lunes, 11 de enero de 2016

Empezar el año ya tiene premio 1

Por pereza y falta de tiempo. Porque lo he ido dejando pasar  mientras pensaba: -"Ya lo haré",  e inexorables los meses se sucedían y la promesa de que me pondría al día se posponía una y otra vez.Pasó el año, y no pasará otro sin que me ponga al día. Pero permitirme el desorden, los tengo en vitrina limpios y señalados con el nombre clarito escrito en letras gordas de las personas que me los regalaron en su día, pero ni el día ni el mes figuran en el archivo con lo cual, entregaré unos antes que otros sin perjuicio de nadie, o eso espero.
Así que, aquí estamos a 11 de Enero que puede considerarse un buen día como otro cualquiera para empezar a repartir premios, de esos, que se reparten entre blogueros a los que les unen la cultura y el vicio de las letras impresas escritas, la amistad, y el compañerismo.

Empiezo por ejemplo con este que me fue entregado por tres de los escritores a los que más aprecio y respeto:
Conxita Casamitjana del blog: Enredando con las letras.
Julia. C del blog: Palabras y latidos
Oscar Ryan con su blog: Mi pequeña biblioteca.
Se trata del: 



Se otorga a los blogs por la calidad de su escritura, la singularidad de los temas y el amor por las palabras que se escriben y las fotografías que se utilizan.

Las normas son:

* Nominar a quien te apetezca, no hay un número fijo.
* Contar siete cosas sobre el/la nominada.
* Agradecer y seguir al blog que te ha nominado.
* Poner el logotipo del premio en tu blog.

La primera de ellas es la que más me agrada, y me alegra pensar en las personas que están detrás de esos blogs de los que formo parte como seguidor.

Ahí van:





No los voy a poner por las nubes ni alabaré su trabajo, ellos saben que les sigo y les leo, quizá en algunos casos sin comentarles demasiado para que no se me vengan arriba. (Esto es broma)
¡Chicos-as! os lo entrego porque considero que disfrutáis con lo que hacéis y me gusta vuestra forma de hacerlo.

Ahora la parte difícil. ¿Contar siete cosas sobre mi?
¡Pero mira que sois curiosos!¡En fin! no tengo más remedio si quiero el premio... A si que allá voy:

1-  Soy tímido aunque extrovertido,no lo parezco cuando escribo, y eso me defiende de muchas replicas innecesarias.

2-  Soy zurdo, osea sinieeestro, por la mano con la que escribo. no por la forma de vestir ni por lo feo. Lo demás lo hago con ambas manos, hasta cambio de marchas con la diestra, jajaja. que remedio queda ¿No?

3-  Me gustan los animales y de hecho aunque actualmente no tenga ninguno a mi lado, he tenido: gatos, perros, pollos y gallinas, conejos, ratones blancos y cobayas, un gallo, patos, gorriones, perdices y codornices, etc...y cuando digo que no soy de pueblo es que no lo soy, no me imaginéis como granjero.

4-  No os descubro nada nuevo si digo que me gustan los libros pero si, que los encuaderno.

5-  La bicicleta de montaña es mi segunda pasión.

6-  El sentido del humor tipo "Club de la comedia" me encanta, el inteligente y el irónico. El grosero lo evito.

7-  Soy discreto, pero muy claro cuando tengo que decir las verdades del barquero.

 ¡Hala!¿Contentos?

Mi agradecimiento a los que me nominaron en su momento, grandes personas a mi entender, que saben expresar con sus escritos emociones y sentimientos. De ellos tres he aprendido y sigo aprendiendo, no sólo maneras de escribir con estilos variados y personales. También el valor de una amistad y compañerismo sin conocer quién está al otro lado, fraguado todo, con el calor y el fuego de las palabras escritas.

Esta familia sigue creciendo.


A todos los que me leéis os pido atención, pues tengo premios que iré repartiendo sin tardar mucho, no quiero que pase otro año y la actualidad de los mismos pierda vigencia.

Como digo en estos casos: Un abrazo para todos y no únicamente de libro.





sábado, 9 de enero de 2016

La mente del asesino




Estaba más que harto de ella. Harto y asqueado. Llevaba lo que le parecía una eternidad conviviendo con su presencia y ya le ocasionaba cierta repulsión. Hasta sus pasos amortiguados por el piso le ponían de los nervios; era más de lo que estaba dispuesto a aguantar.

