La Navidad es real mientras haya quien espere. Los que lo tienen todo carecen de ilusión.
La esperanza es de la gente sencilla dispuesta a superar la contrariedad, la adversidad diaria, sin importarle el esfuerzo o el sacrificio; y todo para hacer su entorno más amable y la sociedad más justa ... Como los pastores.
La Navidad existirá siempre y cuando brillemos con luz propia y reflejemos la de los demás en cielos anochecidos de miseria humana y violencia consentida. Cuando guiemos a los que caminan en la oscuridad, enseñando el valor del camino que recorren... Como la estrella
La Navidad tiene sentido cuando hay personas capaces de anunciar una buena noticia, dando el ánimo necesario al abatido, y a los entristecidos consuelo. Acompañando la soledad de los olvidados, demostrando con sus actos, serenidad a los que se agitan en la duda... Como los ángeles.
Navidad será, mientras con humildad, sepamos escuchar al amigo, aliviando su carga. Escuchar al prójimo sin juzgar, secando las lágrimas del que sufre sin pedir recompensa. Estar al lado del que necesita calor y comprensión... Como la mula y el buey.
Habrá Navidad mientras madres buenas respeten la vida como regalo gratuito, como tesoro valioso; dispuestas a dar lo mejor de ellas mismas por los hijos sin compensación alguna.
Ellas portan el amor altruista en esta tierra de egoísmo, ellas son la acogida y el refugio en nuestro abandono... Como María.
Habrá Navidad siempre y cuando haya padres que eduquen con valores a sus hijos, les hablen de tolerancia y respeto, solidaridad, generosidad y entrega. Cuando les dediquen su tiempo compartiendo juegos y conversaciones y les ayuden a construirse como personas íntegras, sin considerarse por ello infalibles y viéndose así mismo como niños... Como S. José.
Será Navidad siempre y cuando queden hombres y mujeres sabios que sepan encontrarse a ellos mismos, respetar a los demás en sus creencias, culturas y razas; encontrando la grandeza en lo pequeño, la gratuidad en el dar, la riqueza del compartir y vida en la renuncia.
Personas que sepan recorrer el largo camino de la existencia con dignidad, trasmitiendo el conocimiento adquirido como buenos maestros.
Descubrir al final que todo se basa en el AMOR... Como los Reyes Magos.
Y mientras ese AMOR sea sincero y nazca de continuo en cada uno de nosotros de manera espontánea, en forma de sonrisas acogedoras, en el brillo de una mirada limpia, en la ternura de una caricia necesaria o en la aceptación de una mano tendida; en el sacrificio del trabajo cotidiano, en nuestra pacifica presencia, en la palabra sincera de aliento...
Haremos entonces de cada minuto de nuestra existencia una Navidad.
Lo demás será simple tradición, sentimientos mojigatos e intereses comerciales dirigidos al consumo.
No veas estos días como parte de una religión. Dale un sentido real dentro de ti y encontrarás de nuevo en estas fiestas un sentido más profundo que te servirá para el resto de tus días.
Por lo tanto mi deseo más sincero de que tengas una:
¡Muy Feliz Navidad!