Recién amanece cuando vuelvo a salir de casa dejando dos cuerpos enfriándose en el dormitorio; una media hora exacta después de regresar del curro, en lo que está resultando ser una jornada nocturna de lo más movidita que empezó a torcerse, desde el momento en que unos niñatos se colaron, para hacer graffitis en las paredes recién enfoscadas de los pareados de lujo.
Soy
de los que piensa que cada uno de nosotros es responsable de sus acciones, y
estas, sean buenas o malas, repercuten en el estado de ánimo de terceros, que
de una forma o de otra participan en una
especie de tablero de juego donde cada una de las piezas interactúa con el
resto.
Nadie, por tanto, tiene derecho a quejarse si le comen un peón o le tumban al mismísimo
rey en una jugada arriesgada; aunque esta no haya sido lo suficientemente
meditada. Para eso nos otorgaron inteligencia; para saber dirimir en cada situación la
respuesta exacta y no dejar libre albedrío al impulso de la sangre y las
entrañas.
Por
eso mismo pasó lo que tenía que pasar. Di el alto a los grafiteros que salieron corriendo
sin la intención de darme explicaciones de sus actos vandálicos. Aunque justo
después de ser atrapados contra una valla tuvieran mucho interés en negociar
conmigo para irse de rositas y sin castigo previo, pese a llenar de pintarrajos,
casas destinadas a ciudadanos de bien.
Naturalmente
les hice reflexionar con la mejor argumentación sobre lo conveniente del
arrepentimiento, que indefectiblemente conduce a la redención. Me miraron con
desdén y cara de burla. Me juzgaron de inmediato, descalificándome, poniendo en
duda mis capacidades profesionales para desempeñar mis funciones de cancerbero
de la construcción. Adobaron innecesariamente
su precaria dialéctica con palabras como maricón. Llamándome viejo cabrón y
segurata de mierda.
Pero
gracias a mi paciente disposición, pude cerrarles la boca tan predispuesta al
insulto y descrédito del prójimo, sin tan siquiera analizar sus propias máculas.
Creo
sinceramente que utilice con mesura mis palabras mientras aporreaba contundentemente
sus huecas cabezas una y otra vez; hasta dejar de escuchar sus gritos y aplacar las
voces que jaleaban dentro de la mía.
Cuando
me recompuse, lo arreglé todo para no dejar rastro del paso de ese par de
delincuentes descerebrados que habían trastocado mi turno y vejado mi dignidad
de manera tan burda. A lo largo de la mañana el volcado de hormigón en las
zanjas de cimentación haría el resto.
Esta
circunstancia tan desagradable propició el que me viera en la tesitura de
abandonar el tajo y regresar a casa cuatro horas antes de lo previsto, para ducharme
y quitarme la ropa ensangrentada y encontrarme, con el panorama inesperado de
dos cuerpos desnudos tendidos en mi propia cama, solazándose a ritmo de sexo;
el de mi mujer y el de un extraño que me miró perplejo como si se le hubiera
aparecido la virgen de Fátima.
Las
piezas del dominó convenientemente colocadas, caen consecutivamente si se
empuja a la primera; y no hay dos sin tres ¡Bueno! En este caso cuatro. Y una
acción tiene siempre su reacción, y a un hombre justo no se le puede amenazar
en lo más sagrado como puede ser su trabajo, su familia y su honra. Y actúo en consecuencia, aún a pesar de mediar una petición de divorcio por parte de mi cónyuge.
El
destino es un depredador de almas, se ríe de nosotros cada vez que pensamos que
las riendas las manejamos a nuestro antojo. Siendo por lo contrario, lo más
parecido a cabalgar un caballo desbocado.
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Recién amanece cuando vuelvo a salir de casa dejando dos cuerpos enfriándose en el dormitorio y la escena de los hechos totalmente limpia de polvo y paja. Me río para mis adentros por el chiste que acabo de hacer dadas las circunstancias, y con solo dos palabras.
El
motor del coche aún caliente reacciona a la primera, respondiendo con celeridad
al salir del aparcamiento.
