–Desde
ese día nadie vende barquillos en el parque del Oeste, ni manzanas de caramelo.
Tampoco se volvió a instalar el tiovivo.
Mientras
empujo su silla de ruedas me cuenta la historia:
–Aquí
mismo me quedé sin piernas, cuando como niño de posguerra jugaba con los amigos
y una mina hizo explosión.
Me compadezco
de su desgracia y se lo comunico con auténtico pesar.
El
sonríe agradecido, pero le quita importancia al hecho contestándome:
Derechos de autor: Francisco Moroz
El humor siempre por delante. Eso nos hace llevar una vida mejor.
ResponderEliminarMuy buen micro que nos da una gran lección.
Un besillo.
El humor se debería practicar como terapia para muchos males.
EliminarBesos.
Un micro duro y con buen humor al mismo tiempo. Un abrazo
ResponderEliminarLa vida en sí es dura, pero la podemos suavizar con asertividad.
EliminarBesos.
Me gusta la sencillez con la que haces que una historia tan corta nos deje entre dos sentimientos. Me ha gustado. ¡Un saludo!
ResponderEliminarY yo te agradezco la lectura y la conclusión que has dejado en forma de comentario.
Eliminarun abrazo César.
Cualquier situación es más llevadera con sentido del humor. Tu micro me ha recordado a una colección de libros que había en casa de mis padres cuando yo era niña y que se llamaba "La risa, remedio infalible".
ResponderEliminarBuen micro, nos mueve sentimientos por dentro a pesar de su brevedad.
¡Un beso, Francisco!
Debería de existir algún medicamento que reactivara la capacidad de reírse de uno mismo y de las situaciones duras de la vida.
EliminarBesos
No hay nada como ver la vida con humor. Feliz el que puede hacerlo siempre, a pesar de las circunstancias más desafortunadas como las de tu personaje. Muy buen relato.
ResponderEliminarUn beso.
Esos, que no son muchos. tienen esa capacidad que se convierte en bendición, pues les alivia el sufrimiento.
Eliminarnosotros, que somos el porcentaje que constituye el común de los mortales deberíamos aprovechar nuestro día a día riendo más a menudo, o por lo menos sonriendo a los que nos acompañan en el viaje.
Besos.
Hay una frase que dice que el optimista ve una oportunidad en una calamidad, y el pesimista una calamidad en cada oportunidad. Tu protagonista, obviamente, pertenece a los primeros al creer que todo le va sobre ruedas. Yo creo que es cosa de carácter pues no sé si funciona eso de forzarse uno a serlo.
ResponderEliminarBesos, Francisco.
¡Si señora! esa es la frase y te añado otra que reza:"No compliques las cosas sencillas y simplifica las complicadas" Creo como tú que hay gente con esa virtud de ver solo lo positivo de las cosas, pensando que siempre pueden ir a peor.
EliminarYo personalmente creo que deberíamos pintar más sonrisas en nuestra vida cotidiana.
Besos
Yo creo que más que humor es darse cuenta de que la vida hay que tomarla como viene. Lamentarse de aquello que no es solucionable ¿para qué sirve? Pues para nada, para amargarse. Por eso estoy con este simpático anciano, su actitud le hace bien a él y a los que le rodean.
ResponderEliminarUn abrazo
Ese es un criterio muy acertado. Nos pasamos el día quejándonos de todo, hasta la más mínima contradicción nos pone de mal humor. Privándonos con ello el disfrutar de los momentos agradables y sencillos que nos depara cada jornada.
EliminarEl anciano es de los pocos sabios que en el mundo han sido.
Un abrazo, amigo
Desde luego que hay personas que son capaces de ser fuertes y ver el lado optimista. Muy buen relato! Un saludo :)
ResponderEliminarGracias María.
EliminarHay personas que por carácter ya tienen el humor y el positivismo de serie. Otros lo tenemos que trabajar. Pero creo sinceramente que esta medicina tiene efectos secundarios muy prometedores.
un abrazo compañera.
A me parecio bastante interesante esta entrada feliz tarde para ti
ResponderEliminarPues muchas gracias querida Ana.
EliminarBesos y buen fin de semana.
Cuesta entender cómo personas que han quedado en silla de ruedas por culpa ajena saben sobreponerse a su condición de minusválido e incluso no sienten rencor hacia el/los culpable/s. Desde luego siempre hay motivos para ser felices incluso sin piernas. Y que el sentido del humor nunca nos falte, pues es lo que nos hace ver el vaso medio lleno.
ResponderEliminarEstupendo micro, compañero.
Un abrazo.
Si te has fijado la gente amargada o triste, a veces son los que tienen menos motivos para estarlo. Las personas enfermas, sin trabajo, con penurias económicas son las más animosas, solidarias, generosas que te puedes echar a la cara.
Eliminartengo la experiencia personal de que es así. De nada sirve la queja, el gruñido y la protesta sin fundamento. Menos protestar y más mirar a los que están en peores condiciones que nosotros y necesitan nuestra ayuda.
Un abrazo, compañero.
¡Hola!
ResponderEliminarEstoy haciendo un sorteo en mi blog para apoyar una ley que protege a los animales. No tienes que seguir mi blog ni nada por el estilo, tan solo seguir dos pasos que te llevarán menos de un minuto, pero que salvará cientos de vidas en el futuro. El regalo que sorteo son cuatro colgantes que daré a las cuatro personas de entre todas las que participen. Si te apetece participar te dejo el link a la entrada y poquito más abajo ¡un abrazo enorme! Leire ♡
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Saludos Leire.Me paso por tu blog.
EliminarBonito relato sobre el espíritu positivo a pesar de las zancadillas de la vida. Un abrazo
ResponderEliminarEse espíritu de lo positivo que no es valorado suficientemente y que nos hace ver todo un poco más amable.
Eliminar"El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional" que decía Buda.
Un abrazo Zarzamora.
Me gustan las personas que son capaces de tomarse la vida con humor a pesar de que sea muy dura, me parecen maravillosas y me ha gustado tu protagonista. Bien por él que no se rinde.
ResponderEliminarBesos
Son personas por lo general que resultan muy atractivas; con un encanto que muchos quisiéramos para nosotros.
EliminarHan sabido descubrir que el vaso y el agua son las mismas para todos, pero la forma de verlo y disfrutarlo no.
Gracias Conxita y muchos besos.
Comedia + risas = Felicidad.
ResponderEliminarSaludos Julio. Y feliz fin de semana.