viernes, 19 de junio de 2015

Uno más y lo dejo

Uno más y lo dejo






De: Varios autores









"Esta no es una antología perfecta. Ni quiere serlo. La perfección tiene un carácter demasiado definitivo, tan conclusivo que constituye en sí misma un epitafio, el punto final del escritor."


Para comenzar. ¿No me digáis que la ilustración de portada no es atractiva?


Os traigo hoy, un pequeño libro por fuera con gran contenido por dentro. Un libro escrito a muchas manos con estilos diferentes, al igual que formas de sentir la letra impresa.


Para ser exactos estamos hablando de 14 autores, que son los que se han reunido para tratar de encontrar el hueco que les corresponde por derecho propio en el mundo literario, y lo han hecho en un compendio de 50 relatos cortos, reunidos en no más de 135 páginas que volarán ante nuestros ávidos ojos.


Si en algo se caracteriza el relato corto es la adicción que promueve y de ahí ese título, que implícita algo así como la promesa y la confirmación, de que será así una vez que empecemos la lectura de esta pequeña obra que será compañera de trayectos cortos.


De los autores puedo decir que a parte de su juventud y dinamismo, por lo general les une la preparación profesional en diversos sectores que no tienen nada que ver con el de la escritura. Presupongo que les une el ser lectores constantes, e inquietos experimentadores de las letras que conforman historias.

¡No se les da nada mal por cierto!



Los que nos vamos aficionando a esto de la escritura vemos en el cuento o relato corto, una manera de potenciar la creatividad. 


Volcando sueños e historias inventadas en pequeñas dosis para no saturar de letra negrita al lector, presentándole con mucha brevedad una introducción, un nudo, y un desenlace que contenga en sí mismo lo que toda obra extensa posee, a saber: argumento, personajes, ambientación, tensión y efecto narrativo; con la añadida dificultad del breve espacio para desarrollarlo. 


Podríamos estar hablando de una píldora "textual" con las suficientes vitaminas y proteínas para mantenernos en forma a diario sin subir nuestros niveles de colesterol intelectual.


En los difíciles tiempos que corren; la cultura ha sido una de las más afectadas con los recortes y ayudas prestadas a los que desean iniciarse en este competitivo mundo de las editoriales. Por ello me parece meritorio el esfuerzo que han hecho estos escritores noveles para dar a conocer su pequeña obra. Al igual, por cierto, que esas editoriales que reman contra corriente apostando por ellos, en vez de por esos valores seguros que vienen a ser como los fichajes de los grandes equipos.

Algo, por otro lado, carente de riesgo y aventura. Ahí se traslucen los verdaderos intereses que promueven:¿La cultura?¿O el negocio? buscar el equilibrio es lo valioso y lo digno de alabanza.

Por ello y no solo por ello, nosotros deberíamos también darles esa oportunidad que a mi entender merecen, y abrirles las páginas del libro como se abre la puerta a alguien que viene a ofrecernos lo mejor de si mismo.

Más tarde valoraremos si mereció la pena el hacerlo o no.

En este caso concreto no me queda otra que daros mi parecer personal como simple bloguero aficionado, tanto a la lectura como a la escritura.


Como en toda cosecha donde el fruto es abundante los hay malos, regulares, buenos y muy buenos. En este caso donde se barajan diversos textos con variopintas temáticas ocurre lo mismo. 

Todos indefectiblemente se leen de forma adictiva y de tirón. Todos te conducen al siguiente de tal manera que cuando cruzas la barrera del que acabas de terminar al otro que comienza, suena el tintineo que te hace visualizar el título del libro: "Uno más y lo dejo" creo que no vais a ser capaces de conseguirlo.

Ahora bien. Los encontrareis de los que te dejan un retrogusto de buen vino que te invita a repetir su lectura para empaparte bien de lo narrado. Otros pasan desapercibidos como brisa ligera no carente sin embargo de frescor y otros quizás por el afán de querer rizar el rizo no acaban de cuajar dentro de los que se recordarán a posteriori.


