miércoles, 17 de febrero de 2016

Pena de muerte





Sus treinta y tantos años no le impidieron ser el más delirante de los psicópatas, el más apasionado y entregado a su labor meticulosa que consistía en matar sin dejar rastro de su paso por el lugar de los hechos.

Unas 25 víctimas pasaron por sus manos de orfebre torturador, dándoles un teatral final a sus míseras y rutinarias existencias.

Pero todo termina en esta vida y al final tanto arriesgar puso sobre la pista a los sabuesos del F.B.I. 
Todo artista, tarde o temprano, desea dar a conocer su obra, y Henry Bones no iba a ser una excepción cometiendo el error de empezar a dejar su firma, como marca estampada en la carne de sus elegidos...

... Soy Paul Tremón, inspector al cargo de la investigación sobre los horrendos crímenes de Bones, y hoy es un buen día para mí, el día de la recompensa por la ardua labor desempeñada en la consecución del caso que hoy quedará definitivamente cerrado.

Han pasado cinco años desde que pudimos hallar pistas que nos condujeron al sádico asesino y pudiésemos acorralarlo; por fin se hará justicia, la que se aplica en el estado de Ohio con estos enfermos degenerados que no respetan la ley, que se creen dioses a la hora de decidir quién vive o quién muere.

Después de disquisiciones interminables, presentación de pruebas, juicios y revocaciones; este animal sádico saldrá del corredor para encontrarse con la muerte cara a cara, en forma de inyección letal que le será suministrada bajo la supervisión de un médico forense; y bajo la atenta mirada de seis testigos entre los que me encuentro yo, para confirmar, que la sentencia se lleva a cabo y que este monstruo abandone la sala metido en una caja de pino.

Llega el momento de la verdad, se abren las cortinas que tapaban el ventanal que nos deja ver a los presentes la camilla donde morirá Henry Bones. El forense y el alcaide están adentro, sólo falta el reo que en esos momentos entra por la puerta esposado y acompañado de dos guardias. No puede haber sorpresas de última hora en esta ejecución de la que está pendiente todo el país.

En la sala de los testigos se respira la tensión, en un ambiente que ya de por sí está sobrecargado a causa del sudor que producen los nervios de los que allí estamos, esperando con expectación y cierto morbo ver morir a un asesino despiadado.

Quitan las esposas al condenado y lo tumban con cierta delicadeza, como si se tratase de acostar a un niño para dormirle. La diferencia radica en que le atan los brazos y las piernas con correas de cuero a las barras de la camilla de la que no despertará jamás.

Los guardias se quedan apostados junto a la puerta del habitáculo, vigilantes y a la espera.

Se le invita a Henry a decir unas postreras palabras antes de que se le inyecte la dosis letal y este, girando la cabeza hacía donde nos encontramos, sonríe malignamente y se dirige a nosotros en los siguientes términos:
-Estad seguros que esto no terminará aquí, continuará, se repetirá hasta la saciedad y no dejaré que se os olviden mis crímenes; alguien se encargará de escribir la historia y seré inmortal e incluso famoso. Volveréis a oír mi nombre.

Y tras esto profiere una risa estrepitosa, de esas que hielan el alma.

De pronto suena el teléfono interno y el alcaide lo toma con temblorosas manos y tras asentir varias veces con el rostro trasmutado, cuelga el auricular y con angustia en la voz nos transmite el siguiente mensaje:

-Me han comunicado que la sentencia se pospone al menos hasta la semana que viene. Plazo que necesita el bloguero de turno, para hacer la reseña del libro que cuenta la historia de este odioso individuo.

Nos quedamos todos atónitos y un poco contrariados, pero la ley es la ley, y hay que respetarla.

Soy Paul Tremón, y abrigo al menos la esperanza de que mi nombre salga en la sinopsis del libro.

Esto de los blogs literarios, está cambiando la historia.


                                                      
                                                                                                         Derechos de autor: Francisco Moroz



lunes, 15 de febrero de 2016

Un hombre honesto



Era de los pocos detectives honrados que quedaban en la ciudad, recomendación de mi abogado.  Por ello lo elegí para que realizara una investigación exhaustiva de los empleados  financieros de mi empresa.

Hacía tiempo que alguien se encargaba de desviar fondos a una cuenta privada. En definitiva, me estaban robando.

Me entrevisté con él para concretar los términos de su contrato. Se dedicaría a trabajar en exclusiva para mí hasta descubrir al estafador.

Después de dejar claros todos los puntos le pregunté cuanto me cobraría; Una vez acordada la cantidad me preguntó a su vez:

 ¿Con factura o sin factura?



Derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 13 de febrero de 2016

Por siempre jamás


Concurso de Relatos "SAN VALENTÍN II." 

                          ( La Cara Oculta)






¡Ay mi niña! si éramos felices los dos ¿Por qué tenías que engañarme con otros? 
¿Qué razones  encontrabas para hacerlo?
¿No te complacía en todo?
¿Tus cientos de caprichos no los satisfacía?

Jamás pudiste decir que no te acompañé o no estuve a tu lado cuando más lo necesitabas.
Te pagué viajes y artículos de lujo, todas las bagatelas que se te antojaron. 
Nunca puse trabas a los deseos más absurdos que pasaban por tu cabecita loca.
Tu vida era una fiesta continua a mi lado. Despilfarro y diversión.

Un ático de lujo para recibir a tus extravagantes amigos, un coche de alta gama aparcado en el garaje, y una tarjeta de crédito con la que poder realizar todas tus compras.

Tu voracidad no tenía fin, y todo a costa de mi cuenta corriente. Yo me sacrificaba por ti, me convertí en tu esclavo a cambio de casi nada; pues obtenía solamente tu cuerpo para gozarlo, pero nunca tu corazón, y eso me atormentaba.

Pero ayer fue un día especial: San Valentín, y aunque conocía tus despropósitos, aventuras periódicas  y la ausencia de sentimientos hacia mi persona. ¡Aún así! te preparé un día perfecto para compartir juntos.

Comida en París, en el mejor restaurante de cinco tenedores después de un largo paseo en barco por el Sena.
Tras el descanso en el hotel, asistimos a una cena con el mejor espectáculo del momento, donde te hice entrega de un anillo de brillantes, renovando de nuevo mi amor incondicional.

De regreso a la suite, nos amamos apasionadamente, como nunca lo habíamos hecho.

Hoy amaneció una mañana esplendorosa.
¡Estoy feliz! Por fin tengo la certeza de que tu corazón me pertenece.

Me lo entregaste mientras dormías. Bueno, para ser sinceros 
¡Te lo arranqué!

¡Feliz día de los enamorados cariño!




Derechos de autor:Francisco Moroz






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