jueves, 16 de abril de 2015

Podrás





Podrás arrebatar a la noche sus estrellas,

y el sol a los amaneceres.
Detener el agua de los ríos,
retirar la arena del desierto con un soplo.

Pero no conseguirás borrar el recuerdo de lo amado,

ni lo bien que me ha sentado estar contigo.
Los abrazos y los besos compartidos,
ni el camino, ni las huellas, ni los pasos.

Tendrás potestad para separar la sombra de mi cuerpo,

detener el tiempo y sus quimeras ilusorias.
Negar prerrogativas a la muerte,
Obviar las utopías de la vida y de las cosas.

Y aún así no lograrás que yo te olvide,

ni deje un solo día de quererte.
Sabes bien que el sentimiento se desboca,
que la pasión del corazón son sus latidos.

Que en amores somos seres muy mudables lo sabemos,

de arrebatos fugaces construidos.
Como fichas de ajedrez nuestros impulsos,
detrás de efímeras conquistas predecibles.

Intuyo que borrarás con tu mano mis poemas,

romperás en mil pedazos lo que escribo.
Pero no lograrás evitar que en tu memoria,
reverbere algún verso de los míos.

Correré la suerte de los sueños, 

al no ser evocado en tu vigilia más profunda.
Pasaré de puntillas por tus tristes horas,
para beber de la sal de tus mejillas.

Reflejaré como luz de un destello en los cristales,

y seguiré la estela de tu huida consentida.
Estaré presente como vaho de tu aliento,
aunque tu te niegues siquiera a respirarme.

Trasparente soy como idea peregrina:

pertinaz, absurdo y perentorio.
Me insufla por completo de energía lo que amo, 
y eres tú mi amada desde el alma la elegida.

El Amor es lo que tiene, viene a ti sin tú saberlo.

cuando menos lo prevés se aproxima y te requiere.
Empeñas tus esfuerzos en negarlo y rebatirlo,
pero al final siempre vence con su apariencia caprichosa.

Podrás...






derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 12 de abril de 2015

Amante



Fue durante una de esas tardes en las que la casa se me caía encima. Creo que salí a la calle con la sola idea de entretenerme y combatir mi aburrimiento. Lo hacía simplemente observando a la gente e imaginando sus historias.


Era divertido ver un rostro, un cuerpo, la forma de vestir del individuo y automáticamente urdir una historia en torno a ese ser desconocido para mí. Inventar sus pasiones, sus deseos, sus ilusiones y preocupaciones, anhelos y pensamientos.


Recuerdo que entré en una tienda y me enfrasqué mirando estanterías repletas y de repente le sorprendí observándome, como interrogándome con su mirada y una media sonrisa que interpreté como seductora. ¿Cómo era posible que otro estuviese realizando el mismo juego que yo ejercitaba con los demás?


Le miré directamente, como para disuadirle de su grosera actitud analizadora, pero no solo no se acobardó de mi ceño fruncido, más bien se envalentonó con sonrisa franca y retadora, como dándome a entender que no le importaba mi enfado, es más, me invitaba a confraternizar e indagar sobre él, a conocer su interioridad,  abrirse para mí y mostrarse por entero tal como era. No me cabe la menor duda que estaba hecho de buena pasta, supongo que como un buen Don Juan.


Caí en la red, supongo que entretejida premeditadamente por él, y salimos juntos como conocidos, compañeros o vecinos del barrio; y nos fuimos a un café con la excusa de mantener un encuentro más íntimo y reservado para conocernos mejor. La verdad es que me atraía su perfil, no parecía a simple vista un ser superfluo y banal como esos otros con los que tuve alguna relación algo tormentosa. O esos otros que me defraudaron no cumpliendo todo lo que prometían de antemano.

Reconozco ser una mujer exigente a la que no se complace con facilidad. 

La velada transcurrió rápida, como cuando la pasas con alguien al que no ves desde hace mucho tiempo y del que deseas saberlo todo. Escuchando todo lo que te tiene que contar sobre sus viajes, sus peripecias y sus anécdotas variadas. Incluso empapándome de esas chanzas y humoradas o de esas citas cuajadas de sabiduría, o esas frases cultas que como un Séneca dejaba caer de vez en vez.


Me hizo reír y embobarme como una adolescente ante sus palabras. El café se convirtió en testigo de una complicidad inigualable entre los dos.


Cuando tienes la suerte de dar con un personaje tan interesante, culto, bien conformado y de presencia agradable, no te importa invertir hasta el tiempo que no tienes, restándoselo al hambre y al sueño. 

Todas las horas son pocas, y el tiempo se hace escaso para compartir con él.

Así, de esta forma regresamos a mi apartamento, acompañándonos mutuamente, con los nervios a flor de piel por las expectativas que tenía puestas en este encuentro inesperado.


