Estimado Arturo.
La presente es para recordarte el asunto que tenemos pendiente desde hace más de cincuenta y cuatro años.
Creo que va siendo hora de solucionarlo con naturalidad, para que después no haya mal entendidos entre nosotros, no sea que me presente de improviso y te violente con mi presencia, causándote molestias por pillarte en mal momento; pues te encuentres atareado con algún tema referente a tu trabajo de escritor, enfrascado en narrativas, tramas, nudos y desenlaces.
Sabes que el plazo acordado oportunamente fue harto generoso. Pero no sé si por desidia, pereza o necesidad del guion, la cosa se nos ha alargado un poquito. No es posible más dilación al respecto.
Yo también estoy supeditada a la misma regla que nos rige a todos. El tiempo no es algo que sobre, y yo menos que nadie, puedo permitirme el lujo de obviar este punto.
Por tanto y dando por supuesto, que como buen lector leerás esta epístola en cuanto la recibas, te indico de antemano que me pasaré por tu ciudad para recogerte, el diecinueve de abril de este mismo año; digamos que a las dieciocho horas con treinta y siete minutos.
Es evidente, que tu incomparecencia será tomada como una falta de respeto para conmigo y las normas establecidas. Que las consecuencias serían nefastas, obligándome a tomar medidas drásticas.
Sin más, me despido con un fuerte abrazo que espero darte próximamente de manera íntima y personal.
Siempre tuya, pero compartida:
La muerte.
Uy, me dejo sin palabras la firmante abajo, muy buen micro, el aviso del final a traves de una carta.
ResponderEliminarSaludos.
PATRICIA F.
Fuertecillo el remate. En cierto sentido, la Muerte es nuestro narrador silencioso. ¡Muchas gracias por el relato! Un saludo.
ResponderEliminar¡Uf! Tremenda esa firma. No se ve venir y resulta muy impactante. Estupendo tu micro, Francisco.
ResponderEliminarEs un detalle por su parte que anuncie su visita con la suficiente antelación para que el receptor de esa misiva esté conveientemente preparado, si es que alguien puede estarlo en esas circunstancias. Has logrado cumplir el reto con creces, je, je.
ResponderEliminarUn abrazo.
En la línea de las escrituras de miedo, tanatológicas y más literarias posibles. He disfrutado verdaderamente. También me recuerda a una película antigua en blanco y negro llamada "La muerte de vacaciones". A mí todas las creaciones tocantes a La Canéfora de La Guadaña hacen mis delicias.
ResponderEliminar¡ ¡ ¡ ¡ ¡ C h a p e a u ! ! ! ! ! 💀 [Recibe Mis Consideraciones Más Distinguidas] Y Buen Noviembre!!!!
Ay, qué buen relato. Conste que imaginé el final a partir de un cierto momento. Te has cargado al narrador y hasta al apuntador.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Francisco, yo pensaba que era una carta de un amigo, jolines, me he quedado muerta (y nunca mejor dicho) al leer el final, un buen impacto nos has dejado. Una gran propuesta, sí señor. Sin palabras.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Es que es así!!! La muerte siempre avisa, sólo que uno cono el viejo sordo, no quiere oír, ni leer el correo, ni estar atento a las sñales que nos envía, cuando en realidad es lo único que tenemos seguro. Magnífico. Espero que Arturo haya entendido y esté bien preparado para el próximo abril. Un abrazo
ResponderEliminarUna carta: muy buena idea para eliminar al narrador! Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Lo siento, he leído tu escrito al bies, como se suele decir. Sé, por desgracia, que la muerte nos acecha, pero últimamente quiero relatos con alegría y buen rollo. Las penas ya nos vienen sin pedirlas. Un abrazo.
ResponderEliminarTremenda carta y mensaje que nadie desearía recibir! Normal que Arturo se haga el loco! Je, je! Un abrazote!
