Dedicado a todas las mujeres tenaces y luchadoras. Fieles a sus principios y a sus convicciones.
Con la esperanza que no haya que celebrar días especiales para recordar lo importantes que son.
Especialmente a mis seguidoras blogueras con todo mi cariño.
¡Y que le den al Gray de las 50 malas sombras!
Esta nueva visita a los juzgados por causa de una denuncia por malversación de fondos públicos, me ha hecho recordar aquella otra en la tuve que personarme para solucionar la querella interpuesta por mi ex-mujer a causa del divorcio. Estaba claro que ella lo quería todo y yo no le pensaba dar nada en absoluto.
Con la esperanza que no haya que celebrar días especiales para recordar lo importantes que son.
Especialmente a mis seguidoras blogueras con todo mi cariño.
¡Y que le den al Gray de las 50 malas sombras!
Esta nueva visita a los juzgados por causa de una denuncia por malversación de fondos públicos, me ha hecho recordar aquella otra en la tuve que personarme para solucionar la querella interpuesta por mi ex-mujer a causa del divorcio. Estaba claro que ella lo quería todo y yo no le pensaba dar nada en absoluto.
Me la tenía jurada desde que la abandoné por una fémina de armas tomar, joven, bonita que además era una abogada de prestigio que me iba a solucionar
el fregado en el que me hallaba metido por causa de dicha denuncia. Mi anterior pareja se lo había tomado muy a pecho y me quería hacer la vida imposible.
Pero como era hombre de muchos recursos, supe salir airoso del lance utilizando la
sapiencia en leyes que ostentaba mi actual compañera...
Recuerdo con
aprensión lo insoportable que se me hacía la convivencia con mi mujer. Era sosa y aburrida, siempre estudiando para sacar unas oposiciones a no sé qué,
que nunca conseguía superar por las dificultades que tenía a la hora de
concentrarse; pues estaba más pendiente de mis continuos devaneos y
escapadas que en los libros de texto y los apuntes.
Soy hombre de mundo al que le gusta experimentar nuevas sensaciones, no iba a
verme limitado por un matrimonio de conveniencia, y menos por una mujer que no me complacía
lo suficiente ni cubría mis expectativas sexuales.
Yo soy un político
de éxito que en su momento aprovechó la oportunidad de un emparejamiento con la hija de un
director de una de las cadenas de alimentación de renombre, para medrar y
prosperar con las influencias y los contactos proporcionados por mi suegro; lo demás me
importaba poco, una vez pasada la pasión del romance inicial y después de
conseguidos mis propósitos; la relación de pareja se enfrió y me empezó a aburrir.
Me acuerdo
de sus lágrimas y sofocos esperando a que apareciese por la puerta tras una larga noche
de copas y clubes nocturnos. Era patética en su impotencia. Después vinieron
los enfados y recriminaciones, y más tarde las amenazas que terminaban indefectiblemente en largas depresiones y días enteros sin dirigirme la palabra.
Ya tenía todo bien atado de antemano, para que ni un presunto divorcio o una
denuncia tan siquiera, salpicase mi meteórica carrera, o pudiese hacer mella en
mi economía personal.
Ella juró
por lo más sagrado que se vengaría de mí costase lo que le costase. Me reía en
su cara al igual que me congratulaba cuando se lo comentaba a los amigos de juergas y
trasnochadas o a mis eventuales amantes.
Yo me salía
con la mía siempre y a pesar de todo. Esa bruja no me cazaría en sus redes de
mujer amargada y resentida que pretendía que siguiese un guión ordenado según
su mentalidad pacata e insulsa de fiel esposa entregada.
Como era de
esperar y al cabo de los años, hizo lo que se presuponía que iba a hacer tarde o
temprano: Pedir el divorcio interponiendo una denuncia en toda regla. Quería sacarme
hasta la cerilla de los oídos; pero para eso tenía yo a mi flamante abogada, a la que
conocí en el bufete al que acudí para asesorarme sobre el caso que se me
presentaba.
