sábado, 25 de octubre de 2014

La Hermandad

La Hermandad

De : Marcos Chicot



En su día el libro escrito por "Marcos Chicot" -El Asesinato de Pitágoras me sorprendió gratamente por su trasfondo
histórico y por su trama cuajada de misterio y tensión, así como de numerosas escenas de acción y suspense trepidantes en las que perder el aliento lector.

¡Pues bien! creo que después de terminar la lectura de esta segunda parte, me he quedado con idénticas sensaciones positivas tan satisfactorias, cuando se dan todas las circunstancias para que así sea. Aunque algún pero le pondré a la novela.


La lucha entre el bien y el mal está contenida en muchos, por no decir en todos los libros que tomamos entre las manos, por sus páginas desfilan personajes con virtudes de bondad, justicia y altruismo, junto con los villanos siniestros y malvados hasta la raíz.


Y en este contexto que nos presenta el escritor no podía ser menos, sobre todo al seguir la línea narrativa del primero de sus títulos.

Volveremos a encontrarnos con personajes conocidos de los cuales "Ariadna" de Crotóna y "Akenón" el egipcio destacan con peso propio, aunque curiosamente no serán los protagonistas ni absolutos ni estelares que fueron en el Asesinato de Pitágoras, más bien perderán algo de significación en esta historia de continuación narrativa.

Hay que decir que los dos libros son auto-conclusivos, y como nos dice el mismo autor: aunque se puedan leer las dos historias independientemente es conveniente hacerlo por orden.


Y es que esta vez se nos narrará la historia en dos momentos cronológicos y en dos escenarios totalmente diferenciados: en la Cartago de 507 a.C y en el Madrid del siglo XXI.




"Ariadna" y "Akenón" llevan 3 años establecidos en Cartago, lejos de la escuela pitagórica, en parte huyendo de los recuerdos de acontecimientos pasados y por otro lado para fundar un nuevo hogar. La pareja disfruta de un status social considerable aunque no son amigos de mostrarlo en público. Tienen un hijo llamado "Sinuhé" de dos años y medio que se ha convertido en el núcleo familiar. Llevan una vida sencilla bajo la protección de "Eshdek" el principal amigo y protector de ambos a la vez que socio mercantil de "Akenón". 

Y  ahora hay un motivo más que celebrar: "Eshdek" acaba de ser nombrado- Sufete-, un puesto equivalente al de senador romano.

Pero hay otros personajes que no están por la labor de favorecer la felicidad de la hija de Pitágoras, de su marido y su hijo, y estos saldrán a la palestra escrita.


"Glauco de Sibaris" aquel personaje que nos erizo el pelo de la nuca cuando eran descritas sus aberraciones y crueldades, este se ha trasladado a Cartago. Por otro lado un antiguo rival de "Akenón" se ha convertido en comandante de las tropas encargadas de la seguridad de la ciudad, se trata de "Drogo" apodado -El Pulgares- por una costumbre de la que os enterareis en cuanto lo conozcáis.



Y ciertamente los problemas no vendrán solos, empezarán en una concatenación de circunstancias adversas, siendo la primera el recibo de un pergamino con el símbolo del pentáculo invertido comunicando, el ataque a la comunidad de Metaponte y la muerte violenta de Pitágoras a mano de violentos mercenarios. 


Eso solo puede significar que el antiguo discípulo traidor,  maestro de asesinos, sigue influenciando con su poderosa mente y manipulando a las personas adecuadas, para acelerar el fin de los seguidores pitagóricos. 

Su nombre fue borrado y su persona anulada, pero el ahora denominado: "Khaos" a vuelto a sembrar de miedo y muerte el entorno por él elegido.

En la parte cronológica actual, conoceremos a dos personajes dotados de personalidades definidas y atractivas: "Elena Pastor" una profesora de Psicopatología en la Universidad Complutense de Madrid, que a la vez elabora una tesis sobre el potencial de la mente humana.


"Daniel Martín" un joven de coeficiente intelectual altísimo que está desarrollando un programa informático que permitirá a los científicos emular al cerebro humano, siendo consciente del peligro que supone al poder ser utilizado tanto para el bien como para el mal.


"La ciencia actual, escéptica, ciega y confiada únicamente en el poder de la tecnología, apenas está empezando a producir aportaciones en el campo de la mente."


Ambos se conocerán en una sociedad llamada -Mensa- y se verán involucrados en una trama en la que se sentirán simples peones de un tablero donde se desarrolla un juego macabro y peligroso en la que una organización con trazas sectarias los requiere para una difícil misión: luchar una batalla que empezó hace 2500 años.


