Presentado a concurso de relatos Microfantasy III convocado por círculo de escritores.
El orco Juanón observaba con recelo el trozo de luna
que se había encontrado en el bosque.
La primera vez que se asomó a él, vio una figura
horripilante, peluda y bestial con una piel que lucía cicatrices y arrugas por
doquier.
Su color pardo que le asemejaba a los osos, tampoco
era el que pensaba que le correspondía, al igual que unos colmillos parecidos a
los que lucen los cerdos salvajes y a ello, había que sumarle las puntiagudas orejas
de alimaña.
En un principio se asustó creyendo que otro individuo
le miraba de forma hosca desde el otro lado, pero conforme se iba acostumbrando
a su hallazgo, se daba cuenta que era su propia imagen la que le mostraba ese
pedazo de lasca brillante salido de vete tú a saber dónde.
Estaba
empezando a sospechar que su preciosa compañera le estaba engañando al
respecto, cuando le decía por activa y por pasiva; que tenía suerte de haberse
emparejado con el orco más guapo de toda la comarca ¿Acaso tanto amor era
ciego?
Derechos de autor: Francisco Moroz