, y nuestras FN SCAR, armas de asalto muy
efectivas y mortales de necesidad.
Desplegando
la mano indico a mis hombres que paren, y siempre por señas hago que se
desplieguen dos a derecha y dos a izquierda, yo quedo en la parte central.
Barremos la nave comprobando que no hay obstáculos imprevistos para reunirnos en
las escaleras que conducen abajo; de momento ningún sonido llega a nuestros
oídos.
-Alma Mater
a jefe de operación Maro. -Irrumpe la voz por el intercomunicador de pinganillo.
-Sí, te
escucho perfectamente Alma mater ¿Qué ocurre?
-Media hora
para la finalización de la operación asalto.
Miro
nervioso mi reloj.
El tiempo
pasa de forma ineludiblemente rápida cuando te hayas involucrado en algo que te gusta
hacer.
-Entendido,
corto y cambio.
Debemos de darnos
prisa, si no, toda la estrategia desplegada y las horas de preparación habrán
sido en vano; la eliminación de este laboratorio clandestino se podría
malograr.
-Equipo,
-Comunico a los compañeros. –Sólo media hora, hay que darse prisa.
Veo algún
dedo pulgar levantado en señal de entendimiento y comienzo a bajar en
cabeza, seguido de mis chicos, despacio pero sin parar.
El sudor me
empapa, el refugio de los narcos parece encontrarse en el mismo averno, por
el calor y la profundidad de las instalaciones.
Me encuentro
al fin, con una cortina de tiras plásticas que separo levemente con una de las
manos enguantadas.
Mis sentidos
alerta intuyen que el peligro está al otro lado. Y efectivamente justo después
de pensarlo, siento el impacto de una bala en la pared, al lado de mi cabeza.
Me agacho,
nos estaban esperando. ¿Cámaras internas o filtración de información?
No me da
tiempo para reflexionar. Ruedo por el suelo y me parapeto.
El resto de
compañeros se han ido introduciendo en la amplia nave inferior, intentan localizar al enemigo. Nos ponemos el equipo
de visión nocturna y es entonces cuando el fuego graneado estalla alrededor.
Se trata de
un gran almacén repleto de baldas donde se apilan cajas y paquetes de diversos
tamaños. Corremos cada uno hacia un lado intentando buscar refugio tras los bultos
y las baldas. Los disparos silban de continuo, no dan tregua.
Pero es
entonces cuando retomamos la situación y la iniciativa, empiezo a recordar la dinámica de actuación
casi de forma mecánica, como en un baile de salón: Dos individuos a la
izquierda caen abatidos, al igual que otro más que aparece con imprudente entusiasmo por delante.
Avanzamos. Objetivo a las tres en punto. Disparo, y otro cuerpo sale
despedido con el impacto súbito.
cinco minutos son los que restan para finalizar
con todo. Como siempre, a este ritmo no conseguiremos terminar con el desafío.
-Alma Mater
a Maro….
-¡Si lo sé!
¡Cinco minutos!, no me interrumpas, me desconcentras…
Indico a mis
chicos que hay que acelerar el proceso, avanzar y disparar más deprisa,
arriesgando incluso lo nunca arriesgado.
Hoy deberíamos terminar de una vez con
esta pesadilla.
El tiempo
pasa impertérrito, Temple es herido, pero no gime, simplemente cae y sangra; ya
no podemos contar con él, las prisas nunca fueron buenas.
El resto se
despliega, quizás demasiado precipitadamente.
Pienso que a
estas alturas ya tendríamos que tener a la vista nuestro objetivo; pero por más
que disparamos y abatimos, aparecen más secuaces dispuestos a entorpecer la
acción.
Claro que, si no hubiera imprevistos sería aburrido todo el proceso.
¡Bien! Al fondo
se ve algo de luz, debe de ser allí donde se encuentra el laboratorio.
Nuevos esbirros aparecen: tres por delante, uno por la izquierda. Todos caen muertos de forma aparatosa.
En estas estamos cuando“Haraél”
empieza a protestar furioso, pues esto no cuadra con sus expectativas; es como
si los delincuentes estuvieran preparados para sorprenderles en una inusitada emboscada. El enemigo parece oírle y en su descuido le abaten de un certero disparo que le atraviesa el hombro. Aunque esto no impide que siga emitiendo gruñidos desconcertantes sentado en el suelo. Si muere lo hará protestando. Pero hoy no le toca.
Quedamos
tres en pie. Gorrión no cuenta, se quedó en el exterior guardándonos las
espaldas.
Indico a los camaradas un alto para valorar la situación.
-Alma Mater
a Maro te aviso de la cuenta atrás.
-¡Por Dios!