No quería
pagar ni un euro a la arpía, y la estrategia a seguir iba a llevarse a
cabo en el juicio pendiente que tuvo lugar una mañana como la de hoy. Mi abogada había desarrollado
un plan para evadirme de toda responsabilidad utilizando toda suerte de
vericuetos legales a mi favor que me exonerarían de abonar ninguna cantidad
pecuniaria por eso de no tener hijos a los que mantener. Saliendo por otra parte de rositas, de la trampa que presuntamente
me quería poner la víbora de mi ex.
Verla en
el juicio que se instruyó y mirarla a la cara, fue todo un espectáculo, resultó una gran satisfacción y más, cuando
después de las conclusiones y el veredicto del juez vi pintada en su rostro
la decepción al no haber conseguido absolutamente nada.
La jugada
perfecta tuvo lugar, y vi como sus ilusiones por arruinarme la vida quedaban en una frustración desmesurada cuando mi abogada defensora supo presentar pruebas falsas pero bien urdidas, haciéndola incluso parecer culpable de infidelidad y acoso...
Todo estos recuerdos de ese día memorable de hace unos ocho años en las que gané una batalla más, quedando impune, me han hecho sonreír de nuevo al entrar hoy por la misma puerta, flanqueado por mi imponente, eficiente y apasionada abogada personal. Con una autocomplacencia que se me puede leer en el rostro al saberme libre de antemano, de las acusaciones de unos estúpidos indignados del ayuntamiento, que me acusan por apropiarme de fondos públicos.
Quejas, insultos, improperios y abucheos a mi paso. Me entran por un oído y me salen por el otro, eso no me va a hacer sentir culpable, aunque a fe lo sea ¡Y mucho!
Todo estos recuerdos de ese día memorable de hace unos ocho años en las que gané una batalla más, quedando impune, me han hecho sonreír de nuevo al entrar hoy por la misma puerta, flanqueado por mi imponente, eficiente y apasionada abogada personal. Con una autocomplacencia que se me puede leer en el rostro al saberme libre de antemano, de las acusaciones de unos estúpidos indignados del ayuntamiento, que me acusan por apropiarme de fondos públicos.
Quejas, insultos, improperios y abucheos a mi paso. Me entran por un oído y me salen por el otro, eso no me va a hacer sentir culpable, aunque a fe lo sea ¡Y mucho!
Después de
echar un vistazo rápido a la sala, la veo allí sentada con cara de pocos amigos
y con una sonrisa torcida y lobuna que no presagia nada bueno para mi persona.
Al instante, se me caen los palos del
sombrajo a la par que el alma a los pies.
Al final la mala pécora consiguió su propósito. Aprobó las oposiciones, y recordé de
sopetón que para mi desgracia, dichas oposiciones eran para juez de lo penal-administrativo.
Y allí
estaba ella, vestida como viuda negra, sentada en lo alto del estrado, dispuesta a destrozarme y hacer de justicia ciega... ciega de odio y sedienta de venganza, de esa que se sirve fría y está a punto de ser aplicada en mi contra, en forma de instrucción judicial con todas las de la ley.
Esta vez presiento, que no saldré airoso como la primera en la que me enfrente a esa mujer, de la que no me dio tiempo a conocer en todas sus facetas.
Esta vez presiento, que no saldré airoso como la primera en la que me enfrente a esa mujer, de la que no me dio tiempo a conocer en todas sus facetas.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Presentía que ese capullo tenía que acabar mal. Me gustan tus finales. Un abrazo.
ResponderEliminarJa,ja. ¡Cuántos como este habrá sueltos por ahí sin posible redención?
EliminarOtro abrazo para ti
Debo reconocer que di click sin querer y quedé atrapada. .. te mereces mucho mas...
ResponderEliminarMe gustó este descenlase...
Saludos.
Pues me alegro que se te fuera el dedo y tuvieses con ello la oportunidad de leerme. no se si merezco más, pero te podrías pasar más a menudo a partir de ahora, eso estaría la mar de bien.
