Temía
fracasar y por ello nunca se presentaba a esos concursos para escritores que proponían
algunas comunidades de blogueros, donde aficionados a la escritura competían
con sus letras para que estas bien conjuntadas y conjugadas, presentaran una
historia coherente y sugestiva que al jurado lector le pareciese digna de ser
mencionada con un premio que lucir orgulloso en su muro.
Se
conformaría con ser leído y comentado, pero a causa de su timidez e inseguridad
no se atrevía nunca a subir ninguno de sus escritos a la red. A él no le
parecían malos, pero temía las críticas de las personas que tenían muchas
tablas en ese asunto de darle a la tecla con propiedad. Y es que los había ¡Muy
pero que muy buenos! Y el respeto que les tenía era del mismo calibre que el profesado
a sus maestros en sus días de escuela.
Siempre los veía superiores, sobradamente
preparados y cultos con respecto a sus escasos conocimientos sobre toda materia que el pudiera poseer.
Pero
es que le encantaba hacer malabarismos con las sílabas y las consonantes, con
las palabras y frases que formaban una idea, una historia narrada en drama,
romance, poesía o ficción. Estaba subyugado con la literatura, con los libros y
con ciertos autores que sabían contar lo
que a él nunca se le hubiera ocurrido ni
en sueños.
Por
ello se sorprendió a sí mismo una
mañana, cuando al despertar lleno de energía y motivación, encendió el ordenador
y buscó una prueba a la que apuntarse. Demostraría toda su valía y seguro
que conseguía algún pequeño premio que le desquitara de su continuo anhelo.
Se
inscribió y participó. Espero con expectación durante quince días, y para su satisfacción recibió los aplausos virtuales y los agradables comentarios de felicitación de
los asistentes al evento y en Facebook, sus seguidores le dieron muchos likes. Y por descontado le concedieron la copa virtual al
campeón.
Era su primera prueba y la había superado con creces. Y es que acertó
tantas veces seguidas en la diana con los dardos, que sus contrincantes quedaron
desbancados enseguida.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Relato presentado al reto de las tres palabras en la comunidad de: Relatos compulsivos
Lo que cuentas es verdadero como la vida misma. Cuantas veces es la timidez deja paralizadas a las personas. ¡Fuera timideces tontas! ¡Viva el amor propio!
ResponderEliminarTe auguro buen resultado en el retode las tres palabras de Relatos compulsivos
Un abrazo
Bueno Juan Carlos, cierto es que el amor propio y el tesón, vencen reticencias tontas y muchas inseguridades personales.
EliminarCreo que se trata de aparcar miedos que paralizan y no nos dejan mostrar todas nuestras facetas.
Me quedé el sexto. Probaré con los dardos.Je,je.
Un abrazo.
Desde luego... La timidez a veces, si bien nos juega malas pasadas otras se pone de nuestro lado, demostrando que no tener razón, que somos mejores de lo que nos creemos. Más amor del propio, más orgullo y menos autocrítica de la mala.
ResponderEliminarBuen domingo!
Gracias Keren.
EliminarEn mi caso estoy curado de espanto al haberme tenido que enfrentar a público oyente de alguna de mis historias. No hay que esperar siempre el beneplácito. Pues sobre gustos los colores, pero ser autocrítico con uno mismo y no presentar cosas que no te convencen. Creo que sería una falta de respeto para con el posible lector u oyente.
Agradezco tu visita y tus palabras.
Besos y buen lunes.
Ay, Francisco, yo sé de lo que hablas. Cuantas veces la timidez me ha hecho desistir de cosas que podían haberme proporcionado satisfacciones, pero los tímidos somos así... tímidos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un beso.
Tímido soy yo, aunque te parezca mentira, tú que me conoces. Pero a veces es necesario lanzarse al vacío de la incertidumbre y demostrarte que nada pasa si caes siempre que vuelvas a levantarte con una lección aprendida. Muchos fracasaron antes y llegaron después a la cima.
Eliminarnosotros nos conformamos con menos y tampoco es que nos exijan mucho.
Besos, amiga.
¡Hola Francisco! De nuevo vuelvo aunque con pausas, pero no puedo dejar de venir a saludarte y leer, como en este caso tu sugerente relato, que me vuelve a poner como en otros tus escritos, en un principio y final inesperado. Eres genial para despistarme.
ResponderEliminarMe sugiere que en ese despertar y apuntarse al concurso de dardos se lo debió sugerir su sueño, buen principio para alguien con aptitudes que aún no sabe que las tiene, seguro que en el literario si se atreve, también gana.
Un placer volver por aquí.
El relato, estupendo, para variar.
Un fuerte abrazo.
¡Cuanto me alegro de volver a verte por aquí!
EliminarYa sabes que mi especialidad es despistar y llevaros por derroteros de los que sabéis el principio pero nunca el final. Es un placer para mi el conseguirlo.
Te quedo muy agradecido por las palabras que me dejas.
Un abrazo enorme amiga Mila
El día a día y la lucha por seguir adelante con una afición que llega a convertirse en indispensable. Creo que muchos sentimos esa inseguridad, pero la necesidad impulsa a seguir enlazando letras. Muy bueno.
ResponderEliminarAbrazo!!!
PD mil perdones por confundir tu nombre, Francisco.
Totalmente de acuerdo. Somo humanos y como tales, tenemos la necesidad de aprobación por el resto de coetáneos.
EliminarCuando se trata de escribir la inseguridad se duplica, pues nos hacemos fundamentalmente dos preguntas: ¿Gustará lo que escribo? ¿ Está bien escrito y expresado? Las posibles respuestas siempre nos causan un puntito de desasosiego.