¡Déjanos unos minutos más! ¡Estamos a punto de conseguirlo!...¡Calla!
Tanta
presión no es razonable.
Mis dos
compañeros se ponen nerviosos cuando ven mi cara crispada por los puros
nervios.
¡Ahí! tan cerca y como siempre, con el tiempo jugando en nuestra
contra.
Hablo con ellos y les comunico que lo tendrán que arriesgar todo en una
acción desesperada, casi a ciegas, disparando a diestro y siniestro.
Para evitar accidentes, les indico que iremos juntos, como piña.
Golem asiente
con un leve movimiento de cabeza, Casamay pone el pulgar y el índice juntos, en
círculo.
Salimos a la
de tres chicos.
-Uno, dos….
-Alma Mater
llamando a Maro. Último aviso, aborta la misión o...
No contesto.
Enfurecido y
desmoralizado salgo con mis dos compañeros, y a causa de la presión y los nervios
pegamos tiros sin ton ni son, sin dar en ningún blanco. Gritando nuestra
desesperación e impotencia.
Los veo caer
acribillados a balazos junto a mí, a los amigos que compartieron tantas cosas.
Yo, también
soy alcanzado por una ráfaga interminable de proyectiles cuyos impactos de necesaria muerte, me impulsan hacia atrás. El chaleco antibalas mengua los daños, pero no me libra de las heridas mortales.
¡Me niego a terminar así!
Con cólera inusitada agarro una de las granadas que llevo colgada del cinturón y quitándole el seguro la arrojo
al fondo de la nave con las fuerzas que le restan a mi nivel de vida.
Un resplandor me ciega mientras caigo al suelo para en él,
desangrarme escandalosamente.
Aún me
da tiempo de pronunciar mis últimas palabras mientras apago el ordenador:
-¡Mamá! ¡Siempre
lo mismo! Me dejas una hora escasa para jugar y me interrumpes con tus avisos
cada dos por tres; y de esta manera no hay forma de concentrarse ni de terminar
nada.
Tendremos que negociar lo de los tiempos de partida. Siempre juego al límite.
-¡Vamos
Mario! La única forma de negociar, es que apruebes las asignaturas que te
quedan pendientes del trimestre.
-¡Hala! a la tarea, mi capitán L.E.E.
-¡Hala! a la tarea, mi capitán L.E.E.
…¡Si! de esto trata lo que os comenté antes: en esto consiste el tiempo empleado para entrenamiento
en otras materias ineludibles y científicas. Física y matemáticas son el nombre
de estas materias.
Y es ahora cuando doy comienzo a mí verdadera "Misión imposible" entrenamiento para misiones de juego real.
Relato que como no podía ser de otra manera está dedicada a mis queridos hijos.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Código de registro: 1604277331554
Jajaja,me estaba yo ya poniendo nerviosa de ver que el tiempo avanzaba y no lograba descubrir por dónde vendrían tus 'tiros' esta vez, ¡mira que eres ocurrente!
ResponderEliminarPero una cosita, Francisco, has dicho que eran 6 los tipos y eran 5, ¿no? supongo que ha sido un lapsus.
Yo te lo comento por si lo quieres corregir (de no serlo, me lo aclaras porque no me 'cuadra' que el 6 sea impar).
Me ha gustado mucho. A pesar de tantos disparos y tanta presión, me ha parecido muy tierno el tema de fondo, y con un toque de humor.
¡Un beso de sábado!
Ja,ja,ja. Tanta presión te ha hecho perder los nervios y la cuenta. Te digo los nombres de nuevo: Maro-Gorrión-Temple-Golem-Hazraél y Casamay. A mi me salen 6 que es un número par.
EliminarMe alegro que a pesar de los tiros te haya resultado unja historia tierna.
Te agradezco tu paso rápido por aquí, has sido la primera; eres más ligera que los protagonistas.Y gracias por ese toque de atención que me ha hecho leer de nuevo mi relato para certificar que no se me había ido el santo al cielo.
Besos de fin de Semana guapa
¡Ay sí! muchas gracias por tu (igualmente) rápida aclaración. No me gusta quedarme con dudas ;-)
ResponderEliminar¡Más besos!
Aclarado pues. ¡Corto y cambio! y besos naturalmente.
EliminarEn estado de tensión todo el relato pensando que no iba a quedar ni uno vivo, más dentro de una película que del propio escrito para llegar al final y encontrarme con el sorprendente y al mismo tiempo habitual situación que ocurre donde hay chicos aficionados a las vídeo consolas y juegos de este tipo. De verdad no sé si reírme, matarte o felicitarte. Creo que haré lo ultimo por los nervios que me hiciste pasar viendo como caía el comando a manos de los malos. Muy buen relato.