Ser
vigilante de seguridad en una obra que construye una urbanización en las
afueras de la ciudad no da muchas alegrías, pero sí suficiente tiempo para leer
novela negra, mi género literario favorito, donde aprendo de los grandes maestros, a cómo tratar a esos listillos que se saltan las normas del juego
establecidas de antemano, intentando predominar por encima del resto. Proporciona cierta sabiduría y me permite jugar en ocasiones con cartas marcadas que favorecen órdagos a la grande.
Regreso
con tiempo de sobra para que el relevo no detecte nada extraño en mi actitud.
Destaco por mi amable presencia y mi equilibrio emocional. No tendré problemas.
¡Pero
claro! Acordaos de lo que os dije sobre el destino caprichoso que sacude el
tablero, descoloca las fichas y rompe las cartas cuando menos lo esperas.
El imbécil que ha colisionado con mi coche hace un minuto; mientras salgo
con prisa del aparcamiento, se baja muy excitado pegando voces, con actitud
amenazante. Abro la puerta con tranquilidad, esbozando la mejor sonrisa de
disculpa, pero empuñando en una de las manos la llave para los pernos de las
ruedas. Quién sabe si este individuo carece de actitud conciliadora y dialogante.
Una mente asesina que justifica todos sus actos, y los comete sin conciencia del dolor que causa. Justifica sus acciones y se permite juzgar la de los demás. Mira que conozco gente así, no hasta el punto de asesinar, claro.
ResponderEliminarMuy bueno, Francisco Javier.
Aprovecho para decirte que, casualmente, hace un rato leí tu relato de "El quinto elemento" de tu libro recién inaugurado, y para maquiavélicos, los perversos que juegan a ser dioses, los genocidas de tu cuento no tan cuento.
Siempre tan madrugadora a la hora de comentar.
EliminarA mi entender algo de carga psicopática tenemos todos, nos es dado conocer a algún elemento que la trasporta con mayor o menor elegancia y discreción. Pero otros, por ejemplo ciertos presidentes de superpotencias ni tan siquiera lo disimulan a causa de su Ego desmesurado.
Sí, ese relato que traes a colación es una metáfora de lo que hacen estas potencias mundiales que "juegan" con el miedo del resto de conciudadanos a los que les toca temblar y someterse o luchar con dignidad en contra de todos ellos.
Una pena de mundo que hay que intentar mejorar.
Muchas gracias. Un abrazo.
Tu protagonista da miedo. Me recuerda a un documental que vi en el que entrevistaban a un tipo aparentemente normal y con pinta inofensiva, encarcelado por haber perpetrado múltiples asesinatos. Cuando le preguntaban por su motivación para matar a sus víctimas decía: "me miró mal".
ResponderEliminarEstupendo relato.
Te saludo con mi bienvenida Jelechal.
EliminarDa mucho más miedo pensar que como estos los hay de verdad cerca de nosotros, aunque no lleguen a matar como dice Tara. Sabes que los maltratadores y acosadores también sufre psicopatías que les impulsan a cometer todo tipo de maldades. Yo pierdo muchas veces la fe en el género humano y digo como Reverte en uno de sus libros: Prefiero mil veces a los perros que a ciertas personas.
Gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario.
Un abrazo
¡Gracias, Francisco, por participar en este homenaje a Jim Thompson con tu relato! Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarLas gracias a ti David por aportar nutrientes a la imaginación de los autores.
EliminarSiempre será un placer participar en tus retos.
Otro abrazo.
¡Qué buen relato, Francisco! Una mente asesina que homenajea muy bien al personaje de Thompson, con unos chispazos de humor negro muy logrados. Me ha encantado. Felicidades.
ResponderEliminarGracias Marta por tu comentario. Si he llegado a recrear la mente de un demente de este tipo que describía Jim Thomson he conseguido más de lo que esperaba.
EliminarLas notas irónicas son un aporte para sacudir al lector y no hacerle caer en barrena en un pozo negro de desesperanza. Je,je.
Un abrazo.
Ósperas, Javier, menudo especimen que es este vigilante que presentas. Veo que concurres con este relato al homenaje que sobre Jim Thompson tiene organizado David Rubio; no sé cómo serán los relatos de los otros participantes pero este tuyo tiene muchas papeletas para ganar, y si no al tiempo. Tenme informado.
