Dedicado a Julia C
Tus abrazos son añorados desde el interior, el deseo de encontrarme contigo perentorio.
Ansío tus besos húmedos y salados en cada centímetro de mi piel.
Tengo otros amantes pero a ninguno me entrego como a ti que me subyugas y dominas con tus arrebatos apasionados.
Me someto a tus caricias tiernas, me relajo cuando masajeas mis tensos músculos con pericia de terapeuta, o me fustigas en la justa medida para hacerme experimentar la sensación antagónica siempre al límite y en perfecto equilibrio de placer y dolor.
Anhelo los veranos en que compartimos la arena y el sol, interludios que propician nuestros encuentros planeados durante el año para amarnos con intensidad.
Y es que solo tú estimulas mis sentidos y despiertas mi instinto primitivo. Contigo me vuelvo aventurera atrevida de lo inexplorado. Tu fuerza arrolladora me atrae y me atemoriza, representas un misterio profundo en el que me gusta adentrarme; en el que sumergirme sin vergüenza, evadiéndome de miedos, paladeando cada minuto que paso rodeada de tu presencia impetuosa y refrescante.
Pues eres esa fuerza que me arrastra y envuelve de forma inusitada e inmensa. Me haces olvidar las prisas y favoreces el reencontrarme a mi misma y a perderme como niña arropada de espuma.
Juntos, como cada temporada, contemplaremos ocasos y horizontes, incluso amaneceres. Nos arrebujaremos junto a la orilla, al límite de la playa y danzaremos incansables hasta desplomarnos exhaustos.
Mientras dure, gozaremos el uno del otro, hasta que la rutina me llame y tenga que marchar lejos de tus costas. Mi querido Mar. Amante enamorado.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Ansío tus besos húmedos y salados en cada centímetro de mi piel.
Tengo otros amantes pero a ninguno me entrego como a ti que me subyugas y dominas con tus arrebatos apasionados.
Me someto a tus caricias tiernas, me relajo cuando masajeas mis tensos músculos con pericia de terapeuta, o me fustigas en la justa medida para hacerme experimentar la sensación antagónica siempre al límite y en perfecto equilibrio de placer y dolor.
Anhelo los veranos en que compartimos la arena y el sol, interludios que propician nuestros encuentros planeados durante el año para amarnos con intensidad.
Y es que solo tú estimulas mis sentidos y despiertas mi instinto primitivo. Contigo me vuelvo aventurera atrevida de lo inexplorado. Tu fuerza arrolladora me atrae y me atemoriza, representas un misterio profundo en el que me gusta adentrarme; en el que sumergirme sin vergüenza, evadiéndome de miedos, paladeando cada minuto que paso rodeada de tu presencia impetuosa y refrescante.
Pues eres esa fuerza que me arrastra y envuelve de forma inusitada e inmensa. Me haces olvidar las prisas y favoreces el reencontrarme a mi misma y a perderme como niña arropada de espuma.
Juntos, como cada temporada, contemplaremos ocasos y horizontes, incluso amaneceres. Nos arrebujaremos junto a la orilla, al límite de la playa y danzaremos incansables hasta desplomarnos exhaustos.
Mientras dure, gozaremos el uno del otro, hasta que la rutina me llame y tenga que marchar lejos de tus costas. Mi querido Mar. Amante enamorado.
Derechos de autor: Francisco Moroz