ResponderEliminarBesos y feliz fin de semana.
Ya sabes que me ¡encaaaanta! teneros con el alma en vilo para que al final se os quede cara de despiste preguntando ¿Qué es lo que hemos leído?
EliminarEs todo un placer para mi como relator de historias.
Besos Mariola.
A mí tampoco me gustan los números impares. Qué tensión de juego. A mí nunca me han gustado esos juegos porque me ponen demasiado tensa, jejeje.
ResponderEliminarPero el Alma Mater es genial. No cediendo ni un ápice.
Un besillo.
Ya sabes que las madres siempre estáis ahí, velando por vuestros capitanes y princesas. Confieso que tampoco he jugado nunca a uno de esos juegos, me niego a generar tanta adrenalina por algo tan vacuo.
EliminarBesos
Hasta aproximadamente la mitad del relato no he caído en la cuenta de que seguramente se trataba de un videojuego. Tanta tensión, disparos, elementos abatidos y el tiempo que se agota ha sido el detonante para que mi imaginación volara hacia un cuarto de un adolescente que juega a matar a un enemigo imaginario.
ResponderEliminarNunca me han agradado estos juegos violentos para jóvenes. NO sé hasta qué punto pueden generar violencia o solo es una distracción para evadirse de la realidad.
Muy bien descrita la tensión de la "partida".
Un abrazo.
Ja,ja. Ya estáis alerta cuando empezáis a leer mis relatos. Os estoy proporcionando un buen entrenamiento, ya que a la mitad del relato disparas tu imaginación y das en el blanco.
EliminarUn abrazo.
Mira pues a mi me has echo reírme al final porque esta sumida en la mas absoluta realidad pensando que era un relato bien desarrollado y me encuentro con era un niño jugando a la videoconsola y una madre que pone los tiempos, francamente genial Francisco, nunca dejaras de sorprenderme. un abrazo y buen domingo. TERESA.
ResponderEliminarEspero no dejar de hacerlo nunca Teresa, si no se acaba el juego del relator enmascarado, relato sorpresa y lector sorprendido. Tu sonrisa lo mejor.
EliminarGracias y besos.
Pues yo adoro los impares, aunque mi favorito, el 14, no lo sea. Estupendo relato, Francisco y esta vez no esperaba sorpresas porque la historia, con ese final de muerte del protagonista era suficientemente buena y tenía entidad per se. Con el giro final, la has hecho mejor aún.
ResponderEliminarUn beso.
¡Ah!¿Que el 14 no es impar? ¡Vaya por Dios!
Eliminarbueno las sorpresas siempre las consideramos como algo tremendo e inexplicable. Cuando realmente las mejores sorpresas son las cotidianas, las que nos da la vida todo los días.
Besos
Estaba segura de que no todo podía ser lo que parecía, pero aún así me ha sorprendido y encantado el final jajajaja. Estoy con Mario, así no hay manera de terminar con una misión como dios manda, ¡menuda presión!. Claro que también hay que ponere en la piel de Alma Mater... :P
ResponderEliminarMuy ocurrente, un relato estupendo que seguro encanta a tus hijos :))
¡Feliz domingo!
Mis hijos no son de los que juegan a este tipo de juegos ¿O sí? la verdad es que si lo hacen son en contadas ocasiones.
EliminarMis historias siempre rayan lo cotidianos, aunque a veces me salga por peteneras. Ya me conocéis.
Besos y gracias como siempre Julia de mis entretelas.
Eres la pera, Francisco. Siempre que comienzo a leer uno de tus relatos tengo presente que nada es lo que parece. Pero en este no, me he creído desde el principio que era una historia de acción, y de la buenas, porque me iba el pulso a mil, sobre todo al final, cuando iban cayendo los miembros del comando, estaba taquicárdica perdida y leyendo a mil por hora y justo cuando estaba pensando que al prota lo habían freído pero bien vas tú y ¡zas¡ final sorprendente.
ResponderEliminarEres la pera.
La pera embotellada Kirke, me gusta jugar con vosotros.
ResponderEliminarMe encanta el haberte hecho pasar un buen rato cuajadito de tensión y buenas pulsaciones cardíacas.Los miembros del comando tienen su aquel, que mis hijos conocen y no por ello se han dejado de sorprender al igual que tú y los que lo habéis leído; y eso me alegra sobremanera.
Besos amiga-ahijada.
Jajaja ¡¡Que tensión, Francisco!! yo que ya estaba relajada , me has puesto los nervios de punta. Parecía que estabas relatando una acción de una película de policías y unos traficantes. Como siempre nos sorprendes con un cambio al final. Un relato magnifico. Un abrazo
ResponderEliminarBueno Mamen no puedes bajar la guardia cuando leas mis historia, ya sabes como me las gasto. Nunca será lo que parece en realidad.
