Todos los que estamos relacionados con el mundo de las letras por un motivo u otro, celebramos un cumpleaños más, junto a nuestros amigos los libros.
Editores y editoriales, autores y escritores, bibliófilos y lectores. Incluso nosotros los blogueros, que somos compendio de alguna de estas cosas, emprenderemos alguna acción representativa para homenajearlos.
Cada uno lo celebrará a su modo: Unos saldrán a dar una vuelta parando en alguna librería y adquiriendo algún ejemplar de su gusto, otros simplemente leerán, otros visitarán alguna de las ferias que se montan entorno al acontecimiento o asistirán a alguna charla conmemorativa literaria. Incluso los habrá que por las Ramblas barcelonesas paseen con orgullo su libro y su rosa.
Yo personalmente os dejo esta reflexión y después me tomaré un buen café junto a un buen libro.
Os deseo a todos un día lleno de emociones
¡Feliz día del Libro!
y que esta historia no acabe nunca.
Muchos de nosotros somos testigos de primera mano de la cantidad de blogs literarios que relacionan el café con los libros.
Yo me he preguntado muchas veces sobre esa comunión que parece existir entre unos y otros. En apariencia ninguna ¿Verdad? Pero... estas son mis conclusiones.
El café se comparte con los amigos alargando una comida en sobremesa agradable, con diálogos y conversaciones variadas sobre diferentes temas.
Los libros son amigos incondicionales que comparten sabias palabras escritas y agradables historias. ¿Qué mejor sobremesa pues, que con ellos?
El café debe de ser, intenso, aromático y sabroso como un libro.
Se puede servir de multitud de formas: con leche, cortado, sólo, doble, manchado, con nata, con licor, con azúcar o sin ella, con chocolate. los hay con denominación: Capuchino, Latte, Vienés, Americano, Árabe, Caribeño o Hawaiano, Irlandés Amaretto o Machiato. Un libro también puede presumir de variedad y género.
Los hay densos y ligeros, sabrosos, largos y cortos. Intensos, dulces y amargos. Algunos de ellos tan fuertes que te saltan las lágrimas. unos muy calientes y otros que te dejan frío.
El café de calidad te deja ese retrogusto en el paladar que te permite recordar ese placer después de haberlo terminado. Justo, justo como una buena obra literaria con argumento bien trazado y escrito, la cual traerás una y otra vez a la memoria para disfrutar de aquél deleite que te proporcionó, incluso repetirás releyendo para disfrutarlo de nuevo y sacar nuevas texturas y sabores.
El oscuro liquido contiene ingredientes naturales excitantes, la famosa cafeína que propicia el alejar el sueño y mantenernos despiertos, atentos y concentrados. Lo mismo una buena historia que mantiene nuestros sentidos alertas y nuestra mente excitada, cuantos libros quitan el sueño y cuántos nos han alargado la vigilia si es que nos los hemos llevado a la cama como cumplidos amantes.
Me fijo en las múltiples ventajas que reportan tanto el café como los libros. Son curiosas y reseñables.
A saber:
Café: Aumenta la memoria.
Previene la depresión.
Revoluciona el metabolismo.
Reduce el riesgo de diabetes.
Aumenta la resistencia.
Ayuda contra la enfermedad del Parkinson.
Impide la gota.
Es un antioxidante.
Previene el cáncer.
Libro: Mejora tu memoria.
Previene el aburrimiento y entretiene.
Revoluciona las neuronas cerebrales.
Reduce el riesgo de la ignorancia.
Aumenta el vocabulario y la concentración.
Ayuda contra la enfermedad del Alzheimer.
Impide las malas conversaciones.
Te desarrolla emocionalmente.
Reduce el estrés.
previene el cáncer de la incultura.
Todo son ventajas como veréis, aunque siempre sin excesos, pues el café te puede fastidiar el sistema nervioso y muchos libros te pueden conducir a la locura de Don Quijote, sobre todo los mal escritos, los intrascendentales y los insustanciales... Pero el riesgo es menor en estos casos, y los efectos secundarios menos notables.
por eso queridos lectores estamos de enhorabuena. invitar a una persona querida a un café con tertulia o regalarle un buen libro, es prácticamente una garantía de éxito en nuestras relaciones sociales, sentimentales y amistosas. Por ello:
Son de mi gusto esas librerías que te permiten degustar un café, mientras saboreas un buen libro, es un acierto que atrae a clientes y los hace fieles amigos, contertulios y unas muy felices personas.
En la próxima cita pediré: café con libro.
Derechos reservados de autor. Francisco Moroz