El, que hace unas horas era alguien desconocido, ahora resultaba haberse convertido en un buen amigo con el que no me importaría repetir esta jornada tan motivadora que había trascurrido sin apenas enterarme.


¡Claro! no pudo ocurrir de otra manera, no pude resistir la tentación. Si conoces a alguien así, no quieres dejarlo escapar, fue tal su magnetismo que terminamos en la cama como amantes.


Yo estaba excitada con su sola presencia, lo desnudé por completo, lo saboreé, lo devoré con los ojos, acaricié su piel curtida, bebí de sus palabras y tantos sentimientos poderosos y encontrados fue capaz de sacar de mi interior, que me prometí a mi misma que en cuanto tuviera la menor ocasión volvería a leerlo de nuevo. 



Relato para conmemorar este mes dedicado a un ser tan completo, que nos seduce.




                                                                                  Derechos reservados de autor. Francisco Moroz

                                                                                           Código de registro: 1604307356625






jueves, 9 de abril de 2015

Y de repente Teresa

Y de repente Teresa











De: Jesús Sánchez Adalid  






" Quedé amiga de tratar y hablar en Dios...y amiguisima de leer buenos libros...Su majestad ha sido el libro verdadero, a donde he visto las verdades. ¡Bendito sea tal libro, que deja imprimido lo que se ha de leer y hacer de manera que no se puede olvidar!"

                                                                         (Sta Teresa de Jesús)


 La trama se desarrolla en la España del siglo XVI, gobernando  Felipe II y hallándose Europa sumida en conflictos y cismas. Con la Inquisición empeñada en perseguir y arrancar de raíz todo lo que suene a herejía.


" Un reino acuciado por la obsesión y escrupulosidad en materia de religión, por la pureza del credo y de la sangre, por la sombra de la herejía."


Los dos primeros personajes que nos encontramos serán el gobernador de Toledo  "Sancho Bustos" y el segundo, el inquisidor apostólico de Madrid "Rodrigo de Castro", que considerando lo arduo de su mucho trabajo, creerá conveniente tomar para sí un ayudante de la orden de los Dominicos que le sirva como escribiente, visitador e interrogador de testigos y sospechosos en procesos abiertos contra los individuos acusados.



Emblema de la inquisición española

Este papel recaerá sobre un joven fraile llamado "Tomás Vázquez" que ha de viajar desde Avila hasta Madrid para ponerse a las órdenes del susodicho inquisidor; que enseguida le encomendará la tarea de investigar la figura de una tal religiosa llamada "Teresa" acusada de ser una de las muchas "Alumbradas-os" y "Dejados" que sobresaltan al pueblo y lo confunden con sus doctrinas y su proceder engañoso, con sus arrebatos y visiones divinas.


 Nadie se hallará libre de la sospecha de ser un criptojudío, Erasmista o luterano. Hay miedo a la delación, y la envidia puede ser causa rastrera para acusar al vecino o al rival o simplemente para ejecutar venganzas.


Hasta el Arzobispo primado de Toledo " Bartolomé Carranza" al igual que" Fray Luis de León" o "Juan de Avila" sufren cárcel y proceso de depuración.

Por ello " fray Tomás" se deberá regir no sólo por sus extensos conocimientos teológicos si no también, por su intuición para separar el grano de la paja. Contará con la protección y ayuda de un familiar al servicio de la suprema, un viejo conocido de otras dos obras de este autor. Estamos hablando de "Luis María Monroy de Villalobos" un caballero perteneciente a la orden de Alcántara.


Juntos emprenderán viaje en busca de los testigos, algunos como "Ana de Mendoza" más conocida como Princesa de Éboli, detractora de la futura Santa  que posee un libro que puede ser la prueba definitiva que condene irremediablemente a "Teresa de Jesús". Se trata de: -El libro de la vida- Y eso es un problema, pues en boca de "Gaspár de Quiroga" inquisidor general:

"Los libros, bien lo sabemos, encierran su peligro, porque recordad aquello: "Lo escrito, escrito está".¡Ahí reside el riesgo!

¡Esos libros son el problema! andan por ahí, de mano en mano; se copian, se prestan, se regalan y según me dicen, hasta se venden..."

Otras figuras representativas de la alta sociedad como Doña "Luisa de la Cerda" si ambages, la describe de la siguiente forma: 


" Teresa es una mujer íntegra, sincera, sin dobleces, en cuya persona pueden apreciarse, grandes virtudes, claridad de palabras y obras y sobre todo, honestidad."


