Los adolescentes me escuchaban en un silencio expectante, temblando
ligeramente mientras les contaba mi
dramática historia convertida en leyenda.
–“Una noche pasada de alcohol la tiene cualquiera”; y más, con motivo de
una fiesta de celebración con los antiguos compañeros de la universidad.
Lo que deja de resultar adecuado, es coger el coche con esa alta graduación
etílica en la sangre. Pasó lo que tenía que pasar por simple ley de
probabilidades; algo que más tarde le hace a uno recapacitar sobre su miserable
condición de estúpido irresponsable.
Como podéis comprobar os lo cuento como testigo de primera mano de los
sucesos que acaecieron esa madrugada; justo en la primera curva que gira a la
derecha antes de entrar en el pueblo. Esa donde, si pasáis despacio, podéis ver
un ramo de flores secas que depositó una mano amiga en el primer aniversario
del accidente. Allí están los restos del árbol donde se empotró el coche.
Lo peor no fue despertar desorientado en una cama de hospital, tampoco el
dolor de las heridas, ni la rehabilitación necesaria para poder manejarme
mínimamente. Todo ello se me hizo pasable.
Al contrario que esa angustia que me hace llorar todavía, cuando recuerdo el
último beso que me dio mi novia mientras me hallaba postrado semiinconsciente
en la UCI. Ella venía a despedirse para siempre; nuestro futuro juntos carecía
de sentido dadas las circunstancias.
Yo me quedé anclado en esta silla de ruedas. Ella condenada a ser, la
muchacha de la curva.
Por fin conocemos de primera mano cómo ocurrió lo que se dio en llamar leyenda. Narración estupenda. Un abrazo.
ResponderEliminarBueno Isan, esta puede ser una de las muchas teorías que conformo la leyenda.
EliminarUn abrazo también para ti.
Steve nos lo advirtió.
ResponderEliminar¡Si!, en aquella famosa campaña de la dirección general de tráfico. Y mira que el Steve Wonder siempre va "ciego". (en plan broma y de buen rollo)
EliminarUn saludo.
Hola, Francisco. Muy ocurrente la conexión con la leyenda de la niña de la curva. El micro mantiene la intriga hasta el final donde se explica todo perfectamente. Buen trabajo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Pedro. Para que me iba a inventar otra leyenda teniendo a nuestra alcance todas las clásicas conocidas; todas ellas sin explicación aparente. Es hora de darles un sentido algo lógico a algunas de ellas.
EliminarUn abrazo de vuelta, compañero.
¡Oh! ¡Qué bueno, Francisco! El origen de la chica de la curva. Romántico y sorprendente ese final. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuy amable Marta. La narrativa de la chica de la curva es un referente de leyenda urbana; y si se le puede dar un toque de realidad en cuanto a sus comienzos, pues mejor. Lo de las sucesivas apariciones de la chica a otros conductores ya es otra historia.
EliminarUn abrazo.
Muy original propuesta en torno a la chica de la curva. La has puesto en el disparadero al final del relato y has conseguido ese efecto sorpresa de todo buen micro. ¡Felicidades!
ResponderEliminarPues me alegra que te haya gustado Matilde. Creo que ha sido la misma muchacha la que me ha inspirado al oído, para que escribiera sobre como llegó allí.
EliminarUn beso.
Hola Francisco. Me ha gustado especialmente el final, parecía que la novia lo iba a dejar por quedar en silla de ruedas, pero la pobre falleció a causa del accidente, muy bueno el juego al despiste. Un micro para hacernos reflexionar sobre la responsabilidad al volante. Ojo al cambio de narrador, el micro comienza en tercera persona y continúa en primera. Un abrazo.
ResponderEliminarAgradezco tus palabras y la oportuna acertada indicación que me has dado. Queda corregido y gana en estilo.
EliminarUn abrazo, compañero.
Buenísima reinterpretación de la famosa leyenda de la chica de la curva. Tiene todos los elementos mencionados por David para las leyendas urbanas. Me ha gustado mucho. Saludos.