Y no te apures por ese nombre equivocado. También me puedes llamar Javier que es mi segundo nombre.
Abrazo fuerte querida compañera.
Yo me ví en la obligación de abrir un blog para participar en un concurso de "El círculo de escritores". Nunca se me habría ocurrido hacerlo si no hubiera sido por eso. Aprovecho para dar las gracias a "El círculo..." porque ser bloguera me da muchas satisfacciones.
ResponderEliminarUn abrazo, Francisco.
Un blog nunca ha de abrirse por obligación sino por placer y delectación.
EliminarPero está muy bien que te dieses cuenta de las ventajas de poder compartir tus publicaciones y conocer a personas afines a tus gustos con los que poder interactuar.
Besos Mirna.
A veces, cuando a uno le ronda algo en la cabeza pero no está seguro, puede valer un pequeño "ensayo" para terminar de decidirse. Competir es competir, corriendo el riesgo de no ganar, de perder o hasta de quedarse el último, ¡hay que atreverse! Quizás tu prota empezó por los dardos y acabó participando en todos los concursos literariros que le salieron al paso. Cada uno hace lo que tiene que hacer para conseguir lo que quiere aun en contra de su propia naturaleza :))
ResponderEliminarMuy original tu relato, Francisco, y también creo que con mucho de verdad en su trasfondo. Escribir es, en cierta medida, exhibirse por dentro. Si encima esperas que te puntúen bien por eso, la inseguridad está servida... ¡Me ha gustado!
Un beso y feliz comienzo de semana.
Somos inseguros y tímidos por naturaleza cuando se trata de mostrar nuestras cosas.
EliminarNos da a veces más vergüenza mostrar nuestras creaciones que nuestras intimidades. Pero con lo segundo, y en ciertas circunstancias nos vemos obligados a ello. en la primera al no sentirnos obligados nos sentimos inseguros ante la aceptación o no de lo que mostramos al público.
Pero hay que lanzarse al ruedo si se quiere coger al toro por los cuernos y conseguir modestos o fulgurantes éxitos.
Besos Querida Julia.
Has descrito a la perfección el dilema de muchos escritores noveles cuyo peor enemigo es su miedo al fracaso y su pobre autoestima. Excepto los que van de "sobrados" por la vida, todos hemos experimentado ese complejo de inferioridad ante personas que consideramos mucho más versadas en esto de la escritura y tememos hacer el ridículo. Yo mismo, al principio, aun refugiado tras el anonimato virtual, cada vez que recibía la notificación de que alguien había dejado un comentario en mi blog, corría a leerlo con cierta aprensión, temiendo que fuera negativo. Si uno no lleva la seguridad cosida bien adentro, el único modo de conseguirla es comprobando que lo que hace gusta, aunque solo sea a un reducido número de seguidores.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aquellos que dan sus primeros pasos con las letras se sienten inseguros en ello. Ya no solo por la pregunta que nos hacemos la mayoría: ¿Qué es lo que puedo ofrecer? ¿Gustará?
EliminarAntes el escritor aficionado lo tenía mucho más difícil. Cuando no había plataformas donde mostrar tus escritos, salvo el proporcionado por las editoriales de renombre, el escollo a salvar era casi siempre insuperable, pues los censores y supervisores y correctores eran exhaustivos en el análisis de la obra presentada.
En la actualidad formamos una red de amigos, compañeros de inquietudes literarias que de una manera u otra nos beneficiamos de críticas constructivas y valoraciones en forma de comentarios por lo general amables y asertivos.
Esto entraña el riesgo de que nos vengamos arriba con soberbia y nos consideremos lo más de lo más, y eso no beneficia a nadie y menos a uno mismo.
Puedes dejar de ser tímido pero nunca humilde y con ganas de aprender.
Un abrazo Josep.
A veces esa falta de fe en nosotros mismos es domeñada con triunfos esporádicos en los que no pensábamos siquiera en superar.
ResponderEliminarUn saludo Julio.
Siempre somos capaces de más de lo que creemos y el temor ese a la crítica es el que paraliza. Yo soy de las que, de entrada, siempre piensa lo de que el "no" ya lo tengo, y luego voy a por el "sí".
ResponderEliminarComo siempre, no esperaba el final después de decir que tu protagonista era malabarista de las palabras.
Un beso, Francisco.
Siempre, pero que siempre, hay que pensar en positivo. Los fracasos no están en el intento sino en la indecisión.
EliminarMe alegra sorprenderte todavía.Sigo en mi afán malabarista.
Besos
El impulso que tuvo esa mañana, le sirvió para darse cuenta de que podía conseguir superar la timidez a escribir, fue un gran paso para relatos posteriores.
ResponderEliminarUn saludo.
En ciertas ocasiones lo más inesperado es motivo para que nos desinhibamos y nos lancemos a la arena para lidiar con nuestros temores.
Eliminarlograrlo te sube la autoestima y te da la confianza necesaria para continuar.
Un saludo Conchi y gracias por pasarte.
Hay una teoría por ahí que trata de la colección de noes. Es decir, para conseguir un sí, tienes que haber tenido muchos no en tu trayectoría. No importa lo bueno o lo malo que seas. Además eso le sirve al prota para mejorar.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un besillo.
Es cuestión de dignidad personal y ponernos a prueba de vez en cuando, para de esta manera conocer nuestras limitaciones y capacidad.
EliminarGracias maría por tus palabras.
Besos