Eres
un ser increíble creado a diferencia del común de los mortales, con la fuerza
de voluntad necesaria para superar todos los obstáculos y conseguir los
objetivos que te propones. Es cierto que te cuesta algo más que al resto, pero
eso no deja de ser un aliciente más para la superación diaria. Eso te hace destacar
y brillar con luz propia haciéndote a mis ojos muy atractiva.
Eres
una chica con una sensibilidad que muchos quisieran para sí mismos. Tu vida
no es nada fácil, lo sé, y por ello estoy a tu lado de continuo, animándote a
seguir adelante a pesar de todos los problemas de aceptación que encuentras a
tu alrededor. Yo conozco ese sentimiento de frustración que te confunde, tu
tristeza cuando sientes que te miran con lástima o las frecuentes ocasiones en
que los compañeros te dejan fuera de sus grupos de trabajo, de un equipo
deportivo o una red social.
Para
mi eres lo mejor que me ha ocurrido, lo único que tengo y da razón a mi existencia.
Me gustas tal como eres y por ello, me gustaría que me tuvieses en cuenta y
pensases en mi cuando te sientas abandonada en medio de esa marea humana que
por desconocimiento, ignorancia, mala fe, o desprecio hiriente te zarandea. No
dejaré jamás que te hundan. Nadaremos contra corriente si hiciera falta, para llegar
a la orilla donde te sientas segura, pero dándote los motivos suficientes para
volverte a lanzar a la lucha.
Te
conozco desde niña y cada vez me siento más a gusto en tu compañía, es
inevitable no sentir algo por ti cuando de continuo perdonas a los que a tu
paso te evitan o se burlan por ser como eres ¿qué culpa tienes tú? ¿a caso les
ofendes por tener lo que ellos no tienen?
Te dignifica esa sonrisa que ilumina y
es capaz de olvidar sin rencor. Tienes una capacidad innata para sentirte feliz
y eso, junto a tu limpia mirada, es indudablemente un don fabuloso.
Te
abrazaré desde adentro con todas mis fuerzas, arropándote cuando te sientas
sola o incomprendida. Si lloras te daré consuelo, podrás pensar en mí como en alguien que
incondicionalmente te acompañará mientras vivas. Un fiel aliado en las buenas y
en las malas.
Celebraremos
juntos tus pequeños triunfos que nos harán grandes a los dos. Nos forjaremos un
futuro en común donde sea posible equipararnos a los demás.
Si
me aceptas, caminaremos de la mano por la senda de nuestro destino, siempre de
manera asertiva, siendo conscientes que tener un poco de síndrome de Down puede ser un condicionante, pero no una barrera para ser cada día mejores.
Siempre
contigo. Tu autoestima, que hace que te quieras tal como eres.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Bellisimas palabras para una niña o niño que se diferencian en que tienen que esforzarse mas que los demás para vivir.
ResponderEliminarUn abrazo
La autoestima es fundamental siempre. En el caso de una persona con cualquier problema (aquí es un niño o niña con síndrome de Down) muchísimo más. Pero no vale sólo con tener autoestima, los demás tenemos que procurar no machacársela, no destruírsela.
ResponderEliminarTu relato es hermoso, Francisco. Tocas un asunto sensible, muy íntimo, muy serio, muy emotivo. Gracias por hacerlo
Un abrazo
Todos tenemos una autoestima a la que cuidar, alimentar y hacer crecer en la medida justa y necesaria para sentirnos seguros y estar satisfechos con nosotros mismos. Pero en esos casos en que la sociedad en general y algunos ignorantes o perversos en particular minan, con su actitud excluyente, la moral de una persona con una discapacidad, preservar la autoestima es fundamental, tanto para su desarrollo personal como para su supervivencia social.
ResponderEliminarTu relato es un excelente alegato en este sentido.
Un abrazo.
Conmovedor y bellísimo.
ResponderEliminarUna carta de amor muy acertada para esa persona que tiene que hacer un esfuerzo mayor para superarse. Pero con personas como tu lo conseguirá por que no le falta el amor. ¡Precioso!Un abrazo.
ResponderEliminarEsta vez me has pillado totalmente por sorpresa. Jamás hubiera adivinado no el destinatario ni el remitente, pero al llegar al final y descubrirlos, me he emocionado.
