Le está resultando una jornada especialmente dura, pues es su cumpleaños y le hubiera gustado estar con su
familia en vez de en la carretera. Salió de Oviedo hace unas cuantas horas en
dirección a Madrid con la furgoneta de la empresa de transporte urgente.
De
madrugada, y como siempre, le acompaña la emisora amiga, esa a la que puede
llamar el oyente y conversar unos minutos con la locutora, e incluso hacer una
petición musical.
Nunca
llamó, pero hoy se encuentra especialmente sensible, echa de menos a los suyos.
Se decide a hacerlo, pues necesita conversar con alguien.
Utiliza
el “manos libres” para seguir conduciendo mientras habla; cuando ya le han
atendido y mientras espera a entrar en antena escucha esa voz cálida que parece
arroparle y que comunica:
–Un
nuevo oyente nos llama desde la carretera, se llama Juan Pedro. ¡Hola Juan
Pedro! ¿Qué tal estás?
–
¡Hola Raquel! ¡Pues mira! en plena jornada laboral, conduciendo en dirección a
Madrid.
–
¿Cuál es el motivo de tu llamada amigo?
–Ninguno
en especial, ya sabes de la soledad y la melancolía que a veces le embarga a uno, y esa
especie de congoja que nos entra cuando echamos de menos a los seres queridos.
Además es mi cumpleaños y me he dicho: Voy a llamar a los de la radio. ¡Os
escucho a menudo! pues os he elegido como emisora que me acompaña en mis viajes a lo largo de la noche. Y en esta, que es el final de un día señalado en el que me siento un
poco desolado, he decidido llamar.
–
¡Pues Muchas felicidades por tu cumpleaños y gracias por elegirnos! Esperamos
que con nuestra pequeña aportación te suba el ánimo y logremos que te sientas mejor. Dime: ¿De dónde eres Juan
Pedro?
–De
Cádiz, del barrio de San Juan para ser más exactos, pero vivo en Madrid.
–
¿Y por qué te fuiste a la capital, si puede saberse?
–Por mi mujer que antes fue mi novia. Después uno se establece y sienta la cabeza. Los hijos, el trabajo, y allí me quedé: en el pueblo más grande de España.
–
¿Conociste a tu mujer en Madrid?
–Es
una historia algo larga. ¿Te interesa?
–Tenemos
tiempo Juan Pedro y hoy es tu cumpleaños ¿No? sea esto parte de nuestro regalo. Unos minutos más de la cuenta en las ondas.
–
Bueno, pues te cuento Raquel. Resulta que un grupo de amigos decidimos pasar en la capital una
noche vieja algo loca. En la puerta del sol y tomando las uvas ¡Ya ves que tontada! Por entonces yo era una
especie de fugitivo de mi mismo, estuve tonteando con las drogas y aunque quería salir de un entorno opresivo que me
condicionaba en un bucle sin fin; no era capaz de conseguirlo.
Ese
viaje me pareció una especie de puerta de salida para huir de lo cotidiano.
Conocer la capital en la que nunca había estado era un aliciente muy
atractivo. La marcha de la noche madrileña me sedujo de tal manera, que pensé quedarme definitivamente, y la
fortuna se interpuso en el camino…
–…
¿La fortuna?
–O casualidad ¡vete tú a saber! Fue
en los baños de un garito de Fuencarral donde al entrar vi una
jeringuilla encima del lavabo y al sujeto que se había metido el chute. Al mirar su reflejo en el espejo, un rostro ajado por los
excesos me observaba con estupor, y me pregunté si era eso lo que yo quería para
mi vida…
…Mis colegas y yo conocimos
a unas estudiantes de enfermería con muy buen rollo que se unieron a nuestra fiesta personal. Ella se
encontraba allí; noté desde el principio que yo le interesaba y no tardó en
decírmelo. Desde entonces se convirtió en mi princesa.
–
Nos has abierto tu corazón esta noche Juan
Pedro. Ahora mismo estoy emocionada, te lo confieso. ¿Crees en el destino?
–El
destino es algo que forjamos nosotros con nuestros aciertos y errores, pero creo que algo de esa historia
que vamos escribiendo entre todos confluyó en aquél encuentro no premeditado.
El destino es como un cruce de caminos, ese “Kilómetro cero” donde has de abrir esa puerta que te permite encontrar tu camino personal, ver el brillo de ese sol que debes descubrir por ti mismo.
– Buena
filosofía queridos oyentes. Bonito juego de palabras metafóricas si ponemos que hablamos de Madrid. Como veréis tenemos poetas, personas interesantes entre los que
nos escuchan y nos llaman.
Dime tus principales prioridades Juan Pedro.
–Me
lo pones fácil Raquel, te diré tres a bote pronto. La primera es ella, la mujer que me
acompaña desde hace 20 años, y naturalmente las otras dos, nuestros hijos. Esos dos fenómenos
que son uno del Atleti y el otro del Real ¡Menudo conflicto tenemos en casa
cuando hay partido!¡Pues yo soy del Cádiz!
Ellos tres serían mi
último pensamiento. Mi mujer y mis hijos, no los equipos de fútbol naturalmente.
–
(Risas en el estudio). ¡Cuéntanos amigo! ¿Qué es lo que más te gusta en esta
vida?