ResponderEliminarCada día la literatura luce más y mejor en tus escritos. Da gusto leerte.
Un abrazo
Ja,ja,ja creo tener un buen admirador en ti, no sabes como me complace que así sea; eres como una especie de garantía de que algo se puede aprovechar de lo que voy escribiendo. Te tengo como persona capacitada y con buen criterio teniendo en cuenta lo leído en tu blog y sabiendo cuál fue tu buen oficio como educador.
EliminarMe alegro de corazón que disfrutes leyendo todo lo que se me ocurre; pero el mérito también, a todos los autores que voy leyendo y al compañero David que nos propone "locuras" como esta. nos está convirtiendo poco a poco en psicópatas de la tecla.
Mi abrazo, amigo.
Hay muchas formas de tomarse la justicia por su mano, y ese vigilante lo sabe. Como todo psicópata (y conste que no he conocido a ninguno más allá de las películas), sabe calcular los tiempos y la forma de actuar sin dejar pistas. A veces pienso que hay muchos a nuestro alrededor, lobos con piel de cordero, y que, por lo tanto, más vale tratar a todo el mundo bien, no sea que alguno de ellos se enfade y nos salte a la yugular. Nunca se sabe quién es quién, je,je.
ResponderEliminarUna muy buena rediografía de la mente psicopática, fría y calculadora.
Un abrazo.
Creo saber que según en que sociedades, abundan más o menos. En Estados Unidos si que hay que andar con cuidado, es como el salvaje oeste de antaño. Personas que se lían a tiros después de un accidente de tráfico por ejemplo.
EliminarLa verdad a esos que denominamos descerebrados, son aquellos individuos que sufren alguno de estos trastornos compulsivos violentos que les hace ver que su actitud es una manera de estar en el mundo impartiendo justicia.
Gracias por comentar como siempre. Un abrazo, compañero.
Muy buen relato, Francisco, impregnado del espíritu de Nick Corey. Es curioso cómo estos personajes trastocan los conceptos de justicia y de bien para adaptarlos a sus mentes enfermas. Y es curioso cómo Jim Thompson hace una crítica mordaz de esos mismos personajes utilizándolos a ellos mismos como narradores.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un beso.
Y eso que Nick Corey es mucho Nick Corey. En la literatura americana abundan este tipo de perfiles ¿No será que la educación y la forma de vida tienen algo que ver con la creación de esta especie de monstruos? A lo mejor también la comida basura que ingieren, no sé yo.
EliminarEn todo caso Thompson aporta mucho al conocimiento de la manera de pensar y los valores tergiversados de este tipo de individuos que manejan a su antojo, como creadores de una filosofía personal adaptada a sus actos execrables.
El autor gracias a sus vivencias personales está capacitado para ponerles voz en primera persona.
Un beso, amiga.
¡Madre mí, qué mente asesina! Desde luego este guardia de seguridad arreglaba el mundo en cuatro días. Te ha quedado un relato magnífico. Ha sido un placer leerlo.
ResponderEliminarFeliz domingo
Viene a ser algo así como el Charles Bronson, un justiciero que pone en práctica la ley del Talión del ojo por ojo y diente por diente. La diferencia es, que este no iguala el castigo con el delito cometido; este quita la vida directamente al sometido a su justicia personal.
EliminarUn placer Rita.
Un abrazo y feliz domingo.
Eso se llama tomarse la justicia por su mano sin duda alguna, vaya con el segurata y para rematar se encuentra a su mujer con otro en la cama, madre mía.
ResponderEliminarDesde luego es un gran relato, mucha suerte con tu participación pero apostaría que eres uno de los ganadores.
Un abrazo, ah y felicidades si hoy es tu santo.
Es como dice el personaje: Una ficha tumba a la otra, y parece ser que no hay dos sin tres y le vienen todas las situaciones concatenadas. Él solo tiene que imponer su justicia desproporcionada que le dicta su mente enferma.
EliminarGracias por tus deseos y felicitación ,aunque no es hoy mi santo sino el 3 de diciembre. Es otro Francisco.
