Poniéndose delante de todos los que allí había, un tipo vestido elegantemente de negro, pidió silencio a través del micrófono.
Entre la masa enfervorecida convocada para aquella ocasión, se encontraban individuos de tendencias radicales, que parecían estar aleccionados por los poderes fácticos con la finalidad de boicotear el acto, reventándolo desde dentro con un alboroto que rayaba en histeria.
Se fue mitigando gradualmente el ruido ensordecedor de los gritos de la multitud.
Los más sensatos de los allí reunidos, pensaron, que en momentos de caos y desorden como aquél, una palabra adecuada podía calmar los ánimos, podía abortar un conato de violencia reprimida que una vez estallara se haría incontrolable. Por eso ayudaban a acallar las voces con “Shhhhhh” repetitivos y constantes, con el fin de escuchar esa primera frase que saldría de la boca de ese valiente que se atrevía a enfrentarse a tanto apasionamiento.
Resultó, que el del micrófono solo introducía a esos otros que venían tras de él.
Los allí convocados guardaron un silencio casi reverencial en el momento en que vieron salir al foro improvisado a un personaje en el que hicieron diana todos los ojos, que era a la vez, centro de todos los focos del pabellón.
Un hombrecillo menudo vestido de fantoche, salía, acompañado por otros dos que parecían escoltarle a modo de guardaespaldas desmadejados. Tres personajes que parecían sacados de un circo y que no infundían a simple vista ningún respeto. Más bien incitaban a la burla y la risa.
Sin embargo, en el momento en que el hombre vestido con camisola roja, cubierto a su vez con un ridículo bombín, hizo la pregunta clave, todos los que allí estábamos presentes nos hermanamos en un sentimiento común, dando la misma respuesta a ese líder carismático con nuestros aflautados chillidos.
Preguntó:
– ¿Cómo están ustedessss?
Respondimos:
– ¡Biennnnnn!
Y así, tres veces consecutivas hasta que empezó la diversión.
Eran buenos tiempos en los que los “Baby Boomers” campábamos por nuestros respetos y disfrutábamos de los payasos de la tele.


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