jueves, 18 de mayo de 2017

Flores para una muerte anunciada

Relato versado






–Me gustaría saber que flores querrías para tu funeral.

–Si no he muerto todavía.

–Pero morirás ¿Lo dudas?

–Bueno, déjame pensar. Las margaritas son simples, muy sencillotas. Solo se muere una vez, y aunque no es de celebrar hay que dejar el recuerdo en los que van a velar tu cuerpo en el catafalco. Son de amores inocentes.

– ¡Bien, pues tú me dirás!

– Tulipanes no, eso lo tengo muy claro. Son envarados y tiesos y yo soy muy dicharachera y no me parezco a ellos. Son amor sin esperanza y yo esta nunca la pierdo.

-Vale ¿Entonces?

–Rosas rojas están muy vistas, pasión por morir no tengo. Blancas tampoco. La muerte no es novia pura, más bien es parca y oscura. Y amarillas me dan yuyu dicen que traen mala suerte y simbolizan los celos.

–Tú dirás, que eres quien muere.

–Gladiolos sofisticados, son muchas flores en una. Cita amorosa no tengo. Crisantemos muy holgados, aparentosos y caros. Y yo soy franca y directa, gustosa de dar la cara. Ellos hablan de verdad. Estos me convencen más.

–Me canso, impaciente estoy en que dirimas.

– ¿Tienes prisa?

–Alguna tengo.

– Deja pues que me decida, pero ten calma. Es importante acertar. Solo se muere una vez, no hay opción a reclamar una vez que defuncionas.

– ¡Vale! Te doy dos minutos
.
– Las petunias ¿Ves? Me agradan. Son pequeñas y variadas, coloridas y graciosas. Frágiles como servidora; que me llaman flor de estufa, y no en vano creo yo. Y ya que estamos aquí ¿Querrás decirme por cierto, si saldré de esta mazmorra?

– ¿Lo tienes bien decidido? Mira que no hay vuelta atrás.

– ¡Decidido está! 

– ¡Bien! De aquí no saldrás. Te lo digo en buena hora.

– ¿Y por qué tanta molestia si no me piensas sacar?

– Porque uno es cuidadoso aún siendo asesino en serie, y ante todo puntilloso a la hora de matar. Y por ello dignamente, el detalle he de cuidar.

– ¡Despiadado matarife! ¡Mátame y termina ya!

–Primero compro las flores. A punto están de cerrar, y mucho me entretuviste. De rositas no te irás, eso tenlo por seguro.




Derechos de autor: Francisco Moroz


Propuestas presentada a la comunidad: Relatos compulsivos.






martes, 16 de mayo de 2017

El vaso medio lleno





Desde ese día nadie vende barquillos en el parque del Oeste, ni manzanas de caramelo. Tampoco se volvió a instalar el tiovivo.

Mientras empujo su silla de ruedas me cuenta la historia:

–Aquí mismo me quedé sin piernas, cuando como niño de posguerra jugaba con los amigos y una mina hizo explosión.

Me compadezco de su desgracia y se lo comunico con auténtico pesar.

El sonríe agradecido, pero le quita importancia al hecho contestándome:

–Lo que nunca perdí fue el sentido del humor. Pues desde entonces me va todo sobre ruedas y tampoco me faltan personas amables como tú, capaces de acompañar a un anciano a medias. – Y sonríe.


Derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 13 de mayo de 2017

Amor del propio




Temía fracasar y por ello nunca se presentaba a esos concursos para escritores que proponían algunas comunidades de blogueros, donde aficionados a la escritura competían con sus letras para que estas bien conjuntadas y conjugadas, presentaran una historia coherente y sugestiva que al jurado lector le pareciese digna de ser mencionada con un premio que lucir orgulloso en su muro.

Se conformaría con ser leído y comentado, pero a causa de su timidez e inseguridad no se atrevía nunca a subir ninguno de sus escritos a la red. A él no le parecían malos, pero temía las críticas de las personas que tenían muchas tablas en ese asunto de darle a la tecla con propiedad. Y es que los había ¡Muy pero que muy buenos! Y el respeto que les tenía era del mismo calibre que el profesado a sus maestros en sus días de escuela. 
Siempre los veía superiores, sobradamente preparados y cultos con respecto a sus escasos conocimientos sobre toda materia que el pudiera poseer.

Pero es que le encantaba hacer malabarismos con las sílabas y las consonantes, con las palabras y frases que formaban una idea, una historia narrada en drama, romance, poesía o ficción. Estaba subyugado con la literatura, con los libros y con ciertos autores que sabían contar lo que a él nunca se le hubiera ocurrido ni en sueños.

Por ello se sorprendió a sí mismo una mañana, cuando al despertar lleno de energía y motivación, encendió el ordenador y buscó una prueba a la que apuntarse. Demostraría toda su valía y seguro que conseguía algún pequeño premio que le desquitara de su continuo anhelo.

Se inscribió y participó. Espero con expectación durante quince días, y para su satisfacción recibió los aplausos virtuales y los agradables comentarios de felicitación de los asistentes al evento y en Facebook, sus seguidores le dieron muchos likes. Y por descontado le concedieron la copa virtual al campeón.

Era su primera prueba y la había superado con creces. Y es que acertó tantas veces seguidas en la diana con los dardos, que sus contrincantes quedaron desbancados enseguida.

En otra ocasión se apuntaría a concursos literarios. De momento se conformaba con su pequeño triunfo.




Derechos de autor: Francisco Moroz



Relato presentado al reto de las tres palabras en la comunidad de: Relatos compulsivos

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...