ResponderEliminarAgradecido Ana. La verdad es que, por una extraña razón el micro se escribió de seguido; sin pensar en ningún momento en ese final. Creo que la muchacha de la curva me lo dicto al oído.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encantó que tomaras una leyenda popular y que le escribieras un origen. Es como si le añadieras más significado a la chica de la curva.
ResponderEliminarMuy buen micro, te felicito. Un saludo.
¿Verdad? Para qué me voy a complicar relatando algo inventado, cuando ya hay tanto escrito sobre el género de leyenda urbana. De esta forma pretendo cerrar un círculo que me traía por el camino de la amargura.
EliminarUn abrazo.
Entretenidísimo como de hecho son las fogatas de campamento para narrar historias. De un golpe de mano, unes el miedo a tamaña situación.... ¡¡¡¡¡¡¡con la más célebre chica del Más Allá!!!!!!! Me gusta el tono tradicional de tu narración y ceñida a la brevedad apropiada y justa. De otro lado me llena de melancolía por las vivencias "entredosaguas" cuando uno está sujeto a las vigilancias médicas intensivas ¡Buen caleidoscopio de sentimientos!
ResponderEliminarBienvenido seas Juan.
EliminarMe acuerdo de alguno de esos fuegos de campamento; cuando todavía se podían encender. Las historias de miedo, misterio o terror era el momento más esperado por la tropa de chavales, que oíamos con la boca abierta y ese temblor que apunto, provocado por el relente de la noche, el miedo o la expectación.
Gracias por tu lectura y comentario. También por quedarte por aquí.
Un abrazo.
Buen giro de tuerca, Francisco... cuando todos ya pensábamos que era él quien se quedó en la carretera condenado para siempre a ser "el chico de la curva"
ResponderEliminarUn abrazo de los grandes.
Un fantasma contando una historia en un campamento, también hubiera tenido su puntito de macabro. Pero opté por lo segundo. Confieso que el fin no estaba previsto de esta manera. Fue quizá un soplo desde el más allá el que me apuntó ese término.
EliminarOtro abrazo correspondiendo al tuyo, compañera.
Muy bueno, Francisco, geniales el suspense y la intriga hasta el final. Además el foro en el que el narrador cuenta la historia es uno de los más adecuados para sobrecogerte. Muy acertado encapsular la leyenda en otro relato. El giro final de órdago. Me ha gustado el micro. Un abrazo.
ResponderEliminarPues muy agradecido por tu comentario. Eso anima a cualquiera de los que escribimos.
EliminarMe alegra que haya suscitado tu interés y agradado su lectura.
Recibe un abrazo, compañero de letras.
Hola, Francisco. No te has ido por la tangente con esta conocida leyenda, todo lo contrario nos has presentado a los protagonistas originales de la misma. Bueno a uno, a ella ya la conocíamos de la curva. Has vestido de gala la historia y si leyendo entre líneas es escalofriante porque por el alcohol hay muchas curvas marcadas. Saludos 🖐🏼
ResponderEliminar¿Para qué? La leyenda ya está escrita, me ha bastado con echarle un poco de imaginación y pergeñar un origen a la misma.
EliminarMuy agradecido por tu comentario y apreciación tan positiva del mismo.
Un buen abrazo JM
Pues no sé qué es peor, si quedarse inválido en una silla de ruedas o pasar a mejor vida. Y de ese modo, cada uno advertirá a los demás a su manera, él sentado y ella de pie en esa maldita curva.
ResponderEliminarUna leyenda muy conocida a la que le has añadido su origen, como si de una precuela cinematográfica se tratara.
Muy bueno.
Un abrazo.
Muy buen visto ese detalle de la historia; los dos personajes protagonistas de accidente moralizan con el ejemplo, sobre las consecuencias de conducir bajo los efectos de estupefacientes y alcohol. Cada uno desde su plano astral.
EliminarLo de la precuela al estilo "guerra de las Galaxias" también es un punto añadido por tu parte a este micro.
Recibe un abrazo, amigo.
Le has dado un nuevo giro a la leyenda de la chica de la curva que a mí me encanta. Me encantan las dos cosas, la leyenda y tu giro.
ResponderEliminarUn beso.