–
Esa pregunta ya no es tan fácil de contestar pero te diré tres que se me vienen
a la cabeza ahora mismo: Las personas positivas que saben sonreír a pesar de
todos los inconvenientes y salen adelante, los gatos negros, y la música de
Joaquín Sabina.
–Curiosas
respuestas a las que otro que no fueras tú
hubiera contestado de forma previsible…
Empieza
a llover y Juan Pedro activa los limpia parabrisas. Es una noche que invita a la
reflexión, al encuentro, al descanso, Y él está ahí, en pleno mes de noviembre
conduciendo hacia su destino, ese Madrid que le acogió como hijo adoptivo.
Vuelve
a escuchar esa voz acariciadora de la locutora que afirma.
–…Veo
que no eres nada supersticioso, pues te gustan los gatos negros, y muy asertivo,
ya que valoras a las personas luchadoras que no se arrugan ante los
inconvenientes, pero: ¿Y Sabina? ¿Por qué te gusta este cantautor?
–Juan
Pedro sonríe antes de contestar. – A Sabina lo definen como un poeta canalla.
Sus letras hablan sobre desengaños, traiciones y desamores, esos: Voy cuando
estoy volviendo y te quiero porque no te quiero y contigo pero sin ti. Sus
letras le definen. Por otro lado desde que le escuché por primera vez, y ya te
estoy hablando de muchos años atrás; creo reflejarme en muchas de sus letras
que parecieran estar escritas para un servidor.
– Bueno pues si te parece Juan Pedro, nos vamos despidiendo para dar paso a otros oyentes que nos acompañan en las ondas.
¿Algún deseo, después de apagar las velas de esta tarta imaginaria que te
hemos preparado en el estudio de radio?
–Volver
algún día a Cádiz, quizás cuando me jubile, y poder contemplar con calma ese mar que en
la capital es imposible de ver, y con un chupito de ginebra en la mano, o una cerveza si llega el caso. Y un segundo deseo sería una canción del "Flaco de Úbeda", pero no la que se titula "Que se llama soledad" ¡Por Dios! Que ya he tenido bastante por hoy.
– (Más risas en el estudio) –Pues si te parece Juan Pedro, con ese salero andaluz tan gaditano y con esa canción de tu querido Sabina por el que también sentimos admiración algunos de los de esta emisora, nos despedimos ¿Quieres algún título en
especial?
–
La que elijáis me viene bien. Gracias Raquel por tu atención y tu compañía. También por tu simpatía.
–A
ti Juan Pedro por tu llamada, aquí estaremos fieles a nuestra cita para cuando gustes o necesites llamarnos. Dejamos que la música suene en esta noche que nos pertenece...
Se
corta la comunicación mientras la locutora presenta a los oyentes esa canción
que han elegido para Juan Pedro.
Para su sorpresa, empiezan a sonar los primeros acordes musicales de guitarra de esa poesía cantada que tanto le gusta, esa que le
define a él mismo y a parte de su trayectoria vital. Nunca creyó en las
casualidades, pero esta, es una de las tantas que le van convenciendo de ese destino que se escribe para nosotros. En esta canción el cantautor pareciera ser un oráculo.
La
ciudad ya se vislumbra a lo lejos, mientras, la lluvia persiste en su caída libre
desde un cielo plomizo y gris. Viéndola en panorámica desde la A6, y con todos esos cientos de
miles de luminarias, comprende otra de las estrofas de la letra que va
escuchando:“Las estrellas se olvidan de salir"
Cuando entra por el túnel cercano al faro de Moncloa que no es faro de mar sino linterna y mirador cosmopolita, ve de forma inesperada por el
retrovisor los destellos de las luces estroboscópicas de una ambulancia del Samur que se le echa encima con urgencia, intentando adelantarle lateralmente y por detrás de forma imperiosa. No dispone del tiempo suficiente para reaccionar de forma adecuada y a causa de los nervios da un violento volantazo a la derecha. En unos segundos es consciente de la inminente colisión que va a tener lugar contra uno de los
muros del subterráneo...
…"El
furgón, al chocar contra la pared de hormigón sale despedido contra la mediana
y comienza a voltear sobre si mismo. Este modelo no lleva airbags, y el cinturón
no es suficiente para librar al conductor de sufrir múltiples contusiones que ocasionan rotura de
vertebras, y un traumatismo cráneo encefálico al golpear contra el volante que causa la muerte casi inmediata del único
ocupante.
El forense apaga la grabadora donde queda parte de su informe, sin llegar a saber que justo unos minutos antes del
accidente, Juan Pedro escuchaba a su querido Sabina entonando las últimas notas
de su canción favorita. Cuatro estrofas finales que son toda una declaración de intenciones, como un epitafio de desamparo. Intuyendo que su destino sería el de regresar a su tierra natal, pero no como el hubiera querido. "La muerte pasa en ambulancias..."
Su último pensamiento, el que le hizo verter una lágrima que corrió por su mejilla. Fue el dedicado a los seres que ya no podrían abrazarle tras regresar a casa.
"Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur donde nací,
aquí no queda sitio para nadie
pongamos que hablo de Madrid".
Derechos de autor: Francisco Moroz