EliminarUn saludo Isabel.
Me quedé con el dato de que no sabía "a qué preparaba las oposiciones", y pensé "menudo personaje", pero adivinar el resto ya era pedir mucho.
ResponderEliminarSi su ex, dejándose de vendettas, rencillas y 'juicios personales' aplicó objetivamente las leyes como corresponde y en el tiempo que toca, verdaderamente hizo justicia con ese hombre. Está claro que dónde las dan, las toman. ¡Muy ingenioso tu relato (para variar)!
Gracias, Francisco, por la parte que me corresponde en cuanto a tu dedicatoria.
Un beso
Cuando un compañero de vida no se fija en esos detalles, es señal de que no es un buen acompañante. En este caso eso le ha llevado a la perdición. Un hombre sin moral ni conciencia que prueba la medicina de la justicia servida con mano femenina por la "Duralex"Como me gusta llamar a la justicia justa. La otra es la casquivana hecha a la imagen y semejanza de los sinvergüenzas que se van de rositas sin ni siquiera catarla.
EliminarBesos amiga.
Pues eso fue por no enterarse para qué estudiaba su mujer. Un buen buen texto y un buen final como tu nos tienes acostumbradas. Gracias por la dedicatoria. Un abrazo
ResponderEliminarBueno, por eso y por ser un gañan sin escrúpulos que no se merecía a esa mujer.
EliminarOs tengo mal acostumbrados, cualquier día me recriminareis otros finales que no sean de este tipo. Para ese día no estaré preparado ja,ja.
Un abrazo Mamen.
¡Que bueno Francisco!
ResponderEliminarMe encanta como has ido trenzando el relato. Con cada detalle vamos conociendo al personaje y su bajeza moral. La verdad es que es admirable como desde tu imaginación puedes llegar a crear una situación tan bien hilada, con esos gotas de humor e ironía que se van intensificando hasta que el cazador es cazado.
Un gran abrazo desde la admiración.
Me alegra te haya gustado. Mejor no conocer a personajes como estos, pero a mi me da gusto crearlos de esta guisa y destruirlos de mala manera dejándolos a merced e los que siempre parecen llevar las de perder. Uno de los alicientes de escribir es este. Mucho directores o guionistas disfrutan e la misma manera haciendo que en sus películas se haga justicia. Como en la de vaqueros.
EliminarUn abrazo Miguel.
Desde luego el tipo se merece lo peor, qué especímen más desgraciado, se merece todo lo que la jueza le eche y mucho más, porque encima seguro que a pesar de sus ansias de venganza ella será justa.
ResponderEliminarY gracias por la dedicatoria aunque sea un día más tarde.
Besito amigo y que pases un buen día.
Si es una mujer justa será una jueza justa. El tipo o individuo como a mi me gusta calificar a estos tiburones desalmados, egoístas y corruptos, y ya sabes por donde voy. Estos repito, merecen el peor de los finales y el peor de todos es el que se merecen por los actos infringidos a los inocentes e indefensos. En este caso su pareja abandonada tenía armas suficientes de mujer y algún as en la manga.
EliminarJusticia poética.
Gracias por pasarte como acostumbras amiga.
Besos
Siempre he querido creer que, a la postre, se acaba haciendo justicia, aunque esta, además de ciega sea muy lenta y se haga de rogar. Quiero creer en que a todo cerdo le llega su San Martín. Vamos, que tarde o temprano tendrá que pagar por lo que ha hecho, y con creces. Pero quizá sea un iluso que vive de ilusiones.
ResponderEliminarEn este caso, la venganza, más que en plato frío, parece que se servirá congelada, como le quedará la cara dura de ese vividor.
Un abrazo.
Tristemente no creo lo mismo Josep. Muchos personajes se van de rositas mientras disfrutan de prebendas a costa de otros que no lo tienen tan fácil para sobrevivir.