Eso de los giros ya sabes que es mi debilidad Rosa. No lo puedo evitar.
EliminarAgradezco tu comentario siempre tan cariñoso.
Besos.
¡Hola, Francisco! Jo, cuando parecía que todo estaba contado y versionado en torno al leyenda urbana más clásica, nos traes esta reinterpretación que nos lleva a los orígenes del mito, con ese potente mensaje moraleja que nos advierte de las consecuencias de los excesos. Maravillosamente narrado e impactante, algo realmente difícil tratándose de un mito tan conocido. Un abrazo!
ResponderEliminarSiempre es posible encontrar esa grieta que nos permite entrar para buscar tramas argumentales, ángulos y puntos de vista o detalles que pasan desapercibidos a vuela pluma. Para cambiar el aspecto de una misma historia.
ResponderEliminarMe alegro haberte sorprendido con mi versión. Sinceramente se escribió como sin querer; nada de estudio exhaustivo para crear el nudo y el desenlace.
Un abrazo, David.
Triste, pero con un giro de tuerca diferente. Me gustó mucho como la forma de narrarlo hace casi que nos olvidemos de lo peligroso de los excesos. Ha sido un placer leerte. Bravo. Saludos
ResponderEliminarGracias Nuria. A base de llamadas de atención, en las que se ponen ejemplos impactantes y reales, es como podemos prevenir a los jóvenes sobre las consecuencias de los abusos del alcohol.
EliminarUn saludo.
Un interesante punto de vista de esta conocida, y aún queda más original cuando se trata de una leyenda tan conocida. Hubiera estado genial también que el tampoco hubiera salido de aquella carretera, y fuera el primer aviso para que los jóvenes, como a los que cuenta la historia, piden un poquito más el freno.
ResponderEliminarBueno, alguien tuvo que sobrevivir para contar la traumática experiencia y poder aleccionar con el ejemplo y las consecuencias.
EliminarGracias por tu aportación.
Abrazo.
Fantástico relato,_Francisco. Muy buena versión de esta leyenda urbana. A pesar de la tragedia nos deja un mensaje de prevención, no conducir si has consumido alcohol. Felicidades. Saludos.
ResponderEliminarBuenas noches Mayte. Me alegra que haya sido de tu agrado la lectura del micro.
EliminarEso de versionar no suele ser lo mio. Pero mira tú por donde me salió esta narrativa así de pronto.
Gracias por comentar.
Un saludo.
Ciertamente este magnifico relato le da una muy buena explicacion a una leyenda bastante misteriosa, ahora si ya sabiendo que fue lo que ocurrio supongo yo podriamos pasar a considerar una manera de ayudar a estas almas en pena. Algo se nos va a ocurrir. Mientras tanto solo me queda felicitar por tan excelente manera de narrar. Me quito el sombrero
ResponderEliminarNo se yo si podríamos ayudar a la pobre muchacha de la curva; yo por si acaso prefiero que no se me aparezca y por ello conduzco con prudencia por lo general. Lo que no puedo evitar, son los cabreos por la forma de hacerlo los demás.
EliminarAllá cada cuál con su responsabilidad, lo malo es a los que se llevan por delante por su mala praxis.
Agradezco tus palabras, compañero.
recibe un abrazo.
EStupendo final, Javier, lo has bordado. La leyenda de la chica de la curva no cuenta nada sobre cómo fue su accidente ni quién conducía, tú lo has desvelado y estupendamente. Un aplauso.
ResponderEliminarTampoco es que sea segura la forma en la que ocurrió; yo no estaba por las inmediaciones. Pero el amigo de la novia de un cuñado que tengo en Albacete sabe a ciencia cierta que algo así debió de ocurrir. Yo solo lo escribí. Je,je ;)
EliminarGracias, amiga.
Y así empezó la famosa leyenda. Muy bien llegado al momento, solo con una frase das un vuelco perfecto a un relato tan traumático.
ResponderEliminarUn abrazo!
Y así empezó la leyenda... Y así os la he contado.
EliminarBueno, esto es un ejercicio de imaginación, y no quedó mal.
Gracias, Pepe. un abrazo.