Un fuerte abrazo Tere.
Bueno, Francisco, un psicópata paciente y consecuente, al pobre le pasaba de todo pero se lo tomaba con filosofía pitagórica bien aplicada, eso sí. Donde las dan las toman y si se toman con esa prosa tan buena se redime todo, ja, ja.
ResponderEliminarMuy bueno, me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Me alegra y congratula que sea de tu gusto este relato. La verdad es que lo que más me costó, no fue adaptar las características de un psicópata a este personaje, sino conseguir que fuera ubicable en un contexto creíble y actual.
Eliminargracias por tu comentario.
Un abrazo, compañero.
Buen relato correctamente estructurado y como indica la norma del concurso: narrado en primera persona.
ResponderEliminarCoincido con Rosa al opinar que está impregnado en el espíritu de Nick Corey, ya que supiste describir la psicopatología que rodea a esa mente criminal.
Me ha gustado también la ironía que preside el desenlace donde queda evidente la distorsión de la realidad que opera en la mente de estos individuos, capaces de tomarse la justicia por la mano.
Un fuerte abrazo, amigo Francisco.
Te quedo muy agradecido por este pequeño análisis que has hecho del escrito. Como le decía anteriormente a Pepe, lo que me origino más disquisiciones con el personaje fue rodearle de un entorno cotidiano que fuese creíble,dotándolo de ocasiones para que se pudiese manifestar su mente enferma, dando soluciones desmesuradas y violentas; eso sí, sin perder las formas en ningún momento y explicar con detenimiento a los afectados, el porqué del castigo recibido. castigo a todas luces desmesurado.
EliminarUn abrazo Estrella.
Muy buen relato, Oscar. Coincido con Estrella en que se aprecia la fina ironía del final. Tu psicópata, por otro lado, tiene un maravilloso vocabulario. Dicen que los psicópatas son muy inteligentes, por eso hay que andarse con mucho cuidado.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenos días Mirna. Me has cambiado el nombre con contundencia y premeditación.:)
EliminarCuando escribo siempre me gusta meter alguna cuñita de cinismo, ironía o sarcasmo. Son recursos que me gusta emplear como humorada y quitar hierro al asunto grave del que trato.
Efectivamente las mentes psicopáticas son complejas. Solo te dejo como apunte, ya que para crear al personaje me documenté un poquito que hay tres tipos de personalidades dentro de la psicopatía: La esquizoide cuyos individuos suelen demostrar apatía y ser insensibles ante el dolor que causan. Los antisociales, que suelen desplegar una violencia desproporcionada y que entran dentro del grupo de los maltratadores. Y los paranoides, individuos desconfiados,huraños, recelosos y resentidos con el entorno.
Con ello queda constatado que el tema de la enfermedad mental es complejo.
Y sí, hay que andar con cuidado, no somos conscientes de lo cercan que están de nosotros (incluso nosotros podemos llegar a serlo)
Cuídate. Un abrazo.
Hay algo extraordinario en tu relato Francisco, y es a mi manera de ver, lo bien que has utilizado todas las frases hechas, casi refranes, que sirven para justificar cualquier cosa si uno sabe colocarlas. Estupendo relato. Un saludo
ResponderEliminarUn comentario que revela que has leído con atención. Efectivamente el uso de ciertas frases dichas por el personaje, parecen construidas a propósito como para justificar las acciones llevadas a cabo.
EliminarGracias por tu comentario compañera.
Un fuerte abrazo.
Muy buen relato, me ha gustado mucho la tensión narrativa que va fluyendo detrás de las finas palabras de una forma progresiva como una ola, gracias , es un muy buen referente narrativo en lo que a relato se refiere.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy agradecido por tu elogioso comentario. Pues no siempre se consigue acertar con los ritmos narrativos de la historia. El autor se enreda en explicar, contar y describir, y olvida que la cadencia es importante, más incluso que la información que se pretende aportar.
Eliminarotro abrazo para ti Pablo, un gusto tu presencia por aquí.
Está claro que todos, hasta los asesinos, se buscan una explicación y se justifican para eximir su propia culpa. Menudo miedito da.
