Te quiere, mamá.
Así acababa la epístola que había leído
una y otra vez a lo largo de 33 años. Cada una de las palabras que en ella
aparecían hablaban de amor, de pérdida, de desconsuelo, ante la inevitable
separación de ambos.
La podía recitar de memoria, incluso lo
hacía mentalmente como mantra personal, como oración dirigida a los dioses
fuesen estos cuales fuesen, para que propiciaran un encuentro con ella y así
poderla conocer.
Sabía de antemano por esa misma carta, que el milagro
no se produciría: Mi madre era cristiana, mi padre musulmán y yo fui abandonado
en una inclusa de Jerusalén.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Podría ser, sin embargo, gracias a la tautología "los milagros, milagros son", ¿no? ;-)
ResponderEliminarEscueto pero muy contundente micro, cargado de mucha simbología y de un poderoso deseo: el de conocer a esa madre.
¡Un beso, Francisco!
La esperanza es lo último que se pierde, pero cuando se dan estas mezclas y estas vicisitudes, resulta un poco complicado todo.
EliminarBesos
Un micro duro donde el deseo y el abandono se hacen patentes,para un niño durísimo, bien escrito sin duda, no dejaras nunca de sorprenderme Francisco.
ResponderEliminar¿Cuantas criaturas son abandonadas por sus padres?¿Cuántos sienten la necesidad del reencuentro con sus madres a pesar de todo para tener respuestas?
EliminarCircunstancias muy tristes las del desamparo.
Besos
Me parece un micro que revela un deseo de conocer a su madre cuando el abandono fue duro seguramente, buen micro. Francisco. Un abrazo
ResponderEliminarEse deseo es curioso como se repite en todos los adultos que fueron niños rechazados por sus progenitores.
EliminarNecesitan saber quién los trajo al mundo, cuales son sus raíces.
Besos
Falta de fe sin duda alguna, por muy dispares que sean las religiones siempre hay esperanza para la unión.
ResponderEliminarExcelente micro, Francisco.
Abrazos-)
Entre religiones o al menos por parte de algunas, se ha intentado esa unión de la que hablas, pero como priman los valores mundanos más que los espirituales se convierte en un reto difícil de plantear. muchos intereses en juego y mucha política por medio.
EliminarBesos
Hermoso, duro y rotundo tu relato, como suelen serlo todos los tuyos. Es un placer encontrarse son tus relatos y sumergirse en su lectura siempre atrayente y sorprendente.
ResponderEliminarUn beso.
Lo malo de mis relatos es que son cortitos y creo intuir que os quedáis con ganas de más. Pero no tentaré a la suerte cambiando de formato visto tu aceptación y tus amables palabras.
EliminarBesos amiga
Hola Francisco, como siempre dices mucho en pocas letras.
ResponderEliminarMe produce tanta tristeza ver el dolor y la desolación que se provoca en nombre de , cuanto odio y desolación se causa en nombre de la fe y de las religiones.
¿33 años no era la edad de Cristo?
Un beso
Hola Conxita.
EliminarEsa es una de las reglas de un micro: contar una historia en pocas palabras y dejar al lector delineada una trama sencilla con una consecución y un final, la mayor de las veces, abierto a conjeturas.
Para mi la fe es lo importante, la religión puede ser un instrumento para manipular colectivos para fines muchas veces espurios.
Besos amiga.
Me ha encantado Francisco! Algunas religiones olvidan que todos somos seres humanos, algo que por desgracia sigue sucediendo a menudo en los tiempos que corren. Un abrazo! ; )
ResponderEliminarEfectivamente ese es el problema: Una cosa es la religión y otra la fe personal de cada cual.La palabra clave sería y siempre ha sido: Respeto. con ello avanzaríamos mucho en la hermandad entre todos los pueblos.
EliminarDespués de tantos siglos seguimos con el mismo problema de fanatismos e intolerancias.
Gracias por pasarte compañero.
Un abrazo
Eso mismo leí una vez: Habrá paz entre los hombres cuando empecemos a llamar a la divinidad con el mismo nombre"
ResponderEliminarUn saludo Julio