domingo, 26 de enero de 2025

Nos hacemos mayores

 

 



Me encontraba en la cocina fregando los cacharros de la comida que había compartido con mi madre, cuando empecé a oír el chirrido de su andador mal engrasado que se acercaba despacito, al ritmo de sus cansados pasos. Es tenaz mi madre con sus noventa y cinco años.

Ese fin de semana me tocaba acompañarla y cuidarla. Ya se encargaba ella de entretenerme con sus historias repetidas una y otra vez, cien veces contadas con alguna nueva añadidura.

Pues ya venía ella, como os digo, queriendo colaborar proporcionándome conversación, mientras yo recogía rápido para poder echarme una reponedora siesta y tener fuerzas cuando tocara jugar al parchís o a las cartas, según le apeteciera.

– ¿En qué te puedo ayudar?

– En nada mamá, vete sentando en el sillón que voy en cuanto termine. ¿Quieres que prepare un café? ¿Te apetece?

– Solo si vas a tomar tú.

Y mientras pongo la cafetera en el fuego, me suelta:

– Mi memoria no es la que era antes.

– Eso es la edad. La cabeza pierde ligereza y capacidad. No te preocupes.

Pasan los minutos y el café tarda demasiado en salir. La cafetera italiana de toda la vida ya tiene sus años. Será eso, pienso.

Pero mi madre con agudeza mental inesperada, me dice:

– ¿Le has puesto el agua?

Apago el fuego, la abro intentando no abrasarme las manos y compruebo que efectivamente falta el agua. 

Y mientras ella se ríe soltándome a bocajarro:

– Te estás haciendo mayor hijo mío.

Yo, empiezo a preocuparme.


    Derechos de autor: Francisco Moroz





6 comentarios:

  1. Jajaa... a mi eso me ha pasado un par de veces, bueno sñho parecido, porque la mía explotó y la parte de arriba quedó clavada en el techo.
    Esas añadiduras que surgen en las historias multirepetidas, creo yo que son el germen de nuestra afición a escribir, y que si ellas hubieran tenido nuestras oportunidades también habrían escrito.
    Abrazooo

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  2. ¡¡Qué bueno, Francisco!! A veces estamos peor los hijos que los padres. Me ha recordado a mi madre. También tenía golpes de esos. Muy bueno tu relato.
    Un beso.

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  3. Ja, ja, ja. No hace falta ser muy viejo para empezar a tener lagunas mentales, aunque, para disimular, los afectados suelen recurrir a la excusa del estrés. El caso es que todos pasamos por esa etapa y nos preocupa que esos lapsus vayan a más.
    Un abrazo.

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  4. ¡Ay! Me ha encantado ese giro final que recoloca la historia. Estupendo, Francisco.

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  5. Hacia eso vamos todos, sin duda. Hagámoslo con humor mientras aún lo conservamos.

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  6. Que bueno je je je , lo que le pasó a tu protagonista me pasó a mi también y la respuesta de mi madre fue al misma jejejej. y hacia allá vamos todos, salvo que la vida decida otra cosa y te vayas antes de lo pensado
    Un abrazo Francisco
    Puri

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