La planta
del individuo que me la presentó era chulesca: Gafas oscuras, chaqueta de cuero
y pantalón del mismo material bien ajustado, y para rematar unas botas de
montar de tipo militar.
Esa primera
impresión y dada mi mojigatez en estos temas, me causó ciertos reparos
iniciales el tener que tratar asuntos tan personales e íntimos con un personaje cuyo
estereotipo no coincidía en absoluto con el mío que soy, una persona de lo más
corriente y para nada extravagante.
Me chequeó de
arriba abajo como para valorar si era digno interlocutor y posible cliente, el
caso es que me ruboricé de forma pueril al calibrar las supuestas razones que
me habían precipitado a acordar la cita con ambos.
¡Pues sí!, también ella estaba presente, junto a él, rotunda en sus formas, brillante en su aspecto, con esa manera de posar cual modelo
de pasarela. Su sola presencia me excitaba y ponía la carne de gallina. Sólo
quería poseerla, hacerla mía a toda costa, costara lo que costara.
Sus curvas
femeninas me seducían y desataban mi pasión animal y primaria de deseo.
El hombre detectó mi manera lúbrica de mirarla, y eso le hizo suponer que pidiera lo que pidiera, se lo iba a conceder a ciegas y sin meditar, y no le faltaban razones. Mis ojos enfervorecidos y delirantes por tenerla y disfrutarla me delataban.
Naturalmente
el precio inicial me pareció exagerado, pero a partir de ahí empezamos a
regatear y a negociar, algo más acorde a las necesidades de cada uno.
¡Por fin! Llegó
el acuerdo, nada barato, pero tampoco desorbitado para tratarse de esa belleza
a la que iba a hacer mía en cuanto su anterior compañero se esfumara.
La iba a
poseer hasta dolerme, pero ante todo iba a lucirla, a presentársela a mis
amigos a los que sabía que les iba a corroer la envidia. La pasearía por toda
la ciudad, sabiendo que arrastraría miradas a su paso; miradas cuajadas de deseo,
el mismo que despertó en mí en cuanto la conocí viendo su foto por Internet.
¡Ja! Esta vez te pillé el final. A mitad del relato sabía que esa manera de hablar, y conociéndote, no podía estar dedicada a una mujer, ni siquiera en boca de un personaje ficticio, pero creado por ti al fin y al cabo.
ResponderEliminarDe todas formas algunos con la moto y/o el coche se traen unos rollos insanos que a mí me dan muy mala espina.
Un abrazo.
Bueno , era de esperar que vayáis encontrando el rollo a esto.Os estoy entrenando bien, y sería una decepción que no las vierais venir. cualquier día os sorprendo escribiendo relatos románticos en lo que todo acaba bien entre los enamorados después de una relación tormentosa. Ja,ja. ¡Y mira que me cuesta escribir sobre eso!
EliminarBesos
Hola Francisco.
ResponderEliminarComo ya te voy conociendo, me pasó parecido a Kirke,me esperaba una sorpresa aunque no una moto.
Ahí se me he visto sorprendido.
Estas consiguiendo un suspense porque esperamos tus sorpresas, a eso se le llama estilo, buen y personal estilo.
¡Muy bueno! Un abrazo Francisco.
bien Miguel, mientras te esperes la sorpresa sin saber de que trata, no va mal. lo malo será el día en que sepas de antemano el final. entonces meto el teclado en la papelera y me dedico a redecorar la casa, que falta le hace ya una manita de pintura a las paredes.
Eliminarun abrazo y te quedo muy agradecido por tu opinión.
Jajaja. A medida que avanzaba en la lectura iba maquinando qué sería el objeto del deseo del protagonista pues presumía que al final nos ibas a sorprender. A medida que leía, la imagen de una mujer iba mutando en algo que no acertaba a definir.
ResponderEliminarHay quien puede sentir por un objeto un amor apasionado, casi libidinoso.
Muy buen relato.
Un abrazo.
Veo que ya es un ejercicio habitual en mis lectores el ir esperando un final mientras leen el relato. Creo que me tendré que reinventar para seguir teniéndoos en vilo sin saber a que carta jugar ni lo que esperar de este aficionado escritor.
EliminarUn abrazo Josep.
Pues yo no he pillado nada hasta el final, al contrario que los anteriores compañeros que han comentado y eso que me he esforzado en pensar por dónde podían ir los tiros.
ResponderEliminarCon 'una' así, como mucho sólo tendrás que rascarte el bolsillo y seguro que, mientras la tengas bien "alimentada", no te llevará la contraria. Un lujo de compañera, vamos ;-)
A ingenioso, hoy por hoy no te gana nadie, Francisco, ¡gracias por la risa!
¡Un beso!
A mí me has hecho reir
¿Que tú no has pillado la onda? eres una inocente que se lo cree todo. je,je. Menos mal que siempre me quedarás tú como lectora desprevenida y confiada.
