Siempre
queda un recuerdo tras la muerte
nunca
se ha de dar una batalla por perdida.
No
olvidaros que el final del camino es recompensa,
a
pesar del dolor, del fracaso y la fatiga.
Siempre
hay un amanecer tras el ocaso
algún
campo que recordar en el destierro.
Un
buen amigo que te abrace en la distancia,
o una primavera que estrenar tras el invierno.
Una
certeza hilvanada con la duda
y
una mirada limpia que te acepte como eres.
El
corazón amado que añora tus regresos,
y
esa sencilla flor que brota en la basura.
Y
es por ello que la pasión la pinto en rojo,
la
pureza del alma en azul celeste.
Y
si tengo que poner color a la esperanza
coloreo
en verde la vida que yo espero.
Derechos de autor: Francisco Moroz