El ritmo de la obra se hará trepidante, de tal forma que el libro se hará corto a pesar de sus 88 capítulos. "Chicot" nos vuelve a demostrar con su forma de escribir y novelar, que la lectura puede ser apasionante.


Pero como dije al principio algún pero le encontré a la novela. Sólo dos, y siempre como opinión personal y naturalmente discutibles. 

El primero de los peros es la aparición de personajes que se nos describen como algo prometedor en la trama, pero que se van desdibujando y pierden fuerza de tal manera, que al final no tiene mucho sentido su vuelta a la escena de los acontecimientos. No voy a nombrarlos para daros la oportunidad de descubrirlos vosotros mismos.

El segundo son las escenas tórridas y apasionadas entre otros dos de los personajes. ¡Ojo! están genialmente descritas de tal forma que hasta somos espectadores de lujo, e incluso podríamos sentirnos medio protagonistas de las acciones desarrolladas; pero modestamente opino que no debería haberse recreado tanto en ellas.

por lo demás ya os aviso que la lectura será muy adictiva e interesante pues, aunque la base histórica no tiene tanta relevancia en este segundo libro, si la tiene el argumento y la trama urdida entorno a los personajes.

"Marcos Chicot" está entrando por méritos propios en el panorama literario de es país y como muestra, estos dos trabajos que ha escrito y un tercero del que nos deja leer dos capítulos que parecen muy, pero que muy prometedores. 


Quedaremos pues a la espera de ese libro que llevará por título: -Regreso a la muerte-





"Su mayor sueño era que los hombres formaran una comunidad de naciones que se gobernaran según sus principios morales de virtud, igualdad y justicia."

miércoles, 22 de octubre de 2014

Balance





Me gustaría sacar una conclusión para el final de mis días,

hacer un resumen de mi vida, de mis sueños, de mis ilusiones, de lo que quise ser y no pude.

Hacer balance antes de rendir cuentas: de mis motivaciones, de lo que me impulsó a hacer las cosas, de los objetivos y los intereses, de los medios que empleé para conseguirlos.

Quisiera hablaros de las metas que me impuse y las que alcancé, de los miedos que me frenaron a llegar a más alto, de mis dudas, de mis indecisiones.

Saber si a quienes me amaron a ciencia cierta los merecí, y recordar si a los que rechacé en el camino apartándolos a un lado lo merecieron.

Conocer las razones por las que uno se entrega a ciertas causas en cuerpo y alma y abandona otras antes de empezarlas.


Comprender que es lo que me movió, que me hizo cerrar los ojos ante la necesidad ajena, cuales fueron mis negaciones y mis concesiones a lo largo del peregrinaje vital.

Si mis sacrificios y mis renuncias tuvieron alguna consecuencia positiva, si los desvelos y agonías sirvieron para alguien.
Es tan penoso marcharse sin saber si valieron la pena tantas tristezas y las lágrimas derramadas...

Por ello  sería gustoso resumir de forma justa las lecciones que recibí y las que creí dar, cuanto compartí  y cuanto me dieron.
Tendría que morir y nacer varias veces para comprenderlo todo, y aún así, creo poder decir que no lo conseguiría.

La vida eterna puede consistir en eso: en ir cerrando grietas, tapando brechas y curando heridas y mientras repetir los errores e intentar corregirlos. El conocimiento pleno tardará en llegar, la perfección de lo humano es imposible.

Dijeron los que saben: que tropezar en la piedra no es el error, que este consiste en enamorarse de la misma y provocar la caída.

Cuando el horizonte se acerca y el sol va llegando a su ocaso. Cuando cumple el otoño sus días y se presiente el invierno en la piel del alma; es entonces cuando las preguntas se hacen más perentorias y pretendemos respuestas de los dioses que parecen dormidos y ajenos a nosotros.

Es cuando nos sentimos indefensos, abandonados, más pequeños y frágiles, es cuando imploramos la ayuda que nunca podrá llegar de fuera, es entonces que nos miramos dentro y queremos hacer balance personal para aferrarnos a la esperanza y dar nuestro propio veredicto, el epitafio comprimido que nos describa como lo que fuimos, sin mentira, sin disfraz que nos oculte.

Será solo entonces cuando las respuestas lleguen solas, sin formular las preguntas que las requieren,  y tengamos el valor de mostrarnos como lo que somos: seres inconclusos en proceso de construcción con expectativas de perfección. Carne, hueso y sangre con aliento y pretensión divina.



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