Muy bien enlazado el relato con la chica de la curva además con moraleja. Bella despedida.
ResponderEliminarSaludoss
Mi agradecimiento por tu comentario y mi bienvenida.
EliminarMe ha encantado como lo ha relatado, el final es ¡Genial!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Conchi. Eres un encanto.
EliminarOtro abrazo para ti.
Hola, Francisco, que buen micro nos has llevado hasta un final totalmente inesperado y hemos conocido al novio de la chica de la curva, ahí es nada.
ResponderEliminarUn saludo y feliz semana.
En algunas leyendas urbanas como estas, es necesario conocer al resto de personajes que la conforman. Esta en concreto nos deja a la imaginación como fue el final de la chica. ¿Conducía ella? ¿O era otro? ¿La atropellaron quizás? Yo imaginé esta situación en concreto.
EliminarGracias y buena tarde Ángel
Hola, Francisco. Tu relato trata las leyendas urbanas por duplicado. Prinero tenemos esa base moralizante de la que nos habló David, con ese protagonista discapacitado aconsejando a los jóvenes a no cometer su estupidez. Por otro, más fantástico, el origen de la mujer de la curva. Doble diversión, doble enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Puede tratarse de una intrahistoria en la que explicar el origen y el porqué del origen de ese fantasma que aparece en cierta curva peligrosa.
EliminarGracias como siempre por tu lectura y el respectivo comentario.
Un abrazo Bruno.
Hola Francisco, mira que he escuchado y leído tantas historias sobre la muchacha de la curva, y ahora ya sé de donde viene la leyenda negra, de la puluma de Francisco. Pobre el accidentado que se quedará sentado por vida. Abrazos.
ResponderEliminarY la pregunta del millón es ¿Quién perdió más en este accidente, el que se fue y se aparece, o el que se quedó para siempre postrado?
EliminarLa moraleja es lo que nos quedará siempre, para no repetir los mismos errores.
Un beso, Emerencia.
Hola, Francisco, el alcohol no casa con el conducir por lo que me imaginé por dónde iba la historia. Al final me sorprendiste con ese giro tan ingenioso. En unas palabras nos cuentas el origen de la leyenda urbana de la chica de la curva. ¡Qué buen micro! Te felicito.
ResponderEliminarBuenas tardes Pilar.
EliminarNingún tipo de droga casa bien con la responsabilidad que hay que tener al volante. El automóvil no deja de ser un arma cargada en manos de alguien sensato o imbécil sin dos dedos de frente. Y la muerte ronda alrededor siempre que tiene ocasión.
Gracias por dejarme tu comentario.
Un abrazo.
Muy buen relato con una sorprendente y magistral guinda final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Agradecido por tus palabras.
EliminarLa guinda no puede faltar en una pequeña historia, ese es mi lema.
Abrazo de vuelta.
Hola Fancisco muy buena la reinterpetación de la leyenda urbana sobre la chica de la curva y sobre todo muy bueno el mensaje, ojalá se grabe de manera permanente en todos aquellos que conducen.
ResponderEliminarUn beso
Cuanto bueno por aquí. se te echa de menos.
EliminarPara que me voy a inventar leyendas si ta hay unas cuantas sin ninguna explicación. Mejor cerrar el argumento de alguna.
Un beso, amiga.
Hola Francisco, esta leyenda jamás me la imagine que fuese así
ResponderEliminarLa verdad, es que mi primer pensamiento fue hacer un relato de esta leyenda
Pero al final me decline por otra bien distinta. Me alegro de leerte de nuevo
Saludos de flor.
Gracias Flor, eres muy amable.
EliminarUna leyenda muy recurrida, no es nada extraño que tú también pensases en ella para escribir al respecto. Menos mal que no fue así, pues gracias a ello nos dejaste otro relato bien chulo.
Un saludo.
Muy bueno el micro y con un final sorprendente e impensable.
ResponderEliminarTe felicito Francisco
Un abrazo
Puri
Gracias Dulcinea. Me alegra que te haya sorprendido ese final en el que siempre guardo al sorpresa. Como en el roscón de reyes. :)
EliminarOtro abrazo para ti, compañera.