EliminarUna mujer puede resultar muy cara, si es de ese tipo que exige cada vez más por lo mismo. Una moto consume lo justo y encima de saca a pasear sin pararte en los escaparates. (Esto todo es broma) No os ofendais las mujeres.
Besos
Yo sabía que no era lo que parecía, pero connfieso que hasta el último renglón no sabía a qué te estabas refiriendo. ¡Me pillaste! :)
ResponderEliminarPara el que le gustan las motos, estas le levantan auténtica pasión, así que muy adecuado el texto. Deseo se puede sentir por muchas cosas, y hasta excitación. No es mi caso, pero comprendo bien al prota de tu relato :D
Ingenioso y juguetón, siempre buscándonos las vueltas, Francisco jajajaja.
Un beso y feliz noche de sábado.
Nunca es lo que parece, por ahora. el día en que sí lo sea, os voy a pillar con el paso cambiado y os voy a producir un trauma difícil de superar.
EliminarEl hombre se mueve solo por impulsos de diferentes intensidades. somos como las gaseosas cuando las agitas y las abres; todo euforia por lo nuevo y deseado, pronto se nos acaba la efusión y volvemos a buscar emociones nuevas...¡Como son los hombres! je,je.
Besos Julia.
Francisco mientras escribo estoy sonriendo igual que he hecho a lo largo del relato, sabía que no era lo que parecía y esperaba con curiosidad con qué sorprenderías y lo has hecho ¡¡¡¡una harley!!!
ResponderEliminarSeguro que muchos y muchas compartirán esa pasión.
Un beso
Me encanta que sonrías mientras me lees, eso está pero que muy bien.
Eliminarcuando nos encaprichamos por algo, luchamos y nos sacrificamos lo indecible hasta conseguirlo, después vienen las realidades y las decepciones que nos hacen razonar y ver en su justa medida todas las cosas. de ahí lo de: "El amor es ciego".
Besos Conxita.
Y a mí me pasó como a Julia: sabía de que una mujer no venía la cosa, porque era lo obvio, pero ni por remotas tapas se me ocurrió lo de la Harley. Estupendo trabajo, compañero: ¡me has sorprendido y me has hecho reír! Dicen los que saben de asuntos de proyección psicológica que los hombres proyectan el amor por su propio falo en sus vehículos, y creo que tu relato lo ilustra magistralmente ;)!
ResponderEliminarUn abrazo, Francisco!
Fer
ja,ja. lo del falo me ha hecho gracia, porque yo había oído algo semejante: "Cuanto más pequeño el atributo más grande el vehículo", pero entonces.¿Las mujeres que van conduciendo todo-terrenos enormes para recoger a sus hijos? ¿Tienen el instinto de protección por los suelos? Ya sabes amiga que la envidia de algunos les hace decir cosas que no tienen una base científica...Y que conste que yo no tengo moto. je,je.
EliminarAgradecido por tu humor y tu lectura.
Un abrazo Fer.
Vaya Francisco siempre nos sorprendes. Creo que desde ahora voy a leer el final para no pillar sorpresas. Un abrazo
ResponderEliminarEso es trampa y perderías el gusto por lo que leyeses ja,ja.
EliminarUn beso Mamen
Esta se me había escapado. Y mira que ando continuamente mirando lo que publican los blogs amigos...
ResponderEliminarEres el maestro de los giros inesperados. Pensaba que iba a ser una yegua :).
Un beso.
¡ay,ay,ay! que estás perdiendo la noción del tiempo y la realidad. je,je.
EliminarGracias por lo de maestro. Yo no lo soy, cosa que tú sí. De lo inesperado, de la sorpresa y el suspense, ese solo podía ser Alfred Hitchcock.
Besos amiga, que te los mereces a pesar de tus despistes.
Aunque sabía que no podía ser lo que estaba pensando me hiciste dudar, claro que tampoco me esperaba una moto, la cuestión es sorprender. Muy bueno.
ResponderEliminarUn saludo.
La cuestión es poner a prueba vuestra imaginación y mantener la expectación del: ¿Qué será esta vez? Soy pero que muy malo. Pero os quiero.
EliminarBesos Mariola.
Fíjate que yo, que llevo leyéndote desde esta tarde, pero un buen rato e intercalando otros blogs, ya casi sabía por donde irían los tiros, pero al igual que una lectora anterior, yo también pensé en una yegua jaja ¡Será porque mi marido tiene una y creo que la quiere más que a mi!
ResponderEliminarUn saludo.
Dudo que tu marido te quiera menos que a una yegua. Yo al menos no lo haría.
EliminarGracias por leerme. ¿No te quieres quedar al lado de las personas interesantes del blog? Es una proposición...
Besos
¡Lo sabía!!! Mira que me lo imaginaba no podía ser otra cosa que una Harley, ains.. jeje
ResponderEliminarBuenísimo relato Francisco, esa manera de venerar y desear, fantástico.
Me marcho con una sonrisa, :)
Besos, y feliz fin de semana!
¿No podía ser otra cosa?¡Ummmm! creo que podrían ser más de una y de dos.
EliminarFeliz fin de semana también para ti Irene.