ResponderEliminarTe ha quedado un personaje de lo más siniestro.
Un beso.
De eso se trataba de crear un personaje con características propias y definitorias como psicópata encubierto con un disfraz de lo más común. Algo así como que no se les viene venir hasta que no los tienes encima.
EliminarUn beso, Paloma.
¡Muy buen relato, Francisco! Creo que el ritmo que le aportas a la narración es el idóneo para este tipo de temas, pausado y con un avance decidido, conduciéndonos así, a lo largo de los párrafos, a conocer a ese psicópata que piensa vivir de la justicia. Aunque esa palabra sea tan subjetiva que a veces pueda llegar a distorsionarse por completo, como es el caso, jajajajaja. Lo exigido por el reto de este mes esta cumplido con creces. Te felicito. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias Ulises; era difícil el reto en esta ocasión, el amigo David se supera con sus propuestas y nos lo pone cada vez más complicado. Si tú consideras que lo he conseguido, es para mi una satisfacción haberlo hecho, pues estuve en un "tris" de no haberme participado en esta ocasión.
EliminarPor lo cuál me has insuflado ánimo.
Un abrazo, compañero.
Hoila Francisco
ResponderEliminarUn elemento así es mejor tenelo lo más lejos posible.
Una cosa engancha con otra de forma magistral. Me ha gustado, compañero.
Abrazos y suerte.
Qué tal Paola.
EliminarPersonajes así mejor no conocerlos en primera persona y menos tenerlos cerca como bien dices.
Me alegro que te haya satisfecho la lectura del relato, para mi es un placer recibirte por aquí.
Recibe mi abrazo.
¡Qué bueno! La que has liado, Francisco. Te aseguro que a partir de ahora veré al amable vigilante de la empresa con otra mirada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero que el vigilante de la empresa no tenga nada que ver con mi personaje. No lo juzgues de antemano pero tampoco bajes la guardia si vez actitudes extrañas en su comportamiento. Y sobre todo pórtate bien, no sea que te castigue a lo bestia :)
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
Francisco, enhorabuena! Uno de mis favoritos!
ResponderEliminarMuchas gracias Mª José. Me congratulo por ello.
EliminarUn abrazo.
Saludos Francisco
ResponderEliminarLo que más me sorprende es la naturalidad en el accionar de tu protagonista. Para destacar también la compulsión por adoctrinar en el arrepentimiento de los que comenten actos ofensivos. El estilo muy logrado que hace ligera la carga de violencia. Me quedo con esa narrativa tan lograda y prolija con que desarrollas tus historias. Un abrazo.
Gracias por tu comentario compañero.
EliminarCada uno de nosotros intenta justificar sus actos cuando es interpelado por la autoridad, con ese sentido innato de culpabilidad que llevamos casi todos como carga genética. Aún sin ser culpables de nada serio. Estos individuos están por encima de ese lastre y actúan con soltura hasta cuando delinquen.
Un abrazo, Alfredo.
¡Vaya tela con el segurata, Frnacisco! Educado y de buena presencia, con una labia exquisita, pero ten cuidado porque no es de los que ponen la otra mejilla. Como se alargue mucho el día, no va a haber zanja para tanto cuerpo.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte.
Se trata del disfraz más usado por los lobos; la piel de cordero inocente que se infiltra en el rebaño confiado y va devorando sin que se de cuenta el pastor. Sin escrúpulo ninguno por otro lado.
EliminarGracias por tus deseos.
Un fuerte abrazo.
Hola, Francisco. ¡Qué bueno! Me había divertido con la lógica del primero y seguidamente viene otro mejor y se anuncia un tercero. Sangre, humor, justicia y, ante todo, que no falte el orden. Lo tiene todo en un estilo impecable. Estupendo relato. Como siempre en tu línea inmejorable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué tal Isan.
EliminarDesde luego que más puedo pedir en un comentario que es tan positivo. Creo que generoso.
Creo que todo en este relato lo he hecho girar alrededor de una justicia mal interpretada por el personaje ¿Pero quién se le va a poner delante para discutir sus argumentos?
Un abrazo y de nuevo gracias.
