Tanta educación y cortesía no se dieron nunca entre nuestros antepasados; nos repetía machacona. Se ve que no ha cundido el ejemplo que os dieron vuestros padres.
No tengo ánimo para soportar tanta corrección y
honradez. Parecéis sacados de otro molde, con un guión diferente al mío. Creo que me
moriré pronto de tristeza de ver como las enseñanzas que os dimos, cayeron en saco roto. Todo esfuerzo por inculcaros ciertos valores, desperdiciados.
Y murió, no sé si de tristeza o por que le tocaba dada su avanzada edad.
El caso es que ahora, pasados los años, recuerdo sus palabras tal cual, como si las estuviera escuchando en este mismo instante; las mismas que decía cuando estaba viva y venía a visitarnos cada vez que salía de la cárcel.
La buena conciencia es la mejor almohada para dormir... jajaja
ResponderEliminarMuy bueno!
Curioso comentario y muy cierto. La conciencia limpia nos permite dormir tranquilos.
EliminarAbrazo.
El final me ha sacado unas risas Francisco, me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un placer el poder haberte hecho sonreír. Gracias.
EliminarUn abrazo Conchi
Mientras leía, pensaba en una expresión que usábamos en casa cuando era niño: "te lo digo al revés para que lo entiendas". Pero he visto que has dejado la sorpresa que justifica todo el relato, como sueles hacer, para el final, pero esta vez te has superado y la has dejado en las últimas siete palabras. Desde luego...
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa expresión que has traído a colación no la conocía, con lo cuál significa un aporte que enriquece tu comentario.
EliminarTe confieso Josep que el final con las siete palabras no es fruto del buen hacer del escribiente, sino más bien de la casualidad.
Un abrazo, amigo.
Tiene que ser muy frustrante ver que las esencias familiares no se mantienen en los descendientes más jóvenes. Entonces uno se pregunta qué les hemos enseñado a nuestros hijos. Para una familia que frecuenta la cárcel y los márgenes de la sociedad, un joven honrado, educado y amable tiene que ser de lo más frustrante, ja, ja. Muy bueno Francisco.
ResponderEliminarUn beso.
Los valores de esta sociedad que estamos creando entre todos es cambiante como las estaciones del año. ¿Quién te dice a ti que no nos hemos estado equivocando a la hora de inculcar valores? Ahora es época de pandemia y políticos buenistas que parecen dictar reglas y modos de actuar, no solo confusos sino con tendencia a crear escuela.
EliminarBesos.-
Desde luego como siempre consigues sorprenderme
ResponderEliminarEs que con una abuela viniendo de la cárcel lo nietos por supuesto querían ser diferentes a lo que habían vivido en casa, normal.
Un abrazo.
Me alegra mucho el no dejar de crear expectación y sorpresa, no creas que es fácil pillaros.
EliminarYo he conocido abuelos malotes que aparentaban todo lo contrario. Nunca se sabe donde está el lobo escondido o disfrazado con piel de corderito.
Un abrazo Tere.
Me preguntaba qué educación era esa que tanto le molestaba y la sorpresa jocosa del final lo desvela. Estupendo micro.
ResponderEliminarJugar al despiste es lo que más me gusta en mis relatos, pero no te digo yo que esto sea dentro de unos años lo normal. Hay familias que se empeñan en trasmitir enseñabas un tanto equívocas.
EliminarAbrazo Isan
Buenísimo ese final. También a mí me has hecho sonreír. Un micro estupendo, Francisco.
ResponderEliminarTu sonrisa bien valen un relato. Gracias Marta.
EliminarUn beso.
¡Hola, Francisco! Bueno, ya solo que esta adorable abuela se llamara Pura ya me ganaste, así es como se llamaba mi adorada yaya. El micro es genial, de esos que te sacan una carcajada al desvelarse que nada es del todo como parece, ja, ja, ja... Un abrazo!!
ResponderEliminarBuenos días David.
EliminarEspero que tu abuelita fuese más legal. Je,je. Aunque nunca sabremos del todo las historias secretas que se llevan a la tumba más de uno de estos entrañables ancianos ¿No crees?
Otro abrazo para ti.
Te dejo un fuerte abrazo mientras reconstruyo a mi familia, querido Francisco!
ResponderEliminarFe r
Espero que la reconstrucción no sea integral y que los cimientos sean sólidos.
EliminarOtro abrazo Fer y buen martes.
Un relato de contundente final!
ResponderEliminarSi te gustó la contundencia por inesperada me alegro de corazón, ha valido la pena.
EliminarAbrazo.
Caray con la abuelita. A veces, como en este caso, la vejez nos da una idea equivocada, parece como si los ancianos no pudieran ser malas personas, o gente mala, pero ahí está esta abuela, en la cárcel. Genial.
ResponderEliminarUn beso.
Una abuela peleona de esas de: genio y figura hasta la sepultura.
EliminarYa lo creo, los ancianos fueron jóvenes y arrastran tras de si una historia como todo hijo de vecino. Muchos habrá con una bien oscura.
Besos
Anda con la abuelita jajaja, esta no me la esperaba. Un final de los tuyos, de lo más inesperado.
ResponderEliminarBesos
Me alegra verte Conxita, me tienes muy abandonado; será por los tiempos que corren que le aquitan a uno las ganas de corretear por los blogs :)
EliminarEspero que todo te vaya bien.
Mi beso.
Un buen relato con esa abuela hablando de la educación que se le dio a la familia. El final sorprendente pero en tus micros son todos sorprendentes. Un abrazo.
ResponderEliminarJa,ja. Mujer, no todos lo son. Sorprendentes quiero decir. Me basta con que de vez en cuando lo sean.
EliminarYa sabes por experiencia personal con los ancianos, que no todos son lo que aparentan ser.
Otro abrazo fuerte para ti.
Feliz martes.
Seguro que tiene en su haber un bagaje lleno de aventuras y sucesos. Lo penoso es que pasase en la cárcel media vida.
ResponderEliminarOtro abrazo de vuelta Julio.