ResponderEliminarPrecioso de verdad.
Un beso.
La autoestima es una compañera deseada y necesaria que no todos tienen. Qué bien que esa chica tan especial sí la tenga, le será de gran ayuda.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Francisco,
ResponderEliminar!Que emotivo relato!
Un final rotundo jamas pensado. Un giro impresionante, yo que llegué a pensar en otra cosa. Muy bien plasmada esa carta de amor, autoestima enviada a su mismo ser.
!Mucha suerte en el tintero!
No es fácil encontrarte, aitoestima, en medio de tantos fracasos, de la envidia, de la muchedumbre que te desdibuja. Precioso texto, Francisco.
ResponderEliminar¡Cuánto aliento pueden albergar un puñado de palabras! Precioso texto, Francisco. Un abrazo y mucha suerte.
ResponderEliminarDesde luego, a cualquier persona que sufra ese síndrome la lectura de tu impresionante alegato le supondrá una tremenda inyección de autoestima. Nos brindas un hermoso texto con una poderosa carga social y pedagógica. Sería una lectura ideal en cualquier acto relacionado con estas personas, de capacidades distintas, que últimamente están consiguiendo mayor reconocimiento y valoración por parte del resto de la sociedad. Mucha Suerte en el Tontero, Francisco. Un abrazo.
ResponderEliminarMucha Suerte en EL TINTERO, QUERÍA DECIR...
ResponderEliminarHermoso y emotivo relato, amigo Francisco, a la par que original; y que, en mi humilde opinión, no debe dejar indiferente a nadie. Me ha gustado mucho. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en "El Tintero...".
Un fuerte abrazo.
Me has dejado sin palabras. Sólo puedo decir que me ha conmovido y que no esperaba ese giro. No te deseo suerte para El tintero, porque con un relato como éste creo que no la vas a necesitar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Francisco, un relato que remueve las fibras íntimas, un alegato a la esperanza, a la superación, al respeto por quienes tienen habilidades diferentes pero no menos importantes para luchar en la vida. Te felicito por la delicadeza que has tenido al tratarlo, conociendo tu modo de escribir, no podía ser de otra manera. Un abrazo querido compañero.
ResponderEliminar¡Qué bellísimo relato! Tus palabras me han emocionado. Y que sea la autoestima la que habla es sorprendente.
ResponderEliminar¡Felicidades, Francisco!
Tan necesaria y a veces tan difícil de encontrar!!! Buen giro, como a ti te gusta ;)
ResponderEliminarUn abrazo.
Es muy fácil querer a estos niños tan vulnerables y cariñosos.
ResponderEliminarCreo que lo que has escrito, Francisco, es un homenaje a quienes cuidan de esta niña tan especial.
Hola Francisco, hay que conocer para escribirle a esa "chica especial". Pensé que era la madre. Conozco de muy cerca un caso. Se trata de una amiga y su hija ya adolescente. Se desvive por ella, la madre es su autoestima, la chica no lo comprende, pero es feliz. Un abrazo
ResponderEliminarSorprendente al final, la autoestima como narradora y reveladora de la valía de la gente que sufre el síndrome de down, y la crítica a una sociedad que desprecia y margina a los diferentes. Conmovedor y necesario relato. Un saludo y suerte en el tintero.
ResponderEliminarUn relato en segunda persona muy matizado, con el final redondo. Enhorabuena
ResponderEliminarBuen y sorprendente final para este relato que nos ha conmovido a todos. A mí me gustaría que además de su autoestima tuviese más apoyos incondicionales que le hagan la vida más amable.
ResponderEliminarSe nota que lo has escrito desde el corazón.
Un abrazo, Francisco.
Escribirse una carta a una misma es un ejercicio buenísimo para poder continuar. Mucha suerte en el tintero. Saludos.
ResponderEliminar¡Francisco! ¡Hacía mucho tiempo que no visitaba tu blog! Me ha parecido un relato precioso, brillante. Al principio me olía que podía haber algo oscuro detrás, quizá me sonaba un poco a acosador. Pero en seguida se ha disipado esa oscuridad, hasta llegar al radiante final. Un texto espléndido lleno de luz y esperanza que te hace pensar. ¡Un fuerte abrazo! ; )
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