¡Hola, Francisco!
ResponderEliminarUn psicópata muy susceptible, de buen hablar y media paciencia, que reaccionó con ira extrema cuando se le disparó el botón de la locura al sentirse ofendido y traicionado. Me ha gustado mucho la forma con que que has formado este personaje sin remordimientos de ningún tipo y una frialdad fuera de lo común. ¡Mucha suerte en el concurso!
Un abrazo
Buenas noches yessikan.
EliminarSí, creo que el personaje no tiene escrúpulo ninguno cuando trata de poner todo en orden. Su concepto de orden tan trastocado pero a la vez tan lógico en una sociedad en la que prima el ir por libre y hacer lo que nos da la gana a pesar de lo que sea. Imagina por un momento en que a alguien se le cruce el cable y se decida a pegar un tiro a todo aquél que se salte el estado de alarma creado a causa de la pandemia.
Estamos muy locos todos, solo hace falta que se nos motive :)
Besos.
Un asesino anda suelto, se toma la justicia por su mano y supera a los protagonistas de las novelas negras que lee. Sí, porque envuelto en ese ambiente de cotidianeidad puede ser nuestro vecino. ¡Qué terrible encontrarnos con alguien así!
ResponderEliminarMuy buen relato, Francisco.
Suerte en El Tintero.
Y No es ninguna tontería nada de lo que dices. ¿Cuántas veces por los noticiarios oímos de crímenes cometidos por un personaje real, del cuál sus vecinos opinaban que era educado, amable y respetuoso?
EliminarEstán más cerca de lo que nos lo imaginamos; lo que pasa que gracias a Dios no a todos les da por matar.
Gracias, compañera por tu comentario y deseo.
Un abrazo.
Como se suele decir" no hay dos sin tres" y en este caso hay más de tres. La mente de tu protagonista y la forme en como relata los hechos es espeluznante, parece que no mata mi una mosca y mira tu por donde mata sin parar.
ResponderEliminarMuy bueno el relato Francisco, muy bueno.
Un abrazo y suerte en el concurso.
Puri
Y porque la historia se ha relatado con un número de palabras límite si no, podría haber sido tremendo el rastro de cadáveres que hubiera dejado esta creación mía. Sabes tú, que los escribes y se salen del tiesto e incluso del guión establecido. A veces asustan ciertos personajes, ya lo creo.
EliminarGracias, compañera por dejar tu comentario. siempre un placer recibirte.
Un abrazo.
¡Buen trabajo, amigo Francisco, muy bueno! Has llevado a buen puerto la delicada propuesta para este mes del maestro David; el tuyo es un relato contundente, original y elegante con un psicópata de podium. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarTe envío un fuerte abrazo junto a mi deseo de mucha suerte en "El Tintero".
Gracias Patxi. Bueno, de delicada propuesta nada. Es cuestión de ir repartiendo despropósitos a mansalva durante los renglones escritos, y porque hay límite, como le dije a Dulcinea :)
EliminarHas sido muy generoso con tu apreciación de mi relato y te lo agradezco. Sube unos puntos la autoestima, y menos mal que ha sido así, de otra manera te hubiera esperado en un callejón oscuro para obrar con justa venganza ;)
Otro abrazo de los fuertes para ti, compañero.
Me ha gustado tu relato Francisco. Ese concepto del libre albedrío que tiene el protagonista aplicado a las brabas va marcando su trayecto a base de cadáveres. Esas pinceladas de humor negro. Y ese refranero siempre a mano luciendo la narración. Sin duda el protagonista tiene una forma muy expeditiva de solucionar sus conflictos, osea, muerto el perro se acabó la rabia.
ResponderEliminarSuerte en El Tintero.
Creo que esa es la filosofía de este individuo desalmado (En referencia al título del libro de Jim thomson)
Eliminarel de solucionar los problemas que le surgen dejando el camino transitado lleno de cadáveres y sin una pizca de remordimiento ¿Para qué sirven los remordimientos?
Gracias por tu opinión.
Un abrazo.
Que miedo ese personaje, todo un asesino sin control. Mejor ni hablar, ni acercarse. Buen relato. Saludos cordiales desde Puerto La Cruz Anzoátegui Venezuela.