50 relatos dan mucho de si aun siendo cortos. Dan para admirar a los escritores que expresan de manera virtual historias inventadas dándoles tintes de verosimilitud, tramas resumidas que nos tendrán sumidos en misteriosas elucubraciones barajando en segundos, posibles finales. Lugar a la sorpresa inesperada y a la tensión contenida hasta el suspiro final del desenlace.


Modestamente para mi, ha supuesto un pequeño presente el que estas personas a las que me une el amor por lo escrito hayan puesto su alma en mis manos para que juzgue y valore su obra.


Creo poder corresponder diciéndoles que sigan luchando por lo que les llena de buenas vibraciones. La recompensa no es la medalla ni el premio, sino la valoración del posible lector que busca en el mar, perlas escondidas como esta. Eso es lo que llena de satisfacción al que escribe: el ser leído."Lo demás se os dará por añadidura."


A vosotros lectores os invito a que degustéis un manjar sencillo que no os va a complicar para nada vuestro ritmo lector. Se trata de un aperitivo con poca grasa saturada, la dulzura justa y las calorías adecuadas para paladares exigentes.


Si España tiene fama de buena gastronomía, creo que en escritores interesantes tampoco se queda corta.


¡Que disfrutéis del ágape!




¿ Quiénes son ?
Ellos mismos se presentan:

El grupo de escritores "Libro de a bordo" se fue formando en el foro de apoyo a un juego en red llamado "Ogame" consistente en construir un imperio intergaláctico. Ese foro tiene casi 50.000 usuarios de ambos lados del Atlántico en su versión en español y hace unos 10 años (una eternidad en internet) alguien tuvo la idea de abrir una sección donde los jugadores inventaban historias de ciencia ficción 
relacionadas con el juego. 

El tiempo fue pasando y los usuarios con mayores inquietudes literarias comenzaron a escribir relatos de otras temáticas. Hace 2 años, ya con 20-30 escritores incondicionales, decidimos independizarnos y creamos nuestra propia web con un nuevo foro dedicado exclusivamente a la creación literaria (librodeabordo.com). 

Hemos mejorado, sobre todo, gracias a los concursos. Nuestro concurso semestral de relato corto (CIRCO) ya lleva 16 ediciones y todo participante está obligado a hacer una crítica de todos los relatos para no quedar descalificado. Las críticas a menudo son despiadadas con los errores (y, en ocasiones tan o más extensas como los propios relatos comentados) y la alta competitividad nos ha hecho alcanzar un grado de madurez notable y ánimo para experimentar nuevos caminos literarios.
Tenemos otro concurso, este anual, el Torneo de duelistas (o TdD) donde los escritores juegan en una liga donde en cada jornada (que dura una semana) los participantes enfrentan dos a dos sus relatos de hasta 500 palabras sobre un tema prefijado. El elegido ganador de cada duelo se lleva los puntos (como en una competición deportiva) y después de 4 jornadas gana el Torneo el escritor con mayor número de victorias. Con este concurso teníamos una base de más de 150 relatos y el pasado otoño uno de los autores (Rafael Zamorano) tuvo la genial idea de dar el salto a la publicación partiendo de una selección de esos relatos de 500 palabras.

Así nació "Uno más y lo dejo". Elegimos entre todos los 50 mejores relatos que teníamos, 6 de nosotros nos comprometimos a aprender a editar, corregimos los textos, unificamos criterios y nos lanzamos a publicar con Amazon.


martes, 16 de junio de 2015

Lamento de un preso de amor







Entrar inesperadamente en tu mente,
y descubrir que piensas en mi. 
¿Que mejor sueño y regalo he pretendido
y forma de ser feliz habré soñado?

Nunca ambicioné ser importante,
solo ante tus ojos superarme con esfuerzo.
Solo en amarte intenté ser más perfecto,
duplique mi pasión cual Prometeo, jugué con fuego.

Gasté mis fuerzas en amarte,
me consumí en tus llamas sin saberlo.
Y sin querer me volví audaz explorador de tus caprichos,
transigiendo en tus labios cual pueril Efebo.