Nunca hubiera pensado que su instinto asesino le dictaría normas a su cabeza para poner fin a tan malhadada relación.
Hoy era el día elegido para matar, ni uno más ni uno menos. Hoy se liberaría del malestar que le ocasionaba esa maldita inquilina.

Estudió sus movimientos y sus hábitos, como gato cuando decide dar rienda suelta a su instinto animal de cazador. El era más corpulento y dotado de mayor fuerza, ella era rápida y desconfiada. Iba a ser un duelo donde uno se dejaría la vida con seguridad.

Esa tarde él la esperaría agazapado en algún rincón de la casa, en silencio, incluso con naturalidad, como si estuviese habituado a matar todos los días y supiese hacerlo. Preparado y armado para asestarle ese único golpe que tendría que ser mortal de necesidad. No quería darle oportunidad de escapar.

Tenía la certeza que ningún vecino se habría de enterar, pues no pretendía hacer ruido. Si se hubiera tratado de una rata todo hubiera sido más complicado, más escandaloso, pero para ese bicho, con la simple zapatilla que portaba en su mano sería suficiente.

Un mes después alguien llamó a su puerta extrañado del fuerte olor en la escalera que emanaba de su casa.

Cuando los bomberos la echaron abajo, descubrieron su cuerpo cubierto por un manto negro de blatodeos celebrando un gran banquete. 
La muerte, según el forense, fue ocasionada por una fuerte contusión cráneo encefálica producida al resbalar la víctima sobre el enlosado escurridizo y golpearse con la encimera.

Lo que realmente extrañó al personal de urgencias fue el porqué la víctima apareció con una zapatilla fuertemente agarrada en su mano.

Ellos no sospechaban que se trataba del arma de un homicida. Mortal de necesidad en manos de un asesino de cucarachas.




                                                                                       Derechos de autor: Francisco Moroz


jueves, 7 de enero de 2016

El castillo

El Castillo











De: Luis Zueco





“No hay arma más poderosa en este mundo, tanto hoy como hace mil años, que creer en tus sueños”


De la mano de "Luis Zueco" realizamos un viaje al pasado y nos trasladamos a un tiempo donde las fronteras estaban custodiadas por castillos; unas construcciones imponentes que como vigías, protegían pueblos y comarcas de los temibles enemigos de la media luna.

La península de Hispania ocupada por el islam estaba dominada por los reinos de taifas, las alianzas se suceden indiscriminadamente según los intereses de cada facción de tal manera que son continuas las luchas, las escaramuzas y las razias llevadas a cabo tanto por los moros como por los cristianos.

 Entre los años 1027 y 1082 y bajo mandato del rey Sancho III , en una de las fronteras limítrofes entre la tierra llana y el pirineo aragonés, se empieza a levantar una construcción militar y religiosa. Un castillo-abadía que acogerá tanto a soldados como a monjes, ambos colectivos entregados a la defensa de la fe mediante la cruz y la espada.

Se trata de un edificio de estilo románico, referente en toda Europa por su buena factura y conservación, a si mismo por su historia. 
El castillo de Loarre, testigo del paso de culturas, lenguas, tradiciones y batallas.

Él, servirá como telón de fondo a una novela que algunos quieren comparar por la temática con –Los Pilares de la tierra- pues es sobre su construcción, en lo que se sustenta esta historia en la que de forma indirecta, asistiremos al levantamiento de esta grandiosa obra, puente entre diferentes formas de entender la arquitectura. 

Donde todavía a día de hoy, hay lugar para leyendas, misterios y enigmas constructivos encerrados bajo una bóveda, o enterradas en su cripta. Relatos épicos parapetados tras los lienzos de muralla y erigidos en su torre barragana.

El escritor, amante de los castillos nos traslada a esos tiempos donde la vida pendía del hilo de las circunstancias del haber nacido en un lado o el otro de la frontera. Y la subsistencia del ingenio, la inteligencia, la estrategia y el esfuerzo por bregar con todo en contra.

Imaginad que sois parte de los hombres y mujeres empeñados en la empresa de construir una fortaleza que os proteja de vuestros enemigos encarnizados, mientras estos, os acechan y vigilan a tan sólo diez kilómetros, de tal manera, que controlan vuestros movimientos y progresos constructivos e intentan impedirlo a toda costa.