ResponderEliminarBuenas tardes Raquel, todo un gusto recibirte viniendo desde tan lejos.
EliminarMejor no te arrimes a ninguno que se le parezca a un ser como este; que haberlos los hay, como dije a alguno de los compañeros más arriba. Están más cerca de lo que imaginamos.
Un abrazo, compañera.
Muy bueno, Francisco, tu psicópata asesino a lo grande y encima que se cree buena persona! doblemente loco, muy bueno. Durante todo el relato habla de sí mismo con benevolencia: "gracias a mi paciente disposición", "destaco por mi equilibrio emocional". Además de dotar a tu personaje de inteligencia, lo normal en un psicópata, le impregnas sabiduría, al reconocer que como no lo sabe todo, son "los grandes maestros" de la novela negra quienes le ENSEÑAN a cometer esas barbaridades, y creyendo que le tocara a él ser el artífice del destino pues él inocentemente "obra con justicia".
ResponderEliminarPalabras mayores tu relato, me ha encantado.
Abrazote.
Pues muchas gracias Carla por valorar con tan alta opinión mi relato.
EliminarAciertas en todo lo que comentas. Se cree más o menos un dios dotado de inteligencia suprema y de unas tomas de decisiones que no se someten a leyes ni moral. Eso sí, todos sus actos amparados por la lógica aplastante de: "Quien la hace la paga"
Otro abrazo grande para ti, compañera de letras.
Un psicópsta muy bien caracterizado, una radiografía completa de su esquema de pensamiento: victima y verdugo a partes iguales. Unas escenas muy visuales que recuerdan al protagonista de Jim Thompson, un psicópata muy americano, como ya te han comentado.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Francisco
Un abrazo
Este tipo es como muchos de los que pululan sobre todo por países llamados civilizados; creo que es el aburrimiento y el hastío acomodaticio de las sociedades avanzadas lo que impulsa a ciertos desequilibrados a cometer barbaridades en nombre de la justicia, de la libertad, del honor cuando todo son actos violentos aderezados con la palabra "placer" por terminar con las vidas ajenas. A estos neuróticos no les da por matarse antes de cometer sus infamias.
EliminarGracias por pasarte y comentar Araceli.
Mi abrazo.
Gran relato, Francisco. Por lo leído en los comentarios, no soy el único al que tú psicópata nos ha recordado a Nick Corey. Un concepto de la justicia muy particular en un ambiente cotidiano que aún lo hace más temible, a pesar de los geniales toques de humor negro que salpican el relato. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarTiempo sin leerte compañero, todo un gusto recibirte.
EliminarAgradezco ya de entrada tus palabras; es cierto que quise desde el principio que mi criatura recordarse a esa otra creación de Jim Thompson, pero a la española, más cercano a lo cotidiano de nuestras vidas. Me leí el libro en tres días para poder escribir este relato con cierto criterio. Si pensáis alguno de vosotros, que ha conseguido evocar la obra del maestro de la novela negra, me doy con ese canto con el que se dan algunos en los dientes.
un abrazo fuerte Jose.
Pobre hombre no tiene descanso, entre el trabajo, la historia doméstica y lo que pilla por la calle va a terminar, a parte de con todo Dios, estresado. Saludos y Suerte
ResponderEliminarAnte todo mi bienvenida y gratitud por tu comentario.
EliminarHasta los criminales sufren estrés; planificar cadas crimen y solucionar todos aquellos que no tiene planeados la verdad es que da muchos quebraderos de cabeza a cualquiera.
Un abrazo.
Coño Francisco, lo de tu protagonista si que es aprovechar el tiempo!! Eso sí, siempre con la rectitud adecuada y el diálogo como primera opción...
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Primero convencer antes que vencer, pero estos están condenados de antemano desde que cometen su delito. Y es que hay que impartir justicia.;)
EliminarOtro abrazo para ti David.
Nadie dijo que la lectura de novela negra fuera buena para todos, se ve que a tu protagonista le dio alas para desarrollar el instinto que ya llevaba dentro. Mucha suerte en el concurso. Saludos.
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