Relato versado
–Me gustaría saber que flores querrías para tu funeral.
–Si no he muerto todavía.
–Pero morirás ¿Lo dudas?
–Bueno, déjame pensar. Las margaritas son simples, muy sencillotas. Solo se muere una vez, y aunque no es de celebrar hay que dejar el recuerdo en los que van a velar tu cuerpo en el catafalco. Son de amores inocentes.
– ¡Bien, pues tú me dirás!
– Tulipanes no, eso lo tengo muy claro. Son envarados y tiesos y yo soy muy dicharachera y no me parezco a ellos. Son amor sin esperanza y yo esta nunca la pierdo.
-Vale ¿Entonces?
–Rosas rojas están muy vistas, pasión por morir no tengo. Blancas tampoco. La muerte no es novia pura, más bien es parca y oscura. Y amarillas me dan yuyu dicen que traen mala suerte y simbolizan los celos.
–Tú dirás, que eres quien muere.
–Gladiolos sofisticados, son muchas flores en una. Cita amorosa no tengo. Crisantemos muy holgados, aparentosos y caros. Y yo soy franca y directa, gustosa de dar la cara. Ellos hablan de verdad. Estos me convencen más.
–Me canso, impaciente estoy en que dirimas.
– ¿Tienes prisa?
–Alguna tengo.
– Deja pues que me decida, pero ten calma. Es importante acertar. Solo se muere una vez, no hay opción a reclamar una vez que defuncionas.
– ¡Vale! Te doy dos minutos
.
– Las petunias ¿Ves? Me agradan. Son pequeñas y variadas, coloridas y graciosas. Frágiles como servidora; que me llaman flor de estufa, y no en vano creo yo. Y ya que estamos aquí ¿Querrás decirme por cierto, si saldré de esta mazmorra?
– ¿Lo tienes bien decidido? Mira que no hay vuelta atrás.
– ¡Decidido está!
– ¡Bien! De aquí no saldrás. Te lo digo en buena hora.
– ¿Y por qué tanta molestia si no me piensas sacar?
– Porque uno es cuidadoso aún siendo asesino en serie, y ante todo puntilloso a la hora de matar. Y por ello dignamente, el detalle he de cuidar.
– ¡Despiadado matarife! ¡Mátame y termina ya!
–Primero compro las flores. A punto están de cerrar, y mucho me entretuviste. De rositas no te irás, eso tenlo por seguro.
–Me gustaría saber que flores querrías para tu funeral.
–Si no he muerto todavía.
–Pero morirás ¿Lo dudas?
–Bueno, déjame pensar. Las margaritas son simples, muy sencillotas. Solo se muere una vez, y aunque no es de celebrar hay que dejar el recuerdo en los que van a velar tu cuerpo en el catafalco. Son de amores inocentes.
– ¡Bien, pues tú me dirás!
– Tulipanes no, eso lo tengo muy claro. Son envarados y tiesos y yo soy muy dicharachera y no me parezco a ellos. Son amor sin esperanza y yo esta nunca la pierdo.
-Vale ¿Entonces?
–Rosas rojas están muy vistas, pasión por morir no tengo. Blancas tampoco. La muerte no es novia pura, más bien es parca y oscura. Y amarillas me dan yuyu dicen que traen mala suerte y simbolizan los celos.
–Tú dirás, que eres quien muere.
–Gladiolos sofisticados, son muchas flores en una. Cita amorosa no tengo. Crisantemos muy holgados, aparentosos y caros. Y yo soy franca y directa, gustosa de dar la cara. Ellos hablan de verdad. Estos me convencen más.
–Me canso, impaciente estoy en que dirimas.
– ¿Tienes prisa?
–Alguna tengo.
– Deja pues que me decida, pero ten calma. Es importante acertar. Solo se muere una vez, no hay opción a reclamar una vez que defuncionas.
– ¡Vale! Te doy dos minutos
.
– Las petunias ¿Ves? Me agradan. Son pequeñas y variadas, coloridas y graciosas. Frágiles como servidora; que me llaman flor de estufa, y no en vano creo yo. Y ya que estamos aquí ¿Querrás decirme por cierto, si saldré de esta mazmorra?
– ¿Lo tienes bien decidido? Mira que no hay vuelta atrás.
– ¡Decidido está!
– ¡Bien! De aquí no saldrás. Te lo digo en buena hora.
– ¿Y por qué tanta molestia si no me piensas sacar?
– Porque uno es cuidadoso aún siendo asesino en serie, y ante todo puntilloso a la hora de matar. Y por ello dignamente, el detalle he de cuidar.
– ¡Despiadado matarife! ¡Mátame y termina ya!
