lunes, 1 de junio de 2015

Hombre al vacío

Mi aporte para: #creaunahistoria  





¡Te estás matando Mario! me decían cada vez que me cruzaba con ellos. 

Los amigos hace tiempo se habían ido alejando gradualmente de mi , desentendiéndose de mi persona conflictiva y a causa de los recientes vicios adquiridos en los que como mosca en tela de araña había caídoy en los que me hallaba sumido irremediablemente.

Todo empezó con un cigarro, que suponía para mi, el oxigeno diario para seguir caminando al menos como zombi abotargado, evadiéndome de mi problemática y viviendo por inercia. Lo malo es que a la primera cajetilla le seguía la segunda y el dinero se me iba en humo.


Mi situación era deprimente, pues después del despido vino el paro y después la falta de prestaciones. El sentimiento de fracaso existencial y de culpa se instaló en lo más profundo de mis entrañas haciéndome insensible a cualquier estímulo. 


Como en un efecto dominó, la situación se hizo insoportable. Pues mis frecuentes alteraciones nerviosas ocasionaban cada vez más discusiones violentas y altercados con mi familia. Mi mujer se llevó a los chavales un buen día y yo me quedé como trapo sucio tirado en el sillón, indiferente a los latidos de mi corazón abocado a la desidia y visionando tele-basura.


Fumar compulsivamente se volvió inevitable para sosegar mi espíritu, pero ampliaba a la contra esos dolores de pecho que me hacían toser de forma desgarradora y desesperante para las personas que tenía alrededor. 


Dejé de buscar trabajo, inútil todo esfuerzo, nadie quería a un malogrado apático, a alguien que se sentía como tal y no quería levantar cabeza sumido en su propio pozo de amargura y abandono.


Entonces llegó él y me liberó de mis pesares. Lo encontré en el bar cada vez más frecuentado por mi arrastrada persona. Él mitigó mi sensación de derrota. Él me ánimo en los peores momentos y me acompañaba copa tras copa hasta que perdía el sentido y la noción del tiempo.


El alcohol entró en mi vida como amigo fiel y acabó con lo que quedaba de mí. Me aisló de la realidad, como envasado al vacío, licuando lo que quedaba de lucidez en mi triste persona. Convirtiéndome en guiñapo. Un camarada más, que al fin y al cabo también me daba la espalda cada noche en forma de fuertes resacas. Dejándome abatido, pesaroso, resentido y hundido en la más absoluta de las miserias.


La imagen que refleja el espejo es el de un muerto conservado en formol, continuamente idiotizado.  




Derecho de autor: Francisco Moroz.


viernes, 29 de mayo de 2015

Al morir Don Quijote

Al morir Don Quijote






De: Andrés Trapiello














" Hace cuatrocientos años empezó una historia que no ha terminado aún. Es la que se cuenta en este libro. Las vidas, como la literatura, a un tiempo que propagan bajo tierra sus raíces, multiplican sus ramas hasta formar una copiosa e intrincada novela que llamamos vida, donde la realidad y la ficción ni dicen lo que parece ni se resignan a quedarse en sus estrechos márgenes."



Nos suele ocurrir a los lectores. Cuando cerramos el libro terminado el relato, después de haber compartido con él gratos momentos, de haber convivido con sus personajes a los que el autor ha vestido de verosimilitud y los ha hecho representar una trama que nos ha mantenido expectantes; personajes con los que hemos vivido la aventura y sufrido sus pesares y angustias. Nos suele ocurrir pues, que nos preguntamos: ¿Qué será de ellos cuando terminamos sus historias? ¿Todo finiquita y queda encerrado en el tomo?¿Todo queda de nuevo relegado al olvido de una estantería?




¡"Don Quijote" murió! Ese loco lúcido en su compasión por los desvalidos, ese hidalgo que no se conformó con leer sobre caballería andante, sino que se empeñó en su locura en vivirla y trasladarla a su cruda realidad, con sus valores, códigos morales y éticos. Luchó contra quimeras fantásticas, felones y malandrines. Desfació entuertos y anduvo enamorado de su platónica y casi mítica "Dulcinea". Fue amo justo y dialogante maestro paciente de su escudero "Sancho" .


Pero murió de la mano de su creador para evitar plagios y continuaciones de sus enajenadas correrías como el del consabido "Avellaneda". Murió de tristeza por tener que mantener su promesa de no salir de su pueblo en un año, a correr los campos para socorrer a viudas y desamparados. Promesa hecha al Caballero de la blanca luna que no era otro que su amigo el bachiller "Sansón Carrasco".


¡Pero he aquí! que un tal "Andrés Trapiello" se atreve no ha resucitar a un muerto honorable al que recordaremos en sus andanzas y justas. Al que añoraremos como un loco enamorado, honrado y amable, al igual que peligroso en sus arrebatos al clamar justicia y honorabilidad.