Los diferentes personajes que van apareciendo a lo largo del libro están definidos minuciosamente, hasta en vestimenta e incluso su fisonomía y sentimientos, pero no de forma cargante y onerosa; y esto, hace del libro una fuente de conocimiento sobre la época que toca. Personalmente me quedo con el antiguo maestro de "Tomás". El padre "Domingo Bañez", hombre con sentido del humor y voz mesurada, que es capaz de ver siempre el lado bueno de los acontecimientos y entre cuyas máximas nos deja esta:


" Bonum est faciendum et malum vitandum "

" Siempre haciendo el bien y evitando el mal"


Murallas de Ávila con la catedral al fondo

Hace ya 500 años del nacimiento de "Teresa de Cepeda y Ahumada" no en vano patrona de escritores, pues no solo era una buena lectora de libros de caballerías en un principio y de obras piadosas sobre santos, así como de las sagradas escrituras más tarde.

También escribió en esa época del Barroco durante la que las mujeres tenían un rol predeterminado, del cual difícilmente podían evadirse y entre los que la escritura y la lectura no figuraban.

Ella no solo lo hizo, sino que también inventó un nuevo género que se ha dado en llamar: Autobiografía espiritual. De la misma forma fue la primera en escribir públicamente en castellano sus más de 10.000 cartas, sus poemas y libros que han trascendido a ámbitos internacionales, siendo conocida de igual manera su obra y su vida como alma inquieta que fue.


Por ello y a causa de su V Centenario las editoriales se han lanzado a la carrera para reeditar su obra. Igualmente en solo un año se han escrito mas de 200 libros referentes a este personaje tan carismático, entre los que podemos encontrar sus poemas místicos comentados, ensayos sobre la Santa y novelas. 

Este que os presento es uno de esos libros que se han escrito por encargo y en el que el autor ha querido enfocar de forma peculiar, más que la figura de Teresa, el proceso inquisitorial que se abrió contra la fundadora y reformadora de las Carmelitas descalzas.

Por tanto entre los figurantes principales no se hallará ella, pero sí como continua referencia. Casi al final de la novela aparecerá su figura de envolvente personalidad, nada menos que en Sevilla donde personalmente ella no quería fundar convento alguno, pero donde el autor promueve el encuentro entre personajes.


"Jesús Sánchez Adalid" recibió el encargo por petición expresa del vicario de la Orden Carmelita Descalza en el 2012, y aceptó el reto por confesarse sincero admirador de esta gran mujer, de marcado carácter y firmes convicciones. De ello resultó este libro que en letras finales, el propio autor define como:


"Un relato de ficción insertado en un escenario histórico que se percibe como real y que tiene detrás, aunque de manera poco perceptible, una seria investigación."

Por lo tanto los que tomen el libro entre sus manos como mero entretenimiento, no creo que lo disfruten al 100% pues aunque rayano en lo novelado, tiene más parte de ensayo; donde se nos explican los procesos inquisitoriales y el modus vivendi de una época claustrofóbica y encorsetada en firmes creencias religiosas, frente a las reformas de Lutero, y la  férrea y agobiante vigilancia de los buenos usos y costumbres de la sociedad.


Por eso el ritmo de la obra no es lo que se dice trepidante. Aunque aquél que lea el libro con una mínima intención de conocer y de aprender, saldrá satisfecho de como el escritor, con una prosa muy escogida y lenguaje culto a la vez que asequible; consigue de forma amena salir airoso del reto propuesto.


Historiando con los personajes de ficción y desarrollando con buena documentación una parte bastante desconocida en las crónicas, que gravitaron en torno a la figura de la que sería con el tiempo, la primera doctora de la iglesia. "Jesús Sánchez Adalid" nos deja un libro muy interesante, que en determinados momentos roza lo poético-descriptivo.

"El cielo estaba completamente sereno: empezaba a verse luz sobre los tejados fronteros; mientras en las alturas brillaban las postreras estrellas y una fina luna menguante iba descolgándose por infinitos perdederos."


No hace falta ser creyente ni mucho menos historiador, para interesarse por este relato sobre un personaje con tanta profundidad como"Teresa". Una mujer fuerte y con el coraje suficiente para tomar las riendas de su propia vida y llegar a lo más alto, a pesar de los detractores, lo inquisidores, los censores y los maldicientes. 

Todo un referente para los tiempos en los que le toco bregar y para estos que corren a la par. 

Lectura que recomiendo por ser ilustrativa y que nos ánima a saber más sobre esta mujer de tan atractiva personalidad.
Os animo a ver aquella serie de 1984 en la que una gran actriz como "Concha Velasco" interpretaba a la santa, "Teresa de Jesús".
Y de la misma forma una visita turística-cultural a la ciudad que vio nacer a la santa, para imbuírnos en el espíritu que todavía emanan las calles y los edificios que la vieron transitar.


Santa Teresa de Jesús

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