miércoles, 27 de agosto de 2014

...Y no seréis juzgados


En cursos de auto-ayuda que se imparten en todo el mundo con una frecuencia cada vez mayor a causa de nuestras debilidades y obcecación mental,  causadas por ritmos de vida infernales y recortes de tiempo que nos impiden el análisis y la valoración personal. En estos cursos digo, y entre uno de los muchos ejercicios que se le plantean al asistente, se encuentra el de confeccionar una lista con sus virtudes y sus defectos;
algo así como un examen de conciencia íntimo y personal en los que descubrir los tesoros de los que somos portadores como personas, y los lastres que arrastramos con abnegación de mártires inconscientes.

Entre otros muchos atributos podemos ser: generosos, constantes, tolerantes, tímidos, capciosos, irónicos, cínicos, holgazanes, simpáticos, razonables, dialogantes, egoístas, tiernos, amables, trabajadores, huraños, confiados, desconfiados, retorcidos, educados, cariñosos........y más, y más, y muchiiiisimo más.

Una lista interminable con miles de términos con los que intentamos descubrirnos, re-descubrirnos o desenterrarnos entre tanto escombro, mostrarnos al público y calificarnos a modo de auto-evaluación de forma razonable para nuestra autoestima; y es que tenemos tanta necesidad de conocernos, pero tanto miedo a descubrirnos...


¡Pues bien! una de las palabritas más usadas, más escritas y más sufridas en nuestras propias carnes y en las ajenas es el de "Críticones".


La crítica  siempre viene de la mano del pre-juicio, tan dolorosos ambos.

En esa lista tendría que ocupar el puesto "Number one" y siempre dentro del "Top Ten" de adjetivos calificativos del ser humano.

Viene a ser algo así como el deporte oficial de todas las naciones donde habita el género humano o sea: todas, todas.

No se libra ni el "Tato", y este debe ser alguien universal cuando nos representa a todos.

¡Cuidado! ¿Primero es el uno o la otra ? ¿ El huevo o la gallina ?

personalmente no sabría deciros pues son primos hermanos. ¡Menuda familia!
Y llegados aquí: "Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra".

Primero una pequeña definición:


Juicio, Prejuicio. A diferencia del juicio, el prejuicio representa una opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable y que no surge como fruto de la experiencia presente sino de juicios previos, acerca de algo que se conoce mal. 

Cierto es, todos nos precipitamos a emitir preguntas previas ante el desconocido, el forastero, el que entra en nuestra vida sin credenciales ni carta de presentación en la boca: ¿ Quién es ?
¿ A qué viene ? ¿ Qué busca ? ¿ Qué quiere ?

Entra al escenario la desconfianza y el miedo a lo que ignoramos, nos sentimos agredidos en cuanto nuestro espacio de seguridad es violado; algo así como el espacio aéreo, o las fronteras de los países; también el ser humano las tiene, no os quepa ninguna duda, se denomina distancia de seguridad, y en cada individuo es diferente y según a que cultura pertenezca ese individuo será más larga o más corta.


A partir de aquí nuestra tolerancia o generosidad  juegan el papel decisivo para empezar el juego de la aceptación y la

comunicación, si es lo contrario lo que prevalece empezamos a omitir los juicios apresurados contra, y digo contra porque pocas veces son a favor, el objetivo humano, diana de nuestros dardos, casi siempre con veneno para hacerlos más letales, provocando
rechazo y marginación.

Es sabido que un juicio puede ser justo o injusto cuando se ejerce sobre un individuo, por una acción realizada por él, y mediando testigos directos que puedan opinar objetivamente sobre dicha actuación y valorarla como buena o mala, según el criterio de las leyes o la lógica de convivencia de la sociedad en la que está involucrado;

juicios basados en hechos y pruebas tangibles, no en murmuraciones, comentarios y marujeos de patio de vecinos.

Pues entonces. ¿Porqué somos tan dados a realizarlo nosotros tan gratuitamente, sin pruebas suficientes ni datos, ni conocimiento? ¿Lo que vulgarmente se define como:

 -sin ton ni son- ? ¿ Simple debilidad impresa en los genes de la raza ? ¿Por malicia ?

Personalmente una de las razones que yo he encontrado con más frecuencia es la envidia, otra señorita hermanada con la crítica que dicen pinta en verde como la esperanza, aunque esta última no sea pariente...¡menos mal!


