Presentado al concurso propuesto por: Círculo de escritores: Microcuento "Microterror IV"
Prefiero la noche de difuntos a la patochada de Halloween.
Algo más tradicional,
sin tanto añadido y perifollo.
¿Qué tendrán
que ver los monstruos con los muertos? ¿Y esos niños disfrazados de fantoches?
¿Y los dulces y las golosinas? ¿Y las calabazas?
Lo mejor es
un buen susto en la oscuridad de un callejón, asomar una mano esquelética o
putrefacta desde debajo de una cama cuando el durmiente esta en lo mejor del
sueño.
Esos susurros y escalofríos que recorren tu nuca, esos pelos erizados de
miedo cuando intuyes una presencia del más allá. Esas velas que se apagan a nuestro paso, esos accidentes
que parecen fortuitos y a veces hasta son mortales de necesidad.
El corazón
se te desboca cuando ves venir a ese ente traslúcido por el pasillo, cuando
notas el roce de algo que no existe en tu plano existencial.
Eso es
terror: presentir que esa noche no estás solo en tu casa, esos ruidos que no
sabes explicar, esos crujidos, esa corriente de aire…
La noche de
difuntos es más celebrada en los cementerios.
Se convierte
en pura fiesta para nosotros, en los momentos previos en que salimos a visitar a
los incrédulos.
¡Espéranos! ¡Ya
vamos!
Derechos de autor: Francisco Moroz