Podrás arrebatar a la noche sus estrellas,
y el sol a los amaneceres.
Detener el agua de los ríos,
retirar la arena del desierto con un soplo.
Pero no conseguirás borrar el recuerdo de lo amado,
ni lo bien que me ha sentado estar contigo.
Los abrazos y los besos compartidos,
ni el camino, ni las huellas, ni los pasos.
Tendrás potestad para separar la sombra de mi cuerpo,
detener el tiempo y sus quimeras ilusorias.
Negar prerrogativas a la muerte,
Obviar las utopías de la vida y de las cosas.
Y aún así no lograrás que yo te olvide,
ni deje un solo día de quererte.
Sabes bien que el sentimiento se desboca,
que la pasión del corazón son sus latidos.
Que en amores somos seres muy mudables lo sabemos,
de arrebatos fugaces construidos.
Como fichas de ajedrez nuestros impulsos,
detrás de efímeras conquistas predecibles.
Intuyo que borrarás con tu mano mis poemas,
romperás en mil pedazos lo que escribo.
Pero no lograrás evitar que en tu memoria,
reverbere algún verso de los míos.
Correré la suerte de los sueños,
al no ser evocado en tu vigilia más profunda.
Pasaré de puntillas por tus tristes horas,
para beber de la sal de tus mejillas.
Reflejaré como luz de un destello en los cristales,
y seguiré la estela de tu huida consentida.
Estaré presente como vaho de tu aliento,
aunque tu te niegues siquiera a respirarme.
Trasparente soy como idea peregrina:
pertinaz, absurdo y perentorio.
Me insufla por completo de energía lo que amo,
y eres tú mi amada desde el alma la elegida.
El Amor es lo que tiene, viene a ti sin tú saberlo.
cuando menos lo prevés se aproxima y te requiere.
Empeñas tus esfuerzos en negarlo y rebatirlo,
pero al final siempre vence con su apariencia caprichosa.
Podrás...
derechos de autor: Francisco Moroz