Eliminarme alegro que te haya gustado.
Besos amiga.
Al principio me tuviste leyendo en tensión, suerte que al final me pude relajar y comprender a Mario, una hora escasa es poco tiempo para jugar, jajaja.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Es verdad que las madres ponen muchos límites al tiempo de duración de los juegos de vídeo consola, pero es que a algunos adolescentes se les olvidan las obligaciones, y eso si que es un juego peligroso.
EliminarBesos Mila.
Saludos compañero. Aunque llevaba una temporada sin leerte (quizás la parte mala de la blogosfera, que con poco tiempo hay que leer a mucha gente) siempre es agradable visitar tu espacio. Me ha pasado como a algunas de las personas que ya han comentado, pues te he leído las veces necesarias para ir esperando el golpe de efecto en la narración, dando la vuelta a la tortilla jaja, y creo que eso genera una lectura llena de conjeturas, como en las pelis de misterio.
ResponderEliminarEl relato podía haber sido fácilmente un capítulo de "Los hombres de Harrelson" la verdad, y ha tenido tensión, acción y adrenalina, junto a ese elemento "contrarreloj" tan maternal jaja. En resumen, buena e intensa narración compañero, con su simpática y peculiar sorpresa final. ¡Un saludo!
cierto lo del tiempo limitado para llegar a todos los lugares que te gustaría y leer lo que publican el resto de compañeros. No pasa nada, no se tiene en cuenta, pues a todos en mayor o menor medida nos ocurre lo mismo.
EliminarTe agradezco pues esta visita, tu lectura y tu apreciación sobre la misma.
Encantado de recibirte y creo que tengo pendiente la última entrega de tu relato: Encuentro casual. Asi que no tardaré en pasarme por tu espacio.
Un abrazo compañero de letras.
La guerra de la videoconsola...pues es cierto que en algunos casos es necesario poner tiempos, parece muy adictiva y cuesta que los chicos se den cuenta. Hay muchos casos de chicos muy adictos que pierden la noción del tiempo y se convierte en un auténtico problema.
ResponderEliminarTu relato narrado de forma apasionante, casi como en medio de esos videojuegos, pero esta vez y acostumbrada a tus giros, estaba esperando por dónde saldrías. Eso sí...¿Juegas a videojuegos? ¡¡¡qué capacidad para narrar esas tramas!!!
Siempre nos sorprendes.
Un saludo
No Conxita, no juego a este tipo de juegos., me gustan más los de estrategia y construcción de civilizaciones. Aunque te advierto que todos son adictivos y se comen el tiempo que es una barbaridad, por ello solo recurro de vez en vez para desahogo y dispersión.
EliminarCierto que con los jóvenes debes mantener una disciplina que controle los tiempos de juego , pues pierden la noción a la vez que la oportunidad que les brinda un buen libro o su capacidad creativa personal.
Los vídeo juegos te lo dan todo hecho y dejan poco lugar para la imaginación.
Un besos amiga.
Muy bueno Francisco, me ha encantado. Se van perfilando poco a poco pequeñas situaciones que te hacen ver que algo hay, y que concluyen con un final sorprendente. Es un relato muy divertido ; )
ResponderEliminarEl que va conociendo mis historias sabe que son como roscón de reyes, que contiene sorpresa y que esta sale a la luz de forma inesperada.
EliminarGracias por tu paso y tus palabras, siempre es un placer contar con tu presencia.
un abrazo compañero.
Uff!!, estaba super histérica pensando ya con suma tristeza que terminaría todo con la muerte de los seis héroes...y de repente...un muchachín poco disciplinado en el estudio y estratega del juego de ordenador es cortocircuitado por su madre, preocupada por sus deberes escolares, jajaja.
ResponderEliminarPero es que además de la sorpresiva y genialesca parte final, la primera parte y todo el desenlace es un compendio técnico-operativo-militarizado de un comando de las fuerzas de seguridad del Estado, tipo GEOS, que resulta fascinante. La lectura me ha envivado, qué bueno!! ¡Logradísimo!
Besos y mi agradecimiento por hacerme pasar un rato super entretenido
Ja,ja. ¿Tú histérica? con lo equilibrada que eres.
EliminarCreo que me quieres mucho cuando dices todas esas cosas tan bonitas que parece que has encontrado implícitas en el relato.
Pues ya te comunico que el sentimiento es mutuo.
Siempre agradecido Marisa.
Besos
Uuff, qué tensión.. fenomenal el final
ResponderEliminarBesos
Gracias Suni, escueta en palabras pero las justas.
EliminarBesos