Y después de todo me olvidaste en el instante,
en que viste complacidos tus anhelos.
que triste situación la que creaste,
despeñando a este insensato en el infierno.

Y me siento: atolondrado como niño,
derrotado por caprichos de tu ego.
Pero no haré culpable al amor del cataclismo
pues solo yo soy el culpable de ser tu reo.

Sediento de tu presencia recordada,
hambriento de tu cuerpo en el deseo.
Sumido en tinieblas sin la luz de tus ojos,
encerrado en el recuerdo de tu esencia.

Peno por ti. Tirana reina.

En cárcel de amor me tienes preso.



Derechos de autor: Francisco Moroz:


viernes, 12 de junio de 2015

El reloj del abuelo



En esos estados anímicos en los que corazón y cerebro se unen, y los sentimientos afloran a borbotones al igual que los pensamientos: ¡Todos a la vez! Solo cabe recordar queridas vivencias pasadas que en su día no tenían importancia, y que sin embargo hoy te hacen enjugar lágrimas emocionadas.

Un reloj es una mera máquina casi de precisión, que marca las horas de nuestro tiempo. Un mero objeto útil y a la vez decorativo.


El abuelo tenía uno. Uno de pared, de esos de cuerpo entero, con péndulo y contrapesas. Los denominados: de carillón, que daba sus horas con parsimonia casi ceremonial. 


Era un reloj querido y respetado por lo que representaba. Solo el abuelo le daba cuerda.

No porque los demás no quisieran o no se sintieran capacitados o perezosos para hacerlo. Más bien porque representaba todo un ritual el realizarlo y era tarea reservada solo a él, que era una persona ordenada donde las hubiera: "Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa". Le gustaba tocar y retocar hasta dejar todo en su justo lugar. Ni más adelante ni más atrás, ni muy a la izquierda ni lo contrario. ¡Vamos!¡ En el lugar correspondiente según su percepción casi extrasensorial, casi rayana en la perfección de su reloj. 

Con movimientos pausados y concentración absoluta, abría la puerta de madera lacada y cristal, manipulando el interior de la caja. Movía las cadenas para dejarlas equilibradas y de la misma forma las pesas centradas, con rigor de cirujano, dejando todo a su gusto. 


No cejaba hasta que el ritmo pendular sonaba armonioso y "adagio". Esto hacía que esta pura máquina adquiriera personalidad propia de la mano de este hombre con alma sensible.


Yo creo que en cierta manera le imprimió parte de los latidos de su corazón, convirtiéndose, en una presencia reverenciada e imprescindible. Su resonancia campanera desgranaba las horas y a su vez reivindicaba un : ¡Aquí estoy!


El abuelo se quedó casi ciego, pero su misión jamás quedó sin ejecutar, a tientas, con lentes de super aumento y pidiendo indicaciones llegado el caso a los familiares; pero nunca delegando a otros lo que era todo un ceremonial vedado a los legos y novicios no versados y reservado para el experimentado maestro en el que se había convertido.


Pero ocurrió lo que ocurrió: Que al abuelo se le terminó su propio tiempo y al reloj se le acabó la cuerda. Se paró como para ser solidario con su no presencia. Como animal fiel que muere junto a su amo, al lado del que le inculcó algo de su propio ser y personalidad.


Desde entonces no hay nadie que se atreva a dar vida al reloj, que sigue con su sola presencia vigilante, lanzando su mensaje al que sabe leer en los renglones torcidos de lo divino y de lo humano:


"El tiempo no se trasmuta. Ni se alarga ni se acorta. El tiempo es intangible e irrecuperable. El tiempo es el que es, mientras dura 

Después todo es irreversible..."

Salvo los recuerdos que vienen a raudales cuando los convocas. Convirtiendo esos detalles casi olvidados en excusas perfectas que hacen restañar lágrimas fugitivas de añoranza.


El reloj del abuelo cual máquina del tiempo me trasladó a un pasado que ahora rememoro y escribo.





Aportación para el concurso: La máquina el tiempo, propuesta por El círculo de escritores 


Derechos de autor: Francisco Moroz

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