¡No! "Trapiello" no resucita a muertos, pero sigue el rastro de la existencia de los que quedaron huérfanos de "Quijote"; los más cercanos al caballero de la triste figura: El ama "Quiteria" y la sobrina "Antonia", el cura "Don Pedro" y el barbero "Maese Nicolás", de su amada "Dulcinea del Toboso" encarnada en "Aldonza Lorenzo" y naturalmente y de la misma forma sigue la estela del más desconsolado y abatido de los escuderos. "Sancho" que perdido su amo, pierde el sentido existencial, el motor que le daba ánima y sustancia. 

Entre recuerdos y añoranzas, conversaciones y remembranzas pasadas, se hace duelo al caballero abatido por la muerte y el pesar. Pero después de enterrar al ser querido apreciado como referente de conducta y ya no tanto por lástima a un demente... Los personajes han de continuar su cotidianidad quejumbrosa. Y ahí es donde el autor se luce con inigualable gallardía, al atreverse a luchar contra sus propios molinos de viento, al imaginar la continuidad de la historia dejada por Cervantes junto al dolorido catre, testigo de tan gran pérdida. La del hidalgo que vivió loco y murió cuerdo.

" Murióse al fin quien puso con su espada

un orden nuevo de justicia y sueño,
devolviéndole al mundo en loco empeño
su más cuerdo valor, como si nada."

Y de esta manera arranca esta novedosa historia, relato en que el escritor aúna el lenguaje Cervantino con uno actual y entendible, sembrando entre medias, palabras ricas en significado y contenido, tristemente olvidadas y abandonadas en nuestra lengua y resucitadas de nuevo por él para disfrute de lectores curiosos. Al final de la entrada os pongo unos cuantas.


Los personajes de sobra conocidos para los que leyeron el "Ingenioso Hidalgo Don Quijote de las Mancha" estarán perfilados dignamente aprovechando las descripciones que sobre ellos imprimió a pluma el autor original de los mismos.


"Trapiello" no solo reafirmará sus identidades sino que a la par les dará protagonismo propio con sus personales andanzas.

Así descubriremos a un ama enamorada al igual que a una sobrina despechada, a un bachiller arrepentido y a un "Sancho" melancólico.

El primer tercio del libro se nos hará no diré que cuesta arriba, pero si un poco árido, plano en aventura y algo monocorde. Pues el autor aprovechará las primeras páginas para enmarcar con detalle el comienzo de su propio relato; detallando el entorno y las circunstancias en donde darán los primeros pasos los personajes que adquirirán sentido propio, y ya no solo el que poseían a la sombra de " Don Alonso Quijano".

De esta manera la muerte de uno, dio realce a la vida de los allegados que de otro modo hubieran quedado en el limbo, y siendo desconocidas sus futuras vivencias por parte de nosotros los lectores.

Una vez salvado el escollo del velatorio, el relato va adquiriendo ritmo narrativo, con aventuras entretejidas con pasajes bien conocidos en la obra original del ingenioso Hidalgo; con lo cual podemos hablar de "Metaliteratura". Esta palabra curiosamente no aparece en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, pero viene a significar que el autor hace literatura sobre la literatura. Los personajes se leen a ellos mismos en la primera parte ya publicada del "Quijote" incluso conocen al impresor y... con esto acabo, sin desvelar más entresijos.

" ¡Qué tendrá la letra impresa que a todos subyuga como la luna llena!


A veces a "Andrés Trapiello" le sale la vena poética durante el relato, orlando con festones la palabra escrita y lo expresado con ella. Mirad una prueba de ello:


" Silenciosos y caprichosos los murciélagos garabateaban el cielo deslucido con sus alborotados y fúnebres gallardetes." 


Y por supuesto refranes, dichos, y algún cantar salen a relucir en la obra; al igual que frases que sonsaco como prueba de la sabiduría que encierra esta atrevida historia bien escrita, y que por original merece ser tenida en cuenta por los que les gusta la lectura. Y a mi entender: esta es muy recomendable y enjundiosa


"Yo no estoy loco, sino triste"


"Ni el mal es puro ni lo es el bien... ni libro tan malo que no contenga algo bueno."


"Los libros son como las personas, que cuanto más trato tienen con sus lectores, mejores se vuelven."


Palabras que merecen ser buscadas en el diccionario para enriquecer nuestro vocabulario, o al menos recordar que existieron:


Alcatifa-amarguillos-dicterios-perendengues-busilis-enjundia-murria-réspices-cogitaciones-lavajos-benjuí-alcacel-pedorreras-faquin-azacán-zahareña-tueros-gumia-tagarotes-freza-espoliques-colodra-pebre-ditirambo-ratafía-tinado-adarga-melcochas-peteretes-otacustas-ostiario-candad.


Yo confieso humildemente que solo conocía el significado de 5 de ellas y con la de "Adarga" estaba equivocado en lo que realmente describía.

¿Cuántas de ellas conocéis vosotros?



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