ResponderEliminarSimpática, afable y guapa esta... señora... muerte. Madre mía con la promiscua ("siempre tuya, pero compartida", ja, ja). La verdad es que la amabilidad que muestra la señora se la podría ahorrar. Como dice Marifelita a mí tampoco me extraña que Arturo haaya puesto cara de póker, se haya hecho el loco cuando ha leído esta epístola.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier
Ostras. Que puntazo. Yo esperando un encuentro para averiguar que había por resolver después de tantos años y es la muerte. Un final buenísimo. Me encantó de principio a fin. Qué manera de engancharnos en su lectura. Genial!!! Un abrazo
ResponderEliminarNunca imaginé a la Muerte tan educada y atenta. Casi dan ganas de entablar amistad con ella.
ResponderEliminarHe estado especulando quién habría escrito la carta durante todo el tiempo, pero no me esperaba esa firma. Muy buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Francisco, muy buen relato la parca sin duda no le ha dejado opción. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy paciente y educada, la muerte.
ResponderEliminarEsta mujer no necesita la presentación de un narrador. Bastante ha hecho con presentarse ella misma.
ResponderEliminarMuy buena aportación.
Un abrazo.
A esta señora no se le puede engañar, cuando dice que viene es que viene y aquí el difunto es el narrador como está estipulado.
ResponderEliminarMuy bueno el micro relato
Un abrazo Francisco
Puro
Hola Francisco, está muy bien eso de avisar, que dé tiempo a terminar las tareas pendientes y no dejarlo todo enfangado. Pero no sé si Arturo apreciará debidamente este aviso...
ResponderEliminarEstupendo micro, un abrazo!!
La remitente de la carta a Arturo me ha dejado descolocada, yo, estaba pensando en un antiguo amor y ¡Sorpresa! Encima, esta señora pone una hora de cita muy particular "como debe ser". Muy bueno tu micro.
ResponderEliminarUna brazo.
Mira qué detallista la muerte, avisando y acojonando también al interfecto.
ResponderEliminarBuen relato para el reto del Tintero.
Un beso.
Peor que una carta de hacienda. Según el membrete que trajera mejor no abrirla. ¿quien quiere saber cuando le toca?
ResponderEliminarrotnda misiva unica que no admite respuesta.
El texto es magnífico.
¿ cuanto rato estuviste pensando si ponías la firma o no?
abrazooo
Bueno que te dejen una carta y el remitente sea la muerte, creo que se muere antes jajajaja. Buena propuesta. Abrazos desde Venezuela
ResponderEliminarMuy ingeniosa y bien redactada tu ocurrencia, Francisco. Desde luego, la Señora es educada y detallista, además escribe con muy buena letra. Solo queda esperar que tenga mala memoria y se olvide de la cita.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me da a mí que el tal Arturo no va a poder escabullirse más, jejeje. Genial retrato de un acontecimiento anunciado, Francisco.
ResponderEliminarMuchas gracias por participar y un fuerte abrazo
Hola Francisco. Qué tétrico e impactante final, esperaba cualquier misterio menos ese, algo que mas pronto que tarde nos tocará a todos. Ojalá esa carta se pudiera quemar y olvidarnos de ella, pero no. Un abrazo.
ResponderEliminarEn una primera lectura me pareció extrañisímo hasta llegar al final, claro. En la segunda me he solazado con todos los detalles, incluso el humor de esa no comparecencia... Es puro ingenio.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Me encanta la misiva, menos que sea de la muerte. Buen relato para el Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarBuah, qué yuyu, Javier... Casi me quedo muerta ;-) He vuelto al principio para releerla y, claro, como es normal en ti, todo encaja. ELLA no quiere llegar sin dejar de avisar al pobre Arturo que le quedan, como mucho, cuatro meses. La verdad es que no le da para mucho, qué triste.
ResponderEliminarUn abrazo.
El anterior comentario anónimo es mío.
ResponderEliminarOtro abrazo.
Thank you for the thoughtfulness in your content.
ResponderEliminarEn tu estilo, Francisco, narración pulcra y ese final tan inesperado como impactante. Para releer y saborear.
ResponderEliminarMe encantó, aparte de que estos temas me gustan.
Un placer volver a leerte.
Abrazo fuerte ;)
Ja, ja, ja. Vaya, vaya. Así que somos muy informales y estamos plantando a la Señorita o Señora (no tengo ni idea) una y otra vez. Esto no se hace, don Arturo. Ponga sus asuntos en regla y vaya con Dios.
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