A la vez los envidiosos rivales de vuestro señor natural os presiona e intenta boicotear la obra de vuestra vida; y en tercer lugar la climatología extrema de la montaña: las heladas, el frío y la nieve…





Este es el entorno en el que se encontrarán un carpintero llamado “Juan” y su hijo “Fortun”. Ellos, junto a un maestro de obras lombardo. Magístri Comacíni, afrontarán el reto de construcción del grandioso castillo de Loarre.

Sus historias personales se irán entrelazando con la de otros personajes que aún siendo secundarios, no carecerán de la importancia necesaria para darle vigor a la obra literaria llena de aventuras, que sin ser muy abundantes, marcarán el ritmo necesario para que la lectura no se haga compleja ni aburrida.

“Todo sucede por alguna razón, absolutamente todo. El destino nos guía a través de la vida, de esta  y de las otras.”

Tengo que decir al respecto, que en ciertos momentos el escritor, llevado por su interés ante este tipo de construcciones militares, como nos dejó demostrado en su anterior obra: -El Escalón 33- (que curiosamente reseñé un 1 de Enero de hace dos años) se detiene puntualmente en los elementos y en los métodos y técnicas arquitectónicas empleadas en la construcción de esta grandiosa fortaleza medieval. Ello puede ralentizar un poco nuestro ritmo lector, pero a su vez propiciará el aprendizaje sobre ciertos aspectos desconocidos para el común de los mortales.

Formarán parte de esta epopeya de ficción histórica unos personajes que nos introducirán de forma muy amena en el ambiente medieval: “Ava” una mujer carismática y atractiva que sabe desenvolverse en una sociedad de hombres dominantes y violentos. Ella será la encargada de la defensa de las obras y los obreros. No en vano es una consumada y mortífera arquera.


“En la vida no se espera nada, se toma lo que llega y se sigue para adelante”

“Javierre” un pastor con ínfulas de grandeza, que no se conforma con ser lo que es por su condición y nacimiento, y aspira a ennoblecer su persona y favorecer sus intereses, a costa de quien y de lo que sea.

“En este mundo sólo se distinguen tres calases de hombres: Los caballeros, los que oran y los que laboran.”

Un viejo sacerdote defensor de la religión antigua, el rito hispánico, la que profesaban los visigodos antes de la invasión musulmana. Un religioso medio eremita, parco con sus necesidades y sus palabras con un cometido oculto. Luchador incansable, sin miedo a los enemigos de su religión.

“Eneca” Con la que comenzaremos el relato desde las primeras páginas. Niña que huye de otro castillo navarro: el de “Xavier”, perseguida por los demonios del islam, después de haber perdido a sus seres más preciados. Poseedora de un poder que no puede dominar: el de la visión del futuro inminente.

Otros actores que aparecerán a lo largo de nuestra lectura serán: “Isidoro” y “Galindo” un oficial cantero y un fornido lanza-cuchillos.”Nunila” una vieja curandera conocedora de veredas secretas y ritos paganos así como de hierbas curativas. Todos ellos, nobles y plebeyos entrelazarán sus vidas en su lucha personal para perseguir sus sueños. 
Tejerán la ficticia historia con reflejos de hechos reales ocurridos en tierras conocidas de Huesca y cercanas a Zaragoza hace cientos de años.

El narrador omnisciente nos relatará desde el siglo XI la aventura de esos hombres y mujeres que lucharon contra la ignorancia, desafiando a los elementos y a sus enemigos, para perseguir un proyecto común que entre todos hicieron realidad. 
Un sueño que hoy podemos contemplar a través de los siglos como algo tangible, que ha sobrevivido a generaciones de hombres, a conflictos y la erosión del olvido.

“Los hombres mueren, sus construcciones permanecen, en ocasiones para toda la eternidad”

La obra se divide en 76 capítulos y en tres partes, según los reyes gobernantes de la época, y durante las fechas en las que se desarrolló el plan constructivo; creando estos, los hitos necesarios para ubicar el periodo histórico de la novela.

“Luis Zueco” ha sabido ambientar de forma documentada un periodo oscuro del cual se tiene poca información; y a la vez, con un lenguaje asequible e ilustrativo, describirnos un proceso arquitectónico constructivo a pie de obra realzado con los diálogos entre personajes.

Una novela que al igual que el castillo de Loarre, puede presumir de estar bien construida, con la diferencia de que el segundo tardó en levantarse 60 años la primera en escribirse, no tanto.

“Todos somos viajeros en esta vida, caminamos por ella en busca de diferentes cosas, pero el destino siempre es el mismo.”



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