Cuando envidiamos a alguien por algo, lo más frecuente, no es que intentemos superarlo o igualarlo deportivamente con esfuerzo y sacrificio, ¡no! lo mejor es ponerlo a nuestra altura cortándole las piernas y mejor aún derribándole; y entonces 

¿Que mejores armas a nuestro servicio que la crítica y el  
pre-juicio ? siempre ejercido ante los demás, los que creemos que nos van a secundar y aplaudir por nuestro buen criterio, cómplices al fin y al cabo de nuestras malas artes discriminatorias.

Otra de las razones descubiertas, es la de pretender destacar, realzar nuestro Ego ante los demás a costa del otro, denostando a la víctima y despreciando sus virtudes, algo así como señalar al leñador el árbol que queremos que derribe y después subirnos encima del tronco caído para sentirnos más grandes. Ya lo ilustró el fabulista Esopo con el cuentecito de la zorra y las uvas. El desprecio, el escupitajo y el " apartheid "


Esto lo hacemos nosotros como individuos, y como colectivo los gobiernos, los países, las naciones Algo tan extendido como el cáncer y tan dañino y mortal como él.


Todos extendemos el dedo acusador que señala, que enjuicia, prejuzga y condena, con precipitación desmesurada cuando hay intereses que así lo requieren y todo por frustración o amargura, otra aparente razón que mandó a muchos herejes a la hoguera, a millones de judíos a las cámaras de gas, y a innumerables seres humanos a la esclavitud.


Ninguno estamos libres de esta culpa, es contagiosa, pero es curable si ponemos voluntad y buena fe.


Los criterios para conseguirlo son básicos:

Gestionar nuestras emociones e impulsos instintivos, intentar el acercamiento y el diálogo previo que nos permita conocer a las personas, naturalmente conocernos a nosotros mismos y ejercitarnos en el contacto positivo que conduce al entendimiento, y sobre todo comprensión antes de emitir juicios apresurados intentando meternos en los zapatos y vestir la piel de aquel al que pretendemos pre-juzgar, apartar y discriminar. 

Ser conscientes que la ignorancia es muy culpable de todo.

Observar las causas, el porqué de las acciones y actuaciones y analizarlas con racionalidad y la mano puesta en el corazón.

Y por último, evitar a toda costa el prejuicio aunque solo sea por no hacer el ridículo y quedar como auténticos bobos, o el tener que arrepentirnos cuando no haya retorno en el mal infligido.


A modo ilustrativo os dejo esta historia que circula por Internet.


Una muchacha esperaba en un aeropuerto la hora de embarque de su vuelo.

Como el tiempo se le hacía largo compró una revista y un paquete de galletas, se sentó y empezó a leer.
Un hombre se sentó un asiento más allá de donde se encontraba ella.
La muchacha abrió el paquete de galletas y cogió una,seguidamente observó con sorpresa como el hombre cogía otra.
Se sintió irritada y aunque no dijo nada pensó en lo descarado de la actitud de aquel hombre y en su atrevimiento. Cada vez que ella cogía una galleta el hombre hacía lo mismo.
La chica se enfadaba cada vez más, pero no quería armar un escándalo.Cuando sólo quedaba una galleta en el paquete el hombre la cogió,la dividió por la mitad y le ofreció una parte a la muchacha.
¡Menuda frescura la de aquél tipo! pensó de nuevo.
Totalmente irritada cogió sus cosas y se fue hacia la fila de embarque.
Más tarde cuando se sentó en el asiento del avión abrió su bolso y con gran sorpresa y tribulación se encontró con su paquete de galletas intacto.
No comprendía como se había podido olvidar que guardó sus galletas en el bolso.
El hombre sin embargo compartió lo suyo sin ningún problema,sin explicaciones de ningún tipo....Era tarde para pedir excusas.

                Hay cuatro cosas imposibles de recuperar:

                  Una piedra… después de haberla tirado
                  Una palabra… después de haberla dicho
                  Una ocasión… después de haberla perdido
                  El tiempo… cuando ya ha pasado



2 comentarios:

  1. Yo tengo un blog muy criticón... Ja, ja,ja. Como me empiece a sentir culpable...voy a tener que cerrarlo.

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