En el ascensor.
–No me apetece nada
tener que ver de nuevo al animal del Primero-A. Menudo gallito de corral que
está hecho, siempre vigilante de su corte de gallinitas a cuál más clueca y
fea.
–¡Claro! de tal palo tal
astilla, que la madre no es ninguna joya pulida, es una ¡Co,co,cotilla! que
cacarea cualquier rumor del vecindario, exagerando y adornándolo con elementos
de su propia cosecha. A lo mejor “Don gallo” no quiere darse cuenta que ya
tiene a la zorra dentro del gallinero. Que las hijas tampoco son unas santas.
Esas sí que han sido pulidas.
–Joé como os pasáis.
¿Pero qué opináis de la del Primero-C? Tampoco la perdáis de vista.
–Yo la conozco como la
vaca.
–Pero si es flaca como
sarmiento y más plana que una torta gazpachera.
–La denominación se la
he puesto porque tiene ¡Muuuu! mala leche la ¡Muuuu! jodía, ya sabéis, siempre
sembrando discordia como buena cizañera que es.
–Y además su marido le
pone los cuernos con la ¡Co,co, cotilla! Del Primero A.
–¡Mira! Eso no lo sabía,
y mira que estoy al quite de lo que pasa en el rellano.
–¿Y qué me decís de los
del Segundo-D, los que viven de alquilados?
–Que son una piara de
cerdos de mucho cuidado, que yo creo que no saben lo que es el agua y que van
dejando a su paso más rastro que una página pornográfica en un historial de
internet. Gruñendo cuando se les llama la atención y berreando como gorrinos en
día de matanza cuando hacen coros, con la música heavy que ponen a todo trapo y
a cualquier hora.
–Y dios nos libre de los
del Segundo-B. Él un vago redomado que como perro que es, se pasa todo el día
tumbado a la bartola o en el bar, sin mucho afán de buscar trabajo.
–Y que ladra más que
habla, cuando no está de acuerdo con la mayoría, creando polémicas innecesarias
en las reuniones.
–¿Y su pareja qué? Doña
perfecta. Sin mácula, como la virgen María, que únicamente se relaciona con
quien la reverencia y le baila el agua. Menuda perra está hecha con esas
ínfulas de superioridad. Ni que fuera la condesa del “Porlosco”.
–¿A esta también se la
pule el del Primero-C?
–Pues no te extrañe,
menudo verraco en celo que está hecho ese…
En el portal.
–¿El del Tercero-A no
trabajaba en la construcción?
–¡Sí! presumía de ganar
un pastizal, pero eso fue antes de la crisis. Después vino el despido y tuvo
que vender el chalet adosado para venirse a vivir a este edificio.
–Pues el dinero no le
dio educación ni cultura. La prueba es como rebuzna el muy asno a su pobre
mujer y como ignora los saludos de los vecinos en la escalera. Lo mismo que un
borrico.
–¡Ja, ja, ja! Eso es por
la carga de la frustración que arrastra como mula.
–¿Bajará hoy el patoso
del Tercero-C?
–¿El tartaja que no se
entera de la misa la mitad?
–Ese mismo, el
"pato Donald". Hay que repetirle todo por activa, pasiva y
perifrástica. Es un cansino de mucho cuidado que retrasa todas las reuniones.
Siempre con sus ¿Cua, cua, cuándo hay que pagar? ¿A cua, cua, cuánto asciende
la cuota? ¿Cua, cua, cuáles las causas de la derrama?
–El que me mosquea es el
ganso del Segundo-A.
–¿A quién te refieres a
ese que vive solo y que tiene más pluma que un palomo cojo?
–¡Ese, mismo!
–Pues menudas yeguas
entran en su casa, parecen modelos de pasarela.
–No te fíes, también
entran pavos muy vistosos.
–Bueno a ver quién
aparece en la reunión de vecinos hoy, que después se quejan los que menos
participan después que somos pocos los que hablamos y lanzamos
propuestas.
–Es cierto, solo
protestan en “Petit comité” como viejas del visillo.
–Y ponen en entredicho
lo que decidimos los demás. ¡Menuda fauna! ¡Solo saben criticar al resto! Habrá
que cantarles las cuarenta algún día y dejar las cosas claritas.
–Parece que baja el
ascensor…
–¡Hola vecinos, muy
buenas tardes! ¿Qué tal todo?
–¡Bien bien!
–Que estábamos hablando
aquí, que de hoy no pasa. O lo solucionamos ya en esta junta o esto se nos
alarga en el tiempo.
–¿A qué os referís?
–A cambiar de
administrador de una maldita vez.
–¡Justo de lo que
veníamos hablando en el ascensor! ¿Verdad?
–¡Verdad, verdad! ¿Y
cua, cua, cuándo le comunicamos la decisión?
–Pues hombre ya iremos
viendo sobre la marcha a ver quién le pone la puya al toro..
–Es que menudo inútil
que está hecho. Si hiciera su trabajo en vez de convocarnos a tanta reunión
otro gallo nos cantaría. Por cierto ¿Qué tal su mujer y sus preciosas hijas?
–Bien gracias. ¿Y a
usted cómo le fue la entrevista de trabajo que tenía pendiente esta
semana?
–¡Shsss! Ya viene por
ahí el administrador de la finca.
–Hoy nos rebelamos y lo
mandamos al carajo ¿Eh?
–¡Mirad! Trae la misma
cara de un buey gallego tirando de un carro…
Mientras se va
acercando, el administrador piensa:
–¡Madre mía! Esta comunidad
es como la granja de George Orwell. Y estos, un rebaño de cabrones dispuesto a ponerse de acuerdo
para complicarme la vida. Tengo unas ganas de jubilarme para irme a vivir a la
casa del pueblo. Al menos allí estaré entre borregos de verdad.
–¡Buenas tardes señores! Veamos el
orden del día.