–Primero compro las flores. A punto están de cerrar, y mucho me entretuviste. De rositas no te irás, eso tenlo por seguro.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Propuestas presentada a la comunidad: Relatos compulsivos.
Cada vez más macabro y... más divertido. Me ha encantado. Sabía que había sorpresa, pero siempre me sorprendes por donde menos espero. Pensé en la muerte, pero en un asesino en serie que se confiesa como tal con tal desenfado, me ha parecido un gran hallazgo.
ResponderEliminarUn beso y felicidades.
Tú siempre tan puntual y tan amable conmigo. Da gusto tener amigas así ¡Ya te digo!
EliminarLa sorpresa ya sabes que va implícita en los relatos. Es como una marca de agua que añado para hacerlos más personales. Y cuando me dicen de lo inesperado del mismo, ya, me vengo arriba de una manera inusitada. Ja,ja,ja.
Te agradezco tu interés Rosa.
Besos para que no te falten. Y perdona mi falta e atención por whasapp (Hay motivos que ya contaré)
Cuando se pone la musicalidad del verso en un texto, este cobra una vida especial por muy dramático que sea. Un diálogo muy poético para un final tan infeliz. Quizá aquí deberíamos aplicar aquello de que "la intención es lo que cuenta".
ResponderEliminarUn abrazo.
Ja,ja,ja. Cierto que versar es como besar. quitas hierro a cualquier asunto haciendo más amable incluso un crimen premeditado.
EliminarLas flores que no falten en el texto como el humor tan recomendable para todo.
Un abrazo Josep y como siempre agradecido por tus amables palabras.
Jajaja vaya humor más negro, desde luego el asesino no sabía que la víctima era una erudita en el lenguaje de las flores. Lástima que no encontrara alguna que al tocarla fulminarla al mal bicho.
ResponderEliminarBesos y feliz finde
Ciertamente es humor del negro. Pues menuda gracia el estar atrapada por un asesino en serie con detalles como el de las flores. Para echarle de comer a parte.
EliminarHay plantas venenosas, pero vete tu a saber si dispondrán de ellas en las floristerías.
Un beso enorme amiga.
Muy buen relato para acabar con las prisas de que cierran la tienda, jajjaja . Un abrazo
ResponderEliminar¡Ea! Si es que hay mujeres muy tiquismiquis a la hora de decidirse por unas flores u otras ¡Total! Las flores de tu funeral ni las olerás ¿No dicen eso?
EliminarBesos querida Mamen.
Tendría que haber pedido alguna flor exótica difícil de encontrar, así al menos habría ganado algún tiempo antes de fenecer. Original y divertido relato, Francisco, a pesar de lo macabro de su temática.
ResponderEliminarAbrazo!!!
Es una buena idea la tuya y que a la víctima no se le había ocurrido. Ella como bien dice, no pierde la esperanza. Pero en este caso, de bien poco le ha de servir.
EliminarAbrazo Mª Jesús.
Qué asesino tan considerado. Muy tranquila veo yo a la víctima, ¿no? Ojalá no consiga nunca esas flores. Abrazos.
ResponderEliminarSí, sí considerado pero asesino al fin y al cabo. La víctima creo que no lo ve venir hasta el final y eso le da cierta esperanza de salvación. pero no creo que en este caso se vaya e rositas.
EliminarUn abrazo también para ti Marisa.
No se puede dejar nada al azar, y menos si eres un buen asesino.
ResponderEliminarUn besillo.
escrupuloso, detallista, ordenado, puntilloso y con palabra. Y si dice que ha de comprar flores las comprará. Y si dice que matará, lo hará igualmente.
EliminarBesos María.
Estamos acostumbrados a que en las pelis les concedan a los condenados un último deseo antes de morir. Quizás de ahí sacó la inspiración tu asesino protagonista y si no le concedió un deseo cualquiera, al menos sí poder elegir las flores de su entierro. No hay duda de que tiene su propio sello a la hora de "trabajar" :)) Bueno, al menos así a la víctima le queda una incertidumbre menos.
ResponderEliminar¡Un beso!
Los verdugos no suelen tener esos detalles con sus ajusticiados como este "Buen señor" asesino y caballero. Que también podría ser el título de una película de serie B.
EliminarLa tranquilidad que le ha quedado a la mujer después de saber que tendrá flores en su funeral no es moco de pavo ¡Menuda tranquilidad! Ja,ja,ja.
Besos.
Las petunias creo que son flores e jardín, con lo cual encontrará tiestos no más. Pero a un asesino que piensa matar, lo mismo le da.
ResponderEliminarsaludos compañero.
Me encantaría recomendarles el Tulipan mexicano para que lo puedan tener en sus hogares y disfrutar de su hermosura.
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