EliminarA estos sinverguenzas habría que darles donde más le duele y más a menudo, para que aprendan a no salirse con la suya. Pero la justicia es ciega como bien dices, y creo que por eso es lenta y dubitativa y a veces no castiga a quien más lo merece y se ceba con los más lentos y menos influyentes.
La perra vida y la triste realidad.
Un abrazo.
Tiene algo bueno el tipejo y es que no busca disculpas ni enmascara la verdad. Es un cabrón con pintas y lo reconoce. Muy bueno tu relato y una manera de hacer justicia y tomar cumplida venganza en nombre de las mujeres. Porque también a la venganza tenemos derecho.
ResponderEliminarUn beso.
En ese sentido es íntegro, pero ¡Claro! No tiene merito cuando todo son reflexiones personales y no declaraciones e principios a viva voz y ante el juez de la causa. Tú te puedes reconocer tu culpa y sentirte orgullosa de ello, pero bien que guardamos las apariencias de cara a la galería por si acaso nos condenan.
EliminarY totalmente de acuerdo en que las mujeres necesitáis justicia, de hecho justicia es femenino.
Besos
¡Toma ya! Justicia poética, o como la queráis llamar, pero justicia al fin y al cabo, y a saorearla bien. Ojalá todos los que han robado tuvieran a sus ex sentadas de juezas, seguro que entonces si que pagaban por lo que habían hecho. Muy bueno.
ResponderEliminarUn besillo.
Tú estarás conmigo que da gusto escribir historias de estas para poder darles el castigo merecido a estos cabritos que pretender pisar a todos como si nada.
EliminarPero ¡Cuidadín! También hay mujeres "ex" o no, que son verdaderas máquinas de destrucción de cónyuges.
Besos compañera.
Vaya final, uf, es que hasta me imaginado la cara del tipo al ver a su ex sentada en el juzgado y es que cuando menos te lo esperas la venganza llega y mas a un tipejo semejante. Muy buen relato Francisco como siempre. un abrazo. TERE
ResponderEliminarAh y por supuesto gracias por tú dedicatoria que se me olvido mil perdones
ResponderEliminarLo de la dedicación es "De ley" y "De justicia" Pues vosotras me acompañáis y me regaláis comentarios. Que menos que en este día que es uno más, lo podamos hacer un poco especial teniéndoos más en cuenta.
EliminarMientras escribía, me imaginaba la cara del protagonista según entraba en la sala. Lívido, asombrado, aterrorizado y sin posibles escapatorias a su incubación resolutoria.
Besos y buen fin de semana Teresa.
Tu prota es de los hombres más repulsivos que puedo imaginar, Francisco. Si pretendías despertar el odio hacia él, lo has hecho de maravilla :)
ResponderEliminarA pesar de todo lo que ella ha pasado me gusta pensar que será justa y que no usará su cargo para llevar a cabo una venganza personal, porque en ese caso sería tan ruin como él y una pésima jueza. Yo sé que hará lo debe.
Gracias por esa preciosa dedicatoria y por un relato en el que nos sentimos resarcidas de tantas cosas que sufrimos como colectivo, Francisco. ¡Eres un sol!
Besos.
Tristemente abundan más de lo que quisiéramos en esta nuestra sociedad, y no pienso en las personas normales que trabajan honradamente intentando sacar a sus familias adelante o forjándose un futuro. En ese sector es más difícil encontrar personajes de esta calaña. Pero según remontamos el escalafón social-económico-político. Ahí si que abundan este tipo de fauna insolidaria y depravada éticamente.
EliminarMe gusta darles "palpelo" en mis relatos.
Y de nada por la dedicatoria. Os la merecéis las que estáis por aquí.
Besos Julia.
¡Muy buen desarrollo y aun mejor desenlace! Nunca dejas de sorprendernos. Gracias por tu dedicatoria.
ResponderEliminarUn beso grande, querido Francisco!
Fer
Bueno siempre que escribo pienso en los que ya estáis acostumbrados a leerme. por ello intento esmerarme para no defraudar.
EliminarDedicatoria merecida, créeme.
Besos mi amiga.