viernes, 20 de mayo de 2016

Puro deseo





La planta del individuo que me la presentó era chulesca: Gafas oscuras, chaqueta de cuero y pantalón del mismo material bien ajustado, y para rematar unas botas de montar de tipo militar.

Esa primera impresión y dada mi mojigatez en estos temas, me causó ciertos reparos iniciales el tener que tratar asuntos tan personales e íntimos con un personaje cuyo estereotipo no coincidía en absoluto con el mío que soy, una persona de lo más corriente y para nada extravagante.

Me chequeó de arriba abajo como para valorar si era digno interlocutor y posible cliente, el caso es que me ruboricé de forma pueril al calibrar las supuestas razones que me habían precipitado a acordar la cita con ambos.

¡Pues sí!, también ella estaba presente, junto a él, rotunda en sus formas, brillante en su aspecto, con esa manera de posar cual modelo de pasarela. Su sola presencia me excitaba y ponía la carne de gallina. Sólo quería poseerla, hacerla mía a toda costa, costara lo que costara.
Sus curvas femeninas me seducían y desataban mi pasión animal y primaria de deseo.

El hombre detectó mi manera lúbrica de mirarla, y eso le hizo suponer que pidiera lo que pidiera, se lo iba a conceder a ciegas y sin meditar, y no le faltaban razones. Mis ojos enfervorecidos y delirantes por tenerla y disfrutarla me delataban.

Naturalmente el precio inicial me pareció exagerado, pero a partir de ahí empezamos a regatear y a negociar, algo más acorde a las necesidades de cada uno.

¡Por fin! Llegó el acuerdo, nada barato, pero tampoco desorbitado para tratarse de esa belleza a la que iba a hacer mía en cuanto su anterior compañero se esfumara.

La iba a poseer hasta dolerme, pero ante todo iba a lucirla, a presentársela a mis amigos a los que sabía que les iba a corroer la envidia. La pasearía por toda la ciudad, sabiendo que arrastraría miradas a su paso; miradas cuajadas de deseo, el mismo que despertó en mí en cuanto la conocí viendo su foto por Internet.

Me enamoró, aun sabiendo que  dominarla me iba a costar muchos esfuerzos y mantenerla muchos sacrificios; pero en mi fuero interno estaba orgulloso de haberme decidido a adquirir esa maravillosa moto. Nada menos que una chopper Harley FLS que levantaba pasiones.


                                                                                 Derechos de autor: Francisco Moroz



martes, 17 de mayo de 2016

Flores exóticas



Desde el otro lado del planeta procedían aquellas flores que pretendía regalar a su amada; le habían resultado tan costosas como difíciles de conseguir. Pero tenía contactos al igual que dinero.

Él, estaba perdidamente enamorado de esa mujer desde que la vio en la embajada, y estaba dispuesto a conquistarla y a hacerla suya a costa de lo que fuera.

Lo que nunca pudo imaginar el “Casanova”, es que iba a ser rechazado por esa funcionaria de la embajada de Vietnam del Norte; pues ella era oriunda de ese país, en que las flores que le fueron entregadas, eran de lo más común. 



Derechos de autor: Francisco Moroz
con licencia


lunes, 16 de mayo de 2016

Del ser



Cada latido del corazón nos separa de la eternidad
y de la muerte.
Trama fina es la que nos mantiene en este mundo;
hilo delgado del que pende la vida y nos tiene unidos a ella.

Sólo basta mirar unos ojos para recorrer sin pausa una existencia,
para vibrar enteramente
e incendiarnos de puro amor,
y vernos envueltos en llamas apasionadas.

O morir de celos o penar de envidia,
poderosa razón la que nos guía.
Una débil intuición de lo que espera
escondido en el doblez de cada esquina.

¡Cuánta luz  puede nacer de una mirada!
¡Cuánta sal de una pequeña lágrima!
¡Y de un beso, cuanta  ternura!
Y desconsuelo de un rechazo inmerecido.

Muchas mareas se desatan allá adentro,
por la atracción de la luna de cada uno.
¡Qué universo tan infinito poseemos!
Tan misterioso, tan absoluto y tan incierto.

No podemos abarcar la plenitud de la existencia
ni acariciar la suavidad de los suspiros.
Todo es tan breve, todo un adiós;
lo que se goza, lo que se sufre. Solo un instante que ya pasó.

Es la pregunta, la reflexión, la interrogante
Es el, "ser o no ser", el estar o no estar,
el nacer o morir,  el reír o llorar.
Nuestra sempiterna duda de almas errantes.
sin respuesta absoluta.


Derechos de Autor: Francisco Moroz



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