miércoles, 23 de marzo de 2016

Mujer frente a mujer



Una vez más me encuentro contigo, en ese momento íntimo que hemos sabido crear tu y yo, ese espacio reservado para nosotras dos únicamente; sin testigos ni miradas críticas.
Hoy es uno de esos días en los que mantenemos nuestras miradas y nos hablamos. Nos sinceramos y comunicamos nuestras inquietudes.

La verdad es que en ocasiones no te reconozco, después de tantos años a tu lado, te parecerá mentira ¿No? El tiempo no pasa en balde y en nuestro caso no iba a ser una excepción.
Juntas hemos soportado las primeras arrugas creadas con nuestras risas, la mirada cansada que a pesar de ello no ha perdido su luminosidad de antaño y esas canas que se empeñan en salir y que incluso nos sientan de maravilla. 

Cuando te digo que te cuides lo hago con cariño y por tu bien, cuando te recomiendo ese color para los labios, o ese corte de pelo que te favorece, lo hago porque quiero que te sientas bonita. Cuando te consuelo y te animo es para que te encuentres más a gusto y tranquila contigo misma. También, porque cuando te veo sonreír me haces muy feliz al saber que no todo está perdido y podemos seguir adelante besando y mordiendo a la vida pedazos sabrosos de existencia.

Te agradezco el cariño y la confianza que me infundes en los momentos más difíciles a los que me toca enfrentarme, esas pruebas de fuego en las que tú, incondicionalmente estás a mi lado, muy cerca.

Lo malo es que, cuando llegan esas crisis y no salgo airosa de ellas, te miro y te recrimino a ti, lo tonta que eres al cometer los mismos errores que cometo yo, y caer en las mismas tentaciones que me someten y esclavizan a mí. 
Hemos nacido para ser felices y me fastidia que todavía queramos depender de otros en los que ponemos nuestra confianza y que como en otras ocasiones nos hacen sufrir por amor o envidia.

No nacimos para complacer a nadie, lo hicimos en todo caso para ser nosotras mismas y compartir nuestras experiencias y proyectos con aquellos que quisieran escucharnos y comprendernos; pero al final irremediablemente, siempre quedamos tú y yo frente a frente mirada contra mirada, valorando la situación; nuestros logros y derrotas, los fallos y aciertos. Interrogándonos la una a la otra sin necesidad muchas veces de las palabras que hieren como dardos envenenados.

Nos hemos convertido en inseparables, como gemelas en polos opuestos y planos paralelos, pudiéndonos únicamente tocar superficialmente con tacto frío y bruñido, pero sintiendo muy dentro la presencia cálida de la otra.

Que le vamos a hacer vieja amiga, para bien o para mal estamos condenadas a vivir juntas y soportar nuestras manías. A tener iguales ilusiones y padecer a la vez los mismos dolores y decepciones.
Estamos hechas la una para la otra hasta que exhalemos el último aliento, en el que pensaremos que este espejo enmarcado que nos unía, daba cordura y lógica a nuestra existencia.

Que yo, eras tú al otro lado y viceversa, en la certeza de que no estábamos locas y que nos veíamos mucho más allá de las apariencias de un simple reflejo en una superficie pulida.



Derechos de autor: Francisco Moroz

lunes, 21 de marzo de 2016

Profesión de fe



Las palabras que ha aprendido por la noche son las que decidirán su muerte o su supervivencia. No hay esperanza para un cautivo después de haber sido apresado por el enemigo del autentico Dios; solo unas palabras a las que agarrarse después de habérselas escuchado a otro prisionero habiéndolas memorizado de forma mecánica en su cabeza.

Nunca tendrá la seguridad de un mañana, si no tienta a la suerte dirigiéndose a sus guardianes cuando le pregunten si está decidido a renunciar a su fe.

El les contestará entonces con seguridad fingida: “No hay más Dios que el Dios y Muhammad es el mensajero de el Dios”



derechos de autor: Francisco Moroz

viernes, 18 de marzo de 2016

Ser padre

Felicidades a todos los padres en su día y a las madres por favorecernos el serlo.





Ahora que duerme
 me puedo desahogar con estas letras,
y de manera formal y no completa
 plasmar mis sentimientos a voz de pronto...

Este diablo chiquitín,
 que no para con su trajín,
 con una afición desenfrenada
de revolver cajones en sus andanzas
 y correr el pasillo como “Bonanza”.
 Este “Ángel” de piel blanca 
de ojos azules y manos largas,
que no para ni un segundo,
 que me incluye en ese mundo
tan diferente,
 tan inocente, e inacabado...
es hijo mio.

Aventurero tenaz,
capitán de un país de fantasía,
de mi corazón pirata,
fraguador de sentimientos;
duende y elfo de la casa.
Donde manchar es el lema 
  y su obligación sagrada.
Explorando en mis descuidos
el entorno peligroso.
Investigar lo prohibido
y aderezarlo con salsa.

Sus miradas me desarman,
 y quien es el tonto que le regaña
después de esponjarme el corazón
con su sonrisa.
Lo grave es,
que hay que educarle quedito
 para que asuma jugando
las reglas y la lección.

Pero no cambio su actitud
ni sus mofletes rosados,
ni su figura gordita
o el proceder alocado.
 Tampoco trueco,
 los buenos ratos tirados
haciendo altas torres 
con los tacos de colores.
O lo de cantar a gritos, 
ver dibujos animados,
hartarnos de garabatos
y reír con altruismo.

 Si estamos los dos charlando
en su jerga y media lengua,
 saltaremos la barrera
de las lingüísticas formas.
 Leeremos libros grandiosos
con páginas de cartón,
de colorido infinito
letra gorda y tremenda .

Cuanto aprendo del pequeño
 que me mantiene despierto.
 Vivo alerta, sin respiro,
sin tregua, sin silogismos.
 No hay respuesta a sus preguntas 
ni en lo que hace argumento.
Psicodélico y absurdo 
nuestro proceder de orates,
lo de nunca estarnos quietos.
y no sufrir estoicismos. 

Siempre atento a medir palabras
a nunca alzarle la voz
actuar con diplomacia,
 por no herir sus sentimientos
 y esquivar sus alaridos,
sus lloros desgarradores
que son chantajes de pillo
contra estrategias de viejo.

Por tanto mi conclusión:


No hay atajos al ser padre,
es toda una ley de vida.
Se asume sobre la marcha
es un "ser o es un no ser
existencialismo puro,
con carros de devoción,
y vagones de carisma,

Yo sin mi amigo bajito
ya no me veo.
 La cosa no tiene gracia cuando el no está,
en mi entorno no habría vida,
ni alborozo, ni alegría.
Me faltaría la luz,
y no celebraría el día.

Que ser padre es un honor.


Derechos de autor: Francisco Moroz

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